Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 6

Capitulo 13: Mira levantó la vista

Mira levantó la vista y vio un lugar repleto de gente bajo el cielo azul, parecido a un acuario. El distrito comercial estaba repleto de todo tipo de mercancías, tanto para la vida cotidiana como para la aventura. Muchos de estos comerciantes también trabajaban junto a Isuzu.

Las tiendas se alineaban a lo largo de la calle, cada una con carteles que anunciaban sus productos. Mira también vio puestos aquí y allá.

Deambuló por el distrito, mirando escaparates.

Hay mucho trabajo aquí.

A Mira le recordó a una gran feria. Había todo tipo de gente: miaos, galidianos, enanos y elfos. De vez en cuando, incluso veía seres raros como hadas, dragones e incluso asuras. Su vestimenta era igual de variada. Algunos vestían armaduras prácticas y llevaban armas bien usadas, como los aventureros, mientras que otros lucían atuendos autóctonos más singulares. Los artesanos llevaban delantales con emblemas que permitían a los transeúntes distinguir su medio de vida a simple vista. Algunos incluso llevaban camisas y pantalones informales o chándales.

Los espíritus se movían entre el ajetreado e interminable flujo de gente como si bailaran.

Mira cambió la tarjeta que había recibido de Kagura por una gran cantidad de comida, aunque se preguntó si era necesaria tanta cantidad. Luego echó un vistazo a las tiendas de armas, farmacias y similares. Una vez que se hizo una idea de las diferencias de este mundo, paseó y se quedó boquiabierta.

Un tentador aroma procedente de un puesto de comida se coló entre las olas de gente y pasó junto a la nariz de Mira. Se detuvo y miró a su alrededor en busca de la fuente. Cuando localizó el tentador puesto en cuestión, se asomó al interior.

¿Eh? Ese espíritu…

Mira había localizado al joven espíritu que había visto en el Bosque de los Devotos. Era el mismo que había alcanzado las mariposas en el lago donde Mira había conocido por primera vez a un miembro de la Alianza Isuzu. Ahora estaba retozando, persiguiendo la luz moteada que brillaba en el suelo desde el cielo ondulante del lago.

Mira se sintió aliviada. Parecía que Isuzu la había puesto a salvo bajo su custodia. Entonces, un impacto contra su espalda la hizo caer de bruces.

“¿Qué ha sido eso?” Mira levantó la cabeza y miró a su alrededor.

“¡Aah, lo siento! ¡Lo siento mucho!” Unas manos rodearon las caderas de Mira y la levantaron. Cuando se dio la vuelta, vio a una mujer con el cabello trenzado de color morado claro, rasgos jóvenes y una túnica de colores pálidos. “¡Lo siento muchísimo!”

La mujer se disculpó una y otra vez, cepillando enérgicamente la suciedad de la ropa de Mira.

“Ya, ya. No pasa nada.”

Mira observó bien el rostro de la mujer. Algo le resultaba… familiar. La mujer terminó de quitarle la suciedad a Mira y volvió a levantar la vista. Mantuvieron el contacto visual durante un momento y, de repente, la mujer envolvió a Mira en un fuerte abrazo.

“¡¿Qué demonios?!” Mira se sorprendió por el brusco abrazo, y no es que no lo disfrutara. Pudo sentir la suavidad de la mujer a través de su túnica en el momento en que, por reflejo, se zafó de su abrazo.

“¡Oh, perdón! No he podido evitarlo…” La mujer se desplomó con tristeza, y sus manos quedaron colgando en el aire por haber abrazado a Mira. Mira recordó la cálida sensación e igualmente se desplomó un poco.

Un hombre se acercó tímidamente a la patética escena. “Leene… por fin te he encontrado. ¿Qué haces aquí?”

Leene respondió: “Me encontré con ella…” Y volvió a acercarse a Mira. Sus manos eran suaves y, cuando tocaron a la invocadora, se envolvieron en una luz blanca. “Lo siento mucho. ¿Te he hecho daño?”

