Rebuild World (NL)

La plaza donde los cazadores se reunían para realizar las patrullas estaba ahora repleta de los que regresaban de sus trabajos de emergencia. Algunos lo celebraban con sus compañeros, heridos pero contentos de estar vivos, mientras que otros lamentaban sus pérdidas. Akira vio que no era el único que había luchado duro. Ahora que estaba de vuelta en el punto de partida, su supervivencia se sentía real, y se permitió relajarse por fin.

Bien está lo que bien acaba, se dijo. Han pasado muchas cosas, pero por fin ha terminado.

Bien hecho. Alpha sonrió alentadoramente. Da por terminado el día y descansa un poco.

Buena idea. Hace años que no me doy un buen y largo baño. Sonrió, imaginando ya su baño, pero Alpha cortó de raíz sus esperanzas.

Malas noticias, Akira. Hizo una mueca.

A Akira no le gustó cómo sonaba eso. ¿Qué?

Todavía no te han depositado la paga, así que no puedes permitirte una habitación con baño esta noche.

¿Q-Qué quieres decir? preguntó Akira, perplejo y consternado.

Al parecer, se ha apuntado tanta gente a los trabajos de emergencia que se está tardando más de lo normal en calcular los ingresos de todos. Comprueba tu historial laboral para conocer los detalles.

Akira se apresuró a sacar su terminal de datos y a sacar la página, que le decía que Alpha tenía razón.

Y después de todo ese trabajo , gimió, con la cabeza caída.

Seguro que mañana te pagan, dijo Alpha, tratando de animarle. Y un baño sería peligroso cuando estás tan agotado; te quedarías dormido en él. Así que aguanta un día más.

Refunfuñar no le serviría de nada, se dijo a sí mismo, así que se obligó a aceptar su punto de vista y murmuró: “Bien.”

De todos modos, Akira, ¿qué vamos a hacer con tu moto? No podemos permitirnos un hotel con garaje, y alguien te la robará si la dejas estacionada en la calle. Quizá debas dormir sentado en ella esta noche.

Alpha tenía razón, y Akira frunció el ceño pensando. Estaba muy cansado. No quería pasar otra noche en la calle, pero tampoco quería perder su motocicleta. Probablemente la dirección del hotel no se tomaría a bien que la doblara y la llevara a su habitación. Después de devanarse los sesos, se le ocurrió una solución.

Ya sé. Dejaremos la motocicleta en casa de Sheryl. Ella me pidió que me dejara ver por allí más a menudo, y si la utilizo como garaje, la visitaré cada vez que saque la motocicleta.

Con eso, condujo directamente a la base de Sheryl.

***

Tumbada en su habitación, Sheryl estaba a punto de dormirse cuando oyó el fuerte golpe. Quienquiera que fuese sonaba frenético, así que se levantó de la cama de mala gana y se dirigió a la puerta.

“¿Qué quieres? Estaba a punto de acostarme”, dijo. Su tono transmitía exactamente lo molesta que se sentía porque alguien había interrumpido lo que prometía ser una buena noche de sueño.

“¡Jefa! ¡Akira está aquí!”

De repente, Sheryl estaba completamente despierta. Se dio cuenta de por qué la habían despertado ahora — los chicos de su pandilla estaban demasiado asustados para manejar a Akira sin ella. Se vistió apresuradamente y corrió al encuentro del cazador, al que encontró esperando cerca de la entrada con una moto.

Tras un momento para recuperar el aliento, le saludó alegremente. “Gracias por esperar. Por favor, pase.”

“Aquí está bien”, respondió él. “Siento venir tan tarde, pero necesito un favor.”

“Dime. Haré todo lo que pueda por ti.”

La sonrisa confiada de Sheryl puso a Akira un poco fuera de balance. La última vez que la había visto, se había comportado de forma extraña — pero de eso hacía tiempo, y supuso que ya se le habría pasado lo que fuera. Sin embargo, su comportamiento ahora le parecía aún más extraño. ¿Quizás era así normalmente y podía esperar que tuviera esa actitud a partir de ahora? Pero estaba demasiado cansado para preocuparse por mucho tiempo. Se dedicó a sus asuntos inmediatos.

“Me gustaría que vigilaras esta moto”, dijo. “Vendré a recogerla cuando la necesite.”

