Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 10

Capitulo 4: Los Negocios Yakuza-Angel

Parte 2

 

 

Yunael respiró profundamente tres veces. Con la mano derecha, agarró con firmeza el mango de un guan dao, susurrando para sí misma: “Puedo hacerlo, sé que puedo hacerlo”, mientras con la izquierda giraba el pomo que tenía agarrado para abrir la puerta. Los hombres que estaban dentro seguían intercambiando amenazas entre ellos, pero parecieron sorprendidos al ver aparecer a Yunael y comenzaron a levantarse de sus asientos. Sin embargo, antes de que pudieran levantarse, Yunael entró en acción.

“¡Escoria! ¡Los mataré a todos!”


Pronunciando al azar el cantonés que acababa de aprender en su segunda clase de lengua extranjera, despotricó salvajemente, dando tumbos por todas partes, paredes y sofá incluidos. Les atacaba una persona increíblemente extraña: un hombre de dos metros de altura, desnudo por encima de la cintura, abultado de músculos, con un peinado manchú y con un trapo enrollado en la cintura, balanceando un enorme guan dao. La escena se convirtió en un caos de enemigos y aliados que intentaban escapar. Yunael se había centrado en la intimidación al crear este personaje, basándose en uno de una película de kung fu que había visto el otro día. O bien su base de referencia había sido excelente, o bien su transformación y actuación eran así de buenas, ya que el personaje rompió rápidamente la moral de sus oponentes. Los hombres perdieron todo el coraje y el orgullo, gritando cosas como “¡Llama a la Jefa!” y “¡No huyas primero!” y “¡No me pises!” mientras tropezaban con ellos mismos para escapar. Yunael cerró la puerta, y Minael cambió del guan dao a su pequeña forma de ángel.

Yunael puso la mano sobre la caja fuerte. Era tan grande que, con un poco de esfuerzo, Yunael podía introducirse en ella. Además, parecía bastante robusta. Con la fuerza de las gemelas, tardaría en abrirse. No era algo que se pudiera hacer aquí.

“Bien, entonces, hagamos esto.” Dijo Yunael. “Me haré pasar por Mary y engañaré al resto de los presentes de alguna manera, así que toma esta caja fuerte, ¿de acuerdo, hermana? Hay un tipo en esa dirección que podría morir en cualquier momento, dásela.”

“¿Qué clase de misión es esa?” Preguntó Minael.

“Vamos, sólo hazlo… Espera, espera, espera. Incluso si hay dinero en efectivo dentro, sería malo si los policías ya tienen los números de serie. ¿Podrías decirle al tipo que no debe usar el dinero hasta que haya sido blanqueado?”

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“¿Por qué estás siendo tan cautelosa? ¿Esto es como esa película

Outrage o qué?”

“¡Tenemos que ser precavidas, o tendremos problemas!” “No quiero llevar algo tan pesado mientras vuelo.” “¡Sólo hazlo! ¡Ahora! ¡Antes de que vuelvan…!”

Oyeron el sonido del motor de un vehículo desde el exterior, seguido de ruidos de frenos, y luego una llamada de: “¡Jefa, ¿qué hace ahí dentro?!” Minael y Yunael intercambiaron miradas y se vieron palidecer al instante. No era el momento de quedarse paradas.

“Conviértete en un paño para envolver, hermana.” Dijo Yunael. “¿Eh? ¿Por qué un paño para envolver?”

Una vez que Minael se transformó, Yunael envolvió la caja fuerte en la tela que era Minael y se la colgó del hombro. Abrió la ventana, se aseguró de que no había nadie y, con la caja fuerte al hombro, saltó por ella y escapó.

“¡Hey! ¿Y por qué un paño para envolver?”

“Si me llevara la caja fuerte tal y como está, sobresaldría como un pulgar dolorido, ¿verdad?” Yunael señaló. “Tenemos que esconderla mientras corremos, y ser sigilosas al respecto.”

“Pero veras, le hice un patrón arabesco. Ahora sólo pareces un ladrón estereotipado.”

“Está bien, los ladrones de hoy en día ya no usan ese patrón.”

Yunael empezó a correr. Podía sentir la frialdad de la caja fuerte en su hombro a través de la tela.

