Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 6

Capitulo 16: Con pesados estruendos

Con pesados estruendos, el Señor Oscuro ataviado con ominosas espadas y el corpulento gólem gris acero entraron en la pequeña cámara del segundo estrato. Avanzaron hacia el centro de la sala, seguidos por Mira y los demás, que acababan de subir la última escalera. En las paredes, que por lo demás carecían de adornos, parpadeaban llamas de color azul pálido, una característica exclusiva de esta mazmorra.

La entrada a esta cámara desde las escaleras era indistinguible de las entradas a otras salas situadas en los bordes de la cámara. Si se miraba en cualquier dirección, se obtenía la misma visión; si no se tenía cuidado, se podía perder el sentido de la orientación inmediatamente.

El segundo estrato de la Ciudadela de las Escamas estaba compuesto por un centenar de habitaciones conectadas por pasillos cortos. Para llegar a la escalera del tercer estrato, había que recorrer un camino laberíntico a través de ellas. La magia lanzada sobre este estrato durante la guerra aún perduraba, haciendo que los que se encontraban dentro vagaran en círculos y regresaran a la entrada si elegían mal.

“Primero, ve a la derecha.” Ordenó Snake, y dirigió a su gólem hacia el pasillo de la derecha. Tenía otro mapa dibujado en las manos. Este mostraba cien habitaciones, diez por fila y diez por columna, como un tablero de ajedrez, con una línea roja que delineaba la ruta correcta.

DIIDADADIIDA, ¿no? Ah, nostalgia.

En un primer encuentro, el segundo estrato podría parecer imposible de superar sin una guía. Sin embargo, gracias a los logros de los jugadores más curiosos, esta mazmorra había sido despejada hacía tiempo, y hoy en día se podían conseguir mapas a bajo precio. Mira echó un vistazo al mapa que tenía Snake en las manos y recordó el cántico popular que recitaban los que habían superado la Ciudadela de las Escamas en la época de los videojuegos.

El gólem guio al grupo a través del laberinto. Snake los guio a derecha, izquierda, izquierda, derecha, adelante, derecha y adelante de nuevo. Por el camino, fantasmas nocturnos más fuertes y con ataques más variados se materializaron para bloquearles el paso, junto con una subespecie elemental acertadamente conocida como Elementales.

Todos estos enemigos fueron acribillados por un aluvión de cuchillas negras en constante adaptación y puños de acero destructivos, junto con implacables dagas gemelas y un hacha envuelta en maná.

“Ah, sí. Esto es lo bueno.” Dijo Aaron con profunda emoción. Se había mantenido al margen de la batalla en el primer estrato, pero en el segundo, por fin pudo blandir su hacha de batalla favorita. Había captado el ritmo de sus aliados y sus sirvientes con sólo observarlos, y trabajó sin problemas junto a ellos desde su primer movimiento.

Esta flexibilidad era la especialidad y el arma secreta de Aaron. Su estilo de lucha consistía en observar y aprender, para luego utilizar sin descanso esos conocimientos en su propio beneficio. Aaron golpeaba a los monstruos con su hacha, probando los efectos de cada golpe en sus enemigos y notando las sensaciones en su propio cuerpo. Con la fuerza de Aaron añadida al grupo, derrotaron a otro grupo de monstruos y entraron en la siguiente sala.

“¿Hrmm? ¿Eso es…?” Murmuró Mira, al notar algo inesperado en su interior.

“¿Una espada? ¿Alguien la olvidó?” Preguntó Scorpion y saltó desde el techo.

Justo en el centro de la habitación había una espada desenvainada. La hoja estaba enrojecida por el óxido, pero el filo era afilado y brillaba como los colmillos de un depredador sediento de sangre. Pero lo más llamativo era la empuñadura. Era una empuñadura en forma de cabeza de león, diseñada tanto para proteger la mano del que la empuñaba como para servir de arma en sí misma.

Aparecida de repente en medio de esta interminable cadena de habitaciones sin ningún rasgo distintivo, esta espada era extraña.

Mira se dedicaba de lleno a la magia, por lo que no podía distinguir mucho de la espada a simple vista. Sin embargo, estaba claro que se trataba de una hoja de gran calidad. Pero, ¿por qué la habían dejado en el suelo de forma tan poco ceremoniosa, y precisamente aquí?

Haciéndose una idea de lo que significaba su presencia, Aaron miró a las chicas y gritó alegremente: “¡Eh, es nuestro día de suerte!”

“A mí me parece un problema.” Mira miró consternada la espada, que ahora flotaba lentamente hacia arriba.

Las orejas y la cola de Scorpion se erizaron de asombro ante el repentino movimiento de la hoja desnuda. Pero enseguida volvió a adoptar una postura de combate, fingiendo despreocupación.