La luz de las manos de Leene era el brillo de la magia sagrada. Cuando tocaron a Mira, el leve rasguño que había recibido, apenas perceptible, desapareció. Cuando terminó de curar a Mira, el hombre le dio un codazo en la cabeza.

“Apuesto a que volvías a estar mirando a los espíritus en lugar de mirar por dónde ibas, ¿verdad? Santo cielo.”

“Sí, eso hacía.” Leene no puso excusas. Luego se disculpó y se inclinó ante Mira. Pero cuando levantó la vista, sus brazos agarraron a la chica con naturalidad y volvieron a estrecharla en un abrazo.

Esta vez, en lugar de resistirse, Mira observó más de cerca a la mujer y notó la tristeza en los ojos de Leene. Se volvió hacia el hombre que presumiblemente era su amigo y le preguntó: “¿Qué debo hacer al respecto?”

“No, Leene. Suficiente.” Susurró el hombre. Leene soltó a Mira de mala gana y suspiró profundamente.

El hombre aparentaba poco más de treinta años, con un físico bien musculado. Llevaba el cabello corto, del color dorado brillante del lino, y vestía una armadura ligera con espadas en ambas caderas. Unas gafas estrechas se posaban en su nariz ante sus ojos rasgados, dándole una impresión tranquila y pensativa. En conjunto, muy apuesto.

“Soy Ashley, y Leene es mi esposa. Siento todo esto.” Ashley se inclinó, con el rostro nublado por la culpa.

“Bueno, no me importa… mucho. Estoy segura de que tiene sus razones.”

Había asustado a Mira, claro, pero no le había hecho daño. Mira se sentía un poco culpable por las veces que Leene se había disculpado.

“Gracias.” Dijo Ashley, poniéndose recta de nuevo. “Tenemos un hijo que cumple diez años este año. Pero debido a nuestras circunstancias, hace años que no lo vemos. Leene lo sufre. Siempre se queda mirando a los espíritus jóvenes y abraza impulsivamente a los niños que parecen de su edad. Quién sabe cuántas veces se habrá cruzado con ellos ya. La regaño cada vez, pero…”

Ashley abrazó a Leene con suavidad. Parecía estar protegiéndola de algo… o quizá protegiendo todo lo demás de ella.

“Eso es horrible…” Ahora que conocía el motivo de las acciones de Leene, Mira sintió simpatía y curiosidad. ¿Por qué no podía ver al hijo que tanto quería? “Si no es molestia, ¿puedo preguntar qué ha pasado?”

“Sí. Está bien.” Aceptó Ashley sin vacilar. Soltó suavemente a Leene y le puso una mano en la cabeza. “Verás, Leene es mitad espíritu y mitad elfo.”

“Oh… ¿Es así?” Mira observó a Leene, a quien parecía no importarle el tema de conversación. Cuando Leene se percató de su mirada, abrió los brazos de par en par con una gran sonrisa invitadora.

Mira observó hacia Ashley. Leene bajó los brazos en silencio y se desplomó con tristeza.

“No sé si has oído hablar de esto, pero cuando alguien de una raza diferente tiene un hijo con un espíritu, el niño nace con habilidades especiales. Leene nació con la capacidad de llamar a los espíritus.

Quimera Clausen vino tras ella para usar su poder para sus propios fines, pero Isuzu nos salvó y nos tomó bajo su protección. Por eso estamos aquí ahora.”

Desde allí, Ashley observó la ciudad lacustre que era el cuartel general de la Alianza Isuzu y sonrió débilmente ante su propia incapacidad para proteger a la gente que amaba.