“Lo entiendo. Está a salvo conmigo. ¿Necesitas algo más? Si no, ¿podrías entrar? Al menos puedo ofrecerte una taza de café.”

Sheryl estrechó las manos de Akira como si fuera la cosa más natural del mundo y le miró alegremente a los ojos. Él percibió una extraña intensidad en su sonrisa, en su mirada afectuosa, en la presión de sus manos sobre las de él y en la forma despreocupada en que intentaba atraerlo hacia ella. Nervioso, se liberó de su agarre.

“No, gracias”, dijo. “Se está haciendo tarde, así que voy a volver a mi hotel. He tenido un día agotador.”

Lo decía en parte como excusa, pero mencionar su cansancio le hizo ser muy consciente de ello. No había nada de fingido en su aspecto de agotamiento — estaba tan cansado que su traje era prácticamente lo único que lo mantenía en pie. Sheryl se dio cuenta de eso y lo dejó ir.

“Qué pena”, dijo, impregnando sus palabras de pesar. “No he podido verte en años, así que tengo mucho que contarte.”

“Volveré pronto”, respondió Akira. “Adiós.”

“Adiós. Te espero.” Sheryl parecía sola, aunque le despidió con una sonrisa.

Akira se dio cuenta de que ella lo había sacado de sus casillas. Aun así, le pareció que ella estaba mejor que la última vez, y él estaba cansado. Dejó de lado sus preocupaciones y se dirigió a su hotel.

Sheryl ordenó al chico que hacía guardia que trasladara la moto de Akira al interior de la base. “Esto no hace falta decirlo, pero trátalo con cuidado”, añadió. “Asegúrate de que todo el mundo sepa que es de Akira, y diles que no la toquen. Y de verdad, ten cuidado. Sabes lo que pasará si pierdes o dañas esa moto, ¿verdad?”

“Sí, alto y claro.” El chico asintió, imaginando nerviosamente el peor de los escenarios.

“Ahora me voy a la cama.” Sheryl le dedicó una sonrisa suave y encantadora. “Buenas noches, y buena suerte.”

El chico se sonrojó, a punto de enamorarse de ella. Ella tomó nota de su reacción y se dirigió a su habitación. Allí, sonrió para el espejo, manteniendo la expresión el tiempo suficiente para estudiarla.

“Funciona”, reflexionó, “pero no con Akira. ¿O es que no he visto que funcione?”

Sheryl sabía que era hermosa. Con una apariencia como la suya, podía cautivar a alguien simplemente sonriendo, cogiéndole la mano y mirándole fijamente a los ojos. Pero Akira no. Una simple prueba con el guardia demostró que su técnica era eficaz. Ella lo sabía. Pero le molestaba que Akira permaneciera impasible.

“Debo tener mucho que trabajar”, murmuró mientras se metía en la cama.

***

Al día siguiente, Akira se despertó tarde de un sueño mortal en su habitación de hotel. Su habitación de hotel, barata y estrecha, que ni siquiera tenía baño. Su mirada vagó aturdida hasta que se encontró con la de Alpha. Ella estaba de pie junto a su cama y le sonreía.

“Alpha”, dijo. “Buenos días.”

Buenos días, Akira, respondió . Tu paga de ayer ya está en tu cuenta. Compruébala si tienes curiosidad.

Akira aún tenía sueño, pero la curiosidad le hizo levantarse y moverse, aunque un poco más lento de lo habitual. Cogió su pad de datos, navegó hasta la página de su currículum y comprobó el campo de pago.

De repente, se puso alerta.

“¡¿Doce millones de aurum?!”

No podía creer lo que veían sus ojos. Pero otra mirada le confirmó que había leído bien la cantidad. Durante unos instantes, permaneció atónito. Había recibido su sueldo base por el trabajo de emergencia, más una recompensa por repeler dos oleadas de monstruos, una bonificación por el número de cazadores que había rescatado y una compensación por las medicinas que les había dado. Restando el coste de la motocicleta — su anticipo — le quedaba un total de doce millones de aurum. La página incluía un desglose detallado, pero se sentía demasiado abrumado para leerlo.

Supongo que podría ser mejor, teniendo en cuenta que casi mueres para ganarlo, comentó Alpha con desgana.

