Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 10

Capitulo 1: La Batalla Solitaria de la Dama Caballero: Corte del Director

Parte 2

✰   Snow White

Snow White estaba un poco preocupada por La Pucelle, que era su compañera chica mágica veterana y también su amigo de la infancia. Últimamente, cada vez que se encontraban, los pensamientos de La Pucelle se centraban intensamente en una sola cosa:

Que estaría en problemas si Snow White leyera sus pensamientos.

Snow White ladeó la cabeza. No tenía ni idea de lo que La Pucelle temía que supiera otra persona.

Una vez, Snow White se había presentado en la torre de acero antes de la hora de su encuentro. La Pucelle ya estaba en lo alto de la torre, pero estaba sentada allí con una expresión triste y seria, y Snow White sintió que no podía hablar con ella. Unas cuantas veces después, Snow White se había presentado temprano para observar a La Pucelle desde un escondite. Su amiga se paraba de manos, o hacía poses extrañas, o hacía su espada gigante y la balanceaba salvajemente; su comportamiento se intensificaba cada vez más. Había algo espantoso en el espectáculo.

¿Tenía ese extraño comportamiento algo que ver con lo que ella no quería que se supiera? Snow White quería ayudarla, de alguna manera, pero si no sabía cuál era el problema, no podía ayudarla. Me gustaría que me lo dijera, pero no es como si pudiera obligarla a hacerlo… Su mente estaba tan obsesionada con este enigma que en un momento dado su profesora la regañó por estar distraída en clase.

Cuando se fue a la cama con estas preocupaciones en la cabeza, tuvo un sueño. En el sueño, Nemurin bostezaba tiernamente mientras dormía, y Snow White la sacudía por los hombros diciendo: “¡Te vas a resfriar si duermes aquí!” y la despertaba.

“¿Eh? Snow White… Hnnn, Nemurin necesita dormir más.” “No tienes que dormir en tus sueños.”

“Aunque es porque es un sueño que Nemurin puede dormir bien… Parece que tú también tienes poco sueño, ¿eh, Snow White? ¿Hay algo en tu mente que te mantiene despierta?”

“Sí… Últimamente La Pucelle ha estado actuando de forma extraña.”

“Sería genial que Nemurin pudiera resolver este problema por ti, pero los problemas de relaciones interpersonales están más allá del alcance de Nemurin… así que ¿por qué no intentas pedir ayuda a otra persona? A veces no puedes resolver este tipo de cosas sin ayuda,

¿verdad? Seguro que a alguien más se le ocurren buenas ideas.” Nemurin saludó mientras se alejaba flotando. Koyuki se despertó.

Lo que le vino a la mente al despertar fue la sonrisa de Top Speed. Siempre era muy amable y se prestaba a ayudar en las cosas, así que seguramente Snow White podía contar con ella. A través del chat, fijó una hora para que se reunieran, y luego se dirigió a la base de Top Speed.

“Un problema que no puede contar a los demás, ¿eh?” Dijo Top Speed.

“Sí.” Respondió Snow White con un movimiento de cabeza. “Y parece apagada incluso cuando no estoy con ella… Es como si… sufriera de sentimientos de culpa.”

“Hmm. ¿Tal vez no es una cosa de chicas mágicas, sino que en realidad se trata de su vida privada?”

“Podría ser… Generalmente estamos juntas cuando ella es una chica mágica.”

“Entonces se trata de su familia, o de sus amigos. La conoces desde antes de que se convirtieran en chicas mágicas, ¿verdad? ¿No se te ocurre nada?”

Snow White pensó en cómo era Souta. Pasaban todo el tiempo juntos en el preescolar. En la escuela primaria, Souta había empezado a jugar con sus amigos varones, y los dos se habían distanciado gradualmente. Lo que sabía de Souta desde la escuela media sólo lo sabía de oídas.

