Rebuild World (NL)

Hahya hervía de ira mientras acechaba el edificio, sin perder de vista a Akira y sin apenas mirar a Alpha. Pero sin nada que alimentara su rabia, sus sentimientos comenzaron a disiparse, y al poco tiempo empezó a abandonar la precaución una vez más. Seguir a Alpha significaba que no podía evitar mirarla por completo, y descubrió que su mirada volvía a su seductora espalda. Se obligó a apartar la mirada, pero eso sólo le hizo ser más consciente de ella, distrayéndole de su entorno y, sobre todo, de cualquier peligro que le acechara.

Incluso Hahya reconoció el problema. Se esforzó por mantenerse alerta, apartando su mente de Alpha y escudriñando la zona que le rodeaba. Cuando volvió a mirar hacia delante, vio que Alfa se había detenido en un cruce en forma de T a poca distancia y señalaba hacia uno de los pasillos.

¡Entonces, ahí es donde está el mocoso!

Calculando por el gesto de Alpha dónde debía estar Akira, Hahya se detuvo justo antes de la bifurcación. Pensando en que allí estaría fuera de la vista, empujó un brazo por la esquina y disparó a ciegas. Si soltaba suficientes balas, estaría seguro de dar a Akira incluso sin saber la posición exacta del chico.

Los disparos resonaron en el edificio. La rápida lluvia de balas golpeó el suelo, las paredes y el techo del pasillo. Innumerables disparos rebotaron en todas direcciones, eliminando todos los puntos ciegos. Cuando Hahya se dispuso a cambiar su cargador vacío por uno lleno, vio que Alpha dejaba de apuntar hacia el pasillo. Se relajó, concluyendo que su presa debía estar muerto.

“Bien. Supongo que acabe con él.” Al girar la esquina para confirmar su muerte, sólo vio un pasillo plagado de agujeros de bala. Su rostro se congeló inmediatamente.

“¡Oye!”, rugió Hahya, dándose la vuelta y acercándose a Alpha a grandes zancadas. “¿Dónde diablos está el mocoso?”

Alpha se limitó a sonreír y a mover los labios. Recordando que no podía oírla, gritó: “¡El niño! ¡Señala a ese niño!” Alpha señaló detrás de Hahya, que volvió a mirar pero seguía sin ver a nadie.

¡Un disparo! Sintió el dolor en las tripas que le decía que le habían dado. Mientras se quedaba paralizado por el shock, varias balas más le alcanzaron. Ninguna fue mortal — no lograron atravesar su chaleco antibalas, por muy barato que fuera — pero le hicieron perder el equilibrio. Se derrumbó en el suelo con un grito de dolor y se quedó tumbado en agonía, preguntándose qué demonios acababa de pasar.

¿Me dispararon? ¿De dónde? No hay enemigos por aquí, sólo esa mujer. Espera, ¿me disparo ella? ¡No, es una locura! ¡Ella es sólo una imagen! ¡No puede ser!

Hahya estaba cada vez más desconcertado, hasta que de repente la respuesta apareció ante él. Akira salió del interior de Alpha.

¡¿Se ha puesto en capas para que no pueda verlo?!

Akira se acercó a Hahya, agarró firmemente su arma con ambas manos y la apuntó con firmeza a la frente del veterano cazador. A pesar del dolor punzante de Hahya, se las arregló para apuntar con su propia arma a Akira y apretar el gatillo primero. Pero no salió ninguna bala — el cargador estaba vacío.

Hahya rara vez había necesitado pensar mucho en algo, pero ahora, con la muerte acechando ante sus ojos y su vida en juego, no podía evitar hacerse preguntas. El mundo pareció ralentizarse a su alrededor mientras estaba a punto de morir, y la verdad empezó a asomarse:

¿Era todo una trampa?