Akira volvió a la realidad, preguntándose si realmente había recibido su merecido. Pero tanto el calvario de la batalla del día anterior como el número de dígitos de su pago eran demasiado para él como para poder asimilarlo.

“Quiero decir, sí, arriesgué mi vida y casi la perdí”, murmuró. “Y los otros cazadores usaron incluso más munición que yo. Pero eso no significa—”

Aprovechemos el día de hoy para gastar este cambio de bolsillo en equipo nuevo, dijo Alpha, enviando todas tus preocupaciones por la ventana.

“¡¿Cambio de bolsillo?!”

No te hagas el sorprendido cada vez.

“Es fácil para ti decirlo. Si doce millones siguen siendo ‘cambio de bolsillo’, ¿qué tendría que hacer para que lo llamaras más que eso?”

Diez mil millones sigue siendo cambio de bolsillo, siempre que te paguen en aurum.

“¿Qué quieres decir?” se preguntó Akira, tan desconcertado que olvidó su preocupación de un momento antes.

Eso llevaría mucho tiempo explicarlo, respondió Alpha. Pasaremos más tarde por Cartridge Freak para reabastecernos de munición y actualizar tu arsenal. Mientras estamos allí, pregunta a Shizuka por el equipo que no puedes comprar con aurum. Seguro que ella te dirá todo lo que no puedes comprar con cambio de bolsillo. Nos iremos en cuanto estés listo, ¿qué te parece si desayunamos?

Su sugerencia hizo que Akira fuera dolorosamente consciente de su estómago vacío. Había estado demasiado cansado para comer algo antes de quedarse dormido la noche anterior.

“Buena idea”, dijo, y dejó de lado sus dudas mientras empezaba a preparar el desayuno. Poco importaba más que una comida cuando tenía tanta hambre.

“¡Akira, bienvenido!” llamó Shizuka cuando entró en su tienda, saludando desde detrás del mostrador, como de costumbre. “¿Qué tal tu traje de poder? ¿Te resulta útil?”

“Sí, es una ayuda aún mayor de lo que imaginaba”, respondió.

Shizuka sonrió, contenta de ver que Akira tenía buen aspecto. Cuando vio los informes sobre el ataque de un monstruo tan grande como para sacar a las fuerzas de defensa, se preocupó por su seguridad, sobre todo después de oír que habían muerto cazadores y habían resultado heridos durante la lucha. Algo le había dicho que él debía estar involucrado, pero ahora decidió, con gran alivio, que sus temores eran infundados.

Ni en sus sueños más salvajes imaginó que él había luchado en defensa de la ciudad, usando al máximo su traje de poder, y que había vivido para contarlo. Supuso que se refería a algún trabajo menor de exterminio de monstruos que había realizado para probar su nuevo equipo. De lo contrario, no habría respondido con una broma.

“Me alegro de oírlo”, dijo. “No me gustaría que un habitual como tú muriera por haberte vendido un producto inútil. Asegúrate de sobrevivir y de comprar más equipo para que pueda seguir obteniendo beneficios.”

“Hoy estoy un paso más cerca de ser un cliente habitual”, dijo Akira con un toque de orgullo. “He venido a comprar un AAH de reserva, para no estar en apuros si el mío se rompe alguna vez.”

“Claro, un rifle de asalto AAH será.”

“¿Y podrías recomendarme un arma que sea buena contra monstruos mecánicos?”, añadió. “Algo pesado, ahora que tengo mi traje.”

“¿Un arma para luchar contra máquinas? Hay muchas opciones, pero también depende de tu presupuesto. ¿Cuánto estás dispuesto a gastar?”

“Hasta diez millones de aurum, incluyendo el AAH.”

La sonrisa de Shizuka se congeló por la sorpresa. Con una expresión algo preocupada, preguntó:””Para que quede claro, ¿cómo pagarías esto? Me encantaría venderte, pero tengo un negocio, así que no puedo aceptar pagos a plazos. ¿O es tú límite de crédito con la Oficina de Cazadores?” Con severidad, añadió: “Akira, sé que los planes de pago a plazos pueden facilitar el presupuesto, pero no deberías acomodarte demasiado a ellos. Al fin y al cabo, un préstamo es un préstamo, así que no lo recomiendo.”

