Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 11

Capítulo 10: Todo Para Ti

Parte 1

◇   Pfle

El contacto con Cockle, la chica mágica que Pfle había enviado al dispositivo, se había cortado. Pfle había pensado que con su magia para entrar en las grietas, podría ir directamente al dispositivo, pero parecía que había sido capturada o asesinada en el camino. Con esto, una de las vías de victoria que Pfle había considerado había sido bloqueada.

Esto eliminó la perezosa opción de dejar que Lethe derrotara a Puk Puck por ella, bloqueando otra posible vía de victoria. Y entonces Puk Puck había entrado en las ruinas. Ahora que habían llegado a esto, se les había acabado el tiempo. Ya no había chicas mágicas que pudieran oponerse a Puk Puck.

E incluso Deluge y Dark Cutie, si se tiene en cuenta a quiénes se enfrentaban, se verían sin duda atrapadas en algunas duras batallas. Lo mejor sería abandonar cualquier esperanza ilusoria de que pudieran correr galantemente a salvarla. Lo máximo que podía hacer Pfle al respecto era rezar por su seguridad. Por el bien de Fal, también añadiría a Snow White a sus oraciones.

Ahora bien, el resto depende de las circunstancias.

Pfle puso la mano en la puerta del santuario. Lentamente, la empujó para abrirla.

***

◇   Yoshioka

Encontró un lugar en la escarpada pared de roca donde la pendiente no era tan pronunciada y, aprovechando al máximo sus brazos y piernas, llegó a la cima. Sacando los prismáticos de su mochila, se arrastró sobre el estómago para mirar la cuenca que había debajo.

Las chicas mágicas habían empezado a limpiar la zona. Parecía que no querían dejar un desastre alrededor de las ruinas, quizás por respeto al Primer Mago, que había sido el maestro de Puk Puck. De las Shufflin II, las picas especializadas en combate debían de haber sido todas llevadas por Puk Puck, ya que no quedaba ni una sola fuera. Sólo las Shufflin II de diamantes, tréboles y corazones, además de un puñado de los subordinados originales de Puk Puck que habían quedado de guardia, permanecían fuera, ocupándose de lo que quedaba.

Las que quedaran allí se sentirían todas tristes, miserables y horribles. A pesar de que todas compartían el deseo de servir al lado de Puk Puck, a algunas se les concedería ese deseo y a otras no. No serían capaces de aceptar que algunas llegaran a acompañarla a las ruinas sólo por ser buenas luchadoras. La propia Puk Puck era incomparablemente fuerte, por lo que debería elegir su compañía basándose en la lealtad, no en la fuerza. No podían ser testigos del momento decisivo en que se activara el dispositivo. “Qué vacío, qué tristeza.” Seguramente estaban pensando en algo de esa naturaleza. Incluso con los ojos de un extraño, ella podía ver su insatisfacción claramente.

Todas se afanaron en recoger la basura y limpiar los cuerpos, ahora inmóviles, de las chicas mágicas.

Y las subordinadas originales que habían sido abandonadas aquí tenían que estar sintiendo una indignación aún más desesperada que las Shufflin II. Habían servido durante mucho más tiempo que las Shufflin II, que acababan de empezar a seguir a Puk Puck, pero a pesar de eso, las Shufflin II de pica les habían robado el puesto. Estas chicas no se esforzaron en disimular su enfado mientras daban órdenes a las Shufflin II con arrogancia, criticando su trabajo y dándoles patadas mientras no hacían ningún movimiento para ayudar, mirando a los monitores que estaban alrededor para quedarse embobadas con Puk Puck.

Yoshioka se acarició el cabello con tristeza. Puk Puck quería a todo el mundo por igual, y era amada por todos por igual, pero entre sus subordinadas crecían las disparidades entre las chicas mágicas a las que simplemente se les hacía trabajar hasta el cansancio, las que se tiraban los trastos a la cabeza y no querían trabajar, y las que habían sido elegidas como guardia de honor. Pero incluso las que tenían un creciente descontento en sus corazones no podían expresar su desacuerdo con la decisión de Puk Puck, y ahora se limitarían a aguantarse y recoger la basura. Este era un microcosmos de la sociedad moderna, justo aquí.

