Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 10

Capitulo 9: Alice en el País del Hardgore

Parte 2

Nemurin bajó flotando y se acercó a la chica para verle la cara, pero ésta no le prestó atención y siguió mirando al frente mientras corría.

“Es una concentración increíble.” Comentó Nemurin. “Es como si todo lo que pudiera ver fuera su objetivo. Es increíble, pero… da un poco de miedo.”

¿Qué buscaba esta chica mágica? Nemurin ni siquiera tuvo que pensarlo. Un conejo blanco salía corriendo delante de ella. Era una chica que llevaba un disfraz con el motivo de un conejo blanco, blanco por todas partes, con una bonita diadema de orejas de conejo en la cabeza; aparte de las orejas de conejo, parecía exactamente una chica mágica que Nemurin conocía. Sin embargo, como no se giraba, no podía verle la cara, así que Nemurin no podía asegurarlo.

La chica mágica de blanco no debió darse cuenta de que la Alice de negro la perseguía, ya que siguió corriendo sin volverse. ¿Por qué la Alice de negro perseguía a la chica de blanco? ¿Estaba obligada a perseguir a un conejo blanco, siendo una Alice? ¿O había alguna otra razón?

“Hmm… Hmmm, ¿qué es esta sensación que estoy teniendo aquí?

Esto se está poniendo interesante.”

Saliendo del bosque para dirigirse a las montañas, la chica de blanco subió y subió, y la Alice de negro corrió tras ella. La chica de blanco llegó por fin a la cima de la montaña y se precipitó por un imponente acantilado. La Alice de negro la siguió, abriendo los brazos y las piernas para lanzarse por la cima del acantilado.

“Ohh, así que ella también puede volar, ¿eh?” Dijo Nemurin. No dispuesta a dejarse vencer, se lanzó tras las chicas. La Alice de negro se dirigió al suelo a gran velocidad, y para cuando Nemurin se dio cuenta, “Espera, ¿no está cayendo en caída libre?”, la chica aterrizó, o más bien chocó con el suelo.

El resultado no fue el agujero con forma humana al estilo de las caricaturas que Nemurin había predicho: el destino de la chica fue realista, y el choque del impacto la convirtió en un trozo de carne y sangre. Fue el colmo del esperpento. Oh, mierda, pensó Nemurin, y puso un mosaico de censura encima. Eso lo mejoró un poco.

La chica mágica de blanco, a la que Alice no había podido alcanzar ni siquiera en caída libre, bajó sin problemas y siguió corriendo. Este sueño fue brutal hasta el final.

Parecía que este era el tipo de sueño que terminaba cuando el soñador moría. Era raro que una chica mágica tuviera ese tipo. Era más común que las chicas mágicas hicieran lo que querían en sus sueños.

“Pobrecita… Si hubiera sabido que iba a morir, la habría detenido.”

Cuando Nemurin se acercó al mosaico rosa, el bulto de carne que había debajo tembló. En un instante, el bulto tomó forma humana y, antes de que Nemurin pudiera sorprenderse, se convirtió en Alice, que apartó el mosaico y salió corriendo de nuevo.

“¿Eh? ¿Qué? ¿No se está muriendo?”

Nemurin se apresuró a reparar la abolladura en el suelo e hizo que todas las cosas que se habían dispersado se disolvieran en el aire antes de seguir a la Alice de negro.

“Así que no era un sueño que terminara con su muerte, ¿eh? Eso no es algo malo, pero… en ese caso, ¿qué clase de sueño es este?”

Al poco tiempo, Alice divisó la espalda de la chica mágica de blanco. Alice había corrido mucho y aún no había podido alcanzarla, pero quizás ahora la chica de blanco también estaba cansada… o no. Alice seguía sin poder acercarse.

“¡Puedes hacerlo! ¡Un poco más! ¡Sólo un poco más!” Llamó Nemurin.

La Alice de negro extendió el brazo, y en el momento en que sería capaz de tocar a la chica de blanco si se estirara un poco más, resbaló y cayó hacia delante. A esta velocidad, incluso un pequeño tropiezo era un desastre. Rodó, rompiendo árboles, golpeando rocas y abriéndose paso por la tierra, hasta que, hecha polvo, quedó tendida de lado y se detuvo. Nemurin miró y vio que detrás de ellas había una especie de tortuga marina que avanzaba pesadamente. Con eso había tropezado.

