Kajiya De Hajimeru (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: Mi vida Comienza En Otro Mundo

Parte 1

Cuando desperté, estaba de espaldas y un cielo azul sin nubes cernía sobre mí. Al levantarme, me di cuenta de que me había despertado en un claro del bosque rodeado de exuberante vegetación. A simple vista, parecía un bosque cualquiera de Japón, pero eso era imposible. Ya que, no estoy en la Tierra, ni siquiera en el mismo universo.

Me encontraba en Otro Mundo.

◇ ◇ ◇

Mi historia comienza en un día como cualquier otro.

Retomando en la Tierra, solía trabajar como ingeniero de software, esforzándome siete días a la semana, más los días festivos y las horas extras, para cumplir con los plazos de entrega. Una noche, me dirigía a casa después del trabajo. Era alrededor de la medianoche y me dirigía a la estación de tren. El agotamiento ya me había consumido, y estaba muerto del cansancio, y en ese momento vi un gato callejero que se tambaleaba en la carretera. Parecía tan inestable como yo, mientras lo miraba, tropezó justo en medio de la calle.

De repente, me di cuenta de que un camión se dirigía directamente hacia él.

Tal vez el conductor estaba somnoliento o hablando por teléfono; tal vez simplemente está siendo descuidado. De todos modos, no mostró ningún signo de reducción de velocidad y menos un indicio de haber visto al gato. Sobre todo, en ese momento apenas conseguía mantenerme despierto, así que mis especulaciones podrían ser poco fiables.

En cuanto procesé lo que estaba sucediendo, corrí hacía el gato. El camión y yo convergimos de distintas direcciones y la carrera había comenzado. Cualquiera podía adivinar quién llegaría primero al gato—el camión me ganaba en velocidad, pero yo había empezado más cerca del objetivo.

Rápidamente me acerqué al gato, lo levanté por el torso y lo arrojé fuera del camino. Desgraciadamente, considerando lo que ocurriría después, el camión ganó el partido por goleada. ¿Qué gano, te preguntarás? Eso será una discusión para otro momento.

Se oyó un ruido sordo y asqueroso. El impacto me hizo perder el equilibrio y me lanzó por los aires. Sin ningún sentido, algunas historias sobre padres que levantaban vehículos para salvar a sus hijos pasaron por mi mente mientras todo se desvanecía en negro.

◇ ◇ ◇

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado antes de despertar, o para ser más preciso, de recuperar la conciencia. Estaba rodeado por una extensión blanca y vacía en la que flotaba. Ni siquiera podía ver mi propio cuerpo, pero me sentía perfectamente alerta y medio dormido al mismo tiempo. Era como si estuviera suspendido en un espacio de semi existencia.

—Oye, ¿Estás despierto? —las palabras fueron pronunciadas con la “voz” de una mujer joven.

—Si puedes llamarlo así, entonces sí —respondí, confundido por mi actual percepción de la realidad.

No la escuchaba exactamente (Supuse que la voz pertenecía a una mujer). Para aclararlo, no llegaban a mis oídos ondas sonoras. Tampoco estaba hablando realmente, ya que el habla se define como el paso del aire desde los pulmones a través de las cuerdas vocales para producir vibraciones. Telepatía podría ser el término más adecuado para nuestra conversación; ella proyectaba sus pensamientos hacia mí, y del mismo modo, yo enviaba mis pensamientos hacia ella. Era una interpretación tortuosa de una conversación.

—Parece que he conseguido preservar tu alma, aunque para ello haya tenido que extralimitarse —dijo la voz.

—¿Qué quieres decir? —pregunté.

—En resumen, has muerto en tu mundo. Normalmente, tu alma habría sido desmontada y reutilizada en nuevos recursos —explicó—, eras un ingeniero de software, ¿verdad? En términos técnicos, la sección de memoria que contenía tu alma se habría desasignado si yo no hubiera bloqueado primero. Pero no debía hacerlo.

—Más o menos entiendo la situación —dije—. Entonces, ¿ahora qué?

Me sentí extrañamente sereno, a pesar de que ella acababa de informarme casualmente de que estaba muerto.

