Kajiya De Hajimeru (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: Primero Fueron Dos

Parte 2

—¡Sí, lo están! La caminata no fue tan dura como esperaba.

—Bien. Entremos —desbloqueé la puerta y la abrí de golpe.

Rike entró corriendo con un entusiasmo

—¡No te preocupes si lo hago yo!

Samya fue a seguirla, pero la detuve.

—Samya —dije.

—¿Hmm? ¿Qué pasa?

—Gracias.

A mitad de camino, me di cuenta de que Samya había elegido una ruta fácil de recorrer, en la que no era probable que nos encontráramos con ningún animal salvaje.

—Oh, claro… —dijo ella, bajando la mirada con timidez. Todavía nerviosa, entró en la casa.

Era bonito que Rike me llamara jefe con una gran sonrisa en la cara, pero esta faceta de Samya también me tocaba la fibra sensible.

Hice que Rike y Samya se refrescaran del viaje en el dormitorio mientras yo hacía lo mismo en el estudio. Luego preparé una cena rápida y nos sentamos a comer.

Estuvimos hablando un rato antes de que yo interrumpiera con un tema que me rondaba por la cabeza.

—Rike, estamos contentos de tenerte, pero no hay habitaciones extra. Por el momento, tú y Samya tendrán que compartir el dormitorio.

—¿Qué? No, no es mi intención entrometerme en tu espacio compartido —protestó—. Tengo todo lo que necesito para acampar al aire libre. Indícame una zona donde pueda instalarme y será suficiente.

—Samya y yo ya dormimos por separado —le dije—. Este arreglo no sería muy diferente.

Samya utilizaba el dormitorio y yo seguía durmiendo en el estudio. Samya ya me había ofrecido cambiarla varias veces, pero yo la había rechazado todas.

Te preguntarás cómo duermo en el estudio. La respuesta es, envuelto en una manta en el escritorio. Sorprendentemente, siempre pude quedarme profundamente dormido. Es triste decirlo, pero mi experiencia trabajando para una corporación negra que me explotaba estaba siendo útil ahora.

En respuesta a mi explicación, Rike dijo:

—¿Los dos duermen separados, aunque estén casados?

—Pwht—

Samya escupió su sopa de ciervo antes de que yo pudiera reaccionar. Estaba sentada justo enfrenté de ella, y rápidamente esquivé la salpicadura del líquido.

—¡I-I-I-I-I-Idiota! ¿De qué estás hablando? Eizo y yo no tenemos ese tipo de relación! —protestó Samya con la cara enrojecida.

—¿De verdad? Estaba seguro de que eran pareja —dijo Rike, desconcertada por la rotunda negación de Samya—. Cuando me acerqué por primera vez a los dos, Lady Samya, te moviste para cubrir al Jefe sin dudarlo, e incluso mientras hablábamos, los dos seguían comunicándose a través de miradas. Se nota que el Jefe también te tiene en cuenta cuando habla.

No había pasado ni un mes desde que Samya y yo nos conocimos, pero habíamos pasado todos los días juntos. En algún momento, habíamos empezado a entendernos sin necesidad de decir las palabras en voz alta. Samya era especialmente rápida en captar mis emociones.

Sin embargo, aunque era una evolución natural por el tiempo que habíamos pasado juntas, era un poco embarazoso que Rike se hubiera dado cuenta. No parecía especialmente preocupada, así que deduje que los matrimonios interraciales no eran raros en este mundo. Eso era definitivamente una bendición.

—De todos mooodos —dije—. No hay nada entre Samya y yo de momento.

—¡¿De momento?! —exclamó Samya antes de que Rike tuviera la oportunidad de hablar. Un intenso rubor se apoderó de sus mejillas.

—¡No se trataba de eso! —me eché para atrás, explicando que sólo había añadido esa última parte porque ningún mortal podía saber lo que iba a ocurrir en el futuro. Samya asintió y se acurrucó en su silla. ¿Significaba eso que había aceptado mi explicación?

—En cualquier caso —continué—. Los dos somos como una familia—ni más ni menos.

—Son compañeros de forja —declaró Rike.

—Bien, esa es la idea —dije. Supongo que los compañeros de forja eran lo mismo que la familia para los enanos.

Miré a Samya. Se había recompuesto y ahora sorbía su sopa en silencio, acurrucada sobre sí misma. ¿Estaba disgustada?