“Quimera Clausen todavía no se ha rendido con Leene. Nos han rastreado. Ahora nunca sabemos dónde pueden estar sus ojos, así que si nos vamos sin cuidado, podrían vernos reuniéndonos con nuestro hijo. Y si descubren que es hijo de Leene, esos cobardes probablemente lo secuestrarían para aprovecharse. Hemos decidido que sería mejor no contactar con él hasta que acabe esta guerra…”

Ashley parecía dolido por no poder ver a su hijo. Su mano en la cabeza de Leene era suave… Entendía por qué había hecho lo que había hecho.

Leene sería de un valor increíble para Quimera Clausen. Se obstinaron en acecharla, atacando al matrimonio docenas de veces cuando la escoltaban hasta el cuartel general. Al no poder recuperar a su hijo por el camino debido al peligro, se vieron obligados a mantener su relación en secreto.

Comprendiendo ahora la situación, Mira abrazó de nuevo a la abatida Leene. De lejos, los tres podían parecer una familia feliz.

***

“Oh, si son Ashley y Leene. Y hola de nuevo a usted, señorita.” Aaron les llamó. Parecía que había ido en su propio viaje de compras.

Ashley y Leene le reconocieron y respondieron con una sonrisa: “Hola, Aaron.”

“Parece que la esposa ha causado otra escena.” Parecía que era famosa por ese comportamiento. Aaron miró a Mira, que había recibido una palmada en la cabeza tan vigorosa que ahora tenía el cabello enredado. Luego se volvió hacia Ashley con expresión seria.

“Pero no tendrás que sufrir mucho más.” Declaró Aaron con firmeza. “Estamos a punto de comenzar una importante misión que lo cambiará todo. Pronto verás a tu hijo, te lo juro.”

Ashley y Leene se miraron, sorprendidas. “¿Lo dices en serio?”

“Sí, así es. Esta vez también tenemos un as en la manga. ¿Han oído quién es esta joven?”

“Ahora que lo pienso, nunca supimos tu nombre.” Ashley y Leene miraron expectantes a Mira.

Mira hinchó el pecho con orgullo y se llevó un dedo a la barbilla.

Con voz teatralmente digna, declaró: “Soy Mira.”

“Has oído que capturamos a uno de los soldados de Quimera Clausen, ¿verdad?” Dijo Aaron. “Eso fue obra de esta joven. La Srta. Uzume dice que ella es capaz. Todavía hay esperanza, ¿verdad?” Su rostro se iluminó con una sonrisa alegre. Era algo muy raro de ver; Aaron, que parecía un halcón, rara vez sonreía. Ashley y Leene no pudieron evitar sonreír con él.

“¡Eso sí que eleva los ánimos!” Los ojos de Ashley se abrieron de par en par con admiración y deleite.

Uzume tenía un listón muy alto. Sabía que ella sólo reconocería la fuerza de un pequeño puñado de aventureros de Rango A o de los más grandes que rivalizaran con ellos.

Ashley contempló a Mira, adorablemente vestida, antes de levantar la vista hacia el ondulante cielo del lago. Se rio, y luego suspiró, de lo vasto que era el mundo.

“Déjenlo en nuestras manos, amigos.” Dijo Mira. “También prometo que me encargaré de que esto termine. Su sufrimiento no durará más.” No podía comprender el dolor de unos padres que no podían ver a sus hijos, pero sabía lo que dolía ser un hijo que no podía ver a sus padres. Su promesa era sincera.

“En ese caso, ¿podremos verle pronto?” Leene, con los ojos fijos en Mira, absorbió su muestra de confianza. Cerró los ojos y se puso las manos sobre el corazón, como si protegiera algo importante. Ashley le puso una mano en el hombro y se inclinó en silencio ante Aaron.

“Será mejor que me vaya. Tú espera las buenas noticias.” Aaron observó cómo la pareja se tomaba de la mano y se despidió: tenía que continuar con sus preparativos. Sus ojos eran afilados como una cuchilla, pero llenos de bondad… como la espada de un guardián.

“Bueno, ahí lo tienen. Tan solo esperen un poco más.” Dijo Mira.

Ella también se marchó.

