Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 11

Capítulo 5: Un Regalo Nostálgico

Parte 2

◇   Shadow Gale

Las chicas mágicas que servían a Puk Puck eran las elegidas. Pero como una sola persona no podía ser la única que la sirviera, también había competencia entre sus devotos. Todos los que seguían a Lady Puk Puck querían ser los más útiles para ella, pero no era como si cada uno de ellos pudiera servirla tan idealmente como quisiera. Todos pensaban algo así como: Si pudiera, me gustaría sabotear a los demás para ser el único que la sirviera, pero eso entristecería a Lady Puk, y ser el único que la sirviera sería demasiado trabajo de todos modos, así que, oh, bueno, supongo que está bien si los demás también tienen derecho a trabajar a su lado.

Incluso Shadow Gale, que no llevaba mucho tiempo al servicio de Puk Puck, podía sentirlo. Aunque sus colegas eran aliados, camaradas y rivales, no eran amigos.

Sin embargo, en una crisis, ignoraban sus habituales disputas y se unían en cooperación. Eso era lo que quería Puk Puck, y los que iban a trabajar por el bien de Puk Puck tenían que asegurarse de que sus contribuciones fueran lo más grandes posible. Y así, el impulso de la sinergia sería su arma para labrar un nuevo camino.

Para activar el dispositivo, primero tenían que despegar los talismanes que lo sellaban. Había talismanes mágicos de papel pegados por toda la superficie del dispositivo que dormirían a cualquiera que lo mirara, tocara o se acercara a él. ¿Qué hacer con este molesto obstáculo? Siguiendo las instrucciones que Puk Puck había escrito para ellas, las chicas mágicas se pusieron a trabajar.

En primer lugar, hicieron una bola de papel y aplastaron piedras para crear basura. Poniendo pegamento en la basura que habían creado, la lanzaron desde una distancia suficiente como para que los efectos de los talismanes no los alcanzaran. La basura de papel y los trozos de roca se pegaron al dispositivo y, a continuación, utilizando “magia para disparar tinta”, lo convirtieron todo en un desastre. Luego ataron una “esponja mágica que puede limpiar cualquier cosa” en el extremo de un palo largo para limpiar todo el desorden, los talismanes junto con él, ya que la magia los percibía como parte de la basura.

Esto hizo que el dispositivo quedara bien limpio. Pero todo esto era sólo para quitar los talismanes, y llevó mucho tiempo.

Y sólo había una cosa que les hacía felices mientras trabajaban. “¡Todas ustedes están trabajando muy duro!”

Esa cosa era Puk Puck que venía a comprobar sus progresos. Y trajo un bote de galletas para que las disfrutaran mientras trabajaban. Los rostros de las chicas se habían ensombrecido, pero ahora brillaban, las sonrisas se desplegaban como flores florecidas, y cada una de ellas tomó una galleta, diciendo: “Muchas gracias, muchas gracias”, mientras las saboreaban sinceramente. Las chicas mágicas no necesitaban azúcar para alimentar sus cerebros, pero les resultaba reconfortante comer las galletas que Puk Puck había traído. Su trabajo se hizo más eficiente y las ruedas de su labor giraron más rápido, marcando un ritmo aún más preciso.

Sin embargo, no fueron sólo cosas felices. También hubo cosas tristes.

“Lo siento, chicas. Puk tiene otro trabajo que hacer ahora.”

Dijo que no volvería por el momento. Shadow Gale se entristeció. Pero si se le notaba en la cara, Puk Puck también estaría triste. Si lloro ahora, se reirán de mí, pensó para darse ánimos, y, poniendo una sonrisa, vio a Puk Puck irse.

Después de que Puk Puck se marchara, volvieron al trabajo, concentrándose en trabajar, trabajar y trabajar.

***

◇   Pfle

Dark Cutie y Princess Deluge estaban sentadas en la tienda y de espaldas la una a la otra. Dark Cutie se sujetaba las rodillas y miraba al suelo, mientras que Deluge tenía las piernas cruzadas y miraba hacia la entrada. Sin embargo, parecía que habían mantenido algún tipo de conversación. Pfle había oído voces que murmuraban desde el exterior de la tienda.

“Con permiso.” Dijo Pfle. “Voy a usar esto durante un rato. No hay otro lugar donde pueda tener algo de privacidad.”

Dark Cutie se levantó y fue junto a Pfle hacia la entrada, y estaba a punto de salir cuando Pfle la llamó: “¿Podrías quedarte en la entrada para evitar que alguien entre, Dark Cutie?”