La chica era ahora un espectáculo espantoso. Una rama de árbol la atravesaba, la articulación de su codo derecho apuntaba en la dirección equivocada, su pie derecho se había desprendido del tobillo, su globo ocular derecho se derramaba y su mandíbula estaba abierta verticalmente. Nemurin se cubrió los ojos con las manos, mirando la escena entre sus dedos.

A pesar de las heridas mortales de la chica —en realidad, parecía estar muerta—, la Alice de negro se levantó, y su pie arrancado y sus entrañas expuestas volvieron a la normalidad.

“Caramba, esos son unos increíbles poderes de regeneración.” La Alice de negro volvió a echar a correr inmediatamente.

“Hmm, esa es una pasión intensa. Supongo que esa es la juventud haciendo de las suyas.”

Restaurando los árboles rotos y las rocas destrozadas, y borrando las salpicaduras de sangre, Nemurin salió volando. “Pero es como… la forma en que sigue muriendo choca con el ambiente del lugar.”

Entraron en un humedal repleto de setas gigantes. La chica de blanco saltó entre los hongos, chocando de vez en cuando con ellos y llegando a rebotar en ellos, pero nunca redujo la velocidad. Golpeó con el hombro uno particularmente grande, haciendo que se balanceara salvajemente. La chica mágica de blanco siguió corriendo sin problemas, pero cuando la Alice de negro trató de seguirla, la seta giró hacia atrás, de derecha a izquierda, y la oruga gigante que fumaba una pipa alargada sobre ella se cayó.

Hubo un sonido de smush.

Alice fue completamente aplastada, convirtiéndose en una mancha roja que rezumaba lentamente en el suelo debajo de la oruga. La oruga no se inmutó por la Alice de negro; de hecho, ni siquiera se inmutó por su propia caída mientras exhalaba una larga bocanada de humo. Pero entonces Alice se levantó, haciendo desaparecer el peso que tenía encima (en otras palabras, la oruga), y rodó de cabeza. Mientras la oruga intentaba enderezarse de alguna manera, Nemurin la puso de nuevo encima de su seta y continuó persiguiendo a la Alice de negro.

“Es realmente agotador, arreglar las cosas para ella.”

Saliendo de la región de los hongos, salieron a una calle mantenida. La chica mágica de blanco corrió justo en medio de la marcha de la Reina de Corazones con las chicas cartas que la atendían, haciendo que la reina enloqueciera de rabia ante la insolente figura que había atravesado su fila, pero la chica de blanco se alejó rápidamente. La Alice de negro la siguió, saltando delante de la reina enfadada, y bajo las órdenes de la reina, las chicas cartas capturaron a la Alice de negro.

“¡Chica insolente! ¡Que le corten la cabeza!”

A la pobre Alice de negro le cortaron la cabeza. La sangre brotó, y la visión de su decapitación fue tan gráfica, la ejecución tan horripilante, que la chica carta que había hecho de verdugo se echó a llorar, pero parecía que la reina estaba satisfecha por el momento, y la marcha se reanudó. Las cartas y la reina se fueron, y el cuerpo abandonado de Alice se levantó, recogió su cabeza y colocó las partes cortadas juntas. Con una especie de efecto sonoro que Nemurin no quería oír, la Alice de negro pegó la cabeza a su cuerpo, y luego volvió a salir corriendo.

“Nunca se acaba con esta chica, ¿eh?”

La Alice de negro siguió corriendo detrás de la chica de blanco, y la chica de blanco corrió tan rápido que Alice nunca pudo alcanzarla, sin saber siquiera que la estaban siguiendo.

Nemurin no sabía el nombre de la Alice de negro. No sabía por qué perseguía a la chica de blanco, y ni siquiera sabía qué tipo de relación tenía con la chica de blanco para empezar. Todo lo que Nemurin sabía era la mirada que la Alice tenía en su rostro. La perseguía con tanta desesperación, incapaz de alcanzarla, pero persiguiéndola de todos modos, corriendo incluso cuando se convertía en un amasijo de trozos de carne.

