Rebuild World (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: La Carga de la Resolución

Parte 2

Akira siguió a Alpha hacia el interior de las ruinas de la ciudad de Kuzusuhara. Los escombros de los edificios derrumbados y otros tipos de desechos bloqueaban tramos del camino, convirtiendo las ruinas en un desconcertante laberinto, mientras que algunas de las estructuras derruidas que aún se mantenían en pie eran el hogar de monstruos que se habían adaptado al entorno. En algunas zonas, los monstruos incluso habían establecido sus propios ecosistemas únicos.

Los cazadores de reliquias eliminaban a los monstruos que bloqueaban su avance y, a veces, incluso reparaban las calles para facilitar el acceso a las zonas más profundas. A menudo, se encontraban con monstruos más poderosos y perdían la vida. Como resultado, las zonas más profundas de las ruinas solían ser más difíciles de recorrer, con monstruos más mortíferos. Y como eran menos los cazadores que llegaban a ellas, esos lugares conservaban naturalmente una mayor cantidad de reliquias. En otras palabras, las zonas más inaccesibles prometían tanto un mayor peligro como un mayor beneficio.

Incluso Akira lo sabía. Había pasado el día anterior explorando las afueras de las ruinas y ni siquiera se había aventurado a adentrarse en ellas. Hoy, sin embargo, Alpha le había recomendado que se dirigiera al corazón de las ruinas. No es de extrañar que Akira dudara, pero la actitud confiada de Alpha le convenció, y finalmente aceptó su plan. Alpha le había explicado que tendrían que adentrarse más en las ruinas si querían hacerse con reliquias más valiosas. Ella lo guiaría, y él estaría a salvo siempre que siguiera sus instrucciones.

A Akira le había resultado difícil decir que no a esas seguridades. Se había convertido en cazador para mejorar su vida, y era gracias a Alpha que aún tenía su vida. Así que nunca llegaría a ninguna parte si no podía seguir adelante aunque ella le prometiera cierto grado de seguridad.

Al principio, Akira siguió las instrucciones de Alpha sin rechistar. Pero a medida que pasaba el tiempo y ella daba una orden aparentemente sin sentido tras otra, empezó a dudar de ella. Primero, le dijo que avanzara lentamente con la espalda apoyada en la pared de un edificio destartalado. A continuación, quiso que entrara en ese edificio, no por las puertas claramente visibles, sino por una ventana tras escalar un montón de escombros cercano. Una vez hecho esto, debía salir por la puerta que acababa de evitar. Le hizo bajar varias veces por una calle y luego le dijo que esperara un rato en medio de otra. Sólo después de volver sobre sus pasos varias veces debía seguir adelante. Siguió todas esas indicaciones, pero no pudo evitar la sensación de estar perdiendo mucho tiempo.

Es cierto que cuando los perros armados habían atacado a Akira, ignorar las órdenes de Alpha casi le había hecho morir, mientras que obedecer las aparentemente imprudentes le había salvado la vida. Así que se lo pensó dos veces antes de cuestionar sus indicaciones y las llevó a cabo sin rechistar, pero cada acción aparentemente inútil que realizaba le hacía desconfiar un poco más. Finalmente, no pudo soportarlo más.

“¿Oye, Alpha?”, dijo.

¿Sí?

“No estamos perdidos ni andamos por ahí, ¿verdad?”

No lo estamos, respondió Alpha, sin un ápice de duda en su voz.

“¿Estás segura?”

Lo estoy.

“Pero siento que seguimos el mismo camino una y otra vez.”

Sólo porque lo necesitábamos, explicó Alpha con una leve sonrisa. Teníamos que evitar las rutas peligrosas — o tu propia mala suerte, si prefieres verlo así.

Akira la miró con recelo. “¿Así que es culpa mía?”, preguntó.

Lo es, repitió Alpha en un tono que evitaba más discusiones, aunque no disipaba la frustración y las dudas de Akira.

Siguieron adentrándose en las ruinas durante un rato más. Entonces, justo cuando estaban a punto de salir de un callejón, Alpha se detuvo y anunció: Regresamos.

“¿Otra vez?” refunfuñó Akira cuando Alpha pasó a su lado. Aunque ya había tenido más que suficiente, comenzó a seguirla. Pero entonces se detuvo: más allá del callejón, podía ver una amplia avenida, y eso despertó su curiosidad. Se le ocurrió una idea: lo único que tenía que hacer era echar un vistazo al frente y ver si había una razón de peso para dar la vuelta. De ser así, todas sus quejas y dudas quedarían resueltas al instante.

No iré muy lejos, se dijo Akira. Sólo echaré un vistazo.

