Kajiya De Hajimeru (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: Mi vida Comienza En Otro Mundo

Parte 2

 

 

El primer conjunto de habitaciones constituía el espacio vital, mientras que este lado de la cabaña era puro negocio. Si me olvidaba de cerrar la puerta principal del espacio vital antes de venir al Taller, las castañuelas me avisarían de cualquier cliente que intentara entrar por ahí. La cuerda que vi antes también estaba conectada a la puerta de la forja que daba al exterior, por lo que también se me avisaría en el otro sentido. Era algo sencillo pero eficaz.

Eché un último vistazo a la forja antes de volver a la sala de estar. No me sentía como en casa, pero no podía volver a mi mundo anterior, aunque quisiera. Además, no tenía parientes ni novia. La única persona que se habría preocupado por mi muerte sería mi jefe en el trabajo. Pero incluso en la empresa, yo era fácilmente reemplazable, un engranaje de la máquina, así que tal vez no tuviera importancia.

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De todos modos, ya no había vuelta atrás.

Sacudí la cabeza para aclarar mis pensamientos. Mi estómago rugió con fuerza, pidiendo comida. Sé que el cuerpo no puede mentir, pero ¿No podría haber elegido un momento mejor? Suspiré y volví a la cocina para comprobar qué alimentos se habían almacenado. Si al menos hubiera comida para microondas…pero no contaría con ello.

La despensa contenía verdura (sobre todo patatas y similares), y carne ahumada (cerdo, pensé), junto con algunas legumbres que parecían soja y lentejas. Una jarra cercana estaba llena de carne seca, probablemente también sea cerdo.

Intentaré hacer un guiso. Llené una jarra pequeña con agua del depósito grande y lo vertí en la olla situada en la estufa de carbón. Pensé que tendría que encender el fuego manualmente con carbón y leña, pero quería probar la magia.

Según los datos instalados, no había conjuros complejos para hacer magia. En su lugar, debía canalizar las partículas de algo—de nuevo, los datos no daban muchos detalles—que bailaban en el aire a mi alrededor.

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A medida que me concentraba, las yemas de mis dedos se calentaban. Funcionaba como un sistema de compresión adiabática, similar a los que se utilizan en los motores diésel; yo actuaba como el pistón que comprime el gas en el cilindro. La temperatura subió y subió, entonces, *whoosh*, las llamas ardieron frente a mí. El fuego pronto emitió un cálido resplandor y parpadeó alegremente.

—Vaya, lo he conseguido de verdaddije, conmovido por la prueba de mi logro y la sensación de magia que aún me quemaba en las yemas de los dedos; después de todo, era una experiencia completamente nueva.

El Vigilante había dicho que no tendría mucha habilidad mágica, pero ésta era ciertamente suficiente para la vida cotidiana. Aunque la idea de encender un fuego a partir de materias primas era romántica, el uso de la magia había supuesto mucho menos esfuerzo que el uso de piedras o la generación de calor por la fricción. Sin embargo, había un límite en lo que podía hacer—no podía mantener el calor durante mucho tiempo, así que sólo podía encender cosas que fueran fáciles de quemar.

Si encender un fuego se consideraba lo mínimo, tal vez también existiera en este mundo tecnología de almacenamiento de alimento por frío, como magia de refrigeración. Sin embargo, no había visto nada parecido a una nevera en la cabaña. Las verduras que había encontrado estaban secas o recién cosechas, y la carne estaba ahumada o seca. Podía estar equivocado; tal vez la magia de refrigeración no existía, o si existía la posibilidad que esos artículos eran de lujo, por lo que no se encontrarían aquí en medio de la nada.

El agua había llegado a hervir, así que añadí algunos cubos de cerdo curtido, hortalizas de raíz y soja. Mantuve la mezcla en el fuego mientras la removía con un cucharón de madera.

Mientras el guiso burbujeaba, volví a mis pensamientos. Podía ganar dinero con la herrería, pero no estaba seguro de poder vender mis productos de inmediato. Y sin una fuente de ingresos inmediata, tendría que buscar la manera de conseguir más provisiones antes de que se agoten las mías. Necesitaba agua, ingredientes y condimentos, de los cuales la sal era especialmente importante, ya que también podía utilizarse como conservante.

Antes de todo esto, necesitaba averiguar más sobre mi entorno. Ni siquiera sabía si me había despertado por la mañana o por la tarde. Puede que hubiera datos geográficos que vinieran con el proceso de instalación, pero, aunque tuviera un mapa, no sabría por dónde empezar a buscar.