Ella corrió. Sólo corrió. Volar para escapar sería una mala idea. Si las vieran volviendo a su forma de ángel para escapar, sería como decirle a todo el mundo quiénes eran las culpables. Además, si se transformaba en un pájaro gigante o en un pterodáctilo o algo así y luego Mary les disparaba desde abajo mientras se alejaban tambaleándose por el aire con la caja fuerte, sería un desastre.

Con la caja fuerte al hombro, Yunael intentó saltar el muro de la fábrica de un solo salto, pero no lo consiguió. Extendiendo un brazo, puso la mano en la parte superior de la pared y se levantó de alguna manera. Yunael no estaba preparada para este tipo de acciones dramáticas. Este era el tipo de cosas que debería hacer Winterprison.

“¡Ahí está!”

Yunael ahogó un grito. Ya las habían encontrado.

“Eso es lo que pasa cuando se elige un cuerpo tan llamativo.” Dijo Minael.

“¡Tienes razón! ¡Debería haberme transformado en otra persona para escapar! ¡Si te habías dado cuenta, hermana, deberías habérmelo dicho!”

“¡Comenzaste a correr antes que yo, Yuna!”

No tenían tiempo para detenerse a discutir. Ni siquiera tuvieron tiempo de des transformarse.

“¿Eres de Jin Bang Mei?”

“¡Mierda! ¡¿Por qué nos tienen que robar la caja fuerte por una pelea con la Organización Tetsuwa?!”

Los hombres fueron tras ellas, maldiciendo. No había edificios alrededor de la fábrica donde pudieran esconderse. No había forma de que Yunael pudiera ocultar la enorme caja fuerte en el terreno abierto lleno de maleza o en los campos de arroz secos. Mientras seguía corriendo, se arrepentía de haberse transformado en esa enorme cosa para amenazar a los hombres. ¿Era ese sonido como de pólvora explotando lo que oía detrás de sus disparos? ¿Eran los hombres los que le disparaban, o era Calamity Mary?

Sacudiéndose esas ideas que no quería tener, Yunael atravesó un campo que estaba en barbecho, pisó un camino de grava y corrió, sólo corrió desesperadamente, hasta que dobló una esquina, se detuvo y se lanzó a un lado, esquivando a duras penas el monovolumen negro que casi la atropella.

El monovolumen dejó marcas negras de neumáticos en el pavimento al detenerse, y la puerta se abrió con un movimiento suave.

“¡Sube!” Un hombre con una combinación increíblemente sospechosa de gafas de sol y una máscara quirúrgica le hizo señas con urgencia.

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“¿Eh? ¿Eh?”

“¡Deprisa! ¡Ya vienen!” La agarró de la mano, tirando de su enorme cuerpo hacia el interior del monovolumen, y la puerta se cerró. El hombre de las gafas de sol levantó la mano derecha y, sin entender por qué, Yunael le siguió la corriente, ofreciéndole también su mano derecha, y los dos chocaron los cinco.

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Entonces el hombre de las gafas de sol levantó la mano izquierda, y el conductor, que también llevaba gafas de sol y una máscara, se giró para chocar también con él, y los dos chillaron de alegría.

“¡Lo hicimos!”

“¿Viste las caras de esos bastardos? Patético.”

“Eso es lo que pasa cuando tratas de asociarte con la Organización Tetsuwa.”

Yunael no podía entender lo que estaba pasando aquí, pero estos dos —por ahora, al menos— no parecían ser enemigos. A través de la ventanilla trasera tintada, pudo ver cómo se alejaba la fábrica. Parecía que habían logrado escapar de su situación por el momento.

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“Tú también trabajas rápido, ¿eh?”

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“Sí, ya lo creo. Y tú también estás condenadamente empalmado.”

Yunael no lo entendió realmente, pero supuso que estaría vagamente de acuerdo con algunos gruñidos y “Ajá”.

“Nunca pensé que vería a alguien cargar en solitario.”

“Estoy impresionado. El Jin Bang Mei envió a un tipo infernal como refuerzo.”

“¿No habíamos dicho que vendrías aquí un poco más tarde? Esta vez ha ido bien, pero vamos a coordinar las cosas un poco mejor. No te mataría si al menos nos llamaras. Estábamos planeando vigilar aquí.”

