Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 11

Capítulo 7: Detengan Este Dedo

Parte 1

◇   Shadow Gale

No es que el trabajo no progrese, pero no se puede decir que avance con fluidez. Lo más acertado sería decir que avanza lentamente. Este giro carecía de la inflexión positiva de “Estamos avanzando, aunque sea poco a poco”, mientras que incluía una generosa ración de “El progreso es tan lento que lo único que producimos es irritación y sensación de impotencia.”

Lo que tenían que hacer estaba claro. Shadow Gale tenía que modificar el dispositivo para que fuera precisamente lo que Puk Puck tenía en mente. Por desgracia, los problemas se iban acumulando por el camino, y las chicas mágicas tenían que resolver todos y cada uno de ellos.

El primer obstáculo eran los talismanes adheridos a la superficie del aparato. Utilizando la magia para contaminar un objetivo desde lejos, ensuciaron los talismanes mágicos, lo que haría que cualquiera que los tocara o incluso los mirara se quedara dormido, y luego, una vez que ese desorden pudiera ser percibido como basura, lo eliminaron con magia que limpiaría cualquier basura.

Lo siguiente que se interpuso en su camino fue la gruesa armadura. El dispositivo no tenía aberturas ni agujeros para los tornillos, así que tuvieron que cavar en su cuerpo liso y resbaladizo. Además, como había una barrera mágica bajo la armadura, tenían que dejar de cavar en ella antes de llegar tan profundo. El método que probaron fue hacer que una chica mágica con fuertes garras arañara la armadura exterior, pelándola hasta casi tocar la barrera. Cada vez que sus garras, que podían rasgar el acero o el titanio, se veían superadas por la dureza de la armadura, resquebrajándose con la sangre que volaba al llegar a su límite, la artista de las uñas mágicas las restablecía, lo que permitía reanudar la tarea de triturar y arañar.

Tenían que superar cada etapa del proceso una por una en orden, mientras que mientras tanto, las otras partes —es decir, las otras chicas mágicas que habían sido seleccionadas para acceder al dispositivo— se hacían esperar. Cada tarea era especializada y utilizaba magia, por lo que las demás no podían ayudar. Dado que las que habían terminado sus tareas se quedaban sueltas, algunas se habían dirigido al campo de batalla por su propia cuenta. Pero, al parecer, arrastraron a las demás, por lo que Puk les había dicho: “Puk agradece mucho el sentimiento.” Y había empezado a prohibirles suavemente que salieran.

El trabajo se detuvo en algunos momentos. Las miradas frías llovían sobre las chicas mágicas que hacían una pausa en sus tareas, o sobre todo el grupo. En cualquier caso, las prisas no darían buenos resultados. Tenían absolutamente prohibido centrarse únicamente en la velocidad, precipitarse y acabar con un resultado insatisfactorio. En este momento, habían quitado los talismanes y, de alguna manera, habían despegado la armadura exterior que cubría el dispositivo, llegando a la etapa en la que estaban tratando de introducir una contraseña para deshacer su cerradura gigante.

Había sido duro llegar hasta aquí, pero el problema que planteaban la cerradura y la contraseña era enorme. La cerradura utilizaba una contraseña mágica que no había sido creada para permitirte desbloquearla: Un código de acceso de veinte dígitos entre unos cientos de millones de letras, números y símbolos posibles que se sustituía aleatoriamente cada pocos segundos. Si no fuera por el manual que les había dado Puk Puck, ni siquiera habrían sabido cómo empezar a descifrarla. Primero, utilizaron magia para dotar al dispositivo de una personalidad artificial. Luego utilizaron otra magia para que su mente se volviera borrosa, de modo que repitiera un determinado patrón, y a partir de ahí sólo tenían que introducir la contraseña en el momento adecuado, pero eso no iba muy bien.

Pfle había pedido a Shadow Gale que modificara las máquinas a diario. Había pedidos problemáticos y solicitudes de soluciones que ella nunca había gestionado. Tenía experiencia en pasar varias noches en vela para completar tareas, pero nunca había estado muy motivada en su trabajo. Ahora las cosas eran diferentes. Ardía en deseos de trabajar. No tenía ningún deseo de aflojar. Y no sólo Shadow Gale, todas las demás estaban igual. No es que se cayeran bien, pero tenían un objetivo común en sus corazones mientras trabajaban para poner en marcha el dispositivo. Para que la gran Puk Puck estuviera contenta con ellas, para que les sonriera y, con suerte, para que les acariciara la cabeza, eran frugales con el tiempo, pero no con el trabajo, mientras empujaban hacia su objetivo.

Sí, estaban entusiasmadas con la tarea. Había un entusiasmo inconfundible, pero aun así, el ambiente se iba enrareciendo poco a poco. A pesar de la altura del techo y la amplitud del espacio, seguía siendo una sala cerrada sin lugar para correr. El enorme aparato ocupaba el espacio, sentado con pesadez y sin el menor recato. Todas recién se acababan de conocer se día o el anterior, y estaban juntando sus cabezas para trabajar sin descanso en un trabajo que se paralizaba una y otra vez, así que, por supuesto, el ambiente no era amistoso. Algunas hacían comentarios punzantes sobre los errores de las demás, otras resoplaban, algunas chasqueaban la lengua y otras hacían desprecios más flagrantes.