¿Dónde se encontraba este bosque? ¿Qué tamaño tenía y qué tipo de lugar era? ¿Dónde estaba el pueblo más cercano? Había un montón de preguntas que necesitaban respuestas si iba a vivir aquí durante varias décadas más.

También quería saber con qué frecuencia pasaba la gente por este bosque—bueno, lo que quería decir era que, quería saber si este lugar era realmente muy transitado.

La cabaña estaba preparada con la intención de que los clientes vinieran aquí a comprar. Por supuesto, no tenía ni idea de cuando empezarían a venir, y parecería sospechoso si dijera que había estado viviendo solo en el bosque todo este tiempo. Especialmente si la gente pasaba con frecuencia por este bosque—¿Cómo iba a explicar el hecho de que estaba cabaña hubiera aparecido de la nada? Tendría que preguntar por ahí si alguna vez llegaba a un pueblo. Mi lista de tareas pendientes era cada vez más larga, aunque supongo que era una consecuencia natural de mudarse a un lugar nuevo.

La comida había terminado de cocinarse, y al menos olía a guiso. Saqué un cuenco de madera y una cuchara de la estantería y serví un poco. Tomé un sorbo. Sabía exactamente a lo que uno esperaría que supiera un caldo de cerdo curtido, tubérculo y soja—completamente ordinario—pero no estaba del todo mal. En cualquier caso, mi comida era comestible, así que podía evitar una muerte lenta por hambruna. No tuve problemas en comer lo mismo todos los días, al menos durante un tiempo. Una vez que me hartara del sabor, buscaría otra cosa.

El sol seguía en lo alto del cielo incluso después de mi comida. Según mis cálculos, no era más tarde de la media tarde, pero era difícil saberlo con todos los árboles que rodeaban la cabaña. Mi cuerpo también me decía que no iba a oscurecer pronto. Como me sentía alerta y con energía, decidí salir a explorar de nuevo.

Llevaba una camisa y un pantalón de tela de algodón y un chaleco de cuero, como el atuendo estereotipado de un aldeano de RPG. Aunque no esperaba encontrarme con nadie dado a que la cabaña estaba aislada, si lo hacía, encajaría perfectamente con esta ropa. Llevé conmigo un cuchillo de caza y me puse en marcha, cerrando la puerta tras de mí.

Me adentré en el bosque. Como había mucho sol y los árboles estaban espaciados, seguía haciendo sol bajo el follaje.

—Aunque ahora haya luz, debería asegurarme de volver pronto —me dije mientras tallaba una X en el tronco de un árbol cercano para marcar mi camino.

Lo primero era encontrar agua. Pensé que podría buscar durante dos o tres horas antes de cansarme, y si para entonces no había localizado nada, volvería.

La cabaña se alejaba rápidamente detrás de mí, pero gracias a los datos implantado, todavía tenía una idea de dónde se encontraba, a diferencia de cuando desperté y no podía navegar en lo absoluto. La información y las experiencias descargadas habían tardado algún tiempo en sincronizarse con mi memoria muscular.

Supuse que probablemente iba a ocurrir lo mismo con la Herrería. No tenía experiencia previa en mi Vida anterior, así que tenía que confiar únicamente en los datos que venían con la instalación en mi nueva vida. Esos datos tenían que ser leídos mientras forjaba. Sabía que la discrepancia entre la base de conocimientos y mi memoria física desaparecería con el tiempo. De todas maneras, no me preocupaba especialmente.


A medida que caminaba, me iban llegando nuevos datos sobre la flora y fauna, sobre todo, memoria sensorial. Aun así, seguía marcando los troncos de los árboles a medida que avanzaba, por sí mis nuevos conocimientos se iban en un momento inoportuno abandonándome en el bosque. También recogía las hierbas que encontraba con efectos medicinales, como antitoxina o antisépticos, ya que no había encontrado ninguna en la cabaña. A juzgar por la abundancia de hierbas útiles aquí, este mundo parecía un buen lugar para vivir.

 

Llevaba más o menos una hora deambulando cuando por fin encontré mi preciada fuente de agua. Oí el sonido del agua corriendo y me apresuré a ir hacia ella, emergiendo en las orillas de un lago. Río arriba, pude ver la desembocadura del río que lo alimentaba. Este lago era tan ancho que la orilla opuesta desaparecía más allá del horizonte.