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“Ah, sí, bueno, ajá.” Dijo Yunael. “En serio, tienes una voz muy aguda.” “Sí, suenas como una chica.”

“Me lo dicen mucho.”

Los edificios cercanos comenzaron a aumentar en número y altura. El vehículo se dirigía hacia la ciudad. Encorvada en este vehículo bastante pequeño para ella, Yunael respiró aliviada, pero luego apretó los labios. Aun no podía bajar la guardia. Aunque esto era mejor que luchar contra Mary, ahora tenía que enfrentarse a esos tipos de alguna manera y escapar a un lugar seguro. Se sentía mal, después de que la hubieran salvado, pero pensó que una vez que se detuvieran en un semáforo o algo así, los golpearía con la suficiente suavidad como para no matarlos, y se retiraría.

“¡Hey! ¡Mira adelante!” La tela de envolver habló.

¿Qué diablos estás haciendo, hablando delante de otras personas? Pensó Yunael, y mientras se aclaraba agresivamente la garganta en un intento de al menos disimularlo, miró hacia delante para ver a una chica con un disfraz de pistolera, como si hubiera salido de una película del Oeste, de pie en la acera. Obviamente era Calamity Mary.

Cuando Mary sacó una pistola de su funda y les apuntó, Yunael gritó: “¡Ah! ¡Adelante! ¡Es ella!”

El hombre del asiento de al lado dio un puñetazo al reposacabezas que tenía delante, mientras el conductor escupía maldiciones.

“¡La maldita guardaespaldas de la Organización Tetsuwa! ¡Si la matamos, obtendremos una bonificación!”

“Esto no es un problema, ¡sigue adelante y atropéllala!” “¡¿Qué estás pensando?!” Gritó Yunael. “¡Eso será fatal!” “¡Sí, esa es la cuestión!”

“¡No! ¡No me refiero a eso!”

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El conductor pisó a fondo el acelerador. Todos los que estaban en el vehiculó se vieron obligados a retroceder en sus asientos cuando el monovolumen aceleró de repente, y Mary se agrandó en su campo de visión. Al ver aparecer una sonrisa retorcida en el rostro de Mary, una expresión de su regocijo, Yunael tomó una decisión. Si no corría, iban a morir.

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Yunael abrió de una patada la puerta trasera y saltó, llevándose la puerta con ella. Los hombres gritaban algo, pero ella no vio en ello una razón para detenerse. Utilizando la puerta para amortiguar su aterrizaje, cayó al suelo y lo utilizó como trampolín para saltar, sin frenar ni un pelo mientras salía corriendo.

Oyó una serie de golpes detrás de ella, seguidos del sonido de un enorme objeto que había estado corriendo a gran velocidad rodando y luego deslizándose. Luego llegó el sonido de un muro de bloques de cemento o de algo que se estaba destruyendo, pero ella no se volvió. Haciendo caso omiso de la ropa colgada de una barra de secado que se encontró de frente, saltó a una residencia, pasó de la veranda al salón y a través del pasillo y, entrando en la cocina, corrió delante de una mujer de mediana edad con los ojos muy abiertos y con un delantal, rompió una ventana y salió rodando al exterior, luego corrió un poco más, llegando a un cruce en forma de T. Un muro de piedra se alzaba ante ella. Se trataba de un punto de referencia: el único muro de piedra de Ciudad N estaba cerca del Parque Norte. Si subía a la cima de este muro, estaría en el Parque Norte. Después, Monzenmachi estaba a poca distancia.

Sujetando la caja fuerte bajo el brazo izquierdo, Yunael empezó a escalar la pared sólo con las piernas y el brazo derecho. La pared era empinada, pero no era completamente vertical. Las chicas mágicas podían incluso correr por los lados de los edificios que estaban perpendiculares al suelo, así que con su fuerza, no era imposible para ella escalar, incluso llevando una gran caja fuerte bajo un brazo. Pero Yunael solía centrarse sólo en las habilidades de vuelo, y no tenía muchas oportunidades de correr o saltar, así que no le resultaba fácil. De alguna manera, se subió a la valla con una mano para llegar a la cima y suspiró aliviada.

