Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

La habitación frente a Teodisia no se parecía a nada de lo que había visto en los pisos superiores de la torre. Era circular, con un diámetro de veinte metros, y el suelo estaba cubierto de tierra. Era el segundo piso, así que la tierra debe haber sido traída allí intencionalmente. Había unas escaleras que conducían a los asientos que se habían colocado alrededor de la sala, haciendo que pareciera una especie de arena. La salida estaba directamente al otro lado de donde había entrado, presumiblemente conduciendo al primer piso y por lo tanto al lugar donde se comprobarían sus resultados finales, pero la puerta estaba siendo bloqueada por un hombre con tres chicas.

Teodisia dudaba de sus ojos. El hombre estaba sentado en una especie de trono, con las chicas rodeándolo y adulándolo. Al principio, no podía creer la estupidez de la escena que tenía delante, pero rápidamente lo superó.

Buscando a los demás, vio a un número de personas sentadas en las gradas, pero se dio cuenta, al examinarlas más de cerca, de que en realidad eran cadáveres que habían sido desechados como basura. Uno de los muñecos mágicos que dirigía la torre estaba de pie entre ellos. Los únicos seres vivos eran los cuatro que se encontraban frente a la salida.

“Si has llegado hasta aquí, debes ser muy fuerte. Y probablemente ya tengas un buen número de puntos, ¿verdad?” gritó el hombre del trono mientras Teodisia se acercaba.

Aunque ella sentía que era bastante idiota estar sentado en un trono en medio de una arena, si era capaz de preparar una escena así dentro de la torre, no podía ser un participante cualquiera. La chaqueta blanca forrada de piel que llevaba era casi dolorosamente brillante, sin una sola mancha de suciedad en ella. Esas ropas civiles ordinarias y sin manchas hablaban de su fuerza inherente.

“Déjame adivinar”, respondió Teodisia, “¿pensaste que esperar aquí sería más rápido?”

Debió sentir que correr alrededor de la torre recogiendo puntos él mismo era una pérdida de tiempo. En cambio, había elegido esperar cerca del final, emboscando a los que ya habían hecho el trabajo duro. Considerando la disposición de la sala, parecía una estrategia que la torre apoyaba de todo corazón.

“Exactamente. Ya tengo todos los puntos que necesito para mí. Sólo necesito unos pocos más para estas chicas de aquí, pero… una mujer, ¿eh? No me gusta mucho matar mujeres…” El tipo la miró de arriba a abajo, como si la valorara.

Teodisia era una mujer de aspecto perfectamente normal. Su piel era pálida y era más bien alta, pero no especialmente curvilínea. Teniendo en cuenta eso, además de su ropa sucia, no era particularmente impresionante a la vista. Era consciente de que su aspecto no se ajustaba a los gustos de la mayoría de los hombres.

“Bueno, no es que vaya a matarte directamente, así que supongo que está bien.” Parecía no tener problemas en romper sus propias reglas. O tal vez había decidido que ella no contaba como suficiente mujer. “Haré que te enfrentes a ella. Esta es Shiro.”

A instancias del hombre, una de las chicas que lo rodeaba dio un tímido paso adelante. Era una bestia, con ojos rojos y un par de largas orejas que brotaban de su suave pelo blanco. Parecía cualquier cosa menos segura al entrar en la arena. Sus rasgos de conejo y su brillante ropa blanca le daban una apariencia monocolor única.

“¿No podrías simplemente pelear con ella por mí y luego darme los puntos?”. le preguntó al hombre detrás de ella.

“Por supuesto que no”.

“Vale, ¿qué tal si la acercas a la muerte y yo acabo con ella?” La chica conejo estaba temblando, pero sus palabras parecían cualquier cosa menos tímidas.

“No lo sé”. Oye, tú, ¿eso estaría permitido?”, le preguntó el hombre a la muñeca mágica en las gradas.

“Bueno, esta es una prueba para medir su capacidad de combate. Ser capaz de manejar a un oponente en combate directo es crucial, pero si sólo intervienes para acabar con alguien, no recibirías ningún punto por ello”.

“Bueno, ahí lo tienen.” El hombre se encogió de hombros y miró a Teodisia. “Así que puedes relajarte allí. Parece que sólo será un uno contra uno.”

“Todavía me siento un poco superada en número”, respondió Teodisia. Después de todo, si derrotaba a la primera chica, la siguiente la atacaría inmediatamente. Tendría que derrotarlas a todas para poder pasar.

“Si puedes vencer a ésta, te dejaré pasar”, dijo el hombre.