En cuanto a la normalmente inexpresiva Snake, desenvainó su propia daga con una leve sonrisa. La hoja ondulante estaba cubierta de símbolos arcanos, un instrumento claramente mágico.

En el centro de la sala empezaron a formarse cúmulos de oscuridad, negros y espectrales. La espada en su centro no era una espada ordinaria.

La niebla oscura se expandió e infló como un globo, haciéndose cada vez más densa hasta convertirse en un orbe liso de obsidiana. A pesar de flotar en el aire, parecía extremadamente pesado. Ondas negras salían de él como el corazón de un demonio, cada latido como el golpe de un martillo, clavando sus zarcillos en las venas del mundo.

El orbe empezó a combarse y retorcerse, elevándose mientras se estiraba y condensaba como azúcar fundido. Los cuatro observaron cómo se elevaba hasta que, con un plop húmedo y blando, algo cayó de la masa negra y golpeó el suelo. Todas las miradas se centraron en la figura.

“Parece que esta vez es de tipo mago.” Conjeturó Mira a partir de sus características familiares.

“¡Ajá! ¿Se nota a simple vista, señorita?” Preguntó Aaron, sin apartar los ojos del extraño objeto.

“Los guerreros son más gruesos. También tienen cinco dedos.” “… Interesante.”

El objeto negro del suelo yacía en silencio, como si hubiera nacido muerto. Se asemejaba a un esqueleto humano, lo que añadía otra capa de inquietud a la escena que se desarrollaba ante ellos. Pero había una gran diferencia: carecía de dedos.

Ahora que Mira había llamado la atención, Aaron comprobó las manos de la figura y se dio cuenta de que tenía razón. Mientras tanto, el esqueleto negro se levantaba lentamente del suelo. Sus movimientos al intentar ponerse en pie eran antinaturales; parecía una marioneta levantada del suelo por hilos invisibles, carente de realismo. Sin embargo, cuando la calavera se volvió hacia ellos con un traqueteo, su enemistad era bastante real, las cuencas de los ojos ardían con una malicia fría y torva.

El esqueleto negro, de pie con una postura inhumana, levantó su mano derecha sin dedos. El orbe negro flotante se comprimió en finos hilos que recorrieron su brazo derecho y envolvieron su cuerpo, transformándose en ropas negras hechas jirones.

Se trataba de un monstruo llamado Ghoul Legión, el resultado de innumerables fantasmas que poseían un único objeto poderoso a la vez. Era uno de los enemigos más fuertes, si no el más fuerte, de la Ciudadela de las Escamas. Derrotando a estas criaturas se conseguían armas y equipo especiales, pero su índice de aparición era bastante bajo. Aaron lo había calificado de buena suerte, ya que la fuerza con la que contaban en ese momento podía encargarse con rapidez de semejante monstruo. El concepto de derrota ni siquiera se le pasaba por la cabeza.

El Ghoul Legión gritó con una ronca amargura, aunque sus gritos de locura eran tan silenciosos que resultaba casi imposible oírlos. Tomando eso como una señal, Snake se deslizó detrás del gólem y le hizo señas a Scorpion, cuya cola se hinchó alarmada, para que se preparara.

“¡Aquí viene!” Sintiendo que el aire a su alrededor se movía, Aaron apretó el puño alrededor del mango de su hacha y se deslizó detrás del Señor Oscuro. Sacó de su bolsa un vial que contenía un líquido transparente, sin apartar los ojos del esqueleto.

Tras asegurarse de que sus aliados estaban bien equipados para resistir este ataque, Mira centró su atención en los movimientos del enemigo.

Los ojos del Ghoul Legión brillaron, y rugió silenciosamente su resentimiento mientras levantaba una mano sin dedos. Unas llamas carmesí brotaron de su palma, formando una bola de fuego. Así fue como empezó el combate contra un Ghoul Legión: un movimiento finalizador de amplio alcance que era conocido por matar instantáneamente a los jugadores mal informados.

El orbe iluminó toda la habitación de rojo, expandiéndose cada vez más rápido. Cuando alcanzó el tamaño de su creador, se encogió de repente. Se produjo un destello como el de una cámara fotográfica, acompañado de un estruendo que hizo temblar la habitación, mientras las llamas se propagaban instantáneamente por toda la cámara. El viento sopló en el pequeño espacio, y la tempestad de fuego arreció hasta que absorbió toda la humedad del aire.

“Bueno, ciertamente es llamativo.” El alto escudo blanco de torre desapareció, y Mira emergió en su lugar.

“He oído historias sobre ese movimiento. Pero qué espectáculo verlo de primera mano.” Aaron se apartó del lado del Señor Oscuro y miró alrededor de la habitación carbonizada. El frasco que tenía en la mano estaba vacío.

“¡Uf, estoy a salvo! Espera… ¿Los tren sabían lo que iba a pasar?