En la plaza del parque había un patio de recreo, y los chicos de escuela media sentados allí con sus uniformes miraban a Yunael con la boca abierta. Cinco de los chicos estaban sentados en los balancines y columpios y demás, mientras que uno estaba en el suelo. Mirando de cerca, vio que estaba desnudo por encima de la cintura y que sólo llevaba ropa interior por debajo. Su camisa blanca de vestir y sus pantalones de uniforme estaban tirados en el suelo. Estaba sucio por todas partes y tenía el labio roto y sangrando.

Yunael frunció el ceño y cuadró los hombros mientras se acercaba a los chicos con fuertes pisotones. Golpeó la caja fuerte contra el suelo, haciendo temblar la tierra. La tela que envolvía la caja fuerte emitió un pequeño grito de “¡Ay!”

“Hoy todo se alineó para ser una mierda, ¡¿eh?!”

Los matones, que ya parecían dispuestos a huir, temblaron y se aferraron a los juegos infantiles.

Yunael agarró a uno de ellos por las solapas y acercó su cara a la suya. “Acosando a los débiles, eh. ¿Te divierte este tipo de cosas?”

El chico abrió y cerró la boca un montón de veces, consiguiendo de algún modo soltar: “Sólo estamos jugando.” Esta vez Yunael golpeó la caja fuerte contra el suelo dejándola allí, haciendo que sus mejillas se endurecieran, y cerró la boca.

La tela decía: “Eh, Yuna, déjalo ya.” Pero Yunael la ignoró, contorsionando su cara (que para empezar daba bastante miedo) en una expresión que helaba la sangre, mirando al chico desde lo suficientemente cerca como para sentir su aliento.

“La próxima vez que hagas algo así, voy a venir a darte un golpe.”

El matón tembló y asintió, y cuando Yunael se volvió para mirar a los demás, todos asintieron igual que él.

Finalmente tomó la mano de la víctima y la levantó. “Si vuelven a hacer este tipo de cosas, pide ayuda en los tablones de mensajes del sitio de agregados de chicas mágicas. Un grupo de entrometidos se reunirá para gestionar las cosas por ti de alguna manera.”

El chico asintió con nerviosismo y Yunael levantó la caja fuerte, que estaba enterrada en el suelo en una quinta parte. Cuando miró en la dirección por la que había venido, vio una mano en la valla: alguien que entraba en el parque desde el muro de piedra. Yunael se dio la vuelta y se alejó.

Había perdido los nervios y había ayudado a ese niño sin pensarlo. No era el momento de hacer algo así, ¿qué demonios estaba haciendo? Se echó a la espalda la caja fuerte que llevaba en los dos brazos y la convirtió en su escudo mientras corría, aunque no serviría de mucho, salvo para su tranquilidad. La tela lanzó un grito de protesta, pero Yunael fingió no haberlo oído.

Se oyó el sonido de los disparos, que ya estaba acostumbrada a oír, cuando la tierra a su izquierda estalló, y los chillidos de los chicos desgarraron el parque. La propia garganta de Yunael temblaba con un grito sin voz mientras saltaba hacia un matorral de lilas. La caja fuerte pasó por encima del matorral, rodando. Decidió dejar que su hermana mayor se encargara de eso, de alguna manera. Ahora mismo, su propia seguridad era su prioridad. Esparciendo hojas y rompiendo ramas, se adentró en la espesura, encontrando un lugar que parecía seguro por el momento, y se acobardó allí.

Yunael se quedó quieta en la espesura y rezó. Rezó para que Mary tuviera el suficiente intelecto y racionalidad como para que se diera cuenta de que era una mala idea destruir la caja fuerte robada, y para que no disparara a lo loco en la espesura o lanzara una granada. Pensando de forma auto burlona que realmente era un ángel, con tanto rezo, Yunael quiso llorar, pero se aguantó.

Un rayo de sol brilló. Abriéndose paso entre la espesura, apareció Mary. Miró al suelo y murmuró: “Se ha escapado, eh.” Entonces vio a Yunael, y cuando sus ojos se encontraron, ésta se sintió mortalmente ansiosa, pero se dijo a sí misma que si se movía, moriría, y se mantuvo quieta, sin moverse siquiera. El sonido de los pasos se hizo más lejano, y después de esperar pacientemente hasta estar segura de que no se trataba de una farsa o una trampa, Yunael suspiró aliviada, pensando: “Ya está bien”, y se transformó. Volviendo de la forma de hormiga a la de ángel, se transformó en una anciana tradicional que parecía ser agricultora, entre los setenta y los ochenta años y con la espalda encorvada, y, moviéndose con precaución y cautela, salió de la espesura. Los chicos de la escuela media debieron de huir, pues ya se habían ido, y la camisa y los pantalones también habían desaparecido, por lo que el chico acosado debió de ponerse la ropa y conseguir huir.