Al oír el sonido de algo que se rompía, Yoshioka miró hacia allí y vio que se había caído una pantalla. Mejor dicho, había sido derribada. Una chica mágica vestida de azul tenía la pierna derecha levantada y estaba de pie a su izquierda, junto a la pantalla caída. Todas las chicas que quedaban fuera la miraron, pero la chica mágica de azul ignoró sus miradas y se acercó a la siguiente pantalla para derribarla de una patada.

Se oyeron gritos. Las Shufflin II de trébol levantaron sus garrotes, mientras que las Shufflin II de diamante prepararon sus pistolas eléctricas y sus pistolas de cal viva. Yoshioka contuvo los latidos de su corazón mientras observaba cómo se desarrollaba la situación.

“¡Está con la Facción Osk!” Gritó una de las chicas, señalando a la chica mágica en cuestión.

Una Shufflin II de corazón saltó hacia ella. Ella esquivó ágilmente, y algo rodó hasta caer al suelo. Era un hermoso caramelo. La Shufflin II de corazón se levantó lentamente, mirando a su alrededor, y ladeó la cabeza. No parecía que fuera a seguir luchando.

“¡Cuidado! ¡Está usando algún tipo de magia!” Gritó alguien.

Las Shufflin II avanzaron, y la chica mágica azul se deslizó entre ellas. Cuando pasaba junto a una Shufflin II, tocaba su cuerpo y cada vez caía un caramelo brillante. Una vez extraídos los caramelos, las Shufflin II se detuvieron en el lugar, mirando a su alrededor con confusión.

Una chica mágica desplegó las alas de libélula que tenía en la espalda para saltar en el aire, bajando de nuevo hasta casi rozar el suelo para dar vueltas a baja altura. La chica de azul no dejaba que el grupo de Shufflin II le pusiera un solo dedo encima mientras recorría el campo de batalla. La chica con alas de libélula rodeó sigilosamente por detrás de la chica de azul, y desde allí aceleró en línea recta. Se lanzó para atajar a la chica de azul por detrás, pero cuando sus brazos se extendieron, se deslizaron por el aire. La chica de azul se había agachado en el lugar para evitarla.

No había habido ninguna señal de que se hubiera dado cuenta de que se acercaba el ataque furtivo. No había echado ni una sola mirada a la chica alada, pero había evitado el ataque como si hubiera ojos en su espalda.

La chica de las alas de libélula se elevó en el aire y miró las ruinas desde arriba.

En el mundo de abajo, las otras chicas mágicas parecían estar haciendo todo lo posible para defenderse, pero la chica mágica azul actuaba como si nada. Bolas de luz llegaron a la chica de azul desde los cuatro lados, pero ninguna de ellas conectó. Algunas le lanzaron piedras o incluso le arrojaron barro, pero ni siquiera eso impactó. Con cada movimiento que hacía la chica mágica de azul, caían caramelos, y en un abrir y cerrar de ojos había más y más gente fuera de la lucha. En el momento en que tocaba a la gente, incluso a los de la Facción Puk que no eran Shufflin II, caían y no se inmutaban.

La chica mágica con alas de libélula la observaba con frustración. Yoshioka se preguntó qué haría ella si estuviera en la posición de esa chica. La chica de azul era claramente una maestra del combate. Incluso con todos los que se unían contra ella, no podían tocarla ni con la punta de los dedos, y mucho menos herirla. En lugar de seguir luchando, lo mejor sería que las demás informaran dentro de las ruinas.

Parece que la chica con alas de libélula había llegado a la misma conclusión. Sacó su teléfono mágico del bolsillo, lo encendió para hacer una llamada y se lo llevó a la boca, pero enseguida esquivó algo que venía a toda velocidad en su dirección.

Era una roca. Una gran roca, del tamaño de la cabeza de un adulto, había sido lanzada contra ella. Mientras esquivaba la roca, se elevó aún más, llevándose de nuevo su teléfono mágico a la boca, probablemente para explicar lo que ocurría debajo de ella, pero al mirar al suelo, justo ahí, sus ojos se encontraron con los de la chica mágica azul.

La chica que había creído que estaba en el suelo hace un momento estaba justo ahí, delante de ella, al alcance de la mano.

