Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 6

Capitulo 18: Tras el laberinto tridimensional

Tras el laberinto tridimensional estaba la gran sala en la que se encontraban, seguida de la gran escalera que conducía a la cima. La escalera era realmente grandiosa—diez metros de ancho y algunos peldaños con bordes redondeados, como si algo enorme hubiera rodado alguna vez por ella.

Mira y los demás llegaron al final de la escalera y miraron hacia delante. Ante ellos se extendía un pasillo abierto iluminado por llamas que se expandían y contraían rítmicamente como la respiración.

“Creo que ya son suficientes escaleras para mí.” Aaron suspiró y se dio la vuelta, mirando hacia el lejano vestíbulo de abajo. La gran escalera no había decepcionado, incluso después del laberinto tridimensional. Hasta Scorpion y Snake se sentaron espalda con espalda, agotadas, y coincidieron en silencio.

Mira, sin embargo, se había vuelto aún más hábil para ser perezosa. Hizo que su Caballero Sagrado sostuviera su escudo horizontalmente, donde se sentó con las piernas cruzadas e incluso durmió la siesta durante la escalada. No estaba cansada en absoluto.

“Los magos obreros sí que lo tienen fácil.” Refunfuñó Aaron al ver que Mira se desprendía alegremente del Caballero Sagrado.

Snake lo fulminó con la mirada y rebatió con dureza: “Eso no es cierto. Normalmente, reservamos nuestro maná cuando los monstruos no están presentes.”

Tenía razón; después de que su gólem desapareciera de forma natural por el paso del tiempo, Snake no había creado ninguno más. Mientras tanto, Mira derrochaba su consumo de maná. Incluso había comparado la comodidad relativa de los Caballeros Oscuros y los Caballeros Sagrados antes de decidirse por el Caballero Sagrado como su porteador.

“Sí, supongo que es verdad. Ni siquiera me había dado cuenta de que usaba sus invocaciones como paseo… Señorita Mira, ¿están bien tus reservas de maná?”

Mira se estiró y bostezó como si acabara de realizar un duro trabajo, a pesar de no haber hecho gran cosa. Aaron arrugó la frente. Además de la enorme cantidad de maná de Mira, también lo recuperaba mucho más rápido que una persona normal.

“Ella es especial.” La envidia era obvia en los ojos de Snake mientras observaba a Mira.

“Je. Supongo que eso es lo que hace falta para ser alumno de un Sabio, ¿eh?” Aaron miró con admiración a la chica mientras sorbía un au lait de todas las estaciones, con el aspecto de un anciano en su terraza.

***

“¿Hrmm?” La exhausta Mira vio una luz azul procedente del pasillo de delante. Se inclinó hacia adelante y entrecerró los ojos, tratando de ver lo que era.

Antes de que pudiera echar un vistazo, sonó un estruendo profundo, como si brotara de las entrañas de la propia fortaleza. Poco después, un temblor sacudió el pasillo.

“¿Qué fue ese sonido?” Aaron se puso en pie, alerta al instante. Scorpion y Snake también reaccionaron rápidamente, con los ojos afilados fijos en la dirección del sonido.

“No debería haber ningún monstruo ahí dentro.” Señaló Snake.

Este pasillo conducía a la parte más profunda de la Ciudadela de las Escamas. Como dijo Snake, el suelo estaba desprovisto de monstruos. Mira y Aaron también recordaban ese detalle… sin embargo, el sonido había venido sin duda de la dirección del pasillo.

Mientras los cuatro observaban, la luz azul volvió a crecer, y el sonido y el estruendo se repitieron. En un abrir y cerrar de ojos, la luz azul los envolvió.

“Esa fue una bola de fuego infernal. ¿Fue magia?” Preguntó Aaron en voz baja.

“Ciertamente lo era. Restos de maná confirmados.” Dijo Snake.

“Tenemos compañía. ¡¿Quimera nos ha ganado?!” Scorpion dio un pisotón de rabia y miró con furia, lista para abalanzarse en cualquier momento.

Habían llegado lo más rápido posible, pero siempre había existido la posibilidad de que Quimera Clausen superara la mazmorra antes de que ellos llegaran. Habían perdido la carrera incluso antes de que hubiera comenzado. Sin embargo, había algo extraño en todo esto.

“Puede ser.” Dijo Mira. “Pero entonces… ¿contra qué están luchando?”

La luz que habían visto era sin duda de la batalla. Pero no se suponía que aparecieran monstruos más adelante. ¿Qué estaba pasando?

“¡Vamos!” Scorpion salió corriendo primero, incapaz de esperar un momento más. Snake siguió inmediatamente después.