Como había estado recogiendo hierbas por el camino, había tardado una hora en encontrar esta fuente de agua, pero en realidad estaba a sólo quince minutos de mi cabaña. Esta era la solución a mis problemas de agua. Tendría que hacer varios viajes al día, pero sería un ejercicio perfecto después de estar encerrado en la forja durante horas. Lo incorporaría a mi rutina a partir de mañana.

Miré mi reflejo en el agua. Las ondulaciones hacían difícil distinguirme, pero mi reflejo parecía tener 30 años, como había perdido. Me imaginaba que 20 años habría sido una edad increíblemente temprana para ser un herrero consumado, esto era lo que había pedido ser, y lo que los datos y la experiencia que venían con la instalación indicaba. Nadie habría creído en las habilidades de alguien tan joven, sobre todo teniendo en cuenta que soy un extraño en la zona.

Mi reloj interno me decía que aún faltaba algo de tiempo para la puesta de sol. Me paseé por la orilla, observando el bosque y el lago, e hice un par de descubrimientos. Primero, había arbustos en los que crecían frutos que parecían frambuesas. En las ramas de los árboles, también había parecidos a lo que son manzanas. Según los datos, ambas eran comestibles, así que cogí el doble de la manzana del árbol. Desde luego, olía como una manzana.

Tomé un bocado tentativo.

—¡Qué agrio! —exclamé.

Aunque tenía un rastro de sabor a manzana, era extremadamente ácida. No era tan agrio como el vinagre de manzana, pero tampoco era apto para quien no le gustara la comida ácida. ¡Qué fruta tan espantosa! Los agricultores de mi mundo anterior se esforzaban por cultivar manzanas dulces y jugosas, y sus esfuerzos habían dado realmente sus frutos, valga la redundancia. De todos modos, no había traído nada para llevar las frutas, y aún tenía algo de comida almacenada. Volvería otro día para recoger un poco.

Me aparté para mirar de nuevo hacía el lago. Las aguas agitadas sugerían que podía haber una montaña cerca; tal vez fuera la fuente del río y el lugar donde bajaba el agua, pero no podía ver nada desde donde estaba. Vi algunos peces nadando en las aguas cristalinas y me prometí que la próxima vez vendría con una caña y un cebo para intentar pescar alguno. Con suerte, tendría tiempo una vez que empezara a trabajar como Herrero—pasaría la mayor parte del día en la forja, ya que la herrería iba a ser mi medio de vida. Bueno, siempre podría decidir un horario fijo y luego ir a pescar en mis días libres.

Había dejado de ser un adicto al trabajo. Quería vivir una vida lenta y tranquila.

Estuve dando vueltas un rato más antes de que mi reloj interno me dijera que se estaba haciendo tarde. Era hora de volver…o eso había decidido cuando de repente vi movimiento en la hierba. Mirando de cerca, vi un gran animal de unos 150cm de largo, casi del tamaño de un adulto humano. Me acerqué con cautela.

Estaba oculto en las sombras, por lo que no podía verlo con claridad, pero me di cuenta de que tenía orejas triangulares, como las de un gato o un perro. Sin embargo, su silueta parecía casi humana. Sus hombros subieron y bajaron y yo aceleré mis pasos. Sin duda oía que me acercaba, pero su respiración era agitada y no movía ni un músculo aparte de sus hombros.

Sólo cuando me acerqué a la distancia de contacto me di cuenta de que era el animal. Tal vez fue grosero llamarlo—Ella—animal. Debe de ser una Bestial. Tenía una cola y orejas de tigre y un pelaje a rayas en las manos y los pies, pero por lo demás parecía humana. Una ligera armadura de cuero protegía su torso. Llevaba un arco colgado del hombro y una aljaba junto a la cintura, pero tal vez no había tenido ocasión de utilizarlos durante su última pelea.

Su cuerpo estaba cubierto de dolorosas heridas. Se había desplomado boca abajo, pero pude ver que su armadura estaba desgarrada en los costados, y la piel expuesta estaba magullada y ensangrentada. Aunque la herida no sangraba profundamente, era obviamente grave. No necesitaba que los datos me los dijeran.

—Tengo que llevarla a un lugar seguro lo antes posible.

Le di la vuelta y la levanté. Su armadura no era tan segura como había pensado, porque sus pechos, sorprendentemente amplios, sobresalía por encima del cuero. Me sorprendió, pero no había tiempo para detenerme a mirar. Me limité a archivar la imagen y me eché su cuerpo al hombro en una supuesta postura de bombero. Era más ligera de lo que parecía.