Ella no podía saber si él estaba siendo sincero o no, pero si planeaban pelear con ella de a uno por vez, al menos tenía una oportunidad. Y si encontraba un hueco, podía intentar matar a los otros tres antes también.

Teodisia sacó una espada corta de un solo filo de su capa.

“¿Cuál es el apuro? ¿No vas a decirnos al menos tu nombre?”

No sintió ningún deseo de responderle. No tenía mucho sentido conocer a alguien que estabas a punto de matar, y tampoco tenía ganas de compartir sus propios detalles.

“Vamos, al menos di algo como: ‘Preséntate antes de preguntar el nombre de otro’. ¿Qué tan miserable eres? Bueno, me presentaré de todos modos. Soy Masaki Kazuno. Para ser sincero, no estoy interesado en este asunto del Rey Divino o el Maestro de la Espada en absoluto.”

Teodisia se centró en Shiro, ignorando por completo a Masaki. Quizás porque era una bestia de conejo, la chica todavía temblaba. Parecía una aficionada. Si era sólo un acto para despistar a los demás, era ciertamente impresionante.

“Así es. Va a ser difícil si ni siquiera tienes un arma.”

Masaki lanzó una espada larga a Shiro. La chica conejo gritó, con una exagerada evasión para apartarse del camino de la espada.

“¡Eh! ¡No me tires cosas así!”

Tímidamente, ella recuperó la espada de donde estaba clavada en el suelo. Sostener un arma no parecía aumentar su confianza, e incluso la forma en que la sostenía la hacía parecer más peligrosa para ella que para cualquier otra persona.

“¿Por qué es tan pesada? ¿Realmente la necesito? Siento que estaría mejor sin ella.”

“Convertirse en un Caballero significa convertirse en uno de los subordinados del Maestro de la Espada. Así que demuestra que al menos puedes parecer un espadachín.”

Teodisia ignoró el patético intento de Shiro de adoptar una postura de combate. Masaki se puso de pie, apoyándose contra la pared y cruzando los brazos mientras las otras chicas continuaban adulándolo. Mantenía la apariencia de un observador casual, pero la silla en la que había estado sentado había desaparecido. Y sabía que no había estado sosteniendo la espada que había lanzado hasta el momento en que la lanzó.

“Tú… ¿estás trabajando con los Sabios?” Esa fue su primera suposición, dado que parecía tener un poder muy inusual. Había mucha gente fuerte en el mundo, pero muchos de ellos obtuvieron sus habilidades de los Sabios, que estaban bastante contentos de repartir sus poderes a cualquiera y a todos los que les rodeaban.

“No tengo nada que ver con los sabios o los maestros de la espada. Me volví demasiado fuerte, así que me quedé sin cosas que hacer. Vine aquí porque parecía divertido.”

Si era un enemigo de los Espadachines, no había necesidad de luchar contra él. Si lo dejaba ir, podría incluso ayudarle a alcanzar su objetivo, pero parecía que las cosas no iban a ser tan fáciles. Primero, tendría que derrotar a la chica conejo.

Teodisia se armó de valor. Un combate cara a cara en una arena que no ofrecía ningún lugar para esconderse. No había muchas tácticas que se pudieran emplear aquí. El primero en atacar probablemente ganaría.

Ella balanceó su espada en un arco que no pudo haber alcanzado su objetivo. Aún así, el movimiento cortó la arena, la onda expansiva creada por su espada tallando una línea recta a través del suelo de tierra hacia su oponente. Incapaz de responder a tiempo, Shiro recibió el golpe de frente.

“¡Owwww! ¡¿A qué ha venido eso?! ¡Dame una advertencia si vas a atacar!”

De alguna manera, la chica conejo estaba totalmente ilesa. Aunque había recibido el golpe directamente y la habían mandado a volar, volvió a ponerse en pie, frotándose la frente como si no hubiera sido más que un golpe fuerte.

Teodisia no había sido fácil con ella, ni había bajado la guardia. Su intención había sido resolver el combate de un solo golpe, pero no había logrado ni siquiera arañar a su oponente. Parecía que la fuerza bruta no iba a funcionar.

“Shiro, ahora lo entiendes, ¿verdad?” Masaki gritó. “Sus ataques no son nada que temer. No hay necesidad de tener tanto miedo.”

“Oh, ¿quieres decir que podría ser capaz de ganar?”

“Por supuesto que puedes ganar. ¿No recuerdas cuántas semillas de bonificación de estadísticas te di?”