Cuando dio la vuelta al otro lado de la espesura, donde había estado la caja fuerte, encontró dos toboganes uno al lado del otro. Uno de ellos era un sólido tobogán de hormigón, audazmente colocado en su sitio, mientras que a su lado había un tobogán de un par de tamaños más pequeño.

“¿No crees que es un poco inverosímil tener un tobogán al lado de otro tobogán?” Dijo Yunael.

El pequeño tobogán se retorció y se transformó, dejando al descubierto la caja fuerte escondida en su interior, y Minael, que se había transformado en el tobogán, estaba sentada encima de la caja fuerte mientras suspiraba. “Está bien. Es como un tobogán mamá y un tobogán bebé.”

“Hey, hermana, no vuelvas a esa forma ahora. Si alguien nos viera, podría iniciar el rumor de que ha visto un ángel por aquí, y Mary sospecharía.”

“No queremos eso… Entonces, de momento, ¿debería convertirme en una tela?”

“No, aunque no vayamos con el patrón de arabescos, ellos vieron la tela… Entonces vayamos con cesta, del tipo que llevaría una vieja vendedora ambulante. Una grande en la que quepa la caja fuerte.”

“Sí, sí, entendido.”

Podían oír el sonido de las sirenas en el viento. ¿Habían llamado a la policía los chicos de escuela media de antes o algún buen samaritano como un entrometido? Sus agudos oídos de chica mágica captaron el sonido de pasos. Podían oír voces que decían: “He oído disparos” y también “¿Algún tipo de pelea?”.

No querían quedarse mucho tiempo. La abuelita Yunael se echó la cesta al hombro y se marchó a toda prisa, pero cuando Minael le aconsejó: “¿No caminas demasiado deprisa para tu edad?” Yunael ajustó su paso, abandonando la zona lenta y pausadamente. Si era tonta y se dejaba llevar por el pánico y corría ahora mismo, llamaría la atención. Aunque tuviera prisa, debía moverse como una anciana, con lentitud.

No importaba el ajetreo que había a su alrededor, no podía precipitarse. Oyó pasos por todas partes, pero caminó con calma, e incluso cuando oyó voces profundas y familiares, se dijo a sí misma: “No hay manera de que nos descubran.” Las voces se acercaron y la cesta que llevaba al hombro tembló. Yunael murmuró automáticamente: “Deja de moverte.”

Si se precipitaba, sólo conseguiría que sospecharan. La abuelita Yunael miró hacia las voces y vio a unos hombres que les apuntaban. Uno de ellos sostenía un aparato cuadrado con luces rojas y amarillas parpadeantes: era una especie de radar o algo así. Al oírlos decir: “Ese tamaño” y “La posición encaja”, la abuelita Yunael salió disparada.

“¡Maldita sea!” Gritó Yunael. “¡¿Tienen un transmisor en la caja fuerte?!”

“¡Es esa vieja!” “¡Tras ella!” “¡Deténganla antes de que lleguen los cerdos!” “¡Llama al jefe!” Gritaron todos los hombres mientras salían corriendo detrás de Yunael.

Yunael pensó: Ahora es inútil. Deberían priorizar su propia seguridad sobre la caja fuerte. Si Mary apareciera, entonces sí que sería mortal.

Corrió al doblar una esquina, y con un ágil salto irrumpió en el patio de una residencia, para luego correr un poco más desde allí.

“¡Maldita sea! ¡Maldita sea!” Yunael maldijo. “Si tiene un transmisor, no tenemos más remedio que dejar la caja fuerte.”

“Tsk, qué pena.” Dijo Minael.

“Deberíamos haber hecho lo que fuera para romperla y sacar lo que hay dentro.”

“¿Eh? ¿Por qué tendríamos que romperla? No está cerrada con llave.”