En su mente, lo vio todo de nuevo, pero con una nueva claridad: Alpha miró hacia otro lado justo antes de la emboscada de Akira para distraer a Hahya del chico. Se detuvo en un lugar extraño y señaló hacia el pasillo para hacerle gastar munición. Dejó de apuntar para interrumpirlo antes de que reemplazara su cargador vacío. Le sonrió, distrayéndole con su magnífico aspecto. ¿Era todo — su ropa, la ruta que habían tomado hasta aquí, su velocidad al caminar y una letanía de otros detalles triviales — diseñado para atraerlo a su muerte? Esas preguntas no contribuían a su supervivencia, por lo que Hahya desperdició sus últimos y preciosos momentos en sospechas inútiles — y se le acabó la suerte.

“El Espectro Seductor…”, murmuró con una sonrisa distorsionada por el miedo.

Un instante después, Hahya murió, con un disparo entre los ojos de Akira. Lo último que vio fue la cruel sonrisa de Alpha mientras se acurrucaba junto a Akira.

La voz de Kwahom irrumpió en el comunicador de Hahya. “Hahya. ¿Qué paso? ¿Has cogido al mocoso?”

No le contestes, advirtió Alpha a Akira. Revelaría demasiado.

Akira asintió en silencio.

Ahora, date prisa y coge su equipo , continuó. Lo añadiremos a nuestro arsenal.

El equipo de Hahya parecía incómodo en Akira, pero era mucho mejor que una simple pistola.

A continuación, arroja su cuerpo por la ventana.

Akira se puso en marcha, pero Alpha siguió sonriendo, imperturbable.

***

Abajo, en el primer piso, Kwahom se devanaba los sesos para averiguar qué estaba pasando.

Debe de haber luchado con el chico — oí los disparos — pero no ha dicho ni pío desde entonces. No me digas que está muerto. ¿Se equivocó y cayó en otra emboscada? No puede ser: ni siquiera él puede ser tan estúpido.

Dudó entre investigar o retirarse inmediatamente.

¿Y si esto es una trampa? ¿Cuánto tiempo atrás empezó? ¿Y si llevarnos a este edificio era parte de su plan? ¿O si esas reliquias de los rumores nunca existieron? Tal vez este lugar es el coto de caza de ese mocoso, y sólo ha estado atrayendo a los cazadores que pueden ver a la mujer a este edificio para asesinarlos y saquear sus equipos y hallazgos. Si ese es el caso, no puedo permitirme subestimarlo. ¿O es que estoy pensando demasiado las cosas?

Las historias de fantasmas sobre las ruinas aumentaron el recelo de Kwahom, que se inclinó por retirarse. Inconscientemente, su mirada se dirigió a la salida del edificio y al paisaje que había más allá.

Vio caer el cuerpo de Hahya. El cadáver golpeó el suelo con un fuerte golpe.

“¡¿Hahya?!” Kwahom corrió instintivamente hacia su compañero, pero se detuvo justo al lado de la puerta.

Le quitaron su equipo. Ese chico está vivo, y se empeñó en tirar el cuerpo de Hahya fuera — tirándolo aquí, lo que significa que sabe dónde estoy.

Kwahom levantó la vista, con el rostro inflamado de odio. Sólo veía el techo, pero se imaginaba a Akira más allá, preparado para dispararle cuando corriera a ver a Hahya.

“¡No sabe con quién se está metiendo!” Si Kwahom había sentido alguna complacencia o engreimiento porque su objetivo era un niño, ese sentimiento se disipó. Ahora estaba centrado únicamente en matar a Akira. Sacó su terminal de datos y mostró la ubicación de Hahya en su pantalla. La señal estaba en movimiento, mostrando que Akira llevaba el dispositivo.

Lo sabía. Está arriba. Y si cree que es el único que tiene el rastreo de su lado, se está buscando otra cosa.

Sonriendo débilmente, Kwahom salió corriendo hacia el edificio.

***

Con un enemigo abatido, Akira se preparó para despachar al otro.