—Eso es bueno. Quiero que te quedes tranquilo. Lo siento mucho, pero he tenido que reconducir temporalmente tu conciencia para suprimir tu miedo a morir. De lo contrario, tu alma empezaría a deteriorarse—en otras palabras, el recolector de basura habría borrado automáticamente tu alma para liberar memoria. En ese momento, habrías dejado de existir tanto física como espiritualmente.

—Entiendo —lo dije estando en paz.

—Gracias por comprenderlo. Continuando, ¿Recuerdas haber salvado a un gato callejero?

—Sí, por supuesto. Me encantan los gatos.

Así es. Aunque tenía más de 40 años y mi aspecto atraía regularmente la atención de la policía, me encantaban los animales pequeños, para ser específicos los gatos. Aquel día, estaba físicamente agotado por la combinación de mi avanzada edad y muchas horas extras consecutivas. También estaba mentalmente agotado por la fatiga.

Mi amor por los gatos fue la última estrella de una constelación milagrosa—aunque desafortunada—el resultado fue una impensable carrera heroica hacia mi muerte.

Toda esta palabrería se reduce a una simple afirmación: “Me encantan los Gatos“.

—Ese gato era yo —dijo la voz—, estaba de servicio como Vigilante, pero claro, eso no significa nada para ti. Veamos, ¿Estás familiarizado con la teoría de universos paralelos?

—Sí, aparece a menudo en la ciencia ficción y fantasía —respondí.

—Bien. Eso facilitará esta conversación. Mi trabajo es patrullar diferentes universos y vigilar los eventos catastróficos entre mundos. Es decir, cualquier evento en un mundo que pueda impactar negativamente en otro. 

Percibí un rastro de orgullo en su no-voz. En efecto, era un trabajo que ningún humano podría realizar.

—Es bastante impresionante —lo dije con honestidad.

—Este trabajo tiene sus pros y sus contras, pero más contras diría yo.

Supongo que no debí molestarme con el cumplido.

—En cualquier caso, sí, en efecto, no es algo que pueda hacer cualquiera. Hay consecuencias nefastas si un vigilante pasa por alto una señal de advertencia y permite que un evento continúe sin obstáculos. En fin, basta de hablar de mí, volvamos a la explicación —se sentó más erguida (Al menos, así lo sentí) y continuó—.  Mientras patrullaba en tu mundo como un gato, cometí un error que debió haberme llevado a la muerte. Fue entonces cuando me salvaste. Actualmente, estamos en un espacio fronterizo al que puedo acceder.

—¿Podría ese camión realmente haberte matado? —pregunté directamente. Sería un fallo vital en el sistema que alguien con una responsabilidad tan crítica fuera mortal, igual que cualquier otro ser vivo.

—Mi cuerpo temporal habría muerto, pero no mi alma. Mi cuerpo para un mundo determinado se elige entre la fauna autóctona, y mis capacidades físicas están limitadas en consecuencia. De lo contrario, sería difícil que pasara desapercibido. De este modo, aunque muera, no dejo ningún rastro. Sin embargo, morir sigue siendo un gran problema porque no puedo cumplir con mi deber hasta que consiga otro cuerpo. Estoy segura que perder tu cuerpo físico también te ha dejado en un aprieto.

Dijo: “Aprieto”, como si esto no fuera el mayor problema en el que me he metido.

—De todos modos —continuó—, tengo una advertencia que añadir a nuestra discusión sobre los universos paralelos. ¿Crees que la mayoría de los mundos sólo se diferencian entre sí en aspectos triviales?

—Sí, por lo que sé. Al menos, así es como lo describen los libros y los juegos.

—He aquí dos escenarios comparativos: en un mundo, decides parar a tomar algo después del trabajo, lo que hace que cojas un tren que casualmente se retrasa, por lo que vuelves a casa muy tarde. En otro mundo, vuelves directamente a casa sin problemas. ¿Crees que la teoría del multiverso funciona así?

—Me parece bien.

—Para ser sinceros, no es así como funciona. Los mundos no se crean realmente en un momento dado. En nuestro ejemplo, tu decisión de ir a por una bebida forma parte del equilibrio natural de ese mundo. Si, en cambio, fueras directamente a casa en tu tren habitual, romperías el equilibrio —la voz incorpórea continuó—, tal vez llegas a casa temprano y escuchas a una pareja discutiendo. Lo que denuncias a la policía. La relación de la pareja se desmorona. Como resultado, nunca dan a luz a un niño, y la armonía del mundo se rompe. El asunto es un poco más matizado, pero el dicho sigue siendo válido—en la historia no hay “podría haber sido”.