—Sería más caballeroso llevarla como una princesa, pero esto es más rápido —comenté—, tendrá que ser así. Lo siento.

Llevando a la chica mitad tigre, me apresuré a volver a casa. Había caminado un tramo por la orilla del lago, así que tardé en llegar a casa más de los quince minutos que había calculado inicialmente. Se estaba desvaneciendo rápidamente, pero su cuerpo aún emitía calor. Me aferré a la esperanza de llegar a tiempo.

Cuando llegamos a la cabaña, tuve que dejarla en el suelo para poder abrir la puerta. El ruido sordo de la forja llegó a mis oídos. Me apresuré a ir al dormitorio y, tras rebuscar, encontré unas sábanas de más en el armario. Agarré dos, volví al salón y las puse sobre la mesa. Luego me dirigí a la forja, donde pude encontrar una aguja, un hilo y un cuchillo. Los dos primeros eran para coser vainas y el último era mercancía, pero no era el momento de ser quisquillosos.

Tenía todo lo que necesitaba.

En la cocina, puse la aguja en una olla con agua y encendí el fuego. Mientras esperaba, extendí una de las sábanas sobre la mesa del salón. La chica seguía inconsciente del lado donde la dejé. La llevé a la cabaña y la acosté sobre la mesa, luego cerré la puerta para que no me molestara ninguna visita, aunque no era probable.

Le quité el arco, la aljaba y las muñequeras—parecían guantes de arquero—y los dejé a un lado. También le quite la armadura…bueno, en realidad sólo era una coraza. Su camisa estaba húmeda y pegajosa por la sangre, así que la corté por la mitad y se la quité.

Primero, comprobé que no tenía más heridas graves que la del costado. Era difícil saber si sus manos y pies estaban heridos debido al pelaje. Aunque si hubiera podido ver una herida incluso a través del pelaje, entonces habría sido un corte serio. Tomé la falta de traumatismo visible como una buena señal. Tenía cortes y rasguños por todo el cuerpo, pero sólo la abertura que rezumaba en su costado necesitaba atención inmediata. La sangre fresca brotaba en el lugar de la herida. No parecía estar consciente, pero su cara había estado apretada por el dolor todo este tiempo.

El agua había llegado a hervir. Recorté un trozo de la sábana sobrante y lo metí en el agua para desinfectarla. Después de un tiempo, la saqué y la llevé a la mesa, junto con la aguja y el hilo.

—Los datos son realmente útiles en momentos como éstedije.

Hasta ahora, todo lo que había hecho se había basado en algunos conocimientos de mi vida anterior, junto con los últimos datos. Sin embargo, para los siguientes pasos, no tenía experiencia en el mundo real—sólo los datos podrían ayudarme.

Limpié la herida con la sábana desinfectada. La joven gruñó y su rostro se tensó de dolor, pero seguía inconsciente. La sangre volvía a brotar, así que tuve que saturar la herida rápidamente. Y como no tenía anestesia, esto iba a dolerle. Cada vez que la aguja atravesaba su piel, su mandíbula se apretaba. El pecho se me apretó por la culpa, pero tenía que seguir adelante por su propio bien.

Por fin pude curar la herida. No fue ni mucho menos tan limpio como la saturación de un cirujano, pero como la instalación había venido con algunas habilidades básicas de supervivencia, había salido todo bien. El trabajo podría ser feo, pero al menos evitaría que la herida empeorará.  Si luego se queja de su aspecto, lo tomaría con calma y me disculparía.

Una vez más, empapé la sábana que había utilizado para limpiar la herida y luego la utilicé para limpiar el resto de su cuerpo, comprobando de nuevo si había alguna herida grave. Fue incómodo, como mínimo, porque estaba completamente desnuda. Afortunadamente, tanto mi mente como mi cuerpo comprendieron la gravedad de la situación, así que terminé sin avergonzarme.

Apagué el fuego y llené un cuenco de madera hasta la mitad con el agua caliente, luego empapé algunas de las hierbas para aliviar la fiebre que había recogido antes. Al cabo de un rato, el brebaje empezó a desprender un aroma fresco y mentolado. Le di a la niña la medicina después de asegurarme de que estaba lo suficientemente tibia como para que lo bebiera. Cuando le metí el líquido en la boca, se lo bebió ella misma. Fue una suerte que no estuviera completamente inconsciente. El cuenco se vació pronto, y como la hierba era antiinflamatorio, esperaba que también tuviera algún efecto analgésico.