Aaron hizo una rápida comprobación de los objetos que tenía a mano, suspiró profundamente y esprintó para alcanzarlas. Sus ojos, fijos en Scorpion y Snake, estaban llenas de espíritu de lucha.

“Espero que haya algo que ganar para nosotros en esta batalla, sea lo que sea.” Mira despidió a su Caballero Sagrado y corrió por el aire para no hacer ruido, alcanzando a Aaron en un abrir y cerrar de ojos.

Scorpion y Snake los esperaban junto a una puerta al final del pasillo, pegadas a la pared y estirando el cuello para ver qué ocurría más allá. Sus rostros eran máscaras de confusión. Mira se colocó detrás de ellas y echó un vistazo al interior.

La sala estaba inundada, como si hubiera sufrido una tormenta eléctrica aislada. A pesar del diluvio, unas llamas azules danzaban y se arrastraban por el suelo. Crepitaban, como si quemaran algo en sus profundidades.

¿Qué demonios…? Mira abrió mucho los ojos. Se quedó totalmente sin habla.

“¿Qué demonios está pasando aquí…?” Dijo Aaron al ponerse al día y ver la situación.

En la sala más profunda de la Ciudadela de las Escamas, que antaño había servido como sala de guerra, cinco figuras estaban enzarzadas en una batalla. O más bien, cuatro figuras luchaban contra una sola.

En medio del mar de luz azul había un hombre. Era alto y delgado, y vestía una larga túnica de amaranto. En la mano izquierda llevaba una fina espada y en la derecha una ballesta. Sus ojos gris ceniza se entrecerraban tras unas gafas de montura plateada mientras miraba a la gente que yacía a sus pies.

“¿Se pelearon?” Se preguntó Scorpion.

Los cinco iban vestidos con diferentes estilos de ropa, sin rasgos comunes. Si hubiera que señalar un rasgo común entre el grupo, sería que cuatro de ellos tenían virotes de ballesta clavados en las costillas y ahora ardían boca abajo en el fuego.

¿Acaso los hombres de Quimera Clausen se habían vuelto unos contra otros en el mismo momento de su éxito? Antes de que el grupo de Mira pudiera reflexionar sobre ello, uno de los hombres con armadura ligera que estaban en el suelo se levantó, tropezó y atacó al hombre de la túnica por la espalda.

Incluso herido, sus movimientos eran tan nítidos que era como ver una película fotograma a fotograma. El hombre blindado empuñó una daga negra de aspecto familiar que se dirigió directamente hacia la figura central.

Sin embargo, justo cuando los espectadores pensaban que había apuñalado con éxito al hombre de la túnica desde su punto ciego, éste desapareció, dejando tras de sí una ilusión. Se oyó un crack sordo, y el hombre de armadura ligera fue lanzado por los aires, con el cuerpo doblado en un ángulo antinatural.

No pudo hacer frente al hombre de la túnica. La esbelta espada se clavó directamente en su pecho, haciéndole brotar sangre. Incluso esas gotas rojas de sangre se quemaron, desapareciendo con el último aliento del hombre en el mar de llamas azules.

El sabor a metal y ceniza llegó a las narices del grupo, pero el hombre de la túnica no prestó atención a la salpicadura de sangre, retiró la espada y dirigió su mirada hacia otra parte. Su rostro era oscuro como la luna nueva y frío como el hielo.

El cadáver del otro hombre cayó al suelo y su daga negra rodó. Al ver eso, los ojos del hombre de la túnica se llenaron de rabia. Su frialdad de antes se hizo añicos de repente, y pisoteó violentamente la daga negra hasta que también se hizo añicos.

Pero su rabia se calmó rápidamente, y pronto el rostro del hombre volvió a congelarse en una expresión carente de emoción. Rodeó los cadáveres y los apuñaló para asegurarse de que estaban bien muertos.

“Ese símbolo… ¿Skyfolk?” Snake habló. Ella había visto el diseño único en la parte posterior de su túnica tan pronto como se había alejado de la puerta.

“¡¿Skyfolk?! ¿Por qué un tipo así…?” Aaron estaba familiarizado con los Skyfolk. Después de pensarlo un momento, se dio cuenta de que la respuesta era simple: este hombre había venido con un objetivo similar al de su grupo. La única diferencia era si dejaría vivir o morir al enemigo.

Aaron miró con pánico los cadáveres de la habitación. El hombre de la túnica se volvió… y lo miró fijamente.

“¿Estás con ellos?” Preguntó con frialdad, pero con un leve toque de rabia latente en la voz. Giró la ballesta y apuntó al grupo de Mira.

“¡No! Por favor, espere. No somos sus enemigos.” Aaron salió para que el hombre de la túnica lo viera y guardó lentamente su arma. Siguiéndole, Scorpion y Snake también se mostraron.