Yoshioka lo había visto todo. Aquella roca no había sido lanzada para golpear a la chica mágica alada, sino para crear un terreno. La chica de azul había subido a toda velocidad por la pared rocosa que rodeaba la cuenca, saltando desde la cima de la pared con un gran salto, y luego había dado una patada a la roca que había lanzado para subir un peldaño más en el cielo. Era una hazaña física increíble, incluso para una chica mágica.

La chica alada trató de escapar más lejos en el aire, pero no llegó a tiempo. La chica de azul la agarró del tobillo, y un caramelo rodó desde allí, y ella perdió el equilibrio en el aire y cayó. La chica de azul sujetó a la chica alada mientras caían por el aire, y justo antes de aterrizar, rebotó contra la pared para amortiguar el impacto, y luego dejó el cuerpo de la chica alada en el suelo.

Yoshioka observó las hazañas de la chica de azul con las mejillas sonrojadas. Era un espectáculo de acción que merecía la pena ver. Desgraciadamente, era muy poco estimulante servir a una encarnación de uno de los Tres Sabios.

***

◇   Uluru

“¡Agh, cielos! ¡Eres muy lenta! ¡Corre más rápido!”

“¡Te dije que no me impusieras las normas de las chicas mágicas!”

Rodeada por su grupo de Shufflin II, Uluru corrió. Mana era lenta, así que Uluru tiraba de su brazo, pero seguía siendo demasiado lenta.

¿Había tenido algún sentido lo que Uluru había hecho, o no? No tenía ni idea de si había tenido algún efecto. Probablemente estaban alejadas de la zona central, pero no entendía muy bien hasta qué punto lo estaban. Lo único que sabía era que si no corrían ahora, seguramente tendrían problemas.

Las paredes agrietadas, los biombos rotos, el suelo lleno de hollín y, sobre todo, las chicas mágicas caídas. Cuanto más corrían, más marcas de destrucción veían, de esas que hacen que quieras apartar la mirada. Uluru apretó la mano en la suya con más fuerza, y la mano de Mana le devolvió el gesto con más fuerza aún. Ahora mismo, incluso el calor de la mano de Mana era algo que agradecer. Sostenía el débil corazón de Uluru cuando estaba a punto de romperse.

Corrieron y corrieron, sólo corrieron hacia adelante, pisoteando la vacilación y la indecisión en su corazón…

“¡Snow White!”

Estaba allí: Snow White, la que había estado buscando y buscando todo este tiempo. Uluru había estado corriendo y corriendo, confiando en su promesa de vengarse juntas. Snow White era lo único que estaba solo dentro de Uluru, en el lugar donde había habido vacío.

Snow White estaba levantando su arma. Pero parecía estar tan cansada que incluso levantar el arma era lo máximo que podía hacer, con los hombros agitados y las rodillas temblando. El rojo oscuro que ensuciaba su traje blanco podía no ser sólo la sangre de sus enemigos.

La que yacía a sus pies tenía que ser su enemiga. Era una chica mágica de color aguamarina con un tridente. Estaba boca abajo en un charco de sangre, y Uluru no podía saber si estaba viva o muerta.

Snow White miró a Uluru y a Mana. Su expresión decía: “Hay más enemigos nuevos”, y Uluru apretó la mandíbula. Snow White frunció el ceño, bajó su arma y salió corriendo.

“¡Snow White! ¡Espera! ¡Si no esperas, Lady Puk se enfadará contigo!”

A Uluru le habían dicho que Snow White anularía funcionalmente la magia de Uluru. La primera vez que Snow White había escuchado a Uluru mintiendo en el parque, había sido la única persona que se recuperó inmediatamente y actuó con normalidad. Pero Uluru se acordó. Aquella vez, Snow White se había tirado al suelo antes de volver a levantarse. Había reaccionado a la mentira de Uluru, y luego había añadido lo que había oído de la mente de Uluru y había pensado en ello para actuar. Entonces, la mentira de Uluru tenía sentido. Aunque fuera sólo por un instante, si lograba que Snow White se lo creyera, eso la retrasaría.