No se recuperó milagrosamente, pero después de una hora, su respiración se estabilizó. Intenté moverla porque la mesa no era lugar para una paciente. La cargué como una princesa, esta vez al dormitorio, y la acosté en la cama. Por supuesto, me aseguré de cubrirla con un futón (o una manta, debería decir, para coincidir con la cultura occidental de este mundo). Dormía profundamente. No me había dado cuenta hasta hora, pero en su cabeza llevaba elegantes adornos de color verde que brillaba a la luz.

Suspiré profundamente, sintiéndome completamente agotado. Los primeros auxilios en sí mismo habían sido agotadores, pero más que eso, mantener ese nivel de concentración me había agotado mentalmente. Entre la exploración de los alrededores y el rescate de la chica, había sido un día muy largo. Decidí que debía cenar, pero antes necesitaba un descanso, así que me senté en el taburete junto a la mesita de noche.

—Mañana, iré a reponer mi suministro de agua y luego probaré mi mano en la forja. También tendré que verla cómo está de vez en cuandodije.

Pensar me había dado sueño y sentarme sólo hacía acumular cansancio. Se me cayó la cabeza y la levanté de golpe. Era una sensación que me resultaba familiar en mi antiguo mundo—estaba comenzando a cabecear.

—No…tengo que…hacer la cena… —murmuré, pero era inútil. Me escabullí en la acogedora oscuridad.

 

Me despertó del sueño una sensación alrededor de mi cuello. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente? ¿Y cómo estaba la chica? Abrí los ojos, todavía inconsciente, y la vi—se cernía sobre mí y me agarraba la garganta con una mano.

—Bueno, pensé que podría resultar así —dije con toda la calma que pude.

Su agarre era ligero, pero no se me escapaba que podría haber acabado fácilmente con mi segunda vida mientras dormía y antes de haber pasado siquiera un día completo aquí.

—¿Cómo está tu herida? —pregunté.

Me miró fijamente. Sus ojos eran de un hermoso color dorado, como los de un tigre. Al principio, parecía confundida por mi pregunta, pero pronto endureció sus rasgos hasta la impasibilidad.

—Me duele —respondió—. Pero se están curando.

—Qué bien —dije, sonriendo con auténtico alivio.

Mis esfuerzos por salvarla no habían sido en vano.

—Bien… —dijo ella con inquietud. Esa era mi oportunidad de empujarla y liberarme, pero no quería arriesgarme a molestarla. Ella se recuperó rápidamente de su lapsus—. ¿Has mirado? —dijo, con la irá coloreando su voz. Y me apretó más.

—Sólo porque tuve que tratarte, y no te toqué excepto cuando era médicamente necesario. Lo prometo —declaré eso, asegurándome de mantener mi voz nivelada.

—¿Estás diciendo la verdad?

—Si piensas que mentí, puedes retorcerme el cuello.

Fijó su mirada en la mía. Tras unos segundos de intenso contacto visual, suspiró y soltó mi cuello.

—Te creeré por ahora.

—Gracias.

—Los humanos desprenden un olor distinto cuando mienten —añadió—. Tú no hueles así.

—¡¿Puedes saber si estoy mintiendo sólo por cómo huelo?!

—Sí, pero sólo cuando los humanos están nerviosos. Los Bestiales y Lupinos, en cambio, pueden oler las mentiras en cualquier momento.

Asentí con la cabeza. Si la hubiera manoseado mientras la trataba y le hubiera mentido, me habría descubierto y me habría matado en el acto. Sólo era mi segundo día aquí y ya estaba en la cuerda floja.

Me levanté y busqué entre mis pertenencias, saqué una muda de ropa y se la entregué.

—Ponte esto por ahora —le indiqué.

—¿Y mi ropa? —pregunto.

—Tuve que cortarlas para llegar a tus heridas. Además, estaban empapadas de sangre. Probablemente sea mejor tirarlas.

—Oh…ya veo.

—Perdón si eran importantes para ti.

—No, en absoluto. Sólo eran traposdijo antes de empezar a cambiarse.

Ella había estado desnuda hasta ahora, pero por lo que valía, me aparté para darle algo de privacidad. Para ser un espacio ocupado por dos personas, era muy tranquilo. El único sonido era el crujido de la ropa.

—¿Eres el dueño de esta cabaña?

—Sí —dije, volviéndome de nuevo hacia ella ya que había terminado de cambiarse.

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—¿Qué estás haciendo en un lugar como este?