Quería terminar la conversación original sobre el espacio para dormir, así que dije:

—En conclusión, el dormitorio será el de las mujeres y el estudio el de los hombres. Como propietaria de la cabaña y jefe de la Forja, lo que yo diga es válido. No se permitirán cambios.

—De acuerdo —dijo Rike. Al mismo tiempo, Samya dijo: “De acuerdo”.

Probablemente estaban insatisfechas, pero yo había tomado mi decisión. Suspiré para aliviar mi propia tensión.

—Sólo tienen que aguantar hasta que terminemos de construir sus habitaciones.

—Oh, quería preguntar algo —dijo Rike—. ¿ya tienen la madera?

—Sí, tenemos todo lo que necesitamos… creo. Los tablones deberían estar secos pronto, así que podemos empezar mañana mismo.

—¡Entiendo! —dijo Rike.

—Genial —añadió Samya.

Y así de sencillo, ya éramos oficialmente una casa de tres.

***

Al día siguiente después de desayunar, Samya salió a cazar y llevo un bento. Mientras salía, le hice una sutil petición: “Estaría bien que hoy cazaras otro ciervo…” Tenía muchas ganas de ver lo que traía.

Pero, a lo que íbamos. Rike y yo revisamos primero las tablas de madera que había preparado dos semanas antes.

—Hoy vamos a empezar a construir las nuevas habitaciones con estos tablones. Supongo que la construcción llevará un tiempo —le dije a Rike—. Trabajaremos en las habitaciones por la mañana y pasaremos la tarde forjando.

—Comprendo —dijo Rike.

—¿Empezamos entonces?

—¡Sí, jefe! —Rike sonaba con energía, y empezamos nuestro trabajo del día.

Según Samya, los terremotos eran raros en esta región, y la atmósfera era seca. De hecho, no había llovido ni una vez en el tiempo que llevaba aquí. Este clima era similar a Alemania en la Tierra. Alemania incluso tenía su propia Selva Negra, aunque se llamaba Schwarzwald localmente.

De todos modos, basta de estas tonterías. La cuestión era que no necesitaríamos cimientos de piedra para las columnas estructurales debido a la escasa humedad—podríamos plantar las columnas directamente en el suelo.

Dato curioso: la humedad en Japón era tan alta que el Gran Santuario de Ise tenía que ser reconstruido cada veinte años. Sin embargo, los cimientos de nuestra cabaña no deberían tener problemas para durar más que eso, sobre todo teniendo en cuenta que sólo estábamos construyendo una casa para nuestro uso personal. Tenía bastante confianza en nuestro plan de ejecución.

El primer paso fue cavar los agujeros para los pilares. Modifique una de las azadas que había forjado anteriormente reorientando la cabeza de la hoja. La punta de la azada estaba ubicada en la posición clásica, perpendicular al mango, así que la cambié a una posición paralela. De este modo, la herramienta se parecía más a una pala.

El suelo alrededor de la casa era compacto y duro. Quería preguntarle a Samya si era igual en todo el bosque, pero se me había olvidado. Si no fuera por mi mayor capacidad física y la pala improvisada pero sorprendentemente decente, la tierra habría sido bastante difícil de recoger. Estaba llena de gratitud por mis herramientas y la fuerza con la que había sido bendecido, así como por el ser mágico que había hecho todo esto posible.

Después de un rato, había conseguido cavar un agujero bastante profundo. Ahora, estaba listo para los tablones. Rike y yo combinamos nuestras fuerzas, pusimos nuestras fuerzas en ello, y tiramos de uno de los trozos de madera con una cuerda, hasta el borde del agujero. Una vez que lo hemos desplazado lo suficiente, el madero se ha volcado por sí solo sobre el borde y ha caído verticalmente en el agujero con un *thwunk*.

Continuando, enderecé el madero rodeándolo con ambos brazos, lo levanté ligeramente del suelo y utilicé el tronco para golpear el fondo del pozo, lo que compactó aún más la tierra. Una vez hecho esto, sostuve el madero mientras Rike volvía a rellenar el agujero para sostener la columna.

Repetimos el proceso una y otra vez durante toda la mañana. Al mediodía, habíamos levantado suficientes columnas para dos habitaciones, pero todavía se tambaleaban un poco en los agujeros. Tendremos que reforzarlas, pero eso puede esperar hasta mañana.

Por la tarde, pasamos a la esperada lección de herrería. Había planeado que Rike me ayudara a hacer espadas largas de nivel básico, ya que aún no había tenido la oportunidad de forjar ninguna.