“No se me ocurre nada.” Dijo Snow White. “Últimamente no hemos pasado mucho tiempo juntas fuera de cuando somos chicas mágicas… Creo que se lleva bien con su familia, pero no sé realmente sobre sus amigos.”

“Entonces apuesto a que es eso. Como si tuviera un mal amigo o algo así.”

Eso sí que tenía sentido: que Souta tuviera un mal amigo parecía muy plausible. Koyuki recordaba a un chico de su clase que actuaba como un chico malo con sus amigos. Aunque iba a una escuela diferente, Souta Kishibe también era un chico de escuela media. Aunque él mismo no estuviera metido en eso, algunos amigos podrían arrastrarle a algún comportamiento delictivo.

Top Speed notó que el rostro de Snow White palidecía y continuó. “Es bastante común estar de acuerdo con algunas cosas desagradables para no humillar a tus amigos. Aunque una vez que eres un adulto independiente y experimentas algunas dificultades, entonces cambiarás un poco, pero en la edad de la escuela media, los chicos no tienen mucha flexibilidad en su forma de pensar y de hacer las cosas.”

La imaginación de Koyuki se disparó aún más mientras escuchaba a Top Speed. Si Souta se juntaba con chicos así, también existía la posibilidad de que, con el tiempo, llegara a considerar a las chicas mágicas como infantiles y estúpidas. La Pucelle podría dejar de trabajar como chica mágica. Koyuki Himekawa se volvería a quedar sola.

Después de distanciarse de Souta y terminar viendo anime de chicas mágicas sola, Koyuki había sentido una soledad infinita. No quería volver a sentirse así. Sólo recordarlo la ponía al borde de las lágrimas.

“¿Sou… va a dejar de ser una chica mágica?” Ahora que había dicho eso en voz alta, honestamente sintió que iba a llorar. Snow White se obligó a no hacerlo.

“Dejar de ser una chica mágica… es un gran problema.” El tono de Top Speed era inusualmente serio. “Si es necesario, te echaré una mano, así que no te preocupes. De todos modos, la profesora de La Pucelle es Sister Nana, ¿no? Creo que también sería bueno intentar pedirle su opinión.”

Koyuki dio las gracias a Top Speed y se apresuró a acercarse a Sister Nana. “Creo que La Pucelle podría estar juntándose con una mala gente que la está llevando por el camino equivocado. Podría dejar de ser una chica mágica…”

Sister Nana se llevó la mano a la boca y parecía bastante afectada, y miró a Winterprison, que estaba a su lado. “¿Qué te parece?” Preguntó.

“¿Eh? ¿Yo?” Winterprison entrecerró un poco los ojos y dio un pequeño suspiro, luego comenzó: “Cuando tienes malos pensamientos, lo mejor es poner tu cuerpo en movimiento. Cuando estás sudado y agotado, dejas de querer pensar en nada, bueno o malo.” Cruzando los brazos, asintió. “Si le gusta, no me importaría enseñarle el funcionamiento. Estuve en clubes deportivos durante unos años.”

Winterprison miró a Sister Nana como preguntando: ¿Qué te parece la idea?

Sister Nana esbozó una pequeña sonrisa, luego se quitó la mano de la boca y endureció su expresión, volviéndose hacia Snow White. Snow White se encontró enderezando su postura para mirar de nuevo a Sister Nana.

“Todo el mundo oye los susurros del diablo de vez en cuando.” Dijo Sister Nana.

“¿Los susurros del diablo…?” Snow White inclinó la cabeza.

“Decir: ‘Engañar lo hará más fácil; ser violento se sentirá bien’… Prestar atención a esos susurros te hundirá en lo más profundo. El diablo me susurra al oído muy a menudo, ya sabes… diciéndome que me sumerja en un mar de deseo.”

“¿Eh? ¿En serio?”

“Cuando tengo que estar a dieta, el diablo me susurra: ‘Estos bocadillos son deliciosos’.”