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—Soy un Herrero.

—¿Herrero? —ella preguntó.

—Bueno…me mudé ayer —había dudado sobre cómo explicar mi situación vital, pero finalmente decidí quedarme con la verdad. Era muy probable que ella conociera esta zona y no quería que sospechara diciendo algo descuidado.

—¿Esta cabaña siempre estuvo aquí?


¡Bingo! Ella sabe dónde nos encontramos.

—Estaba aquí cuando lleguérespondí. Eso era cierto, excepto la parte en la que apareció de la nada.

—No he estado en esta parte del Bosque Oscuro a menudo, así que probablemente se me haya pasado antes.

Bosque Oscuro. Había visto este nombre en los datos geográficos que se habían instalado en mi mente.

Aunque intentaba mantener una cara de póker, por dentro daba saltos de alegría; no quería que sus supersentidos detectaran nada. Si combinaba los datos con lo que había visto ayer mientras caminaba, podía adivinar nuestra ubicación. ¿Era por…aquí?

—Ahora mismo, estamos en la parte oriental del bosque —adventure.

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—Oh, la mayoría de las veces deambulo y duermo en el norte y el oeste. Rara vez vengo aquí.

Uff. No sabía nuestras coordenadas exactas, pero al menos tenía la zona general correcta.

—En cuanto me aventuré por aquí, me topé con un oso negro, y bueno…ya viste lo que pasó. La única razón por la que no me mató fue porque te acercabas, creocontinuó su explicación.

—Entiendo.

¿Algo lo suficientemente poderoso como para acabar con ella vivía aquí? En este bosque, es probable que ella misma fuera considerada una fuerte depredadora. Además del hecho de que es parte tigre, debe ser fuerte ya que vagaba por el bosque ella sola. Sin embargo, ahora mismo estaba herida.

No quería echarla, así que le dije:

—Tengo una propuesta para ti.

—¿Qué?

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—Bueno, tomará tiempo para que tus heridas sanen, ¿verdad?

—Sí —respondió ella—. Los Bestiales son más resistentes que los humanos, pero una herida tan grande tardará en curarse. No podré cazar ni recolectar comida durante dos semanas.

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—¿Por qué no vives aquí entonces? —le ofrecí.

—¿Hah?

—No quiero decir nada extraño con ello. Es simplemente un beneficio mutuo —razoné—. Soy nuevo en la zona, y necesitaré ayuda con mi herrería. Tú necesitas curarte, e incluso después de recuperarte, necesitarás un tiempo para adaptarte, ¿verdad?

—Cierto.

—Estarás más cómoda aquí. Al menos, no tendrás que preocuparte por la lluvia. Apuesto a que es difícil cazar durante una tormenta.

—Tiene sentido —dijo y se detuvo a pensar.

Mientras consideraba mi oferta, sus redonda orejas giraban en distintas direcciones y yo me quedaba hipnotizado. Podría mirar sus rasgos de tigre todo el día. Sin embargo, no se lo dije—supuse que se enfadaría.

—Está bien. Me quedaré aquí hasta que mis heridas sanen y pueda volver a moverme con normalidad. Cuando llegue ese momento, consideraré lo que quiero hacer a largo plazo, ¿Qué te parece? —preguntó.

—A mí me sirve —dije.

—Genial. ¡Llevémonos bien entonces!

—¡Genial!

Había dicho que quería vivir con un gato, pero ni en mis mejores sueños había pensado que así se interpretaría mi deseo. Supongo que una chica tigre contaba. ¿Era esta su respuesta? Le pregunté al Vigilante en mi cabeza, pero no hubo respuesta. No es que esperara una.

—Por cierto, ¿Cómo te llamas? —pregunté.

—Samya.

Así que se llama Samya.

—Bonito nombre —dije, pero ella no respondió—. ¿Qué pasa? —finalmente pregunté.

—Es demasiado bonito. Pero prefiero llamarme como algo que suene fuerte.

—Umm… ¿Cómo Gonzáles?

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—Pft—

El sonido estalló en ella. Un segundo después, estaba rodando en la cama, riéndose.

—¡HAHAHAHA! ¡González! ¡Tú sentido del nombramiento es horrible! ¡¡¡Ha, ha, ha, ha!!!

—No digas eso. Al menos mis padres me dieron sentido común —dije, descorazonado por sus burlas. Se estaba riendo tanto que estaba llorando.

Kajiya De Hajimeru Volumen 1 Capítulo 1 Parte 2 Novela Ligera

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