Era inútil esperar que Dark Cutie hiciera deducciones sobre lo que debía hacer, pero si le dabas órdenes explícitas, haría el trabajo. Con un ligero movimiento de cabeza, Dark Cutie salió de la tienda. Ese movimiento de cabeza fue probablemente un asentimiento. No era del tipo que consideraba que Pfle no sería capaz de distinguir lo que era por detrás.

“Lo siento mucho, pero ¿podría usted también salir?” Dijo Pfle a Deluge.

Deluge no respondió, mirando a Pfle, pero finalmente se levantó resignada y salió de la tienda.

Pfle puso su teléfono mágico sobre su regazo y lo encendió. El holograma que apareció allí miró inquieto a su alrededor y, tras asegurarse de que no había nadie, se volvió hacia Pfle.

“Fal puede sentir una chica mágica afuera, pon.”

“Esa es nuestra guardia. No estará escuchando. De todos modos,

¿no tenías algo que decirme?”

El holograma de la mascota agitó su ala un par de veces, elevándose a una posición más alta, y luego dejó de aletear, bajando. Parecía que esa ala se movía con algo más de lentitud que antes.

“Por favor, pon. Fal quiere que salves a Snow White, pon.” “Eso dijiste antes.”

“No importa lo que le pase a Fal, pon.”

“No lo has dicho, pero me lo puedo imaginar.”

Los dos se miraron durante un rato. Pfle sintió cierta simpatía. Tanto Fal como Pfle se encontraban entre las chicas mágicas adecuadas que luchaban por una causa justa, mientras que cada uno de ellos operaba por el bien de un individuo al que quería salvar personalmente. Y por eso sentía simpatía, pero Pfle pisaría incluso a alguien con quien simpatizara en aras de su objetivo. Así era ella ahora.

“Entonces, sigue con ello.” Dijo Pfle. “Tenías algo que decir, ¿no?” “Snow White le dio a Fal algo a lo que aferrarse, pon.”

“¿Oh?”

“Para ser sincero, Fal está enfadado, pon. Fal sabe que Snow White realmente agonizó y pensó mucho su decisión de confiarle esto a Fal, pero Fal piensa que todo esto fue inaceptable, pon. Hacer como si tus males nunca hubieran ocurrido y luego echárselo todo encima a Snow White, que no tuvo nada que ver, y luego decir: ‘¡simplemente no voy a saber nada y voy a vivir una vida normal!’ no funciona, y es porque realmente no funcionó que las cosas han acabado así, pon.”

“Como he preguntado antes: ¿Qué es lo que te ha confiado?” “Tus recuerdos, pon.”

Pfle se había anticipado un poco, y ahora las cosas estaban saliendo bien. Estaba bastante satisfecha, pero no lo demostró. Manteniendo su expresión totalmente seria, incitó a Fal a continuar. “¿Y entonces?”

“Aunque en realidad no deberías recibir esto, Fal está tomando la decisión arbitraria de dártelos, pon. Como Fal acaba de decir, a Fal no le gusta cómo han ido las cosas con esto, pero incluso sin todo eso piensa que lo mejor es devolvértelos, pon. Que te devuelvan tus recuerdos tiene que ser la mejor manera de que las cosas se solucionen, pon.”

“Creo que es una decisión sabia.” Pfle quiso decir eso sin ningún tipo de sarcasmo, pero quizás se había tomado como tal. Fal dio tres saltos en el aire, esparciendo escamas. Como el interior de la carpa era naturalmente más oscuro que el exterior, los débiles rayos de luz que entraban hacían ligeramente visible el polvo que flotaba, y se mezclaba con las escamas del holograma para dar la impresión de una dispersión aún mayor.

“A cambio de devolverte tus recuerdos, Fal quiere que prometas que salvarás a Snow White, pon.”

“¿Una promesa verbal es suficiente?”

“Fal creerá en ti, pon.”

Los ojos de Pfle se abrieron ligeramente, y una sonrisa apacible apareció en sus labios. ¿Cuántas personas podían decir a Pfle que confiaban en ella, hoy en día? Pensando en ello ahora, esta hada cibernética también había sido así en el juego. Fal creía en las chicas mágicas.

Pfle asintió claramente. “Que así sea. Lo prometo. Sin embargo, mi mayor prioridad está en otra parte. No olvides que Snow White es, en última instancia, lo número dos.”