Antes de la pausa para comer, hicimos dos moldes y, después de comer, empezamos el proceso de fundición. Yo trabajé el fuego y el fuelle manualmente (ambos habían sido operados normalmente por magia cuando había estado solo), y Rike fundió el hierro y fundió las espadas. Como era de esperar de alguien que había dejado su casa para dedicarse a su pasión por el aprendizaje, no hubo ninguna vacilación en sus movimientos. Pronto tuvo los dos moldes llenos hasta los topes.

Mientras esperábamos a que el hierro se enfriara, decidí que debíamos forjar también algunos cuchillos. Primero demostraría mi proceso y luego haría que Rike repitiera lo que yo había hecho. Dado que mis habilidades como herrero eran en realidad una trampa, ésta era la única manera que conocía de “enseñarle”. Hoy sólo íbamos a hacer el modelo básico, así que ni siquiera tuve que esforzarme mucho. Me sentí mal por no poder ayudarla en su educación más allá de dejar que me viera trabajar para que pudiera robar mis técnicas.

Agarré un trozo de metal y lo calenté en el fogón. Cuando estuvo a la temperatura adecuada, le di forma con el martillo. Era un trabajo que podía hacer mientras dormía. Rike me observó atentamente todo el tiempo, sin apartar la vista ni un momento.

Cuando terminé, me volví hacia ella.

—¿Y? ¿Aprendiste algo valioso?

—Sí. ¡Eres el mejor, jefe! Es como si pudieras oír la voz del hierro —exclamó—. Pero todavía te estás conteniendo, ¿no?

—¿Lo notaste?

—Por supuesto que puedo. Parece que apenas lo intentas. Además, este cuchillo está muy lejos de la espada larga que me mostraste ayer.

Oh, es cieeerto. Había olvidado que ella ayer había visto el modelo de élite.

—Bueno, es todo lo que puedo mostrarte por hoy —dije—. Pero mañana demostraré como se forja una hoja de alta calidad.

—¡¿Enserio?!

—Sí. Eres mi aprendiz después de todo. No hay razón para que te oculte nada. Pero hoy, tenemos que trabajar en la renovación de la provisión de mercancías.

—¡Muchas gracias, jefe! —parecía que iba a flotar de pura felicidad en cualquier momento.

—Ahora es tu turno, Rike.

—¡Muy bien! —dijo antes de empezar a trabajar.

Calentó la plancha en el lecho de fuego y le dio la misma forma que yo. Mientras trabajaba, tenía una figura imponente. Quizá fuera porque era una enana.

Finalmente, un cuchillo tomó forma de la barra de metal caliente. Lo levantó ante mí con las pinzas y me preguntó:

—¿Cómo se ve?

Era casi indistinguible del cuchillo de nivel básico que había forjado. Casi.

Cuando había aplanado el metal por primera vez después de calentarlo, había algunos puntos que habían quedado desiguales. Cómo decirlo… La composición de la plancha en sí estaba muy sutilmente…fuera, en algunos lugares. Cuando trabajaba con el metal, me aseguraba de que la textura fuera uniforme por todas partes y de que cualquier irregularidad se dispersara uniformemente. Esa diminuta diferencia era lo que diferenciaba mis habilidades tramposas de las habilidades innatas de Rike.

Cuando todo estaba dicho y hecho, estaba seguro de que, con su habilidad, Rike podría aprender a forjar artículos de alto calibre que fueran tan buenos como los modelos de élite que hacía.

—Muy bien hecho, pero todavía tienes margen para crecer. Siento no ser un buen maestro. Tendrás que robar mis técnicas para ti, pero con el tiempo, seguro que serás capaz de hacer la espada larga que viste ayer —se lo dije.

—Gracias —respondió, animada y con una gran sonrisa en la cara—. ¡No te defraudaré!

También le mostré la espada larga que había hecho, pero sólo era el modelo básico.

—Es hermosa a su manera, pero no se puede comparar con la que me dejaste ver ayer —Rike dijo.

Como mañana íbamos a forjar un modelo de élite, hicimos el molde por adelantado como última tarea del día. Samya regresó justo cuando estábamos preparando el fuego. Habíamos terminado de hacer el molde y lo habíamos dejado fuera para que se secara.

—He vuelto —ella anunció.

—Bienvenida —dije—. ¿Cómo te fue en la caza?

Sonrió como una gata que había recibido una gran recompensa.

—He atrapado a un ciervo árbol —se jactó—. No te sorprendas demasiado cuando lo veas.