Asomó la cabeza por el callejón y observó con cautela la avenida, pero todo lo que vio fue otro tramo anodino de ruinas desoladas.

Lo sabía. Allí no hay nada.

Pero justo cuando la irritación de Akira empezaba a aflorar, Alpha gritó bruscamente: ¡Vuelve aquí ahora!

Sin previo aviso, un rugido y un destello de luz salieron de la escena aparentemente desierta que Akira acababa de contemplar. ¡Fuego de artillería! Por un momento, el destello y la onda expansiva desbarataron el camuflaje de un monstruo. Akira se congeló al ver la gigantesca máquina que llenaba lo que él había tomado por una calle vacía.

¡Boom! Un pesado proyectil golpeó un edificio no muy lejos de Akira. Se produjo una ráfaga de viento. Una onda expansiva destruyó parte de la estructura, arrojando enormes trozos de escombros a su alrededor. El suelo tembló, y Akira se tambaleó, congelado por la conmoción.

¡Vuelve rápido! gritó Alpha. ¡Vas a morir!

Akira volvió a la realidad y echó a correr, corriendo como un loco por el tembloroso callejón entre la lluvia de escombros. Siguiendo las instrucciones de Alpha, encontró refugio en una habitación de otro edificio no muy lejano. Los rugidos y temblores del fuego de artillería continuaban, y el polvo y los escombros finos seguían lloviendo del techo.

Eso estuvo cerca, le dijo Alpha a Akira, con rostro y voz severos. Has estado a punto de morir. Espero que te des cuenta de que podrías haberlo evitado si me hubieras hecho caso.

Akira se acurrucó en un rincón de la habitación, con aspecto abatido, y no respondió inmediatamente. Al cabo de un rato, consiguió un silencioso “Lo siento.” Su disculpa estaba cargada de autodesprecio, y a nadie se le escapó la nota adusta de su voz.

El rostro de Alpha adoptó una sonrisa ligeramente triste. Puede que no te hayan gustado mis indicaciones, dijo suavemente, pero nunca te diré que hagas algo que te ponga en desventaja, y si me preguntas después, me explicaré hasta que estés satisfecho. ¿Qué quieres saber?

A pesar de la sonrisa alentadora de Alpha, Akira permaneció en silencio. La expresión de Alpha se tornó preocupada, incluso mientras sonreía . Nos conocimos ayer, así que estoy segura de que te resultará difícil confiar en mí para muchas cosas. Es natural. Pero tendré muchos problemas si mueres, así que haré todo lo posible para que eso no ocurra. Puede que no sea fácil, pero al menos intenta creerlo.

Incluso Akira podía notar que estaba preocupada por él. Sumido en un sentimiento de culpa, se obligó a contestar. “Entendido. Siento haber dudado de ti.”

Alpha trató de consolarlo. No lo sientas. No espero que confíes totalmente en mí de inmediato. Estas cosas llevan tiempo y esfuerzo. De los dos.

Eso sirvió para levantar el ánimo de Akira, que decidió mostrarse alegre — aunque sólo fuera una actuación. También le ayudaría a centrarse en lo que le esperaba. Se obligó a sonreír. “Supongo que sí”, dijo. “Yo también dedicaré ese tiempo y esfuerzo. ¿Qué debo hacer ahora?”

Alpha evaluó a Akira y determinó que su estado mental requería un poco más de tiempo para recuperarse. Quédate aquí hasta que la situación de fuera se calme, dijo. Estoy guiando al monstruo lejos de esta zona, pero creo que tardará un poco.

“Espera. ¿Puedes hacer eso?” preguntó Akira, sorprendido.

Alpha esbozó una sonrisa altiva. Dependiendo del monstruo y de la situación, sí. Las armas autónomas, como ese monstruo mecánico, a veces utilizan las transmisiones de vídeo y otros datos externos de los sistemas de vigilancia cercanos para ayudarles a controlar su entorno.

Mientras Akira la escuchaba absorto, no se le ocurrió que estaba percibiendo a Alpha mediante un proceso similar.

Esta vez hemos tenido suerte, continuó. He podido acceder a una fuente de vídeo externa que el monstruo utiliza para obtener información visual. Debería seguir atacando una imagen falsa de ti. Así es también como hice que identificara mal tu posición cuando atacó por primera vez.

Akira se sorprendió aún más del alcance de las habilidades de Alpha.

No podría habérselo hecho a un monstruo que se basara únicamente en sus propios datos ópticos, añadió con una sonrisa socarrona. Estuvo muy cerca.

Un atisbo de pregunta apareció en la expresión de Akira. “¡¿Qué me habría pasado si hubiera sido alcanzado con uno de esos?!”, preguntó.