Akira, saca ese cuchillo, le ordenó Alpha cuando llegó al lugar de su próxima emboscada. El que te dije que no vendieras.

“¿Esta cosa?”

Era el cuchillo que había encontrado en las ruinas de la ciudad de Kuzusuhara. Aunque su hoja redondeada parecía casi completamente desafilada, Alpha le había dicho que podía cortar una gran variedad de materiales con facilidad si se utilizaba correctamente.

Esa es, confirmó Alpha. ¿Ves la ligera protuberancia en la parte inferior de su mango? Dispara a esa parte con tu arma de mano.

Akira colocó el cuchillo en el suelo, acercó la boca de su pistola al bulto indicado por Alpha y apuntó con cuidado. “Para que quede claro”, dudó, “se romperá si le disparo, ¿verdad?”

Sí, lo hará. O sólo el mecanismo de seguridad lo hará, para ser precisos.

“Parece un desperdicio. Quiero decir, es una reliquia del Viejo Mundo. No se vendería por mucho si—”

Considéralo un gasto necesario. A menos que prefieras una alternativa que te ponga tres veces en peligro de muerte, claro.

Akira miró la impávida sonrisa de Alpha, que de alguna manera sugería que estaba disfrutando, y apretó el gatillo.

***

Kwahom comprobó la ubicación del terminal de datos de Hahya, que no se había movido en al menos diez minutos. ¿Estaba el chico esperando allí, o era algún tipo de trampa? El cazador permaneció atento a ambas posibilidades mientras avanzaba con cautela.

Encontró el aparato abandonado en medio de un pasillo. Kwahom lo recogió y lo examinó con una mirada de sospecha.

“¿Lo dejó aquí porque se dio cuenta de que lo estaba rastreando?”

Si el chico no se había dado cuenta de que Kwahom podía utilizar el terminal para localizarlo, el cazador podría lanzar un ataque sorpresa. Pero si Akira se había dado cuenta de que venía directamente hacia el terminal de Hahya, entonces Kwahom esperaba que el chico utilizara el dispositivo como señuelo para una emboscada propia. El veterano cazador, por su parte, había planeado descubrir la emboscada y dar la vuelta a la tortilla a su adversario, demasiado confiado.

Encontrar el terminal por sí mismo echó por tierra sus planes.

Kwahom frunció el ceño. Sería difícil espiarle desde un recodo del pasillo o desde cualquier otro escondite, pero seguía sin poder evitar la sensación de que algo iba mal. En todo caso, su aparente seguridad empeoraba su ansiedad. Sus instintos le gritaban que esperara una emboscada.

Un instante después, sus temores resultaron justificados.

Algo cortó el torso de Kwahom en dos a pesar de su armadura. Sus mitades superior e inferior cayeron al suelo mientras sus órganos vitales se desprendían del corte. En medio de la conmoción y el dolor de sus breves momentos finales, el cazador se percató de que había una larga grieta horizontal en una pared cercana, y su conciencia desvanecida comprendió que algo lo había atravesado. Entonces, todavía preguntándose qué había causado todo aquello, murió.

***

Al otro lado de la pared hendida, Akira se quedó congelado, con la mano extendida todavía agarrando el mango del cuchillo — su hoja se había hecho polvo con un solo uso. Después de disparar la punta del mango, lo había blandido tal y como Alpha le había indicado. Un destello blanco-azulado de la hoja había atravesado a Kwahom y había dejado un corte de cinco metros en la pared intermedia, aunque la hoja no podía llegar a ninguna de las dos desde donde Akira se encontraba. Podía ver el pasillo a través de la brecha humeante, que tenía aproximadamente un centímetro de altura y desprendía un olor a chamusquina.

Bien hecho , dijo Alpha desde su lado con una sonrisa y una inclinación de cabeza . Has conseguido matarlo. Ahora estás a salvo. Sonaba tan despreocupada como si él acabara de completar alguna tarea menor.