“¡Bien, entonces, aquí voy!”

Shiro cerró la brecha entre ellas, corriendo hacia adelante con un equilibrio inestable. Mientras levantaba la espada por encima de su cabeza, Teodisia la golpeó horizontalmente. Una vez más, la beastkin salió ilesa. Sus ropas habían sido cortadas pero su cuerpo permanecía intacto.

Ignorando el ataque de Teodisia, Shiro bajó su espada. Era un golpe que claramente venía de un novato y la hoja ni siquiera estaba recta. Además, no se usó nada de magia en el balanceo, por lo que no presentaba la más mínima amenaza. Aún así, Teodisia esquivó mucho más atrás de lo necesario. Sin apenas resistencia, la espada se clavó en el suelo, enterrándose profundamente.

“¡Eh! ¡Deja de esquivar!”

La fuerza de su golpe fue increíble. Los propios ataques de Teodisia eran inútiles, y si recibía un golpe de la chica, se acababa. Esto iba a ser una batalla muy dura.

◇ ◇ ◇

Cuando Mokomoko advirtió que alguien ya estaba dentro, Yogiri y Tomochika abrieron la puerta para echar un vistazo. Había cinco personas en la cámara, dos de las cuales estaban luchando actualmente. Una era una mujer de pelo negro y ropa sucia, que daba la impresión de ser una guerrera experimentada. Bailaba por la sala a una velocidad desconcertante, lanzando repetidos ataques de precisión. La otra era una chica de pelo blanco y largo y orejas largas como de conejo. Estaba prácticamente desnuda, blandiendo su espada de forma inestable.

“Esta es la primera vez que he visto a dos personas peleando con espadas desde que llegamos aquí”, comentó Tomochika. Sus oponentes hasta ahora habían favorecido a los equipos más bien excéntricos, por lo que era una visión refrescante, en cierto modo.

Sin embargo, algo más que la lucha en sí misma había llamado la atención de Yogiri.

“¡Es una conejita! Mira, incluso tiene una cola redonda y esponjosa.”

La ropa de la conejita estaba hecha jirones. Su trasero era básicamente totalmente visible, con su blanca y esponjosa cola a la vista.

“¡¿Eso es lo que te llamó la atención?! ¿Puedes dejar de mirar fijamente?”

La coneja estaba blandiendo su enorme espada de forma imprudente. Parecía demasiado pesada para ella, ya que cada vez que la blandía, todo su cuerpo era llevado a pasear.

Naturalmente, estos ataques al azar no tenían ninguna posibilidad de aterrizar, así que la mujer encapuchada se movía libremente en sus puntos ciegos antes de desatar sus propios golpes. Incluso Yogiri podía notar fácilmente la diferencia en sus habilidades.

Pero lo más extraño era que incluso con una diferencia de habilidades tan obvia entre ellos, la lucha no mostraba signos de terminar. No importaba cuántas veces la golpearan, la niña conejo parecía no recibir ningún daño, así que simplemente ignoraba los ataques mientras saltaba. La mujer de la capa, que poseía una habilidad real, parecía estar luchando mucho más.

“Aunque esté desnuda, sigue siendo sólo un conejo, así que no creo que sea para tanto”.

“Vamos, es una humana excepto por las orejas y la cola, ¡¿verdad?!”

“¿Tú crees? No quiero ser discriminatorio ni nada, pero una vez que tienen partes animales, dejan de ser humanos. O al menos, dejan de ser atractivos.”

“Pero ella todavía tiene tetas, ¿no? ¡Mira lo grandes que son!”

“Tener tetas no significa mucho. Quiero decir, están bien por sí solas, pero una vez que están unidas a un conejo, pierden su atractivo.”

“¿Hablas en serio? Mírala, es muy guapa, ¿verdad?”

“Claro, pero pegar partes de animales al azar en ella todavía lo arruina.”

“Supongo que también tuviste una reacción muy débil con la chica gata que vimos hace un tiempo.”

Dejando de lado los gustos del chico por ahora, ¿qué planeas hacer aquí? Mokomoko parecía estar impaciente.

“Esto no tiene nada que ver con nosotros. Todo lo que queremos es pasar, ¿verdad?”

“Es verdad, pero no podemos pasar por la habitación mientras se pelean así, ¿verdad? Y no vas a matarlos, ¿verdad?”