¡¿Era yo la única de nosotros que no lo sabía?!” Scorpion se asomó tímidamente por detrás del gólem. Sus compañeros ilesos asintieron en señal de confirmación, provocando un suspiro aliviado pero exasperado.

“Persona prevenida vale por dos.” La expresión de Snake era imperturbable mientras reconstruía su gólem en ruinas.

Recordando los patrones de movimiento del enemigo de experiencias pasadas, Mira había programado una invocación parcial de su escudo de Caballero Sagrado para bloquear el fuego. Aaron había oído hablar del peligro a sus compañeros aventureros, así que utilizó un vial que creaba una película protectora acuosa para aumentar su resistencia al fuego mientras usaba al Señor Oscuro como baluarte. Snake había investigado a fondo la Ciudadela de las Escamas y utilizó el gólem resistente al fuego como escudo. Scorpion se limitó a seguir a Snake.

Una vez pasada la tormenta destructiva, los cuatro volvieron a enfrentarse al Ghoul Legión como si nada hubiera pasado. Antes incluso de que la sala empezara a enfriarse de su acalorado asalto, ambos bandos se lanzaron a la batalla propiamente dicha.

Los brazos del Ghoul Legión disparaban balas de fuego como ametralladoras. Aaron saltó a un lado y observó con frialdad, empuñando su hacha de batalla, cómo el Ghoul Legión continuaba su incesante descarga. Scorpion saltó por todas partes, zigzagueando entre la lluvia de fuego y lanzando cuchillas en forma de disco hacia su enemigo. Cuando el gólem cargó de frente, su superficie fue pasto de las llamas, desprendiéndose y cayendo con cada estampido, pero no fue destruido. Snake le seguía de cerca, daga maldita en mano.

Ese ataque tipo metralleta no se usó antes hasta el final del combate, pero supongo que sus movimientos son diferentes a los del juego. Mira observó el combate desde la distancia durante unos instantes, evaluando los nuevos movimientos del Ghoul Legión antes de ordenar a su Señor Oscuro que atacara.

El Ghoul Legión disparó con locura, pero una espada que volaba en un ángulo astuto atravesó su hombro, interrumpiendo su lanzamiento y deteniendo el ataque. Ninguno de sus cuatro oponentes desaprovecharía esta oportunidad.

Aaron cargó hacia delante, manteniéndose pegado al suelo. Sus movimientos eran perfectos, producto de años de experiencia en primera línea. La escalofriante mirada del Ghoul Legión se aferró a él, pero no se movió, no podía. Una feroz espada negra se le acercaba de frente.

Se oyó un sonido como de cristal rompiéndose cuando la espada del Señor Oscuro chocó con la barrera de máxima potencia del Ghoul Legión. La criatura esquelética había bloqueado el ataque que consideraba más amenazador y se giró para acribillar al segundo atacante con su movimiento especial. Pero la grieta en su barrera se extendió como ondas en el agua. Había bloqueado el ataque, pero la encarnación de la masacre no se detendría. La atención del Ghoul Legión se desvió por un instante, y fue entonces cuando Aaron entró.

Llegó desde un lado y descargó un golpe con toda la potencia y el impulso. El espíritu de lucha que impulsaba el ataque estaba afilado con el único propósito de cortar. Cuando tocó el muslo del Ghoul Legión, toda la energía convergió en ese punto, cortando su pierna.

El Ghoul Legión se tambaleó y, por reflejo, desplegó su magia de fuego. Pero Aaron ya estaba fuera de su alcance, pues se había apresurado a poner distancia entre él y el monstruo por precaución. El ghoul lo miró con odio desde donde estaba agachado sobre una rodilla. Cuando levantó la vista, sus cuencas incandescentes contemplaron a un gigante inorgánico que pisoteaba y destrozaba la pierna perdida del esqueleto. Incluso a la débil luz, la enorme figura del gólem era feroz.

El gólem se abalanzó contra el Ghoul Legión, usando todo su cuerpo como una poderosa arma contundente. El crujido de los huesos al romperse resonó por toda la sala.

“La fuerza bruta sigue siendo ideal contra los esqueletos, por lo que veo…” Mira soltó una risita y observó cómo el esqueleto y el gólem se peleaban, haciendo volar trozos de hueso y guijarros con cada choque.

El impulso de la carga del gólem lanzó al Ghoul Legión contra la pared. Al mismo tiempo, un temblor sacudió la sala. El cuerpo del Ghoul Legión había sido destrozado por el gólem, pero seguía moviéndose.

Un brazo sin manos se clavó en el torso del gólem. El gólem lo apartó fácilmente con su propio brazo fracturado, y la bala de fuego que liberó voló sin rumbo y estalló en el techo como un fuego artificial caprichoso. Las brasas esparcidas se consumieron lentamente y llovieron como la caída de un telón, anunciando el final de este combate.