Skyfolk… ¿Quiénes eran ellos? Me parece que he oído hablar de ellos antes.

Mira recordaba la palabra, pero no podía recordar lo que significaba. Debía de tener algo que ver con los antecedentes de este hombre. Aaron y las Oculto parecían pensar que estaban en el mismo bando, así que, al cabo de un momento, Mira siguió su ejemplo y también salió por la puerta.

Ahora que todo el grupo había cruzado la puerta, el hombre los miró con ojos fríos y escrutadores, aparentemente intentando comprenderlos.

“No son aventureros normales. ¿Quiénes son?” Relajando un poco la guardia, el hombre de la túnica levantó la ballesta para que apuntara al techo. Estaba claro que seguía desconfiando.

Aaron dio otro paso adelante, inspeccionó un poco la habitación y señaló con el pulgar al muerto que yacía junto al hombre de la túnica. “Esos son los matones de Quimera, ¿no?”

El hombre de la túnica bajó un poco los ojos hacia el hombre que estaba tirado en un charco de su propia sangre a sus pies. “… Sí. Lo son… lo eran.” Escupió, con los ojos llenos de una compleja mezcla de ira, odio y otras emociones insondables.

“Ya me lo imaginaba.” Aunque no dejó que se le notara en la cara, Aaron se desanimó al oír eso. Con los soldados de Quimera Clausen muertos, el objetivo del grupo era imposible. Suspiró irritado. Al menos que viva uno, ¡maldita sea!

“Quieres saber quiénes somos, ¿verdad?” Continuó Aaron. “Bueno, vinimos a capturar a esos tipos de ahí. ¿Ya sabes quiénes somos?”

Cualquier misión conlleva el riesgo de encontrarse con algo totalmente inesperado. Dada la expresión de su rostro y su condición de Skyfolk, uno podía suponer la razón de este hombre para estar aquí. Pero esta misión era una de las más críticas, si no la más crítica, de toda la historia de Isuzu. La frustración de Aaron era comprensible.

Pero al hombre de la túnica no le importó su enfado. Reflexionó un momento. “¿Pertenecen a Isuzu?” Murmuró finalmente y envainó su esbelta espada, ya sin recelos. Después de todo, el hombre de la túnica veía a la Alianza Isuzu como un grupo con los mismos objetivos pero diferentes métodos.

Sintiendo que el ambiente se calmaba, Aaron entró en la habitación.

Scorpion y Snake le siguieron de cerca.

Qué espectáculo tan espantoso… Mira se estremeció.

Mira sólo echó un vistazo a las tropas Quimera Clausen — cadáveres ensangrentados y horriblemente quemados, con la agonía patente en lo que quedaba de sus rostros— antes de hacer una mueca y darse la vuelta. Desde el momento en que decidió luchar contra Quimera Clausen, sabía que podría presenciar la muerte… pero no esperaba que lo primero que viera fuera semejante horror.

“Bueno, ahí lo tienen. Misión fallida.” Suspiró Aaron.

Comprobó rápidamente cada uno de los cadáveres destrozados en busca de cualquier posible indicio de información útil. Tras esa infructuosa tarea, suspiró pesadamente y volvió a mirar al hombre de la túnica.

“Supongo que debería disculparme por eso.” Dijo el hombre, claramente nada arrepentido, y empezó a caminar junto a ellos hacia la salida. “Bueno, esto no es una disculpa, pero voy a compartir algo de información que obtuve de esta basura.” Al pasar por la puerta, se detuvo. Sin volverse, dijo: “El país mercantil Sentopoli. Ahí es donde está su base.”

Con eso, desapareció en la oscuridad sin hacer ruido. Lo único que quedó fue un murmullo de aire como un susurro. Sin embargo, en esa suave ráfaga, Mira captó un murmullo que sonaba como una voz apenada.

“¿En algún lugar de Sentopoli? No es muy útil, pero supongo que es mejor que nada.” Aaron sacudió la cabeza con impotencia, sacó una hoja de papel del bolsillo y anotó obedientemente la información.

“Podríamos haber obtenido más detalles si los hubiéramos atrapado vivos…” Dijo Scorpion, con la voz más baja de lo habitual mientras se acuclillaba junto a uno de los cadáveres. “No podemos irnos así a casa. Veamos si queda algo más por aquí.”

“Sí. Esto es horrible, pero si buscamos con cuidado, aún hay posibilidades de que encontremos algo.” Aaron depositó el papel de nuevo en su bolsillo.

“Miraré más adentro.” Suponiendo que dos serían suficientes para investigar los cadáveres, Snake se dirigió hacia la sala de control. Puestos a elegir entre manipular cadáveres y registrar casas, sólo los más extraños elegirían lo primero.