Snow White soltó una carcajada y Sister Nana sonrió suavemente. Ahora que la tensión se había relajado, Sister Nana continuó. “El diablo eres tú misma, y el susurro es la voz de tu propio corazón. Cuando el mal brote en tu corazón, debes pensar en los rostros de tus seres queridos.”

“¿Los rostros… de mis seres queridos?”

“Si te dejas llevar por el vicio, no se trata sólo de ti. También puede implicar a tus seres queridos, directa o indirectamente. Cuando cometes un delito, no eres el único que será objeto de críticas. Las heridas que soportan tu familia o tu amante pueden ser mayores que las tuyas. En mi caso, pienso en Winterprison.”

“Tú no haces cosas malas, Nana.” Dijo Winterprison.

“Estoy hablando de forma puramente hipotética. ¿En quién piensas, Winterprison?”

“Ya sabes lo que voy a decir.” … Y así las dos empezaron a coquetear. En cualquier caso, Winterprison tenía un punto. Era una escena bastante común en la ficción que alguien se atrincherara por algún crimen, y luego se llamara a sus padres para que los llamaran por un megáfono.

Esta vez, no sería un detective el que asumiera el papel de llamar al culpable, sino Snow White. Era un gran trabajo. Tenía que darlo todo.

Ah, y una cosa más.

Si iba a hablar en serio para convencer a La Pucelle, sería mejor hacerlo en forma humana. Souta no sería tan receloso de esa manera. Tenía que hacerlo lo mejor posible para poder seguir siendo una chica mágica junto a La Pucelle para siempre.

***

✰   La Pucelle

Completamente agotado de su club extraescolar, Souta se dirigió a su casa. Cuando abrió la puerta de su casa y saludó a su madre, ésta le recibió con una amplia sonrisa. Él enarcó las cejas en señal de sospecha.

“Tu amiga está aquí.” Le dijo.

¿Quién podría ser a estas alturas del día? Sin tener ni idea de quién era, Souta subió las escaleras y abrió la puerta de su habitación para encontrar a una chica sentada allí. La conocía: su figura menuda arrodillada delicadamente frente a la cama sobre un cojín para invitados le resultaba familiar. Souta incluso empezó a decir “Snow…” Y luego se corrigió. “Koyuki. ¿Por qué estás aquí?”

“Últimamente, Sou… siempre estás pensando en lo mismo, ¿no?

Se trata de eso.”

Souta palideció. Con una expresión tan seria en su rostro, pudo saber lo que Koyuki estaba tratando de decir.

¡Ella lo sabe…!

Se acabó. Todo había terminado. Cerrando la puerta tras de sí, Souta arrojó su bolsa sobre la cama y se desplomó en un asiento frente a Koyuki. Preparado para una mirada de desprecio por parte de ella, agachó la cabeza.

“Oye, Sou. ¿Quieres seguir siendo una chica mágica?” No había desprecio en su tono. Cuando Souta levantó la cabeza, vio que realmente había compasión en sus ojos. “Puedo hacerme una idea de lo que pasa, Sou. Ese tipo de cosas son bastante comunes entre los chicos de escuela media, ¿no? Eso es lo que dijo Top Speed.”

Así que Top Speed también lo sabe, eh…

¿Hasta dónde se había extendido? Una oscura sombra cayó sobre el corazón de Souta.

“Oye, Sou. No vas a dejar de ser una chica mágica, ¿verdad?” Era más que su expresión; él también podía sentir una clara desesperación en su tono. Ahora Souta se dio cuenta de lo que le estaba pidiendo. Le estaba dando dos opciones: abandonar sus sucios pensamientos, o dejar de ser una chica mágica.

Por supuesto, Souta no tenía estos pensamientos sucios porque lo quisiera. Era el instinto de un chico de escuela media, y un fenómeno biológico. ¿Pero podría hacer que Koyuki lo entendiera? Ni siquiera se sentía capaz de explicarlo en primer lugar.