Tal vez fuera el ambiente que la afectaba, pero incluso Shadow Gale, a quien aún no le había llegado el turno de trabajar, se estaba molestando. La irritación que llenaba el espacio seguía hinchándose, aumentando de tamaño como un globo, pasando el punto en el que pincharlo con un alfiler lo haría estallar. Si las cosas seguían así, iba a explotar incluso sin una aguja, y justo en ese momento, dos chicas mágicas aparecieron en la entrada.

“¡Todas están trabajando muy duro!”

Era como si un rayo de sol brillara justo en ese lugar. Un calor agradable, como el de una mancha de sol en primavera, y un perfume que hacía cosquillas en la nariz y traía a la mente frutas de una tierra del sur, irradiaban desde la entrada, y Shadow Gale recordó el concepto de felicidad. Así que había algo tan bueno, alguien tan bueno en este mundo.

Las chicas mágicas se levantaron de sus tareas a la vez, y cuando Puk Puck las sujetó con ambas manos, diciendo: “Está bien, está bien.” Se sentaron de nuevo. Pero ninguna volvió a su trabajo. Todas miraban a Puk Puck, embelesadas. La irritación que había crecido continuamente había desaparecido. No se había marchitado y desaparecido, sino que se había convertido en algo que nunca había estado ahí en primer lugar.

Snow White acompañó a Puk Puck cuando entró en la sala y, bajo su dirección, le siguió toda una fila de chicas mágicas de Puk Puck. Llevaban grandes pantallas digitales, baterías, cables y cajas de cartón, evitando el dispositivo mientras colocaban las pantallas y las baterías por todo el lugar y las conectaban con cables de extensión. Las chicas mágicas que habían estado trabajando para activar el dispositivo miraban en silencio. Observando sus caras, se notaba que estaban confundidas.

Snow White se acercó a Puk Puck y le acercó los labios al oído para susurrarle algo. Aquel gesto por sí solo era suficiente para poner celosa a Shadow Gale, pero no dejó que se le notara en la cara, limitándose a apretar los puños en su regazo y a mantener sus emociones bajo control.

Puk Puck sonrió y asintió con la cabeza, y luego se enfrentó al equipo de reparación del aparato. “Esto es un regalo de Puk.”

Decoraron una pantalla de televisión gigante que era más grande que la altura de Shadow Gale con anillos hechos de papel de origami. Entonces, cuando Puk Puck dio una palmada, todo se encendió a la vez. El color se elevó gradualmente en las pantallas negras, y Puk Puck apareció. Puk Puck estaba en todos los monitores, cantando canciones y bailando.

“Puk se imaginó que estarían solas, así que Puk decidió mostrar este vídeo para animarlas. Ahora pueden recordar a Puk y trabajar duro.”

Todas las chicas mágicas aplaudieron con alegría en sus rostros. Incluso Snow White y las que habían montado las pantallas aplaudieron y elogiaron a Puk Puck. Ella se mostraba tímidamente, mirando al suelo con las mejillas sonrojadas.

“Um, y Puk también trajo un montón de otras cosas.” Y se distribuyeron latas de refresco de cola y bolsas de patatas fritas a todas las presentes.

Mientras todas comían los bocadillos con fruición mientras trabajaban, Puk Puck se acercó al lado de Shadow Gale. “Estás a cargo de los toques finales y la activación, ¿verdad, hermana Shadowy?”

Saboreando el honor de ser la única de todas las muchas chicas mágicas presentes a la que Puk Puck se había dirigido especialmente, con voz quebrada, respondió: “Sí.”

“Entonces, toma.” Puk Puck le ofreció una hoja de papel. En este papel de tamaño carta se enumeraban numerosos elementos, con casillas para marcar. Tenía que ser una especie de encuesta, o un contrato. “De todos modos, este es un contrato premium. Guárdalo, hermana Shadowy. Si Puk se pone en contacto contigo, lo usarás, así que cuídalo bien, ¿vale? No puedes perderlo.”

“Sí. Lo entiendo.”

“No serás necesariamente quien lo use. Puk se asegurará de decirte quién lo usará cuando llegue el momento. Si te quedas atascada en algún sitio, puede que acabemos usándolo entonces. Si eso ocurre, Puk se alegrará de que vengas a preguntar antes de usarlo. No puedes usarlo sin permiso, ¿vale?”

“Sí, lo entiendo.” Shadow Gale sacó su cuaderno y anotó aquello para evitar la más mínima posibilidad de que se le olvidara. Al ver eso, Puk Puck sonrió con satisfacción. Era una sonrisa que derretiría los cerebros de aquellos que la vieran en el más absoluto encanto. Por supuesto, el cerebro de Shadow Gale también estaba encantado.