Ese proyectil de artillería te habría hecho saltar en pedazos, por supuesto, respondió Alpha sin dudarlo. Su sonrisa no vaciló.

“¿S-Si?” Akira frunció ligeramente el ceño, pero no bajó la cabeza avergonzado. La actitud optimista de Alpha parecía haber surtido efecto.

Sigamos hablando un poco más, dijo. Ya sé: ¿tienes alguna pregunta para mí? Pregúntame lo que se te ocurra.

El hecho de que le dijeran que podía preguntar cualquier cosa hizo que a Akira le resultara más difícil pensar en una pregunta, pero la sonrisa agradablemente expectante de Alpha le hizo dudar en decirle que no tenía ninguna. Además, ésta era técnicamente una de las instrucciones de Alpha, y sentía que seguirla era parte del tiempo y el esfuerzo que le debía. Buscando algo que preguntar, pensó en su primer encuentro. Entonces se dio cuenta.

“De acuerdo”, dijo. “¿Por qué estabas desnuda la primera vez que te vi?”

Alpha se había puesto ropa poco después de su encuentro, y ella seguía completamente vestida, así que su desnudez tuvo que ser deliberada. Akira estaba demasiado sorprendido en ese momento como para preocuparse, pero en retrospectiva lo consideraba poco natural.

La sonrisa de Alpha se volvió atrevida y un poco pícara. Akira apenas tuvo tiempo de preguntarse antes de que ella hiciera desaparecer su ropa, dejando al descubierto cada centímetro de su piel desnuda y haciendo alarde de su cautivadora figura curvilínea sin el más mínimo atisbo de vergüenza.

¿Qué te parece? preguntó alegremente, con un gesto casi seductor.

Akira se sorprendió, pero se quedó embobado. “¿Sobre qué?”, respondió, poniéndose nervioso en cuanto recuperó el sentido común. “En realidad, tacha eso; ¡sólo ponte algo de ropa!”

Alpha volvió a vestirse con una sonrisa de satisfacción. Un cuerpo encantador, ¿verdad? Por no hablar de lo llamativo que es. ¿No crees que me convertiría en el centro de atención? Te fijabas más en mí que en cualquier otra cosa que te rodeara en ese momento, ¿sabes?

“¡¿Q-Qué esperabas?!”

En efecto, Akira había estado más embelesada por la desnudez de Alpha que por la fantástica escena de luces tenues que la rodeaba, pero era vergonzoso oírla decir eso. La respuesta de Alpha, sin embargo, le tomó por sorpresa.

Y ahí lo tienes, dijo ella. Eso responde a su pregunta.

“¿Qué quieres decir?” preguntó Akira, olvidando su vergüenza en su curiosidad.

Quiero decir que era una forma eficaz de localizar a alguien que pudiera percibirme. No son muchas las personas que visitan las ruinas, y aún menos las que pueden verme u oírme. Necesitaba una apariencia que garantizara una reacción de los pocos que podían, sin hacerlos más precavidos de lo necesario. Experimenté con muchas apariencias, y la desnudez fue la que mejor funcionó.

“Sin embargo, estaba totalmente en guardia contigo.”

Pero aun así no saliste corriendo en cuanto me viste, ¿verdad? ¿Qué crees que habrías hecho si hubiera llevado un arma y hubiera tenido el aspecto de un soldado endurecido cuando me viste por primera vez?

Akira trató de imaginarse la escena: un soldado musculoso y fuertemente armado de pie en la penumbra — más que suficiente para hacerle olvidar toda la atmósfera fantástica. Entonces imaginó que su mirada se encontraba con la del soldado.

“Supongo que habría salido corriendo”, admitió. “Probablemente tan rápido como hubiera podido.”

Por supuesto que sí. Necesitaba que la gente pudiera decir de un vistazo que no estaba armado, aunque sin duda se interesara por mí. Y sus reacciones tenían que ser lo suficientemente obvias para que yo estuviera segura de que podían verme. Estar desnudo encajaba perfectamente. Alpha esbozó una sonrisa de pesar . Aun así, no esperaba que tuvieras tanto recelo hacia mí. Lo siento.

Akira hizo una mueca. Ahora que Alpha lo había señalado, su comportamiento parecía una reacción exagerada. Su explicación también le satisfizo más o menos. Pero su exhibición burlona y juguetona de su cuerpo expuesto le hizo querer tener la última palabra.

“Aún así”, dijo, “ir desnudo no parece la mejor idea.”

No importa, respondió Alpha. Es artificial de todos modos. No me importa mientras pueda cumplir mi objetivo.

“¿Eso qué?”