No podían unirse a misiones externas aunque quisieran. Los dos sólo pudieron ofrecer una oración mientras veían partir a Mira.

***

Mira comenzó a pasear de vuelta por la calle principal, donde las farolas acababan de empezar a brillar. Recordó las caras de Ashley y Leene.

Ashley y Leene, ¿hm? ¿Las conozco de algún sitio? Mira repitió sus nombres en su mente una y otra vez…

¿Dónde había oído hablar de ellos?

***

Una vez terminadas sus compras, Mira regresó al palacio como le había ordenado Kagura. Una criada la guio hasta la habitación privada del líder de Isuzu. Kagura la esperaba dentro, ya sin sus elegantes ropas.

“Veo que vistes igual que siempre.” Dijo Mira.

“Nada me hace sentir más relajada, ¿sabes?” Kagura, que llevaba un chándal rojo, apartó los ojos de los documentos que tenía en las manos y miró a Mira. “¿Entonces? ¿Todo listo?”

“Más o menos.”

“Bien.” Kagura se levantó, tomó un cojín del montón de la esquina y lo dejó junto a la mesa baja. Miró a Mira con la mirada de una niña curiosa. “Háblame de ti, abuelo.”

“Resulta que yo también tengo algunas preguntas para ti.” Mira pensaba lo mismo: quería saber cómo se había adaptado Kagura a este mundo. Mira se dejó caer en el cojín y miró a Kagura.

Las dos compartieron sus experiencias. Mira le contó a Kagura su último mes en este mundo, y Kagura le contó historias de sus últimos diez años.

***

“Parece que el mundo está a punto de sufrir un gran cambio. Hago lo que puedo para ayudar.” Mira le contó a Kagura sobre su frenética búsqueda de los otros Nueve Sabios. Ella compartió su encuentro con Wallenstein en detalle, especialmente con respecto a lo que estaba haciendo y la verdad de los demonios.

“¿Así que eso es lo que trama Wally? Sabía que estaba trabajando entre bastidores, pero nunca habría pensado que se trataba de demonios. Eso es un shock.”

Sellando los mismos poderes que hicieron de los demonios lo que eran, podrían recuperar su misión y perder su antagonismo hacia la humanidad. Mira había visto la prueba de ello en Fausto. Kagura mostró tanto sincera sorpresa como angustia.

“En realidad, maté a un demonio que se infiltró en este bosque hace un tiempo…” Kagura explicó que su motivo no estaba claro… pero había herido a espíritus, así que se ocupó de él sin piedad. Parecía que los demonios venían incluso al Bosque de las Estaciones.

“Bueno, no había nada más que pudieras haber hecho allí. Nunca lo hubiera sabido sin que me lo dijeran. Pero los demonios volverán a reencarnarse en demonios. No te castigues por ello.” La tranquilizó Mira.

Los demonios aún perdidos por la malicia no podían traer más que desastres. Los humanos no podían permitirse dejarlos libres y causar mayores daños.

“Reencarnar, ¿eh? ¿Así que todos esos demonios que murieron en esa gran batalla podrían volver todos a la vez?”

En la Defensa de los Tres Grandes Reinos, la humanidad había triunfado sobre los demonios. Tantos demonios habían sido abatidos en aquella batalla que los humanos creyeron durante un tiempo que los demonios se habían extinguido.

“Ahora que lo mencionas, tienes razón. Una avalancha de demonios reencarnados… Suena de pesadilla.”

Llegaban en momentos ligeramente distintos, pero lo suficientemente cerca como para suponer una amenaza real. Aunque siempre se había sabido que trabajaban en la sombra, y ellos lo preferían enormemente, los demonios habían actuado abiertamente durante la Defensa de los Tres Grandes Reinos. Si todo el continente volviera a estar plagado de ellos de la nada… eso sí que sería un problema. Lo ideal sería que Wallenstein atrajera a todos los demonios que pudiera al lado de la humanidad antes de ese momento.