“No te preocupes. Puedo pagar en una suma global”, contestó Akira con indiferencia.

La expresión de Shizuka cambió. Seguía sonriendo amablemente, pero Akira se sintió intimidado al atar cabos. “Entiendo. Recibiste tu traje de poder hace tres días. Y creo que dijiste que ibas a renunciar a la caza peligrosa hasta recibirlo. Eso te dejó sólo tres días para trabajar. Akira, ¿cómo ganaste ese dinero?”

Entonces recordó su promesa a Shizuka de que no correría riesgos innecesarios.

“B-Bueno, verás…”, comenzó, nervioso y a la defensiva.

“¿Sí?”

“Ayer luché contra un grupo de monstruos en un trabajo de patrulla — fue un completo accidente — y eso es lo que me pagaron por ello. No tenía ni idea de que iba a obtener un beneficio tan grande.”

“Entonces, ¿fuiste imprudente?”

“Quiero decir, estaba tan desesperado por seguir vivo que—”

“Fuiste imprudente, ¿verdad?” La intensidad de Shizuka no admitía discusión.

Akira guardó silencio por un momento, luego cedió y admitió: “Sí.”

“¿Y estás bien? No estás herido, ¿verdad?” Preguntó Shizuka, con el rostro dibujado por la preocupación. “He oído que las fuerzas de defensa estuvieron ayer en apuros.”

“Estoy bien. Mírame.”

“¿Así que ayudaste a mantener la línea?”

La imprudencia adoptaba varias formas, pero la línea de defensa era mucho más arriesgada que la mayoría. El chico, que había intentado disimular ese hecho sin éxito, no ocultó su reacción, como tampoco lo hizo la mujer que lo había captado. La expresión de Akira se endureció, mientras que la de Shizuka se preocupó aún más.

“¿Seguro que no estás herido?”, preguntó ella.

“Yo… estoy bien. No llevo el traje porque me haya herido tanto que no pueda caminar sin él, ni nada parecido.” Akira no mentía. Estaba bien — al menos por el momento. Sin embargo, la mirada de Shizuka era demasiado intensa para él. “M-Mi pierna derecha recibió una paliza”, confesó, “pero nada que la medicina no pudiera arreglar. Ya está todo curado.”

Shizuka sintió que Akira seguía ocultando algo vital, y se preocupó más que nunca.

“¡Ven conmigo!”, ordenó, llevando a Akira detrás del mostrador. “Déjame revisar debajo de tu traje. Será mejor que no estés cubierto de vendas o algo así.”

“Ya te he dicho que estoy bien”, protestó Akira. “Estoy completamente curado.”

“Entonces no te importará enseñármelo. ¡Desnúdate!”

Arrastrado por la energía de Shizuka, Akira se quitó el traje. Su cuerpo no estaba envuelto en vendas ensangrentadas ni salpicado de heridas recientes. Las copiosas dosis de cápsulas de recuperación no habían dejado rastro de su pierna rota ni de los moratones causados por el traje.

Shizuka respiró aliviada y lo abrazó. “No actúes de forma tan reservada si estás bien — sólo conseguirás que me preocupe más.”

“Lo siento.” Akira aceptó el abrazo sin protestar, sonrojándose cuando Shizuka apretó su cara contra su pecho. Interiormente, se sintió aliviado por haber ocultado cómo había respondido solo a un listado de emergencia e incluso haber intentado cargar a pie en la batalla. Ese tipo de comportamiento — loco, imprudente y temerario hasta el extremo — sin duda le traería problemas si Shizuka se enteraba

Akira y Shizuka volvieron al mostrador, donde ella colocó el primer artículo de su pedido ante él.

“Un AAH de repuesto”, dijo ella. “Ahora, un arma que sea eficaz contra los monstruos mecánicos. Supongo que la batalla de ayer te dio esa idea. ¿Me la cuentas mientras pienso?”.

“De acuerdo.” Akira relató su lucha contra los insectos cañón, omitiendo bastantes detalles. Aun así, admitió que se abrió paso entre la lluvia de cañones para ayudar a los otros cazadores a destruir los drones de suministro que su AAH apenas pudo derribar.