La explicación tenía sentido siempre y cuando no lo pensara demasiado —me callé y la incité a continuar.

—Me he desviado un poco, pero en pocas palabras, así es cómo funcionan los mundos paralelos. Ni que decir, los universos no se ramifican infinitamente, no hay clones tuyos en mundos similares al tuyo. Sólo existe tú, y se supone que tú aún no has muerto. Cuando salvaste mi vida a costa de la tuya, introdujiste un error en el sistema, uno que afecta al mundo, a tu propia vida y a la mía también. Tres destinos fueron cambiados, cada uno de una manera diferente, y las alteraciones del mundo son evitables sólo si rellenamos el agujero que has dejado. La forma más rápida de restablecer el equilibrio habría sido reescribir la línea temporal y decir que sobreviviste milagrosamente sin un rasguño. Sin embargo, ese camino está cerrado para nosotros. Fundamentalmente, mi trabajo como Vigilante es informar sobre el estado del multiverso; mis relatos de los acontecimientos se registran en muchos mundos diferentes. Como fui testigo, tu muerte en ese mundo no puede ser revertida.

La conversación había dado un giro drástico para peor.

—Entonces parece que nos quedamos sin opciones. ¿Por qué te has molestado en preservar mi alma? —pregunté.

—Hay una opción más. Podemos encontrar un sustituto para ti en tu mundo, y luego a otro —respondió.

—¿Es eso posible? Por lo que has dicho hasta ahora, no parece que esté permitido —comenté.

—Hmm, ¿Cómo lo digo? —reflexionó—. Hay varios mundos que están pasando por el mismo apuro que el tuyo; estos universos contienen vacíos donde debería haber alguien. Podemos enviar gente a través del multiverso para llenar esos espacios abiertos. Eso sí, tendrás que elegir entre los mundos de mi lista, así que hay un número limitado de lugares a los que puedes ir.

—Básicamente, me estás cambiando con otra persona, ¿verdad? —pregunté.

—¡Entiendes rápido! Eso es lo esencial. Seguirás considerando muerto en tu mundo original, pero puedes seguir viviendo en uno nuevo.

—Entiendo. ¿Puedo hacer una pregunta?

—Por supuesto. Por favor, hazlo —dijo ella.

—¿Por qué mantenerme vivo?

—Oh, claro. Iba a llegar a ese punto. Una de las razones es por mi tranquilidad; no podría estar tranquila sabiendo que alguien murió por mi error. Pero no le digas a nadie que he dicho esto. Quiero que los recuerdes porque tenemos que preservar el equilibrio del sistema. 

—Extrañamente, me cuesta aceptar que ahora me pidas que me lo tomé con calma —dije—. De todos modos, no tengo elección, ¿Verdad?

—Lo siento, pero no, no las tienes. Sin embargo, podrás elegir tu destino. Además, en tu nuevo mundo, se te concederán ciertos privilegios—Habilidades Trampa. No serán nada que rompan las reglas del mundo o del multiverso, así que puedes pedir lo que quieras.

—Déjame ver… —dije, tomándome mi tiempo para pensar.

Mi Habilidad para hacer Trampa no podía ser tan poderosa como para desbaratar el mundo, ¿eh? ¿Cómo aprovecho mi segunda oportunidad en la vida?

Después de un momento, tuve mi respuesta.

—Bueno, me gusta hacer moldes y trabajar con mis manos en mi tiempo libre, así que me gustaría vivir en un lugar—preferiblemente solo—donde pueda crear cosas para vivir. Me gustaría tener un conjunto de Habilidades compatibles con esa vida. Como he dicho antes, me gustan los gatos, así que, si pudiera tener una vida tranquila con un gato como compañero, no tendría ninguna queja.

—Muy bien —dijo, haciendo una pausa para considerar las opciones—, de los candidatos disponibles, el mundo que mejor se adaptaría a tus peticiones es un típico reino de fantasía con espadas y magia. ¿Qué te parece?