El gólem se movió primero. Inmovilizó al Ghoul Legión, sus brazos inorgánicos se hacían añicos cada segundo que pasaba.

“Voy a terminar esto.” Declaró Snake.

Saltó con su daga mágica en la mano, y su velocidad no tenía nada que envidiar a la de Scorpion. Murmuró una serie de palabras y el maná se acumuló en el brazo derecho del gólem. Cuando alcanzó la masa crítica, la explosión hizo volar por los aires parte del Ghoul Legión.

La mandíbula del esqueleto se abrió de par en par, y gruesas voces de resentimiento rezumaron de la boca negra como lodo sónico. El sonido era casi insoportable, pero nadie prestó atención a las voces. Mira ya estaba acostumbrada, y los otros tres ya no temían al monstruo roto.

Snake asestó el golpe final, un uppercut perfectamente dirigido que atravesó el cráneo del ghoul de mandíbula a cráneo. El fuego que ardía en sus ojos finalmente se apagó, y el cadáver empezó a desvanecerse en el aire como cenizas, dejando tras de sí sólo un débil rastro de luz.

El ruido ensordecedor terminó abruptamente, llevando la batalla a una conclusión silenciosa.

Snake había permanecido inexpresiva durante todo el combate, pero cuando vio el rastro de luz que se derramaba en su daga, tuvo que sonreír un poco.

El ghoul emitió un brillo pálido cuando murió. ¿Ese es el efecto de su arma?

Mira ya había visto muchas muertes de Ghouls Legión. Normalmente, la cosa se convertía en arena y se esfumaba en un despliegue silencioso y efímero. Pero esta vez fue diferente: cada partícula que había formado el esqueleto negro había emitido una pequeña luz que se introducía en la daga.

Un fenómeno desconocido, un arma desconocida. Mira observó la daga de Snake con gran interés. ¿Era algo que se había desarrollado en los últimos treinta años?

“¿Pasa algo?” Le preguntó Aaron. “Nunca había visto una daga como esa.”

Aaron siguió sus ojos hasta la daga y dijo con complicidad: “Ah,

¿eso? Es una especie de daga especial, creo. Los nigromantes hacen algo con ella… creo…” Refunfuñó con el ceño fruncido, incapaz de recordar mucho más que eso. Después de unos momentos, se dio por vencido. “Eh, señorita Snake. ¿Qué es esa daga?”

Snake contempló con satisfacción su daga y, aun sonriendo, le explicó de buen grado.

“Esta es una daga oculta. Es una herramienta para extraer y atar espíritus lúgubres. Es esencial para expandir la magia.” Snake levantó la daga para que pudieran ver la hoja antes de volver a meterla en su funda.

En esta batalla, Snake había conseguido el rasgo “colonia” del Ghoul Legión, que podía potenciar su propia magia. Eufórica por esta inesperada cosecha, Snake se volvió mucho más habladora de lo habitual, deseosa de compartir información sobre su magia.

Las dagas místicas fueron desarrolladas por las Torres de Plata Vinculadas. Eran necesarias para la nueva magia que se había extendido en los últimos años. Según Snake, sólo eran efectivas contra almas especiales como la de los Ghouls Legión.

“Hrmm. No sabía que existieran estas cosas.” Reflexionó Mira, impresionada. Esta admisión puso a Snake de aún mejor humor, lo que la impulsó a crear con orgullo un nuevo gólem en el acto. Este nuevo gólem de piedra era aún más grande que el anterior, con brazos tan gruesos como troncos de árbol.

“Este es un gólem de piedra al que le he dado el rasgo ‘brazos fuertes’. También hay otros, como ‘piernas agudas’.” Añadió Snake, y luego se bebió un frasco de líquido verde y frunció un poco el ceño. Las pociones de maná solían ser amargas.

“Los nigromantes también evolucionan, por lo que veo.” Dijo Mira pensativa, posando una mano sobre la fría superficie del gólem de brazos fuertes.

Me pregunto si la invocación tendrá algo parecido. Mientras miraba al gólem, fantaseaba sobre el futuro de la invocación.

“Ah, claro.” Aaron pareció recordar algo de repente y recogió la espada que estaba a los pies del gólem. Si el Ghoul Legión la había colonizado, este objeto debía contener un poder especial. Levantó la espada de color óxido hacia el techo y sonrió satisfecho. “Colmillo Rojo del Rey Demonio, ¿eh? Esto será un buen recuerdo.”

Tras derrotar al enemigo más fuerte de la Ciudadela de las Escamas y recibir una amplia recompensa por muy poco esfuerzo, el grupo de cuatro personas no se demoró. Con el nuevo poder destructivo de los gólems de Snake, superaron el segundo estrato sin problemas.