“Entiendo”, dijo Shizuka, sorprendida por lo que había oído. “Eso sí que fue arriesgado. Aun así, no podías escapar, así que supongo que no tenías otra opción.”

“Sí”, respondió Akira. “De todos modos, eso me hizo pensar que me gustaría un arma que funcione con robots más resistentes.”

“En ese caso, te recomiendo un rifle antimateria CWH o un rifle de francotirador DSS. Ambos admiten munición genérica perforante, por lo que son muy eficaces contra los monstruos más resistentes. ¿Qué te importa más: el alcance o la capacidad de retención?”

“La potencia, por favor. Quiero explorar las ruinas, y están llenas de tantos desniveles que el alcance no cuenta mucho.”

“En ese caso, elegiría el CWH con munición perforante. También admite cartuchos normales, pero deberías optar por la perforante si la vas a usar en tándem con una AAH.”

Shizuka añadió que la munición patentada y cara podía acabar fácilmente con monstruos que supondrían un reto para los productos genéricos y sugirió a Akira que comprara unos cuantos cartuchos, por si acaso. Al final, compró todo lo que ella le recomendó y también se aprovisionó de consumibles.

“¿Hay algo más que creas que deba comprar?”, añadió como una idea tardía.

“Déjame pensar”, respondió Shizuka. “Si buscas cosas que puedan ser útiles en algún momento, hay demasiadas para enumerarlas. ¿Por qué no comprar un amuleto de la buena suerte ya que estamos?”

Lo decía en broma, pero Akira se mostró inesperadamente receptivo.

“Hecho”, dijo.

Las armas de fuego eran el principal negocio de Shizuka, aunque también vendía artículos de consumo a los cazadores y encargaba armaduras y otros equipos si se lo pedían. Los encantos, sin embargo, estaban fuera de su experiencia. Sin embargo, la seria expectación en el rostro de Akira y la determinación en su voz le impidieron admitir que había estado bromeando.

“Espera un momento”, le dijo y esbozó una tensa sonrisa antes de desaparecer tras el mostrador. Sintió una pizca de pánico cuando se enfrentó a su almacén, que hacía las veces de entrada para las entregas, y empezó a buscar entre las armas, la munición y otras mercancías variadas que contenía.

“¿Dónde lo puse?”, murmuró. “¿Y está aquí? No recuerdo haberla tirado para hacer espacio, así que debería seguir cogiendo polvo en algún sitio, pero — ¡ja! Lo encontré.”

Su premio era una caja de cartón escondida en un rincón. Una gruesa capa de polvo demostraba que había permanecido intacta durante bastante tiempo. Shizuka quitó el polvo de la caja con cuidado y la abrió para revelar un pequeño objeto.

Los cazadores recuperaban todo tipo de reliquias de las ruinas, pero no todas alcanzaban precios elevados. La maquinaria de precisión avanzada y los suministros médicos eran valiosos porque eran difíciles o imposibles de replicar para la tecnología actual, pero no así los bienes menos extraordinarios. Los intercambios de la Oficina de Cazadores no comprarían ni la más magistral de las pinturas si sólo consistiera en papel y tinta comunes — sólo les interesaba el valor tecnológico.

Muchos cazadores llevaban a otros lugares esos artículos que, de otro modo, no se podrían vender. Algunos esperaban que otros comerciantes les hicieran una oferta inesperada por los artículos, mientras que otros entregaban sus hallazgos como recuerdos de las ruinas, los lanzaban como regalos para endulzar los tratos, o simplemente los pasaban porque era mejor que tirarlos.

Cartridge Freak había acumulado una buena cantidad de reliquias no deseadas, y Shizuka había guardado en el almacén las que no le interesaban, de hecho — en esta caja de cartón. Recordó haber visto algo parecido a un amuleto entre los desechos.

“Gracias por esperar”, dijo, volviendo con un puñado de posibles candidatos. “Esto es todo lo que tengo. ¿Quieres uno?”

Akira inspeccionó seriamente los objetos dispuestos en el mostrador, pero no tenía idea de qué buscar en un amuleto. “¿Cuál me recomiendas?”, preguntó.

“Los amuletos están fuera de mi campo de experiencia”, respondió ella, “pero todos estos provienen supuestamente de las ruinas. No tengo planes de almacenar más, y no puedo garantizar que funcionen. En realidad son sólo para estar tranquila. Así que, si me preguntas, elige el que más te guste.”