—¡Bien por ti! ¿Lo dejaste en el lago otra vez?

—Sí. No sabrá bien si no escurro bien la sangre y la enfrío —dijo con una mueca. Parecía que hablaba por experiencia.

Cuando sólo éramos nosotros dos, si Samya hubiera cazado y conservado un enorme ciervo árbol, habría sido carne más que suficiente. De hecho, podríamos haber luchado para terminarlo antes de que se pudriera. Sin embargo, con una boca más que alimentar, tendríamos que hacer provisión de comida, así que no deberíamos tener problemas para terminar el ciervo que ha cazado hoy.

—Voy a preparar la cena. Los dos pueden unirse a mí después de que se laven las manos —dije.

—De acuerdo —respondió Samya.

—Entendido —Rike lo dijo al mismo tiempo.

Casi no nos quedaban tubérculos, así que para cenar comimos guiso de avena con carne y frijoles. Tenía más proteínas que otra cosa, pero era el sustento perfecto para el estilo de vida activo que llevábamos.

—Rike, ¿Por qué no nos acompañas cuando traigamos el ciervo mañana? —sugerí mientras comíamos.

—¿Seguro que quieres que los acompañe? —ella pregunto.

—Claro. Un par de manos extra sería de gran ayuda.

—¡Por supuesto que me encantaría ayudarlos!

—Contamos contigo entonces.

Uno de estos días, podría hacer que los dos fueran solas. Pensé que sería bueno para Rike que se acostumbre al trabajo ahora. Rike pronto cambió de tema.

—Jefe, tengo una pregunta para usted.

—¿Oh? ¿Qué sucede?

—¿No deberíamos reabastecernos de hierro, carbón y otros suministros? —ella preguntó—. ¿Hay algún proveedor con el que ya trabajes?

—Tienes razón… —respondí.

Ahora que lo había mencionado, me di cuenta de que las reservas de hierro, acero y carbón vegetal se estaban agotando. Los suministros no eran tan limitados como para que se agotaran hoy o mañana, pero teníamos menos de lo que me gustaría.

Había estado utilizando las materias primas que ya tenía en provisión cuando llegué, y gracias a ello había podido obtener un beneficio del 100% en mis ventas hasta el momento. Sin embargo, pronto tendría que empezar a considerar los precios de los suministros para forjar. Podría ser más rentable empezar a vender modelos de élite, ya que darían un mayor ingreso con el mismo coste de producción.

De todos modos, lo primero que hay que hacer es conseguir las materias primas.

En cuanto a la otra pregunta de Rike, le contesté:

—Hace poco que he empezado mi negocio, así que aún no tengo un proveedor. Los materiales que tenemos nos durarán por lo menos un mes más si reaaaalmente los reutilizamos.

—Tendremos que encontrar un proveedor antes de que se nos acabe, ¿no? —preguntó Rike.

—Sí. La próxima vez que vayamos a la ciudad, le preguntaré a Marius si conoce a alguien.

—Yo también preguntaré por ahí —ella se ofreció.

—Eso sería de gran ayuda.

Supongo que tendremos que esperar a ver qué cartas se nos reparten.

Oh, cierto, había algo que quería preguntarle a Samya.

—Samya —dije, llamando su atención.

—¿Hmm?

—¿Cómo estaban las flechas?

—¡Estupendamente maravillosas! —dijo con entusiasmo—. Las flechas normales ni siquiera pueden atravesar la piel de un ciervo árbol adulto. Cuando crecen hasta ser adultos, la piel de su espalda se vuelve realmente dura y resistente. Sin embargo, ¡Derribar a uno con tus flechas no fue ningún problema!

—Genial —dije—. Por cierto, la última vez mencionaste que dejas fuera todos los órganos además del corazón, ¿verdad? ¿Entierras el corazón?

—Sí, en la tierra del bosque —confirmó.

—¿Hay alguna razón en especial para hacer eso?

—Sí, así su alma volverá al bosque y renacerá de nuevo —explicó.

—Whoa, entiendo.

Era similar a las creencias de la gente de la prehistoria en la Tierra.

Rike también asintió en señal de agradecimiento por el nuevo descubrimiento. Por su reacción, deduje que se trataba de una costumbre exclusiva de los Bestiales que vivían en el bosque.

No sabía si los dioses existían realmente en este mundo, pero sin duda había gente que creía en ellos. Dicho esto, aún no había encontrado ningún practicante entusiasta aquí. La cultura religiosa parecía relajada y abierta.