Incluso después de que Puk Puck se fuera, las pantallas siguieron mostrando su imagen. Las chicas se concentraron en el aparato sin más vueltas ni enredos. Puk Puck apaciguó su irritación y su rabia y les subió la moral, y su sentido de superioridad y propósito de trabajar para Puk Puck, sabiendo que si ellas no lo hacían, nadie más lo haría, brotó sin cesar. Las dificultades en las que se habían atascado se resolvían como si nunca hubiera habido un problema en primer lugar, y cada logro llevaba directamente al siguiente.

Los regalos de Puk Puck habían hecho que todo apuntara en la dirección correcta. Esto es exactamente lo que la hace Puk Puck, es exactamente por lo que es Puk Puck, Shadow Gale agradeció a Puk Puck y a los dioses que la habían llevado a Puk Puck.

***

◇   Puk Puck

Una vez que terminaron de colocar las pantallas, Puk Puck se apresuró a ir a su puesto. Originalmente, había pensado dejar el trabajo de colocar las pantallas a sus amigas, pero cuando habían estado preparando el equipo para llevarlo al santuario del dispositivo, Snow White le había aconsejado a Puk Puck que fuera allí en persona.

“Parece que la tasa de atenuación de su magia es más alta de lo habitual en las partes que se dedican a los trabajos más estresantes, Lady Puk.” Dijo Snow White. “He recibido informes de que a este ritmo, afectará a su trabajo.”

“¿Quieres decir que ya no serán amigas?” Preguntó Puk. “Puk no quiere eso.”

“Si podemos mantener un estado constante de máximo efecto para tu hechizo, eso debería hacer su trabajo más eficiente. Con su magia, no tiene que ser usted personalmente… Incluso una imagen suya tendrá el mismo efecto. Dejemos que algunas de las pantallas que hemos traído reproduzcan un vídeo tuyo en bucle, Lady Puk. Afortunadamente, hay muchos vídeos tuyos en sitios de vídeos subidos por los usuarios.”

“Ohh, eso tiene sentido. Entonces, ¿debería Puk pedirles que lo preparen?”

“Si les das las pantallas personalmente, creo que eso les motivará aún más. Que cumplamos este objetivo y activemos el dispositivo depende en última instancia de su esfuerzo. Tratémoslas lo mejor posible.”

La sugerencia de Snow White parecía una muy buena idea. Si conseguían que el dispositivo funcionara, todos se convertirían en amigos de Puk Puck. Si no lograban que el dispositivo funcionara, todo lo que habían estado trabajando habría sido en vano. Ella no quería eso.

“Entonces hagamos lo que dices, hermana Snowy.” Dijo Puk. “Muchas gracias.”

Cuando Puk Puck entró, el color volvió a los rostros de las chicas mágicas que habían estado como muertas. Sus expresiones brillaban de alegría sin parar, todas se movían con más energía, y Puk Puck podía decir que estaban avanzando como una sola unidad hacia el objetivo de activar el dispositivo.

Lo que dijo Snow White que hiciese fue algo muy bueno.

“No, de verdad gracias, hermana Snowy.” Le dijo Puk. “Después de esto, Puk te hará panqueques como agradecimiento.”

“Oh no… no es gran cosa.” Respondió Snow White. “Quiero trabajar por su bien, Lady Puk.”

Snow White estaba haciendo un buen trabajo. Siguiendo su consejo, Puk Puck había enviado de vuelta a algunas de las Shufflin que se habían hecho amigas recientemente. Había contactado periódicamente con esas chicas a través de sus teléfonos mágicos, haciéndolas trabajar para ella en el campamento enemigo, consiguiendo que le contaran información importante y demás. Y así había conseguido información sobre las chicas mágicas de la Facción Osk, y, de entre ellas, Puk Puck había seleccionado a la que tenía la capacidad de ver de lejos, que pensaba que era la magia que más no quería que tuviera la Facción Osk, y se despidió de ella. Realmente hubiera preferido hacer amigos, pero no podía ser egoísta.

Combinando sus ideas, Snow White y Puk Puck habían elaborado un único y maravilloso plan, y había sido un éxito. Puk Puck no habría sido capaz de idear algo así sola. Se preguntó si habría otras ideas divertidas, algo que pudiera complacerla. El hecho de que Snow White le permitiera llevar a cabo cosas así hacía que Snow White le pareciera temible, pero también fiable.

“Bien, hermana Snowy. Puk va a salir de guardia otra vez.”

“Gracias por sus esfuerzos.”

“Sí, sí.”

Que Puk Puck saliera a vigilar era otra idea que nunca se le habría ocurrido si sólo fuera ella. Puk Puck añadía pequeños retoques a las ideas de Snow White, haciéndolas aún más maravillosas y brillantes.

“He terminado de elegir a tu acompañante.” Dijo Snow White. “Lo haremos lo mejor posible juntas.” Dijo Puk.

“Contamos con usted.”

“Ajá, Puk debería hacer lo posible por detenerlos, ¿no? ¿Pero qué hay de ti, hermana Snowy?”

“Si, por alguna extraña casualidad, alguien entra en las ruinas…” Hubo un silbido mientras Snow White giraba su arma y la preparaba en su mano derecha. “Entonces me encargaré de ese alguien.”