Rebuild World (NL)

Volumen 1

Capítulo 5: Akira y Shizuka

Parte 2

Muchos cazadores preferían operar fuera de la ciudad de Kugamayama: estaban las numerosas ruinas cercanas, por supuesto, y el distrito bajo de la ciudad estaba repleto de tiendas que atendían a los cazadores de reliquias. Cartridge Freak (Fanáticos de los Cartuchos), una tienda general que vendía principalmente armas y munición tanto a los cazadores nuevos como a los experimentados, era un ejemplo típico. Incluso sus finanzas eran típicas — hacía suficiente negocio para mantenerse fuera de los números rojos, pero no lo suficiente como para abrir una segunda sucursal. Su gerente, Shizuka, dirigía la tienda en solitario, y sus esfuerzos, como asesorar a los clientes sobre el equipo adecuado, hicieron que Cartridge Freak (Fanáticos de los Cartuchos) se convirtiera en la favorita de muchos de los nuevos cazadores que compraron allí su primer equipo.

De vez en cuando, algunos de esos cazadores dejaban de volver. Algunos maduraron como cazadores, quedaron insatisfechos con la selección de Cartridge Freak (Fanáticos de los Cartuchos) y se fueron a tiendas más caras en busca de equipos de mayor rendimiento. Otros — la gran mayoría — murieron, tragados por los desiertos.

Shizuka era una mujer atractiva. Sabía que algunos de sus clientes estaban más interesados en ella que en sus productos, y a menudo recibía noticias de que un hombre que había estado ligando con ella justo el día anterior había muerto en las ruinas. En este negocio, era inevitable, y ella no era sentimental al respecto, pero se había hecho a la idea de no entrar nunca en una relación con un cazador.

Ese día, estaba en su posición habitual en el mostrador, vigilando la tienda mientras esperaba a los clientes, cuando entró una cara desconocida. Era un niño, y aunque estaba lo suficientemente bien armado como para pasar por un cazador, sus ropas sólo eran pulcras para los estándares de los barrios bajos, y no parecía especialmente fuerte. Basándose únicamente en su aspecto, Shizuka no estaba segura de si debía tratarlo como un verdadero cliente. Observó atentamente al chico mientras miraba con curiosidad la tienda — pero cuando no parecía tener intención de robar en los expositores, se relajó.

Tras entrar en la tienda, Akira se quedó un rato mirando los expositores y luego, aliviado de que no le hubieran echado por ser un chico de los barrios bajos, examinó la mercancía con más detalle. Filas ordenadas de armas de fuego de todas las formas y tamaños llenaban la tienda, y junto a cada etiqueta de precio había un resumen digerible de las especificaciones del arma en el catálogo. Pero Akira carecía de los conocimientos básicos para analizarlas aunque hubiera sabido leer, así que sólo podía distinguir los números.

“¿Cuál es la diferencia entre estas dos? Sólo el precio”, gimió, curioso pero inquieto mientras comparaba las dos armas. Parecían idénticas a sus ojos inexpertos, pero una costaba casi el doble que la otra. Estaba a punto de gastar un dinero por el que casi había muerto en un arma que le ayudaría a mantenerse con vida. Un error por descuido no sólo amenazaría su futuro como cazador, sino que también heriría su orgullo.

Hay una serie de diferencias, le dijo Alpha tranquilizándolo con su suave sonrisa. Puedo explicártelas todas, pero dejémoslo para después. Yo te iré explicando las cosas, así que no te preocupes si no las entiendes.

“Gracias.” Akira hablaba en voz tan baja que apenas podía oírse a sí mismo, aunque Alpha, que no se fiaba del sonido en primer lugar, seguía captando cada palabra con claridad. Intentaba no parecer sospechoso mientras compraba, pero inconscientemente seguía girándose para mirar a Alpha.

Sigue mirando al espacio, se preguntó Shizuka, confundida. ¿Hay alguien ahí? ¿Utilizando camuflaje activo, tal vez? Pero eso no debería funcionar dentro de mi tienda. Debe ser mi imaginación. Quizá le cuesta decidirse.