Akira gimió mientras reflexionaba sobre el problema. Entonces Alpha señaló uno y dijo: Este tiene mi voto.

¿Por qué? respondió Akira. Sólo por curiosidad.

Tiene grabado un número de la suerte. Un jugador del Viejo Mundo probablemente llevaba esto para tener suerte. Y la caza de reliquias es más bien un juego de azar, así que diría que es perfecto para ti.

“Me llevaré éste”, dijo Akira, señalando el amuleto que le indicó Alpha.

“De acuerdo”, respondió Shizuka. “No puedo garantizar su calidad, así que considéralo un regalo. Espere un momento mientras consigo el resto de tu pedido.”

Mientras Shizuka iba a por el resto de objetos, Akira examinó su nuevo amuleto con interés.

Alpha, dijo , lo llamaste número de la suerte. ¿Qué significa?

Este número señala una ganancia inesperada cuando aparece, así que trae buena suerte con el dinero, explicó . Eso es todo.

Ya veo.

Incluso en el Viejo Mundo, la gente había necesitado tanto dinero como para querer amuletos como éste. Akira había supuesto que la antigua civilización estaba más allá de lo que podía imaginar, y la inesperada similitud con sus propias circunstancias le divirtió.

“Gracias por esperar”, dijo Shizuka, volviendo con el resto de su pedido. “¿Tienes tiempo para que te ponga al corriente de esto?”

“Sí, por favor”, respondió Akira.

“Muy bien”, dijo Shizuka. “El CWH se utiliza principalmente contra monstruos robóticos fuertemente blindados…”

Se lanzó alegremente a una larga disertación, explicando que el rifle antimateria CWH estaba diseñado para combatir objetivos aún más resistentes de lo que eran otras armas de caza. La mayoría de los monstruos mecánicos eran armas autónomas o sistemas de seguridad, construidos mucho más resistentes que sus homólogos orgánicos. Para poder luchar contra ellos, había que perforar su coraza de resistente armadura y metal rígido. El CWH pretendía atravesar esos resistentes exteriores y dañar las frágiles partes internas de las máquinas.

Las balas perforantes podían destruir los sistemas de control, inutilizando los robots pero dejándolos relativamente intactos. Para los cazadores que luchaban contra las máquinas por sus piezas y obtenían mayores beneficios cuanto menos daño infligían, eso hacía que los rifles antimateria fueran más eficaces que las granadas. Algunos aficionados al CWH incluso se ganaban la vida cazando los tanques perdidos que vagaban por el páramo. Utilizaban munición propia para inutilizar el sistema de control de un vehículo, dejándolo indemne por lo demás, y luego lo remolcaban a una fábrica para repararlo antes de venderlo.

En resumen, los cazadores tenían muchas opciones para enfrentarse a las enormes máquinas de guerra, pero el excepcional rendimiento del rifle antimateria CWH lo convertía siempre en la opción preferida.

“La munición patentada del CWH es cara, pero también garantiza que se haga el trabajo”, continuó Shizuka. “Puedes derribar algunas máquinas enormes con ella si confías en tu puntería y conoces su construcción por dentro y por fuera. Un solo disparo puede dar la vuelta a la tortilla en un objetivo blindado.” Tras repasar las ventajas, añadió una advertencia: “No debería tener que decirte esto, y dudo que lo necesites, pero no vayas a buscar uno de esos gigantes.”

“Por supuesto. Iré sobre seguro”, dijo Akira asintiendo con firmeza.

“Bien.” Shizuka devolvió el gesto, satisfecha. “Y nunca utilices esas balas patentadas con ninguna otra arma, aunque parezcan encajar. En el peor de los casos, podrían explotar y arrancarte el brazo. Ni se te ocurra. Veamos… Creo que eso es todo lo que necesitas saber sobre tus compras.”

Una vez terminada la conferencia, Shizuka buscó algo más de lo que hablar. “¿Tienes alguna otra pregunta? No me importa hablarte de otras armas, sobre todo si eso hace que quieras comprar más.”

“En ese caso”, contestó Akira tras un momento de reflexión, “¿me hablarías de los amantes de la AAH?”