“Fal lo sabe, pon. ¿A quién quieres salvar es a Shadow Gale, pon?”

Pfle se pasó el dedo corazón derecho por los labios. Dejando escapar un suspiro, sintió que su dedo corazón estaba ligeramente húmedo. “… ¿Qué te hace pensar eso?”

“Fal también estaba allí cuando te golpearon en la cara con una llave inglesa, pon.”

“Ohh, ya veo. Ahora que lo mencionas, sí.” Recordó que Fal también habría escuchado su confesión de que haría cualquier cosa por Shadow Gale. Era bastante sorprendente que él declarara su confianza en ella después de escuchar eso. En realidad, ¿quizás era eso lo que había permitido al hada cibernética confiar en ella?

“Quita la tapa de la batería de este teléfono mágico, pon.”

Al darle la vuelta como se le había indicado, Pfle retiró la tapa de la batería. La batería que debería haber estado allí estaba ausente, y un solo caramelo que brillaba con un arco iris de colores rodó en su palma. Lo tomó con los dedos y lo levantó a la luz. Los reflejos bajo la luz no permanecieron del mismo color ni siquiera un instante. Las tonalidades fluían y se transformaban, hermosas, pero también espeluznantes.

“Se parece.” Murmuró Pfle, volviendo la cara hacia la entrada de la tienda. Para ser precisos, se volvió hacia donde Deluge había salido de la entrada de la tienda. Este caramelo se parecía a los que le había dado Bluebell, los que había estado chupando.

“¿Qué pasa, pon?”

“No tienes que preocuparte por ello. Más importante aún, tu teléfono mágico puede funcionar sin baterías…”

“Eso es algo de lo que no tienes que preocuparte, pon. Ni siquiera Fal lo entiende todo sobre Fal, pon.”

“Bueno, supongo que sí. Creo que tengo una idea, pero ¿qué quieres que haga con esto?”

“Ponlo en tu boca y deja que se disuelva, pon.”

Pfle se puso el caramelo en la lengua. El caramelo era un poco grande, de casi dos centímetros de ancho. Se sintió ligeramente incómodo cuando Pfle se lo metió en la boca, pero incluso antes de que su saliva lo cubriera, hubo una sensación de burbujeo cuando el caramelo se derritió y desapareció rápidamente.

“Ya veo. Qué conveniente.” Reflexionó Pfle.

“¿Lo entiendes ahora, pon?”

Sus recuerdos ya estaban de vuelta. No había sensación de incomodidad ni de logro. Habían regresado con la misma facilidad que si hubieran estado allí desde el principio y se estuvieran revelando. Su único ojo bueno se dirigió a su mano derecha y apretó la mano con fuerza. Ya había tenido una experiencia similar una vez. Había sido dentro del juego, donde Fal había asumido el papel de guía. Entonces, se había visto obligada a limpiar el vómito. Todavía lo recordaba con claridad.

Levantando la barbilla, Pfle miró a Fal. “¿Tú también sabes todo sobre estos recuerdos?”

“Sólo sé lo que Snow White aprendió al escuchar la voz del corazón de Shadow Gale, pon.”

“Ya veo… No es que esto sea nuevo para mí, pero la verdad es que estaba hasta arriba de cosas, ¿eh?”

Fal no respondió. En su lugar, dio una voltereta. Tal vez había estado a punto de hacer un comentario, pero luego decidió no decir nada, por consideración.

“Salvaré a Shadow Gale.” Las palabras cayeron naturalmente de los labios de Pfle, que levantó la barbilla automáticamente. Fal le dirigía su habitual mirada inexpresiva. “Por supuesto, también salvaré a Snow White.”

“Naturalmente, pon. Es una promesa, pon.”

“Parece que la honestidad se me escapa cuando estoy contigo, por desgracia.”

“Eso no me parece honesto, pon…” “Es comparativamente honesto.”

Pfle volvió a poner la tapa de la batería en el teléfono mágico. Tanto si había una batería como si no, lo mejor era poner algo así en su sitio. Al igual que sus recuerdos.

Entonces se oyeron carraspeos en la entrada de la tienda. “¿Puedo entrar?” Preguntó Dark Cutie.

“Oh, estabas llamando a la puerta.” Respondió Pfle. “¿Qué ocurre, Dark Cutie? ¿Ha pasado algo?”

“Glassianne dice que hay algo de lo que quiere hablar.” “Hazla pasar.”