Había contratado a una empresa de seguridad privada para alquilar equipo de seguridad — incluido un dispositivo que interrumpía el camuflaje termo-óptico — e instalarlo dentro de Cartridge Freak (Fanáticos de los Cartuchos). Comprobó el estado del dispositivo, por si acaso, pero no vio nada que despertara sus sospechas.

Una vez que Akira se acercó al mostrador, Shizuka lo saludó con una sonrisa amistosa. “Bienvenido a Cartridge Freak (Fanáticos de los Cartuchos). ¿Es tu primera vez aquí? Soy Shizuka, la encargada. ¿Qué puedo hacer por usted?”

“Un rifle de asalto AAH con munición y herramientas de mantenimiento”, respondió Akira, tal y como le había dicho Alpha. “Y me gustaría vender algunas cosas.” Sobre el mostrador, colocó varias armas que habían pertenecido a la pareja que le había atacado en las ruinas.

Shizuka inspeccionó el estado de cada arma. “Una de las armas que vendes es un rifle de asalto AAH. ¿Estás seguro de que quieres sustituirlo por uno nuevo?”, preguntó a modo de consejo. “Veo que no ha sido bien cuidada, pero aún podría ser perfectamente utilizable con un mantenimiento adecuado. Y éste supera a un AAH. ¿Realmente quieres venderlo?” Obtendría un mayor beneficio si se callara, lo sabía, pero eso no estaba en su naturaleza.

Adelante. Compra uno nuevo, dijo Alpha. Explicó: Tu capacidad para usar el arma con facilidad importa más que sus simples especificaciones. Te acostumbrarás al AAH como parte de tu entrenamiento, y un arma nueva será mejor para eso que una con peculiaridades de un usuario anterior.

“Está bien”, dijo Akira a Shizuka. “Me gustaría vender esto y comprar una nueva AAH.”

“De acuerdo.” Shizuka hizo algunos cálculos. “En ese caso, menos el valor de lo que vendes, serán 100.000 aurum.”

Akira liquidó su cuenta y luego miró los billetes restantes en su sobre, sintiéndose algo conflictivo. Ayer le habían temblado las manos al recibir una fortuna de 200.000 aurum; hoy sólo le quedaban ochenta mil. Ahora entendía por qué Alpha lo había llamado cambio de bolsillo, y no pudo reprimir una sonrisa amarga.

Shizuka dejó las compras de Akira sobre el mostrador y le dedicó una sonrisa que combinaba la atención al cliente y la confianza en sus productos. “Aquí tienes. ¿Quieres que te lo explique? Te sorprendería saber cuánta gente los usa sin entenderlos bien, así que no estaría de más escucharlos. Resulta que tengo algo de tiempo, así que te lo explicaré todo.”

Akira dudó por razones que no entendía. No estaba acostumbrado a recibir amabilidad, ni siquiera en un contexto de negocios, y decidió aprovecharla. De todos modos, realmente estaba interesado, se dijo a sí mismo, sin darse cuenta de que estaba poniendo una excusa.

“Claro, si no te importa.”

“En absoluto.” Shizuka se lanzó con entusiasmo a su explicación. Realmente tenía tiempo para matar, y además le apasionaba el tema, así que habló largo y tendido y con una pizca de orgullo. “El rifle de asalto AAH es una obra maestra del arma y el favorito de muchos cazadores. Tiene uno de los historiales más largos de cualquier arma actualmente en uso en Oriente…”

El rifle de asalto AAH, le dijo Shizuka, era un arma famosa con más de un siglo de historia. Su diseño había sido aclamado como una obra maestra cuando salió al mercado por primera vez, y cien años de continuo perfeccionamiento habían limado casi todos sus defectos. El arma resultante era relativamente barata para un arma antimonstruo y todavía se fabricaba y vendía ampliamente en todo Oriente. El AAH podía alternar entre el fuego semiautomático y el totalmente automático, y además contaba con una gran precisión para el tiro de precisión. Era fiable, duradera, fácil de mantener y rara vez funcionaba mal — características que la convirtieron en el arma favorita de muchos.