“¿Amantes de la AAH?” repitió Shizuka con una expresión inescrutable. Luego, con una mirada lejana, sonrió y dijo: “Akira, eres demasiado joven para eso.”

Akira se dio cuenta de que había hecho una pregunta incómoda, aunque no vio qué tenía de extraño. “No es por eso por lo que pregunto”, se apresuró a explicar. “Uno de los cazadores con los que luché ayer los mencionó, así que sentí curiosidad. Supuso que tú o yo teníamos que ser uno de esos ‘amantes’ cuando vio mi rifle.”

“¿Lo hizo? Entonces debes haber hecho algo para impresionarle de verdad, aunque sea por casualidad.”

“Entonces, ¿hacer cosas impresionantes hará que me confundan con un amante de AAH?”

“¿Cómo debo decir esto? Es complicado.” Shizuka sonrió con pesar al chico desconcertado mientras intentaba explicarse.

Armas de todas las formas y tamaños competían por los compradores en el Este. Algunas permanecían en el mercado durante mucho tiempo, mientras que otras desaparecían tras un fugaz momento de popularidad. El fusil de asalto AAH había sobrevivido a esa lucha durante un siglo, y su precio razonable y sus excelentes prestaciones hacían que su popularidad siguiera siendo alta.

Los entusiastas conocidos como amantes del AAH estaban excepcionalmente dedicados al arma — tanto que sus fines y medios a veces se intercambiaban. Aquellos que luchaban contra monstruos para poder usar sus AAH, o que modificaban el rifle para convertirlo en armas únicas y poderosas muy alejadas de sus especificaciones originales, eran sólo la punta del iceberg. Algunos incluso cazaban monstruos que no estaban a la altura del AAH — compensando con habilidad lo que les faltaba en potencia de fuego — sólo para aumentar la reputación de su arma favorita.

Incluso estos tenían diferentes rayas. Algunos se oponían a todas las modificaciones y buscaban estrategias eficaces utilizando únicamente las especificaciones básicas del rifle. Otros aprobaron cambios que se mantuvieron fieles al diseño original del AAH o conservaron sus componentes clave. Otros utilizaron y desarrollaron piezas novedosas para mejorar el rendimiento del arma. A algunos no les importaba lo que había dentro de un rifle mientras se pareciera a un AAH. Estas facciones a veces se peleaban y a veces cooperaban, pero siempre se esforzaban por hacer nuevos fans del arma que amaban.

Se decía que los amantes del AAH solían tener personalidades intensas. Y aunque muchos eran cazadores capaces, sus esfuerzos proselitistas también hacían que fuera difícil trabajar con ellos.

Akira reflexionó sobre sus acciones del día anterior. No era de extrañar que el otro cazador lo hubiera confundido con un fanático después de haber alabado el AAH y cargado contra un enjambre de máquinas armado sólo con el rifle.

“Muchos amantes del AAH son empleados de la empresa”, añadió Shizuka. “He oído hablar de ellos que hablan con habilidad del AAH a los clientes o que introducen rifles modificados de alta especificación en los envíos para hacer más conversos. Ah, y para que quede claro, yo no soy uno de ellos.”

Estas AAH modificadas “furtivamente” eran visualmente indistinguibles de los modelos estándar y presumían de un rendimiento excepcional, lo que hizo correr el rumor de que comprar una en el mostrador podía suponer un hallazgo afortunado. Algunos de esos AAH eran de tan alta especificación que normalmente tendrían que comprarse con la corona. Algunos cazadores, seducidos por esos informes, compraron rifles al por mayor, esperando que les tocara el premio gordo. Tales clientes suponían un breve aumento de los ingresos para los comerciantes, a los que confundían con amantes de los AAH, pero una tienda con mala suerte podía acabar con sus finanzas aplastadas bajo el inventario sin vender. Shizuka había tenido algunos clientes de ese tipo, pero no hacía pedidos hasta que recibía el pago completo. La visión de los cazadores recogiendo AAHs por camiones le había parecido un poco desagradable.

“Shizuka, ¿qué es eso de ‘coron’? ¿Es como el aurum?” preguntó Akira. Había estado escuchando atentamente, y el término desconocido le llamó la atención.