“Bueno, tenemos que hacer lo que podamos para proteger nuestro continente.” Dijo Kagura. “Aunque ahora sea un poco más difícil.”

“Cierto, pensé lo mismo. Wallenstein me dio estos. Tal vez debería darte un par a ti también.”

En esencia, los demonios eran buenas personas a las que se les había lavado el cerebro para que hicieran el mal. Saber eso hacía que luchar contra ellos fuera mucho más duro para el corazón. Mira le dio a Kagura una de las cuerdas negras y una piedra blanca y le enseñó a usarlas. Con suerte, le servirían como alternativa a la batalla si se topaba con un demonio.

La cuerda negra podía atar incluso a demonios de rango duque, y la piedra blanca podía llamar a los amigos de Wallenstein. Kagura pareció sorprenderse de lo convenientes que eran estas herramientas, y las aceptó de buen grado.

“Si encuentro uno, me aseguraré de usar estos.”

***

Después de eso, las dos conversaron agradablemente durante un rato. Mira consiguió que Kagura le prometiera que regresaría al reino de Alcait una vez resuelto el asunto de Quimera Clausen. A cambio, Mira prometió ocuparse del problema de una vez por todas.

A partir de ahí, la conversación fue derivando poco a poco hacia la charla. Kagura estaba especialmente interesada en Luna, la coneja pura que Mira había llevado a su torre. Sin embargo, justo cuando se estaba enterando de los detalles, una de sus sirvientas vino a informarle de que su baño estaba listo.

“Vuelvo enseguida.” Dijo Kagura. “Será mejor que luego me cuentes todo sobre la pequeña Luna, ¿de acuerdo?” Y se fue a bañar. Cuando cerró la puerta, se hizo un profundo silencio en la habitación con suelo de madera.

Mira miró a su alrededor, preguntándose qué hacer. En el centro de la habitación había una mesa circular baja sobre la que había unos cuantos documentos. Del techo colgaba una lámpara de sombra que iluminaba el espacio. En un rincón de la habitación había una maceta llena de hierba de niebla, que emitía vaho a la luz.

Qué tranquilidad.

Era un marcado contraste con sus recuerdos del desastre que era la habitación de Kagura en la vida real. Contempló la bruma que seguía formando nubes blancas. El recuerdo de cierta noche cruzó su mente.

Ya que estoy aquí, podría probarlo antes de bañarme.

Mira se levantó y salió entusiasmada de la habitación de Kagura.

Después de dar varias vueltas, Mira llegó al patio donde ella y Scorpion tuvieron su simulacro de batalla. La luz de las linternas de piedra de los pasillos se colaba entre los setos, tiñendo ligeramente la oscuridad de la noche en el patio con su brillo amarillo.

Pero justo entonces, una brillante bola de luz surgió a la existencia, disipando la oscuridad. Iluminada por sus Artes Etéreas, Mira se puso de pie sobre el suelo ocre, respiró hondo y preparó su postura. Una vez más, comenzó su entrenamiento.

***

Mira llevaba ya un rato entrenando cuando Scorpion se percató de la luz antinatural del patio. Observó cómo Mira saltaba de un modo impensable para un mago, dejando estelas plateadas de luz a su paso.

¿Esa es… Mira? ¿Esos movimientos son algún tipo de arte marcial? Se parece al estilo Tomoe…

Scorpion pensó al principio que podría estar practicando algunas formas de artes marciales establecidas, pero Mira entretejió la invocación con sus Artes Inmortales, atacando de formas novedosas e inesperadas.

Interesada, Scorpion saltó sin esfuerzo los setos que rodeaban el patio y aterrizó al otro lado sin hacer ruido.

“No sabía que podías moverte así. ¿Es algún tipo de estilo de lucha?”

“Lo es, sí…. Aunque he olvidado su nombre.” A Mira le impresionó la habilidad de Scorpion para acercarse sigilosamente, era silenciosa como un gato.