La mentira de Uluru congeló a Snow White durante un instante, y para el as de picas que corría con Uluru, un instante era suficiente oportunidad. Alcanzó a Snow White y arremetió con su lanza. Snow White la bloqueó, pero, como estaba herida, no le resultó nada fácil. Evitó a duras penas el segundo, luego el tercer golpe, y entonces las otras cartas soldado la alcanzaron y se unieron para atacarla.

Uluru gritó: “¡Si matan a Snow White, Lady Puk las odiará!”

Cuando Snow White no pudo soportar más los ataques de las cartas soldado, Mana lanzó una cuerda mágica para atar. Aunque Snow White la esquivó, no pudo evitar el golpe de cuerpo del as de picas que vino después, y entonces las otras cartas soldado se amontonaron también sobre ella, empujándola al suelo.

Mientras respiraba entrecortadamente, Snow White miró a Uluru. Sus ojos estaban teñidos de odio, y Uluru no quería que la miraran así, pero mirar hacia otro lado sería aún peor. Le devolvió la mirada a Snow White y levantó el puño, para luego bajarlo sin hacer nada. Uluru se dio cuenta de que ahora no podía hacerle nada.

Uluru pinchó a Mana con el codo. “Hey, ¿qué hacemos?”

“¡No es el momento de preguntar eso!” Mana se apresuró a acercarse a la chica mágica que yacía en un charco de sangre y comenzó a curar sus heridas. Parecía que estaba viva, más o menos. Uluru se sentía cada vez más perdida. Snow White la miraba fijamente, y las cartas soldado seguían sujetándola, esperando pacientemente las instrucciones de Uluru.

“¿Te importa?”

Uluru se dio la vuelta. Había una chica mágica vestida de azul. Tal vez Uluru la había visto antes, o tal vez no, no podía decirlo. Uluru levantó su rifle y abrió la boca para decir una mentira, pero la chica mágica de azul se apresuró a levantar las manos y negar con la cabeza.

“Vaya, no soy tu enemigo. Tal vez te asusté al aparecer de repente, pero así es como funciona la magia, así que perdóname. Oh, aunque no es mi magia.”

“¿Qué? ¿Quién diablos eres tú?”

“Cálmate.” La chica de azul se acercó a Snow White y le acarició la mejilla. Algo cayó del lugar que ella tocó y aterrizó en el suelo con un plink. Era un bonito caramelo que brillaba con un arco iris de colores. La cara de Snow White se congeló por la sorpresa, y entonces una especie de gemido salió de lo más profundo de su garganta. Abrió la boca para decir algo, pero sus párpados cayeron, sus brazos colgando débilmente mientras su cara caía al suelo.

“¡¿La has matado?!” Gritó Uluru.

“No la he matado. Sólo está noqueada, ¿de acuerdo?” Respondió la chica de azul.

La transformación de Snow White se deshizo. Allí no estaba la chica mágica Snow White, sino una chica humana con uniforme escolar.

Uluru se apresuró a dar órdenes a las cartas soldados. “¡Hey! ¡Si sujetan así a alguien que no es una chica mágica, le harán daño! ¡Si hacen eso, Lady Puk las odiará!”

“Sí, sí, lo que oyeron. Cálmense.” Dijo la chica mágica azul de manera increíblemente casual, y luego se acercó sin hacer ruido a las cartas soldado que sostenían a Snow White, extendiendo la mano para acariciar cada una de sus mejillas con los dedos. Se movió con tanta suavidad que no hubo oportunidad de detenerla. Un caramelo rodó para cada soldado, y cada una de ellas miró a las demás como si hubieran entrado en razón.

“Bueno, ese era el plan. ¿Ahora lo entiendes?” Preguntó la chica de azul.

“Como he dicho: ¿Quién diablos eres tú?” Uluru cuestionó con un chasquido de lengua.

“Estoy de tu lado, ¿vale? Y eso me da estas cosas.” La chica mágica azul creó instantáneamente caramelos entre sus dedos. O tal vez ella no los había creado, pero reveló cosas que habían estado allí para empezar, como un mago de escenario.

Mientras retiraba a las cartas soldado de Snow White, la chica mágica azul dejó que los caramelos arcoíris cayeran en su palma. “Es una cristalización de la ira y el odio justo antes de la muerte. Úsenlos y podrán hacer cosas divertidas… Bueno, esa es una tarea para mí y las cartas. Si se quedan por aquí, estarán en peligro. Ya que tienen algunos heridos, deberían tomar una ruta lateral para evitar las cosas.”