Saltó a una partida de croquet y le aplastaron la cabeza con un mazo de madera, saltó a una fiesta de té y le salpicaron la cabeza con agua caliente, pero aun así no se rindió, nunca se desanimó, persiguiendo la espalda de la chica a la que nunca pudo alcanzar mientras corría sin parar. Cuando apareció una gran roca ante ella, no disminuyó su ritmo.

“Me siento mal por ella. Mira todo esto.”

Levantando los dedos índice y medio de ambas manos, Nemurin se tocó en la frente con ellos. “¡Nemurin Beam!”

El Nemurin Beam destruyó la gran roca que bloqueaba el camino ante la Alice de negro, y Alice siguió adelante sin chocar con ella, pero un montón de fragmentos de la roca destrozada volaron hacia ella, y al final aún acabó hecha un lío.

Nemurin gimió. “A Nemurin le gustan los sueños alegres. Esto no es alegre. No se dirige a un final feliz. ¿No es aburrido si nunca puedes alcanzarla, por más que la sigas y persigas?”

Nemurin se agarró a Alice por un lado. “Hey, hey.” Dijo. Pero no hubo respuesta.

“Hey, escucha.” No hubo respuesta.

“Esa chica mágica de blanco que corre delante de ti, es real, ¿sabes?

Nemurin sabe el nombre de esa chica.”

La Alice de negro se volvió hacia Nemurin. Su expresión era de máxima seriedad.

“Hey, hey, Alice de negro. ¿Cómo te llamas?” Preguntó Nemurin. “Hardgore Alice.” Respondió finalmente la chica.

“Ese es un nombre bonito, y también un poco brutal. ¿Por qué persigues a esa chica?”

“Um…”

“¿No quieres decirlo?”

“No. Quería darle las gracias.”

“¿Darle las gracias?”

“Porque ella me ayudó antes.”

“¿En verdad sólo quieres darle las gracias?”

“Bueno…”

“A Nemurin le parece que estás demasiado desesperada para que se trate sólo de un agradecimiento… ¿No crees?”

“Bueno…”

“Esto es sólo entre tú y Nemurin, ¿de acuerdo? No se lo diré a nadie. Si le dices a Nemurin algo, entonces Nemurin probablemente pueda ayudarte.”

“Bueno…” “¿Y bien?” “Bueno…” “¿Y bien?”

“Porque… voy de negro.” “Ajá.”

“Pensé que tener una chica mágica blanca conmigo, el blanco y el negro serían bonitos juntos… Pensé que nos adaptaríamos la una a la otra.”

“De acuerdo.” Nemurin sonrió alegremente y dio un pulgar hacia arriba. “¡Me gustas!”

Un poco confundida, Alice inclinó tímidamente la cabeza. “… Gracias.”

“No necesitas agradecerme, sólo corre. Nemurin te ayudará y hará que puedas alcanzar a la chica de blanco.”

“Ponte al día… Ponte al día…” Murmuraba Hardgore Alice una y otra vez. Cada vez que lo repetía, aceleraba. Poco a poco fue recortando la distancia que la separaba de la chica mágica de blanco… pero había una especie de gran lío por delante.

Un ejército de ajedrez rojo y otro blanco luchaban en una amplia llanura de hierba. La reina roja gritaba instrucciones como si estuviera dispuesta a quedarse ronca, mientras que la reina blanca estaba en primera línea, golpeando a las piezas rojas. Era una escena de absoluta confusión: Un peón perseguía a un caballo; un alfil pateaba una torre. Una nube de polvo se cernía sobre todo ello, y no había una línea de visión decente a través de la batalla, pero la chica mágica de blanco se dirigió al campo de batalla, sin prestar atención.

Nemurin extendió los brazos y gritó: “¡Hagan esto en otro lugar!”

Hubo una ráfaga de viento, y luego la ráfaga se convirtió en un torbellino, y el torbellino en un tornado. El gigantesco tornado arrastró todas las piezas de ajedrez de tamaño humano, llevándolas a otro lugar. Todas las piezas se quejaron, y las dos reinas despotricaron furiosamente sobre cómo iban a demandar, pero a Nemurin no le importó. Las envió a todas volando más allá del horizonte, y sin nada que se interpusiera en su camino, Hardgore Alice acortó aún más la distancia con la chica de blanco.