Yo había crecido con las prácticas religiosas de Japón, y Samya participaba de las creencias espirituales de los Bestiales. Sin embargo, ninguno de los dos estaba profundamente interesado en la religión. También había una iglesia en la ciudad, pero nunca habíamos ido. Estaba más allá de las murallas de la ciudad, así que sería difícil visitarla, aunque quisiéramos.

Pero estoy divagando. Es hora de enfocarnos en nuestro trabajo.

—Samya, estarás libre después de descuartizar al ciervo, ¿verdad? ¿Quieres ayudar con la forja?

—Claro… ¿si no te importa?

—Por supuesto que no.

A lo largo de la conversación, había preparado cosas para que Samya pudiera ayudar a Rike en su trabajo y viceversa. Una vez que se sintieran cómodas ayudándose mutuamente, yo podría concentrarme en mis propias tareas. Además, si me ocurriera algo—Si es que se me permite—quería que pudieran continuar ellas solas. Ese era mi deseo personal, pero tendría que ver lo que ocurría de aquí en adelante.

A la mañana siguiente, nuestro primer plan fue un viaje al lago. Llevé las jarras de agua y el hacha, ya que tendríamos que hacer otro soporte de transporte y para eso necesitaríamos madera para construirlo. Cuando Rike vio el hacha, exclamó:

—¡J-J-Jefe! ¡No me lo habías enseñado eso antes!

—¿Oh? ¿Qué cosa? ¿Ésta hacha? —respondí con indiferencia. No había sido relevante hasta ahora.

—¡Es preciosa! —dijo Rike, rebosante de emoción. Si hubiera sabido lo contenta que estaría, se lo habría enseñado ayer.

—¿Quieres probarla?

—¡¿Puedo?!

—Claro, pero está muy afilada, así que ten cuidado —le advertí.

—Lo tendré.

Le entregué el hacha y se posicionó frente al árbol. Con el hacha en la mano, tenía el mismo aspecto que la representación estereotipada de un enano de mi mundo anterior.

—¡Aquí voy! —dijo, antes de dar un gran golpe al árbol.

*¡Thwack!* El satisfactorio sonido sonó a nuestro alrededor, pero el árbol no parecía haber sido afectado en absoluto.

—¿Eh? —Rike se quedó boquiabierta.

—¡Aléjate de allí! Es peligroso —grité.

—¿Qué? ¡E-Entendido! —rápidamente dio un paso atrás. Luego, se volvió hacia mí y dijo—. El golpe hizo ruido, pero no sentí ningún impacto en mis manos.

Lo entiendo muuuy bien. Es impactante, ¿no? Entendí exactamente lo que ella estaba pensando.

—Así son las cosas —respondí—. De todos modos, ya es hora…

—¿Hmm? —dijo, volviéndose su mirada hacia el árbol. En ese momento, el árbol empezó a desprenderse del tronco en el punto exacto en el que ella había cortado con el hacha. Se alejó de nosotros y se estrelló contra el suelo.

—¡¿Quuuuué?! —gritó Rike, sorprendida.

—Sí, es otra cosa, ¿no? —dijo Samya, expresando su simpatía—. Sentí un poco de repulsión cuando lo vi por primera vez con mis propios ojos… pero Eizo se quedó ahí, con la misma expresión de siempre.

Ya veo. Así que eso es lo que Samya había estado pensando…

—De todos modos —interrumpí—. Así es como corta el hacha, así que ten cuidado cuando la uses.

—L-Lo tengo —dijo Rike. Parecía nerviosa, pero rápidamente cortó tres árboles más y los dividió en troncos. Parecía que le había agarrado el truco.

—Trabajas rápido —le dije.

—He hecho un trabajo similar en el pasado.

Ella había mencionado anteriormente que ayudaba a construir mejoras en el taller de su familia, así que debió de cortar árboles para ello. Juntos, utilizamos unas cuantas cuerdas para atar la madera en un estante de transporte.

—Eso es todo. Es hora de llevar al ciervo —llamé a Samya.

Se metió en el lago y se alejó hasta donde el agua era bastante profunda. Como Samya y yo éramos más altos, podíamos estar de pie en esas profundidades, pero podría ser demasiado profundo para Rike.

—¿Puedes esperar aquí, Rike?

—Por supuesto —ella respondió.

Me dirigí hacia donde Samya estaba esperándome junto a un ciervo realmente gigantesco. Según mis cálculos, medía más de dos metros.