La chica conejo seguía blandiendo su espada salvajemente, mientras que la mujer encapuchada bailaba alrededor, golpeando con su propia hoja más corta. Si eso hubiera sido todo lo que había en la pelea, podrían haberse escabullido por los bordes de la arena, pero de vez en cuando, los enfrentamientos de las combatientes desataban ondas de choque por toda la sala. No había lugares seguros para esconderse, por lo que parecía que llegar a la otra puerta de forma segura podía ser peligroso.

“¿Por qué mataría a alguien por interponerse en mi camino? Podemos esperar un poco.”

Aunque Yogiri no dudaría en matar a cualquiera que les amenazara, no tenían forma de saber todavía si estas personas eran realmente sus enemigos. Por supuesto que se interponían en su camino, pero no tenía interés en matar a aquellos que no planeaban hacerles daño.

No parece que vayan a terminar con esto pronto. La mujer con la capa es bastante impresionante, pero sus ataques no están teniendo ningún efecto, a pesar de que ha estado apuntando a los signos vitales de la coneja y sus golpes han ido aterrizando. ¡Incluso golpearla directamente en los ojos no está haciendo nada! Oh, e incluso meterla entre las piernas no ha hecho nada.

La mujer encapuchada se deslizó entre las piernas de la niña conejo, conduciendo su espada hacia arriba mientras pasaba por debajo de ella. Parecía estar buscando un lugar donde sus ataques pudieran pasar. Pero incluso ese lugar vulnerable no estaba ni siquiera arañado.

Mientras la mujer encapuchada se abría paso entre la bestia y ella, el hombre del fondo de la habitación la llamaba. “¿Podrías tomarte esto en serio ya? Nunca terminará a este ritmo. No estás usando tanto poder en tu disfraz, ¿verdad?”

“Bueno, si ya lo has descubierto, entonces no tiene sentido mantenerlo oculto.”

En un instante, la atmósfera que la rodeaba cambió. Mientras que antes parecía bastante aterradora, Yogiri pudo sentir su intensidad subir repentinamente varios niveles. Y no fue sólo su vibra personal la que cambió, sino también su apariencia. Su pelo negro se volvió plateado y su piel pálida se oscureció.

“Pensar que ocultabas que eras semidemonio”, el hombre se rió.

Sin decir una palabra, la mujer blandió su espada aún más fuerte que antes. La niña conejo gritó mientras su brazo derecho caía al suelo.

“¡Masaki! ¡Duele! ¡Duele de verdad!” A pesar de sus gritos, la beastkin no parecía muy preocupada por lo que debería haber sido una herida grave.

“Ahora que he mostrado mi verdadera forma, es sólo cuestión de tiempo. ¡Tendré que atravesar antes de que el tiempo se acabe!”

Como para intentar terminar las cosas de una sola vez, la mujer blandió su espada con aún más fuerza. La oscuridad envolvió la hoja, más del doble del tamaño del arma. Ella cortó el arma nebulosa en el aire de nuevo, liberando todo el poder que tenía como ella. La onda expansiva de la hoja se convirtió en una sombra, que atravesó el suelo.

Un ataque de este tipo partiría fácilmente en dos a la chica conejo, o eso es lo que Yogiri había pensado. Pero no ocurrió. En su lugar, la niña conejo desapareció, dejando nada más que su espada.

Era difícil decir si su reacción había sido una respuesta entrenada o sólo una coincidencia, pero la mujer encapuchada apenas logró bloquear el golpe de la beastkin con el lado de su espada. A pesar de que la hizo retroceder varios pasos, se las arregló para evitar recibir el golpe directamente.

Sin embargo, en ese instante, los dos habían intercambiado lugares. Después de perder un brazo y abandonar su espada, la niña conejo comenzó a moverse más rápido de lo que el ojo podía seguir.

“Parece que todavía va a durar un rato”, refunfuñó Tomochika.

“Así es. En este punto, tal vez deberíamos tratar de abrirnos camino hablando.”

No mataría simplemente a los extraños, pero quedarse sin hacer nada tampoco los llevaría a ninguna parte.

“¿Y qué te hace pensar que hablar funcionará esta vez?”

Ignorando la respuesta de Tomochika, Yogiri abrió la puerta del resto del camino y entró. “Disculpe, ¿le importa si pasamos?” preguntó, levantando la voz para que todos en la habitación pudieran oírlo.

Tomochika lo agarró por detrás, tratando de hacerle entrar en razón. “Takatou, ¡¿podrías intentar leer la atmósfera un poco?! No hay manera de que te dejen pasar! ¡Están literalmente en una lucha de vida o muerte por allí!”

De repente, todos dentro de la habitación se congelaron, sus ojos se movieron para mirar a los intrusos.