***

◇   Puk Puck

Con Puk Puck en el centro, el grupo de chicas mágicas avanzaba rápidamente hacia el santuario del dispositivo.

Ya habían conseguido el control de la zona exterior. Si venían refuerzos enemigos, tardarían un poco más en llegar al dispositivo. Puk Puck también quería tener para entonces el control total del interior de las ruinas. Para ello, iba a volver al dispositivo, hacia donde seguramente se dirigía el enemigo, para consolidar las defensas. En el camino, recogió a las chicas mágicas que luchaban una tras otra, y su grupo se hizo cada vez más grande. Como el grupo se hacía demasiado grande y dificultaba el movimiento, pidió a las demás que limpiaran las ruinas mientras su unidad principal de diez la escoltaba rápidamente hacia adelante. Cuanto más lejos se dirigían, peores eran las señales de la batalla. Los felpudos estaban chamuscados, los anillos de papel ardían y las pantallas habían estallado en llamas. Qué cosa más horrible. Llena de tristeza, Puk Puck siguió adelante.

Cuando oyó que un grupo de cartas soldado se acercaba por delante, pensó que debía ponerse a la cabeza. Si Puk Puck se ponía a la cabeza y se hacía amiga de cada uno de los enemigos que venían a por ellas, todas podrían llevarse bien sin salir heridas. Así era como ella había estado haciendo más amigos todo este tiempo. Los que acababan de luchar ahora también juraban lealtad absoluta a Puk Puck.

Cuando fue a ponerse delante con ese pensamiento, la detuvieron. “Por favor, espera.” Dijo una de las amigas de Puk. “Algo va mal.” “¿De verdad?”

Cuando miró a las cartas soldado que se acercaban a ellas, estaban enfadadas y no parecía que fueran a escuchar lo que decían los demás.

Incluso cuando Puk Puck extendió los brazos y dijo: “¡Sean mis amigas!” Se enfadaron y se abalanzaron sobre ella con furia. En ese momento, las amigas de Puk Puck se vieron obligadas a contraatacar. Se inició una caótica batalla en el pasillo. Aunque el bando de Puk Puck les superaba totalmente en número, el pasillo era tan estrecho que no podían hacer uso de todas sus fuerzas, y los enemigos tenían tanta energía que el bando de Puk no podía reprimirlos. Una chica mágica con armadura negra había salido al frente y estaba bloqueando los ataques de las cartas soldado.

Las cartas soldado seguían repitiendo el proceso de luchar, para luego sacar caramelos rojos y tragárselos. Puk Puck no entendía muy bien lo que estaban haciendo, pero esos caramelos tenían que ser el problema.

“¿Tal vez deberíamos quitarles los caramelos?” Dijo Puk.

“Los números del enemigo son pocos. Los eliminaremos rápidamente.”

Era cierto que el bando de Puk les superaba en número, pero eso también significaba que debían contener su magia, o rápidamente se produciría fuego amigo. Además, la moral del enemigo era espantosamente alta. Con un as de picas a la cabeza, sus lanzas apuñalaban y los tréboles golpeaban, y el equipo de Puk no podía con ellas.

“Tal vez, después de todo, Puk debería ir delante.” Dijo Puk.

“Por favor, espere… por favor, espere, sólo un poco.”

“Hmm… ¡Puk no puede esperar!” Ella no podía ser tan permisiva, pensando que podrían seguir adelante después de suprimir al enemigo. Si algo le ocurría al dispositivo, no podría cumplir su objetivo. Puk Puck corrió. Ignoró las voces que le pedían que se detuviera. Saltó de la pared, se impulsó contra la pared opuesta y volvió a saltar, haciendo crujir las paredes cada vez que se impulsaba mientras se dirigía en zigzag hacia las cabezas de las cartas soldado. Pisó la cabeza del as que estaba clavando su lanza hacia arriba, haciendo que se clavara en su cuerpo mientras saltaba, cruzando por encima de las cartas soldado de un solo salto.

“¡Ustedes se encargan del resto!” Y con eso, Puk Puck salió corriendo sin mirar atrás.