“M-Me uniré a ti.” Decidió Mira y se apresuró a seguir a Snake, alcanzándola y entrando primero en la sala de control.

***

En el centro de la sala de control había un gran pedestal de piedra rodeado de restos de sillas destruidas. Más allá había una hilera de pilares con muchos agujeros: era el lugar donde el Rey Espíritu había tomado el control del ejército. Los pilares parecían dispuestos como los barrotes de una jaula.

Mira observó los pilares del fondo de la sala de control y sintió que algo iba mal. Espera. ¿Había agujeros ahí antes? Recuerdo que había pequeños orbes en esos lugares…

No había mucho que hacer aquí, así que sólo había venido dos o tres veces en el juego. Sus recuerdos eran borrosos, pero estaba claro que aquellos pilares formaban parte del dispositivo destinado a controlar el poder del Rey Espíritu.

Snake también se dirigió directamente a los pilares y observó detenidamente tanto los símbolos misteriosos como los agujeros. Mira también se acercó a los pilares, rebuscando en sus recuerdos de visitas anteriores. Fue entonces cuando recordó algo que le había estado preocupando antes.

Se detuvo, se llevó un dedo a la barbilla y preguntó: “Por cierto, he oído el nombre, pero no lo recuerdo. ¿Qué son exactamente los Skyfolk?”

Snake, que había estado concentrada en los agujeros de los pilares, se dio la vuelta y corrió hacia Mira para explicárselo.

“Los Skyfolk son la más pequeña de las tribus conocidas como las Cinco Anima. Todas estas tribus practican el Animismo, el culto a los espíritus. Cada una está liderada por un espíritu de alto nivel. Las otras cuatro son los Earthfolk, Seafolk, Firefolk, y los Moonfolk.” Snake enumeró todo lo que se le ocurrió relacionado, aunque fuera tangencialmente, con la pregunta de Mira. Por fin, su conferencia refrescó los vagos recuerdos de Mira.

“¡Las Cinco Ánimas! Claro, claro, por supuesto. Ahora lo recuerdo. Así que es por eso que esos tipos de Quimera terminaron en un estado tan lamentable.”

En la época del juego, había misiones en las que los jugadores luchaban junto a los Animistas, pero entonces sólo aparecía la facción más grande. Los Cinco Anima —y los nombres de sus subgrupos, como los Skyfolk— se habían mencionado aquí y allá, pero entonces aún no habían aparecido en detalle.

Hace tiempo, Mira había investigado todos estos pequeños elementos de construcción del mundo. Recordó a cierto amistad peculiar que le había presentado el término Skyfolk y no pudo evitar sonreír un poco. Pero ahora que conocía el origen del hombre de la túnica, Mira comprendió la horrible escena de antes.

“Para ellos, las acciones de Quimera Clausen son el mal supremo. La pena de muerte es la única opción.” Snake bajó la mirada, frustrada, enfadada porque no habían conseguido capturar ni a un solo miembro vivo de Quimera.

“Es una forma extrema de pensar. Tanto más peligrosa porque son lo bastante hábiles para llevarla a cabo.”

Mira frunció el ceño, pensando en el estado de la sala que acababan de atravesar. No estaba claro si los cuatro miembros de Quimera Clausen abatidos por el hombre de la túnica eran o no miembros importantes de la organización, pero al menos eran capaces de llegar a lo más alto de la Ciudadela de las Escamas. Si el hombre de la túnica podía enfrentarse a todos ellos y ganar, aparentemente ileso, debía de ostentar un poder abrumador.

Snake asintió con la cabeza y, tras pensárselo un momento, volvió a hablar. “Pero hay una cosa extraña. Ese hombre llevaba el emblema de un sacerdote en la mejilla. Matar es tabú para los sacerdotes de las Cinco Ánimas. Los Cinco Anima tienen una unidad especial, llamada los Quitadores de Pecados, encargada de ejecutar a aquellos que perturban el orden natural. Lo que acabamos de ver es normalmente su trabajo.”

Para los devotos, las acciones del sacerdote serían una enorme mancha. Si lo que decía Snake era cierto, no sería exagerado decir que su crimen era tan grave como el de Quimera.

“Hrmm… Quizá tenía un objetivo tan importante que ésta era la única opción.” Se preguntó Mira en voz alta.

“Puede que sí. De cualquier manera, ya es demasiado tarde.” “Cierto.”

La aversión de aquel hombre hacia Quimera rezumaba por todos los poros de su cuerpo. Cuando Mira se cruzó con él, vislumbró una emoción que iba más allá de la fe religiosa.

Mira y Snake se sumieron en un silencio pensativo y se separaron para buscar en la sala de control.