Muchos fabricantes añadieron características, y algunos usuarios devotos modificaron sus armas hasta hacerlas irreconocibles, pero todos estos subtipos se agrupaban actualmente bajo la etiqueta de “rifle de asalto AAH”.

El arma estaba tan bien considerada y era tan utilizada que incluso los cazadores que dependían de tanques, mechs humanoides o equipos de combate pesados similares para enfrentarse a los monstruos a veces también llevaban un AAH — como seguro en caso de que perdieran su equipo normal, como amuleto de buena suerte o simplemente porque sí. Ese era el rifle de asalto AAH.

Shizuka concluyó su explicación con evidente satisfacción. Un oyente tan atento como Akira hacía que incluso detalles que eran de conocimiento común para la mayoría de los cazadores valieran la pena ser contados.

“¿Necesitas algo más?”, añadió con una sonrisa. “Nunca se tiene demasiada medicina, por ejemplo. Te recomiendo aguantar un poco de peso extra y llevar más de lo que crees que vas a necesitar, aunque eso signifique reducir un poco tus reservas de munición.”

“¿De verdad?” Akira parecía sorprendida. “La munición extra me parece más importante.”

“Si necesitas tanta munición como para tener que renunciar a los suministros médicos para hacer espacio para todo ello, entonces yo diría que deberías planear volver antes. Incluso las heridas que no parecen graves pueden acabar matándote, así que saber cuándo dar por terminada la misión es más importante que esforzarse por seguir adelante.”

Akira se lo pensó un momento. Todavía tenía más de la medicina de las ruinas, y adivinando su precio en base a sus efectos, concluyó que no podía permitirse más. Así que trató de pensar en algo que necesitara y que pudiera estar dentro de su presupuesto.

“En ese caso, ¿tienen ropa para cazadores?”, preguntó.

“¿Te refieres a una armadura o a trajes de poder?” Shizuka respondió disculpándose. “Lo siento, la mayoría de los equipos de ese tipo requieren ajustes de talla individuales, así que normalmente no los tengo. Supongo que podría pedir algo si insiste.”

En una tienda dedicada a los cazadores, “ropa” suele significar equipo de combate, como armaduras corporales diseñadas para resistir cuchillas, presión o balas, o trajes potenciados con músculos sintéticos y otras tecnologías para aumentar el rendimiento físico.

“Oh, no.” Akira se apresuró a sacudir la cabeza. “Me refería a ropa resistente con la que sea fácil llevar cosas. Quizá también una mochila.”

“Ah, entiendo.” Shizuka hizo una pausa para reflexionar. “No tengo nada en tallas de niño, pero creo que podría encontrar algo que te sirva para ajustarlo. Espera un segundo.”

Shizuka desapareció en la trastienda y luego regresó con el conjunto de ropa y la mochila que Akira había pedido. Las ropas estaban diseñadas para tener una armadura sencilla cosida a ellas, pero en su estado actual eran simplemente un poco más resistentes que la media. Al igual que la mochila, eran modelos anticuados que habían estado acumulando polvo en el almacén de Cartridge Freak (Fanáticos de los Cartuchos), por lo que Shizuka le dijo a Akira que los incluiría en su pago anterior — en otras palabras, eran gratis.

“¿Estás realmente segura?” preguntó Akira, sorprendido.

“No te preocupes; son básicamente un extra. Si eso no te parece bien, no dudes en ayudar a mi cuenta de resultados convirtiéndote en cliente habitual.”

“Entendido. Gracias por todo.” Akira hizo todo lo posible por devolverle su amable y amistosa sonrisa, y luego se inclinó cortésmente.

Shizuka le despidió con un alegre saludo. Pero una vez que lo perdió de vista, su expresión se nubló de preocupación.

“Un niño cazador”, se dijo a sí misma. “Me pregunto cuánto tiempo logrará sobrevivir.” La caza era un trabajo mortal — más aún para los niños — y su experiencia le decía que Akira nunca había usado un arma antimonstruo. “Realmente espero que se convierta en un habitual.”

La ropa y la mochila habían sido lo mínimo que podía ofrecer para un niño que pronto podría estar muerto.