—Me parece bien.

—Bien. Ahora, sobre tus Habilidades. ¿Qué quieres hacer?

—Siempre he querido probar la herrería de Espadas —sugerí.

—Entonces Herrero sería probablemente la profesión más adecuada. Necesitarás habilidades lingüísticas y artesanales. También puedo añadir algunas habilidades de lucha para tu autodefensa. Como compensación, tendrás el mínimo de habilidades mágicas, pero de todos modos no las necesitarás para el día a día. ¿Qué te parece?

—Suena bien.

—Por último, pero no menos importante —continuó—. ¿Qué edad quieres tener? Elige la edad que te parezca, ya sea 10 años o 70. No querrás ser demasiado mayor supongo, pero a mí me da igual.

—Hmmm, no quiero volver a ser un niño… —pero dicho esto, quería tener tiempo suficiente para disfrutar de mi segunda vida. Lo pensé un poco y me decidí por algo intermedio.

◇ ◇ ◇

Después de dar una respuesta, mi conciencia se desvaneció lentamente… y cuando desperté, ya estaba en este bosque. Me levanté con cautela, esperando a que se me pase el mareo, pero no debo preocuparme. Me miré las manos, pero no pude saber si ahora tenía la edad que había pedido. Las manos cambian lentamente con el tiempo, supongo.

Cuando tomé aire, un dolor agudo me atravesó la cabeza.

—Mientras tu cuerpo se adapta al nuevo entorno, puede que te duela la cabeza. Eso es una prueba de que tus nuevas habilidades, conocimientos y recuerdos se están sincronizando con tu cuerpo, así que no te preocupes.

—Así que esto era lo que había querido decir. ¿Tenía que doler tanto? De todos modos, no me iba a dar ninguna Habilidad especialmente potente —refunfuñé para mí mismo.

—Prepararé un lugar donde puedas vivir y trabajar como Herrero, junto con algunas provisiones, como comida e ingredientes.

O eso había dicho, pero mirando al alrededor, no había nada que destacara entre los árboles. Tal vez no estaba por aquí. Aunque era poco probable que me hubiera alejado a propósito de mi posible hogar, no era imposible. Sin embargo, sería muy irritante si ese fuera el caso. En el peor de las situaciones, el lugar podría estar tan lejos que nunca lo encontraría. El claro en el que me desperté habría sido el lugar perfecto para una casa, pero en ese momento estaba vacío, así que salí a explorar los alrededores.

Cuando entré en el bosque propiamente dicho, el aroma fresco y boscoso me golpeó de nuevo. La luz del sol se filtraba a través del follaje y el ambiente se sentía fresco bajo los árboles. Las hojas crujían suavemente, junto con el ocasional chirrido y traqueteo por encima de mí. Lo más seguro es que animales pequeños estén jugando entre las ramas.

Los árboles en sí no eran tan diferentes a los de mi mundo original. Elegantes y altos, cada árbol era un pilar que sostenía el cielo con su copa. Toqué uno de los troncos; la áspera corteza también se sentía igual. Por lo que pude ver, tampoco había dríadas emergiendo del interior del bosque.

Oí un ruido de arañazos en las ramas cercanas. Al mirar, vi una criatura verde, parecida a una ardilla, que salía de entre los árboles. En la Tierra nunca había oído hablar de ardillas con pelaje verde, así que esta criatura debía ser única en este mundo. Al ver su aspecto, me di cuenta de que estaba en un universo nuevo.

Estaba tan extasiado que empecé a caminar hacia él sin pensarlo. Se encogió por el miedo y pronto recuperé el sentido común. Aunque parecía adorable, con sus mejillas regordetas y sus ojos redondos, podía ser un animal peligroso. Tal vez incluso venenoso. Estaba en un entorno completamente desconocido, así que tenía que estar en alerta.

Cuando se me pasó el dolor de cabeza, un gran torrente de conocimientos inundó mi mente. Era como si acabara de “Instalar” una nueva base de conocimientos. Al menos, ahora no acabaría con mi propia ignorancia. Habría sido patético que me decapitaran por insultar involuntariamente a un noble. Sin embargo, aunque los datos recién instalados venían con una imagen general de este mundo, que incluía información sobre la fauna que no conocía ningún detalle esencial. ¿Qué tipo de hábitos tenía esa ardilla verdad? ¿Era venenosa? Me gustaría tener a alguien que me guiara.