Glassianne entró en la tienda con pasos pesados, con una expresión sombría. Aparte de la expresión, sus hombros caídos, su espalda doblada, sus brazos colgando, todo su cuerpo expresaba el cansancio de su trabajo, y tampoco intentaba ocultarlo a su empleadora, Pfle. Aunque nunca había tenido una disposición que pudiera llamarse trabajadora, nunca había estado tan mal. No sólo el trabajo era mayor de lo habitual, sino que Micchan, que había aligerado la carga para Glassianne, se había ido. Ambas cosas la estarían cansando más.

Seguramente estaba repleta de ganas de volver a su tienda y hornear algunos pasteles.

Pero aun así, Pfle no podía dejarla ir todavía. No importaba a quién trajera Pfle, Glassianne era insustituible.

“¿Qué ha pasado?” Le preguntó Pfle.

“Um, alguien del Departamento de Inspección, además de esa chica que vino de la finca de Puk Puck… ¿Cómo se llamaba? Ya sabes, la mentirosa. Hay cartas soldados que las vigilan. Del rango del as de trébol, y tres de ellas. Las vigilan bastante bien a las dos.”

“¿Lo suficientemente bien como para que nadie más que tú pueda encontrarlas?”

“Sí, me imagino.”

“Por cierto, ¿sabes a dónde fue Deluge?” “¿Eh? No… ¿Debo buscarla?”

“No, está bien. Volverá pronto a pesar de todo.”

Que tres ases de trébol hubieran sido asignados para vigilarlas era algo importante. Era justo ver que desviar tantos combatientes hacia ellas era algo que no se podía explicar. Pero elegir simplemente ponerles vigilancia era un movimiento que dejaba espacio para la negociación. Demostró un nivel de inteligencia, y dio por sentado las consideraciones obvias: evitar crear enemigos en la medida de lo posible, evitar hacer un asunto público y que todo el mundo lo sepa, evitar que se pongan violentos.

“Glassianne.” Dijo Pfle. “¿Sí?”

“Pide prestada una tienda de campaña libre para descansar. Puedes echarte una siesta. Creo que habrá mucho ruido, pero en el peor de los casos, puedes usar tapones para los oídos. Están los que dejó Micchan,

¿no?”

“¿Está bien que duerma? Acaba de  anunciarse  que ahora  nos dirigimos al barranco.”

“De cualquier manera, no perteneces al campo de batalla. Dark Cutie, busca a Deluge y tráela aquí. Tengo negocios con ella.”

“Bien.”

“Fal, seguro que hay más cosas que quieres decir, pero tendrás que aguantar un poco más.”

“¿A dónde vas, pon?”

“Con los malos.”

***

◇   CQ Angel Hamuel

“¿Cómo me veo, eh?”

“… ¿Qué quieres decir con eso?”

Lethe levantó la mano derecha para detener a los dos corazones que la abanicaban. El viento había hecho que su tocado se deslizara un poco hacia un lado, y lo pinchó para ajustarlo. El hecho de ir montada en un palanquín significaba que muchas miradas se concentraban en ella, así que quizá por eso se preocupaba más que antes por su aspecto. Hamuel estaba en un estado de ansiedad constante, pensando: Estando así afuera, ¡quién sabe cuándo nos atacarán!

“Falta juego.” Dijo Lethe.

“Bien.” Dijo Hamuel. “Juego. Pero este es un lugar de batalla serio,

¿sabes? ¿No es obvio que no hay juego?”

“Es en las situaciones en las que no hay que jugar cuando Puk Puck hace gala de divertirse y jugar, eh. Ese es el tipo de chica mágica que es. Eso significa que también elegir no atacar seriamente, invirtiendo lenta y gradualmente las fuerzas, sólo para lanzar todo al enemigo el momento antes de que piense, Oh, llegamos demasiado tarde… ya no es una opción.”

“Oh, ¿era esa su intención?”

“¿Habría permitido que se hicieran esos asientos VIP si no fuera así?”

Hamuel no pudo decir: No sé hasta qué punto estás alejada del mundo real, así que no sabía cuál era tu punto de vista. “Tengo las manos llenas simplemente gestionando el trabajo que me han dado. Tampoco podría considerar eso.”

“Tu modestia no parece modestia, sino adulación.” “Bromeas.”

“Y como adulación, es tan transparente, que más a menudo asumo que es una especie de sarcasmo.”

“Bueno, yo—”

“¿Es realmente eso, eh?”