Su ignorancia sorprendió a Shizuka. Lo miró con lástima por un momento, y luego retomó rápidamente su sonrisa habitual y dijo: “¿No sabes lo que es el coron, Akira?”

“No. Nunca había oído hablar de ello.”

“Bueno, es una historia un poco larga. ¿Te importa?”

“No, por favor, cuéntame.”

Shizuka explicó que había dos formas de dinero en Oriente: la moneda corporativa y la corona. La moneda corporativa existía en cinco variedades, cada una emitida por una de las Cinco Grandes, las corporaciones gobernantes del ELGC. Aurum, respaldada por Sakashita Heavy Industries, era un ejemplo excelente. Falsificar cualquiera de estas monedas era una declaración de guerra contra el ELGC, que había aniquilado a muchas organizaciones criminales por intentarlo.

Coron era una forma de pago independiente utilizada en todo Oriente: una moneda digital, también conocida como dinero del Viejo Mundo, imposible de falsificar con la tecnología actual. Como cualquier otra reliquia, podía excavarse en las ruinas, como saldo en un monedero digital llamado tarjeta coron. O se podía adquirir a través de transacciones con entidades del Viejo Mundo.

El Coron era el estándar absoluto de valor en Oriente. A través del ELGC, podía cambiarse por cualquier moneda corporativa a un tipo de cambio generoso, aunque las elevadas tasas desaconsejaban cambiar la moneda corporativa por el coron. Además, las transacciones entre grandes empresas se pagaban normalmente en Coron, lo que aumentaba aún más su valor.

Y lo que es más importante, el Coron seguía funcionando como moneda del Viejo Mundo. Algunas fábricas y otras instalaciones entre las ruinas seguían siendo plenamente funcionales, protegidas por potentes guardias robóticos. Los avanzados sistemas de seguridad del Viejo Mundo eran siempre una fuerza a tener en cuenta, y en algunos casos, ni siquiera los cazadores de primera categoría o los ejércitos privados de las corporaciones tenían alguna posibilidad. Luchar contra esas defensas para robar reliquias era casi imposible. Pero con Coron, uno podía negociar con los supervisores de la IA de las fábricas, asegurándose la oportunidad de comprar con seguridad los escasos y valiosos bienes que fabricaban.

Ahí radica el verdadero valor de Coron: comprar bienes del Viejo Mundo — y negociar con entidades del Viejo Mundo. Y aunque esa información había sido un secreto muy bien guardado, ahora era de dominio público en todo Oriente.

Las máquinas expendedoras de las ruinas a veces vendían medicinas que podían regenerar rápidamente los miembros perdidos o incluso revertir el envejecimiento. Los intentos de hacerse con sus productos por la fuerza daban lugar a montones de cadáveres — víctimas de la seguridad del Viejo Mundo — o incluso destruían las máquinas expendedoras y su valioso contenido. Coron era un atajo hacia esas reliquias de valor incalculable.

Incluso se rumoreaba que algunas corporaciones utilizaban Coron para comprar suministros militares de las antiguas bases de producción, amenazando con romper el equilibrio de poder de Oriente. Así que el ELGC buscó con más urgencia la moneda del Viejo Mundo. Para animar a los cazadores a recogerla de las ruinas, y para canalizarla hacia sus propios bolsillos, ofrecieron una selección de productos que sólo podían comprarse con coron. Naturalmente, esta línea exclusiva consistía en lo mejor de lo mejor.

“Y ahí lo tienes”, terminó Shizuka. “Se rumorea que algunos AAH han sido modificados con especificaciones exclusivas de coron. Si es cierto, me encantaría echarle un vistazo a uno.”

“Gracias por explicar todo eso”, dijo Akira, inclinándose hacia ella. Ahora que sabía que la moneda corporativa nunca podría comprarle ciertos equipos, comprendía por qué Alpha insistía en que cualquier cantidad de aurum era cambio de bolsillo. “Fue realmente intrigante.”

“¿Ah, sí? Me alegro.”

Shizuka esperaba que cualquiera que utilizara un traje de poder supiera lo que ella acababa de decirle. Era de conocimiento común. El adulto oriental promedio lo sabía, aunque no tuviera nada que ver con la caza. Pero Akira no. Sintió una punzada al imaginar su situación, pero por consideración a sus sentimientos, la ocultó tras su habitual sonrisa.