Mi paseo no había dado lugar a grandes descubrimientos, así que me di la vuelta y de repente vi algo grande por donde había venido.

—¿Qué demonios? —murmuré. Definitivamente no había estado allí cuando pasé por primera vez. O tal vez había sido invisible, ¿Quién sabe?

El gran algo resultó ser una pequeña cabaña de madera. Supuse que era el lugar donde debía vivir. La cabaña parecía lo suficientemente segura, pero aun así me acerqué a ella con preocupación. Al acercarme, pude percibir instintivamente que no había nadie dentro. Quizá los sentidos agudizados también formaban parte de mi paquete de resurrección.

Miré a través de la enrejada ventana y la cabaña parecía vacía por dentro. Para asegurarme, me dirigí a la puerta en cuclillas, para que no me vieran desde dentro. La puerta tenía una simple manilla y una cerradura, pero no un pomo. Tiré ligeramente de la manilla y la puerta se abrió con facilidad—no estaba cerrada con llave.

Me asomé por la apertura. Todavía no había signos de vida, y el aire olía a limpio. Parecía seguro.

Me levanté de mi posición baja y abrí la puerta. Un ruido sordo me sobresaltó y me agaché rápidamente. Después de unos segundos no había ocurrido nada extraño, así que me relajé y volví a enderezarme, mirando a mi alrededor.

El interior de la cabaña parecía un albergue de esquí, salvo que no había un segundo piso. En lugar de una cocina de estilo moderno, había una zona separada con suelo de tierra en la que había una estufa de carbón tradicional japonesa, junto a una estantería para los platos y los cubiertos. Más allá de la cocina había otra puerta, y pude ver una cuerda que la atravesaba. Probablemente, algo al otro lado de ese umbral había creado el sonido que había oído al entrar.

Cerré la puerta principal—hubo otra ronda de chasquidos—y deslicé el pestillo para cerrarla. La habitación era grande; había espacio más que suficiente para la mesa de tamaño considerable y varias sillas. En las vigas, pude ver algo que parecía una castañuela de madera. El sonido anterior había sido amortiguado, así que no podía ser la causa. Algo más debía de haberlo provocado. Me dio mucha curiosidad, pero lo deje pasar por ahora.

En la esquina de la habitación había tres puertas más. La primera conducía a un baño. Pensé que, puesto a que aún no había encontrado ningún lugar donde podía dormir, deduje que una de las dos puertas restantes debía dar a un dormitorio. Sin embargo, la siguiente puerta que probé revelaba un Taller con un gran escritorio y estanterías. La última puerta efectivamente conducía al dormitorio. Estaba escasamente amueblado, con una amplia cama, una mesita de noche y un pequeño taburete, lo que me recordó a las habitaciones baratas y sin decoración que reservaban los hombres de negocios durante los viajes de trabajo.

Ahora, la atracción principal: el lugar donde la magia—o la Herrería—sucedía. Estaba ansioso por ver el equipo que me habían preparado, pero también esperaba que fuera práctico. No iba a tener aprendices: sólo iba a ser yo en el futuro inmediato, así que, aunque hubiera un elegante horno de carbón para la fundición, no sería capaz de manejarlo solo.

Con el corazón palpitando tanto de emoción como de preocupación, crucé la cocina y abrí la última puerta.

En el interior de la habitación había todo lo que cabría esperar de un juego de herramientas de Herrero. Había un yunque y un martillo, un pequeño horno para un caldero e incluso una estufa sobre un lecho de carbón para trabajar el hierro. Estaba equipado para fabricar armas occidentales y japonesas de hierro—o de acero—además de pequeños objetos como puntas de flechas. Gracias a los datos instalados antes en mi cerebro, ahora sabía cómo utilizar todo el equipo. Ese dolor de cabeza había sido un precio digno de pagar.

En el centro de la forja había un mostrador, más allá del cual había un pequeño espacio abierto. La puerta de la pared más alejada, con un elaborado cerrojo, que conducía al exterior.

—Ya veo. Este espacio sirve de escaparate para los clientes —reflexioné en voz alta.