Souta se agarró la cabeza con las manos y se la estrujó. “Quiero seguir siendo una chica mágica. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto.”

“Top Speed dijo que, si era necesario, echaría una mano.” Dijo Koyuki.

Al instante, Souta se imaginó a Top Speed echándole una mano. En contraste con su forma de hablar ruda y masculina, ella, de entre las chicas mágicas, era de complexión pequeña. Ella extendiendo una de esas pequeñas y delicadas manos para…

“—También dijo que cuando se ponga difícil, las cosas se ablandarán.”

“¡¿Q-Qué?!”

“Como cuando experimentas dificultades, hace que tu pensamiento sea más flexible.”

“O-Oh, eso es lo que quieres decir.”

“Y Winterprison también dijo que cuando estás preocupado por algo, es una buena idea mover tu cuerpo.”

“¿Incluso Winterprison…?”

“Ella dijo que te enseñaría los tejemanejes.”

Enseñarme los… ¡¿qué?!

A La Pucelle seguro que le habían enseñado algo aquella vez que Winterprison había colgado su abrigo sobre Sister Nana. Incluso a través de su jersey, esas dos cosas habían afirmado firmemente su presencia, y si ella se ofrecía a enseñarle… No, no, no, eso no estaba bien. “Enseñar a alguien los tejemanejes” era un giro normal de la frase. Había espacio para asumir que él estaba malinterpretando las cosas de alguna manera.

Koyuki miraba a Souta con preocupación. Quizá le estaba poniendo a prueba. ¿Era una prueba para ver si esto le traería pensamientos sucios a su mente? Porque si era así, definitivamente no estaba aprobando. No podía usar la lógica para contener lo que su mente hacía.

Souta lanzó un doloroso suspiro. “Lo siento, Koyuki… pero no hay nada que pueda hacer al respecto.”

“¡No puedes rendirte! Sister Nana también dijo, ya sabes, que a veces, el diablo te susurra.”

La imagen de un demonio susurrando lascivamente al oído de Sister Nana surgió en su mente. Sister Nana luchaba diciendo: No debemos, detente, por favor, pero no podía resistirse a los persistentes susurros del demonio, y sus mejillas se enrojecían, el sudor la cubría toda. Al final, los largos brazos del demonio alcanzarían su cuerpo—¡No! ¿Qué estoy pensando? Souta sacudió la cabeza con violencia.

“¿Sou?”

“Uhh, estoy bien… No es nada.”

“Sister Nana me habló de lo que hay que hacer cuando sientes que el mal va a florecer en tu corazón.” Con un ejem, Koyuki se aclaró la garganta y puso las manos sobre sus rodillas. “Cuando tengas malos pensamientos, sólo debes pensar en la cara de tu madre.”

¡Urk…!

El rostro de su madre apareció en su mente, y la tormenta que se había desatado en su corazón se calmó al instante. Su respiración agitada y su pulso acelerado volvieron a la normalidad.

“¿Cómo fue? ¿Funcionó?” Preguntó.

En efecto, lo había hecho. Se había enfriado de golpe, como si se hubiera tragado un gran trozo de hielo. Pero…

¡Esto es doloroso de otra manera…!

Con una sonrisa temblorosa en su rostro, Souta asintió a Koyuki, diciéndole: “Ya estoy bien.”

A Koyuki se le saltaron las lágrimas de alegría. “Ahora ambos podemos seguir siendo chicas mágicas, ¿eh?” Dijo.

Souta también estaba contento, pero en realidad se juzgaba a sí mismo con dureza.

A partir de ese día, La Pucelle dejó de pensar: no quiero que Snow White lea mis pensamientos. Se volvió más atrevida y segura de sí misma que antes, y decía que había conseguido adoptar una actitud más propia de un noble caballero. Pero de vez en cuando se quedaba con la mirada perdida en la distancia, y nunca le dijo a nadie, ni siquiera a Snow White, la razón.