“Por favor, déjeme salir del apuro.”

Tenían que poner fin a la ceremonia lo antes posible, pero eran lentos en el movimiento y esta marcha se estaba retrasando. Las puertas estaban abiertas por completo, pero seguían aplazando la salida, esperando los informes de las tropas de avanzada. Todo esto era una estrategia racional. Pero a pesar de lo racional que era, Hamuel percibió que Lethe estaba siendo demasiado vacilante. Lethe había insinuado que estaba siendo sarcástica, y ahora que lo pensaba, quizá lo había sido. Hay veces que incluso alguien en una posición en la que no puede permitirse el lujo de ser sarcástico querrá hacer un comentario agudo de todos modos.

Hamuel había ordenado a las Shufflin II de la vanguardia que le informaran de absolutamente todos los detalles. Habían colocado cámaras en todos los cuellos de botella, sondeando trampas y emboscadas a medida que avanzaban. Pero incluso con todo esto, Lethe seguía siendo cautelosa.

“Crees que soy demasiado precavida, ¿eh?” Dijo Lethe.

“En absoluto.” Respondió Hamuel. “Incluso alguien ignorante en estrategia como yo entiende que este es el comportamiento de alguien que primero busca conocer al enemigo.”

“Eres mala para ocultar lo que piensas.”

“De vez en cuando me felicitan por mi honestidad.”

Aunque pareciera que el progreso se retrasaba y que no llegaban a ninguna parte, eso se debía a que ella inyectaba sus propios sentimientos en las cosas, y de hecho estaban avanzando con firmeza. El informe de que la luz descendía más adelante en el barranco alivió a Hamuel. Pero inmediatamente después, las comunicaciones se cortaron.

“¿Qué está haciendo el explorador?” Preguntó Lethe.

“Creo que debe haber habido algún tipo de accidente… Les diré que vuelvan.”

Tres minutos después de que diera el mensaje a través de su comunicador, un grupo de Shufflin II de diamante se acercó, con las extremidades enredadas, susurrando “Situación” al oído de Hamuel, y las cejas de ésta se juntaron.

“¿Qué ha pasado?” Preguntó Lethe.

“Um… dicen que algunas de las Shufflin II a la cabeza no van a volver.”

“¿Por qué no?”

“Por lo que dicen las de atrás, hay una chica mágica sentada en el espacio abierto frente a las ruinas.”

“¿Sólo una?”

“Sí, una. Parece que Puk Puck está sola, y ha dejado una silla en el espacio abierto frente a las ruinas para sentarse. Y varias de las Shufflin II que la vieron desde la distancia se tambalean en su dirección. Las otras que estaban con ellas se apresuraron a volver.”

Lethe ajustó el ángulo de su tocado y expulsó un silencioso suspiro. “¿Piensa ella que esto es un juego? ¿O va en serio?”

“Un juego… Dudo que sea eso. Aunque tampoco parece una decisión tomada por alguien con una capacidad de juicio ordinaria.” Hamuel trató de imaginárselo. Empujando a todos sus subordinados a las ruinas que debían proteger y saliendo al exterior sola. “Creo que esto puede ser anormal, después de todo.”

“Pero esto también difiere de los métodos habituales de Puk, eh. Me parece como si otra voluntad la dirigiera.” Lethe reflexionó un rato antes de dar instrucciones. “Que los ingenieros de combate y los que puedan trabajar con ellos excaven en el umbral de ese espacio abierto para crear una zona lo suficientemente grande como para que todas las fuerzas permanezcan en espera. Nada de explosiones. Considera que si dañáramos las ruinas, en el peor de los casos, el mundo sería destruido.” La expresión de Lethe no decía si estaba exagerando o simplemente advirtiendo. Este dispositivo había sido dejado por la mítica figura que era el Primer Mago, una figura por encima incluso de los Tres Sabios. Podía pasar cualquier cosa, y no era algo que fuera a desaparecer si gritaban que era una molestia.

Hamuel asintió con gravedad. “Entendido.”

“Pero aun así… cuanto más lo pienso, más no parece algo que Puk haría. Dudo que actúe bajo las órdenes de otro, así que ¿qué podría estar tramando ahí, eh?”

Hamuel asintió sin decir nada y enseguida se dirigió a todo el personal.

Inmediatamente después de recibir el contacto de los ases de trébol, Hamuel enarcó las cejas. Era el equipo al que había ordenado vigilar al par conformado por la mentirosa y el miembro de Inspección.