Artificial. Mi apariencia se genera mediante gráficos por computadora, así que puedo cambiarla a voluntad. De repente, Alpha parecía una chica incluso más joven que Akira. Su rostro era juvenil, aunque prometía una belleza futura, pero había algo adulto en su sonrisa que la marcaba como la misma persona.

“¡Vaya!” exclamó Akira sorprendido. “Eres Alpha, ¿verdad?”

Así es, respondió ella. ¿Qué te parece? Encantador, ¿verdad?

“¿Eh? Oh, claro”. Akira se sorprendió, pero se dio cuenta de que su reacción ante su nueva apariencia no parecía especialmente positiva.

También puedo hacer lo contrario, por supuesto, dijo mientras la chica crecía hasta convertirse en una mujer en la flor de la vida y luego seguía envejeciendo hasta convertirse en una anciana. Ahora su rostro proyectaba el refinamiento que traía el paso de los años, a pesar de las muchas arrugas que lo surcaban.

“Vaya”, dijo Akira. “Es una locura. Supongo que realmente puedes cambiar cuando quieras.” Parecía impresionado y sorprendido, pero no dio ninguna señal de que prefiriera esta apariencia a la anterior. Una vez que estuvo segura de ello, volvió a su forma inicial.

Eso no es todo. También puedo cambiar mi complexión, mi peinado y mi ropa . Alpha sonrió con orgullo y empezó a adoptar una apariencia tras otra. Su estatura cambió —ahora más alta, ahora más baja — y su figura varió con fluidez desde la esquelética hasta la más corpulenta. Se cortó el pelo, lo dejó crecer hasta que cayó al suelo, lo peinó con formas que desafiaban la gravedad e incluso lo hizo brillar con todos los colores del arco iris. Su ropa también cambió, desde una especie de uniforme escolar hasta un vestido adecuado para una fiesta de alta sociedad, un llamativo traje de baño, un traje de camuflaje, un traje de piloto y mucho más. Algunos de sus trajes eran tan vanguardistas que era dudoso que hubieran existido alguna vez.

Al principio, Akira encontró sus transformaciones sorprendentes. Pero al cabo de un rato, se quedó absorto viendo cómo posaba con una multitud de trajes. Su vida en los barrios bajos había estado prácticamente desprovista de entretenimiento, y mientras Alpha bailaba con sus diversos trajes se encontró bastante fascinado.

Mientras Akira miraba a Alpha, ella también le observaba a él. No se dio cuenta de que, aunque los cambios empezaron siendo aleatorios, su edad, complexión, pelo, ropa y cualquier otro aspecto de su apariencia se fueron adaptando a sus preferencias. La sonrisa de Alpha era alternativamente alegre, hechizante, tranquila y encantadora mientras seguía estudiando a Akira.

Si hay algún conjunto o estilo que te gustaría ver, acepto peticiones, dijo. ¿O prefieres verme desnuda? Eso sí que te facilitaría disfrutar de este precioso cuerpo mío.

“¡Me parece bien lo que sea con tal de que lleves algo de ropa!” exclamó Akira, ligeramente turbado de nuevo por su tono seductor. “¡¿Por qué estás tan obsesionada con desnudarte?!”

Pensé que te sería más fácil evitar las trampas de miel más adelante si empezabas a acostumbrarte ahora. ¿No te parece un entrenamiento valioso?

Akira sospechó que se metería en un mundo de problemas si decía que sí. “Nadie va a probar esas cosas con un niño como yo”, respondió hosco con una sonrisa forzada, tanto para evitar dar una respuesta directa como para enmascarar su vergüenza.

Tal vez no ahora, argumentó Alpha, decidido a dejar a Akira sin salida, pero estoy segura de que hay un gran número de personas que intentarían atrapar a un rico y experto cazador. No quiero que esas personas te pongan trampas una vez que tengas éxito. La historia está llena de hombres que arruinaron sus vidas por las mujeres, ya sabes.

“¿Crees que alguna vez podré ser un cazador así?” Akira preguntó. Quería hacerse rico, pero no tenía mucha fe en su capacidad de éxito y no podía evitar decirlo.

Puedes, respondió Alpha con total confianza. Me tienes a mí para apoyarte, y prometo encargarme de todo por ti, excepto de tu voluntad, tu motivación, tu determinación — ese tipo de cosas te corresponden a ti. Tendrás que esforzarte para llevar esa carga, o ni siquiera yo podré ayudarte.

Akira guardó silencio por un momento, pero luego su rostro se tornó decidido. “Entendido”, dijo. “La voluntad, la motivación y la determinación son mi carga.”

Alpha sonrió complacida, satisfecha tanto por los progresos de Akira como por su propio éxito a la hora de moldear sus intenciones.