Entonces se produjo otro alboroto más adelante. Un gigantesco dragón de largas garras y afilados colmillos estaba enredado y enzarzado con un monstruo del mismo tamaño que echaba humo. La pareja destruía todo lo que veía mientras se batía en una feroz batalla. El choque entre los dos monstruos se fue acercando poco a poco, y cuanto más se acercaba, más evidente era lo gigantescos que eran y que cualquiera que se viera envuelto en esto —aunque fuera una chica mágica— no saldría indemne. Pero a pesar de eso, la chica mágica de blanco se dirigió directamente hacia los monstruos. Sin inmutarse, Hardgore Alice también aceleró.

Nemurin levantó su dedo índice hacia el cielo. “¡Los Kaiju están destinados a ser derrotados!”

Las nubes se separaron y apareció un alienígena gigante que hizo retumbar la tierra cuando aterrizó. Pateó al dragón, dio un puñetazo al monstruo y luego disparó un rayo sobre las debilitadas bestias, que se convirtieron en nada. Satisfecho por haberlos derrotado en menos de tres minutos, el alienígena volvió por donde había venido.

Entre el humo de las explosiones de los dos monstruos, Hardgore Alice se aceleró, tratando de alcanzar a la chica mágica de blanco, pero no lo consiguió del todo; sus esforzados dedos temblaban, pero seguía sin poder alcanzarla.

Nemurin saltó. “¡Nemurin Kiiiick!”

Nemurin le dio a Alice una patada voladora en la espalda, haciendo que su mano saliera disparada hacia delante para alcanzar finalmente la espalda de la chica de blanco, y entonces se produjo un sonido de puf, y la chica de blanco se vio rodeada de humo. El impulso hizo que Alice cayera hacia adelante, y se cubrió de barro, y para cuando se levantó, lo que tenía en sus manos era un animal de peluche.

“¿Eh? ¿Qué? ¿Qué significa esto?” Reflexionó Nemurin.

Era un peluche de conejo blanco muy gastado. La chica de blanco había desaparecido. En el momento en que Alice la alcanzó, la chica se había transformado en el peluche de conejo blanco. Alice sostuvo el animal de peluche y lo apretó con fuerza. No parecía estar muy contenta por haber conseguido lo que había estado persiguiendo; de hecho, parecía estar sola.

Nemurin se cruzó de brazos e inclinó la cabeza. “Me pregunto por qué ha ocurrido esto.” Se acercó a Alice, que tenía la cabeza colgando, y le tocó el hombro. “Hey, hey, Hardgore Alice.”

“… ¿Qué?”

“Acabas de decir que quieres estar con la chica mágica de blanco, ¿no?”

“… Sí.”

“Pero no has dicho para qué.”

“Sí… Yo… La chica mágica de blanco y yo…” Todavía con el peluche en la mano, Alice miró al cielo. “Quiero que ayudemos a la gente… como la vez que ella me ayudó a mí. Quiero ayudar a la gente con problemas.”

Nemurin asintió con la cabeza, y luego volvió a asentir, esta vez más lentamente. “Tengo tres cosas buenas que decirte.”

“¿Qué cosas buenas?”

“La primera es que en el mundo real, cuando la alcances, no se convertirá en un animal de peluche. La segunda es que no es tan rápida en el mundo real, así que será más fácil alcanzarla. La tercera es —y esto es importante, así que presta mucha atención— que la chica mágica de blanco se llama…”

***

✰   Ako Hatoda

Se despertó. Probablemente había tenido un largo sueño, aunque no recordaba nada de él. Estaba empapada de sudor, como si hubiera corrido lo más rápido posible, y jadeaba. Aspiró aire y lo expulsó, una y otra vez, durante un rato, y después de calmarse, se levantó.

Tuvo la sensación de haber soñado con la chica mágica de blanco. Pero no podía recordarlo. Ako suspiró y recogió el conejo de peluche junto a su almohada, abrazándolo contra su pecho.

Espera… ¿de dónde fue que saqué este conejo?

Este conejo de peluche era tan ambiguo que ni siquiera recordaba su procedencia, pero por alguna razón, Ako sintió que podía confiar en él, y lo apretó aún más.