“Oh…” Scorpion respondió, con los hombros caídos por la decepción. “¿También aprendiste eso de tu maestro?”

“Hrmm, se podría decir que sí.”

En realidad, lo había aprendido del Sabio de la Inmortalidad, Meilin. Scorpion no parecía especialmente molesta por su escurridiza respuesta. En todo caso, observó a Mira con interés.

“¿Te vendría bien un compañero de entrenamiento? Puedo ser tu compañera de artes marciales.” Se ofreció Scorpion, realizó un salto mortal en el aire a modo de calentamiento y aterrizó en posición de combate a unos pasos de distancia. Los poderosos músculos de sus piernas se hicieron evidentes al ver lo alto que saltó con tan poca preparación. Mira sabía que era fuerte; después de todo, había derrotado a diez Caballeros Oscuros. En cuanto a la técnica, tal vez fuera más fuerte que Mira.

“Hrmm…” Mira se enfrentó a Scorpion y calmó su respiración. Sonrió con satisfacción y respondió: “Muy bien. Quizás me sirva de tu ayuda.”

La cara de Scorpion se iluminó. Sin más preámbulos, arrojó al suelo todas las armas que llevaba escondidas.

“¡Que escurridiza!”

Su entrenamiento comenzó. Mira no utilizó su magia, y Scorpion no utilizó sus armas o habilidades. Las dos simplemente lucharon mano a mano en un choque directo de habilidades.

***

El entrenamiento de Mira y Scorpion continuó hasta que llegó una criada para informarles de que el baño estaba abierto. Las dos habían estado totalmente absortas en su entrenamiento; ahora, ambas se derrumbaron en cuanto oyeron la voz de la mujer. Mira se sentó y miró al cielo, con el cabello revuelto, y se secó el sudor de la cara con la manga. Scorpion ignoró el sudor que le corría por el cuerpo y se puso en cuclillas, respirando agitadamente mientras observaba cómo las gotas caían al suelo.

Mira dejó que la criada le indicara el camino al baño. Scorpion se unió a ellas como si fuera lo más obvio.

El interior del baño del palacio era todo de piedra, lo que hacía que casi pareciera una cueva. La bañera, llena de agua caliente, era lo bastante grande como para que diez personas se remojaran cómodamente.

La condensación goteaba del techo rugoso y hacía ondas en el agua, pero el sonido se fundía en el whoosh como de cascada que producía el agua de la bañera al fluir. El relajante murmullo del agua llenaba la habitación y envolvía el cuerpo como una fina seda.

Aunque su visión estaba oscurecida por el vapor, Mira pudo ver bien las curvas de Scorpion y canturreó satisfecha.

Oh ho ho. ¡Esa sí que es una bonita figura!

Mientras ambas se remojaban en el agua caliente, mantuvieron un debate aún más acalorado sobre las peculiaridades y características de los estilos de lucha de cada una que habían observado durante el entrenamiento.

Aunque se bañaban juntas, mostrando sus formas desnudas sin reservas, su conversación carecía de todo atractivo sexual. Justo cuando la discusión alcanzaba su punto álgido, el gruñido de sus estómagos le puso fin. Se separaron y Scorpion se marchó a su habitación.

Mira se encogió de hombros, se puso un yukata que le ofreció la criada y siguió a la mujer hasta la habitación de Kagura. Cuando la sirvienta abrió la puerta, se desprendió un tentador aroma. Encima de la mesa baja había una abundante comida.

“¡Deprisa!” Le hizo señas Kagura desde el otro lado de la mesa, vestida de nuevo con su chándal rojo. Parecía que había estado esperando, y tenía hambre.

“Esto sí que es un lujo.” Musitó Mira ante semejante festín. Se deslizó sobre el cojín abierto con la agilidad de un gato y miró a Kagura.

A pesar de los numerosos cambios de Mira, Kagura recibió a su amiga perdida con los brazos abiertos. Durante una comida compartida, las dos brindaron y celebraron su reencuentro.