“¿Eh? Oh, sí. Claro”. Akira se sintió aturdido, incapaz de asimilar lo que había sucedido y la calma con la que ella había reaccionado. Volvió a mirar el mango sin hoja, perplejo.

“Alpha”, preguntó, “¿qué pasa con este cuchillo?”.

No estoy seguro de lo que quieres decir. Es un cuchillo del Viejo Mundo fabricado y vendido para su uso por el público en general. Su tono sugería que no había nada extraordinario en eso, pero Akira parecía aún más curioso.

“Entonces, ¿la gente normal del Viejo Mundo necesitaba cuchillos que pudieran cortar las paredes?”

Ese no era su principal objetivo. Los habitantes del Viejo Mundo querían bordes más afilados y duraderos y acabaron creando cuchillos que incluso podían cortar paredes como resultado. Lo que acabas de hacer no es posible a menos que destruyas el mecanismo de seguridad.

“¿La seguridad?” Reflexionó. “Sé que lo rompí, pero ¿realmente supuso una diferencia tan grande?”

La energía del cuchillo normalmente conserva la hoja y su afilado. Quitar el seguro le permitió liberar toda esa energía de una sola vez, sin tener en cuenta las limitaciones físicas de la hoja. De lo contrario, ni siquiera un cuchillo del Viejo Mundo podría cortar una pared y a la persona del otro lado, junto con todo su equipo. Alpha habló con despreocupación, casi convenciendo a Akira de que aquello era perfectamente normal. Casi.

“¿No sería eso aún terriblemente peligroso?”, preguntó, con cara de conflicto.

Bueno, sí. Extremadamente. Pero, ¿y qué? Es seguro si se usa correctamente. Lo usaste de forma insegura deliberadamente.

“Bueno, supongo”. Akira no tenía ninguna razón real para discutir o dudar de la explicación de Alpha. Aun así, no podía quitarse de la cabeza la idea de que el cuchillo era peligroso. ¿Y qué decía eso del Viejo Mundo en su conjunto, donde tales herramientas habían sido habituales?

Alpha esbozó una sonrisa a la vez orgullosa y pícara. Ahora, ¿estás satisfecho con mi apoyo? Pensabas que no tenías ninguna posibilidad contra los cazadores, y ahora has vencido a dos, aunque hayas arruinado una reliquia en el proceso. No me importaría una muestra de gratitud, ¿sabes?

Akira se inclinó, con una expresión seria que contrastaba con la jocosidad de Alpha. “Gracias. Habría muerto sin ti. Y creo que una parte de mí no confiaba completamente en ti hasta ahora. Lo siento.”

Alpha abandonó su actitud burlona y sonrió amablemente. No te preocupes. Si por fin me he ganado tu confianza, me alegro. Ahora, ¿qué hacemos? ¿Seguimos con nuestro plan original y buscamos las reliquias, o regresamos y damos por terminado el día? Debes estar cansado, y agotarte no es eficiente, así que no hay necesidad de forzarte.

“Para ser sincero”, dijo Akira, con la preocupación patente en su rostro, “estoy cansado, y me gustaría volver, pero aún no hemos encontrado nada hoy. Tengo que traer algo si quiero recuperar el resto de mi dinero del intercambio.”

Vamos a revisar este edificio, entonces. Con mi ayuda, te será más fácil encontrar reliquias que la mayoría de los cazadores pasarían por alto.

Akira estuvo de acuerdo. Su búsqueda dio como resultado unos cuantos pañuelos extremadamente sucios a los que ningún cazador ordinario daría una segunda mirada — ni Akira lo habría hecho, si Alfa no le hubiera informado de que eran de fabricación del Viejo Mundo. Pero eso era mejor que nada, y con eso suspendió su búsqueda, regresando a la ciudad con todo el equipo de Kwahom y Hahya que pudo cargar.

Sólo quedaban los dos cadáveres en el edificio — cazadores muertos en un ataque fallido contra otro cazador, una escena demasiado común en el Este.