“¿Qué?” La anciana bajó la cesta de su espalda, llevándola delante de ella en brazos, y, todavía corriendo a toda velocidad, puso su barbilla encima de la cesta. “Qué diablos. ¿Por qué no lo dijiste, hermana?”

“Uh, pensé que lo sabías. ¿No lo sabías?” “¡No lo sabía!”

“De verdad. Pensé que seguro que necesitabas la caja fuerte en sí.” “¡Idiota! ¡Eres una idiota, hermana!”

Cruzando un muro de bloques de cemento, Yunael corrió por un callejón. Si sólo huyera de los hombres, estaría bien. El problema era Mary. Aunque abrieran la caja fuerte aquí y ahora para llevarse el contenido, eso no haría que Mary se rindiera. Incluso sin el transmisor,

¿podrían deshacerse de Mary?

No tenía tiempo para pensar. Tenían que decidir ahora. La abuelita Yunael salió corriendo a la avenida principal. Los hombres las señalaban y gritaban: “¡Es esa vieja!”

“Hermana, deja ir la caja fuerte.” Dijo Yunael. “¿Segura?” Preguntó Minael.

“Cuando lo hagas, ¿puedes abrir la puerta y rociar el contenido por todas partes?”

“Déjalo en manos de tu hermana mayor.” La cesta se retorció de forma antinatural, dejando caer la caja fuerte desde dentro. La puerta de la caja fuerte estaba abierta. Como se estaba cayendo mientras estaba abierta, por supuesto el contenido se derramó.

Al ver eso, los hombres se enfadaron, y la abuelita Yunael corrió aún más rápido, entrando en una tienda para deslizarse hasta el lavabo, donde se transformó en una serpiente fina como una cuerda. Minael se transformó en un pequeño anillo, que la serpiente enganchó alrededor de su cuello para deslizarse por el ventilador del baño hacia el exterior.

Cuando Mary se enteró de que el gigante y la anciana se habían escapado, se fue como si no le importara, y aparte del conductor que había llevado a Mary hasta allí, todos los hombres salieron a recoger el contenido de la caja fuerte. Cuando los delincuentes se reunieron alrededor, los hombres los amenazaron a todos con sus característicos gritos de “¡Esto no es un espectáculo!” y “¡Piérdete! ¡Lárgate!” mientras recogían las diversas listas y documentos, certificados de acciones, certificados de oro y dinero en efectivo. Un grupo de hombres se unió para llevar la caja fuerte de vuelta. Si la policía los veía y los interrogaba, se acabaría todo. “¡Deprisa, deprisa!”, gritaban los hombres mientras se apresuraban. Uno de ellos —un hombre que iba a la cola— se alejó gradualmente de los demás. Al llegar a una esquina, fue el único que giró a la derecha y, al ver que nadie más lo veía, se transformó.

“… Agh… Después de todo eso, ¿esto es todo lo que tenemos?” Yunael, en forma de universitaria, suspiró.

Minael, que se había transformado en bolso, la consoló. “Es mejor que nada. Esto es como un millón de yenes, ¿verdad?”

“Pero parecía que ese tipo tenía unas deudas muy graves. ¿No será esto una gota de agua?”


“Podría ser el caso…”

Envueltas en la melancolía, la pareja se dirigió hoscamente a la casa del suicida.

En contra de lo que esperaban, el suicida levantó las manos con alegría y aceptó el dinero. Al oírle decir que eso le bastaba para pagar todas sus deudas, la estudiante Yunael le dio una patada, diciendo: “No intentes suicidarte por una deuda tan pequeña.” Mientras Minael se transformaba en algo fuera de su vista para patearle también por detrás y derribarle. Le dieron una paliza, luego le dieron un sermón serio, haciendo que el hombre llorando prometiera no volver a intentar suicidarse, y luego él y Yunael fueron al izakaya del barrio, tomaron unas copas y se separaron.

El bolso Minael se había quejado diciendo: “Yo también quiero beber.” Pero Yunael la ignoró, y antes de dejarlo, el antes suicida gimió: “Ahora que he gastado un poco en la bebida, ya no me alcanza para pagarlo todo.” Así que lo volvió a patear.

Yunael y Minael hacía tiempo que se habían olvidado de Ruler.

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