Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Iris me había ordenado que actuara como supervisor a tiempo completo de todos los aspirantes a aventureros que llegaran al gremio. Eso podía parecer mucho, pero Lahti no era una ciudad muy grande, así que sólo recibíamos unos dos aspirantes por semana.

En cualquier otro momento, era lo de siempre.

—Un examinador a tiempo completo… Suena bastante bien— dijo Milia, pareciendo emocionada.

Estaba mirando una aplicación de aventurero.

—No… no creo que sea particularmente genial ni nada…

Al otro lado del mostrador, una chica me esperaba para realizar la prueba.

Se llamaba Carolina Bethly y tenía quince años. Su habilidad era… no muy buena… No era muy versátil, y había pocas situaciones en las que fuera realmente útil. Tampoco parecía que practicara ningún tipo de disciplina marcial en particular.

La hoja de solicitud que le hice rellenar tenía dibujado un simpático gato. Junto al garabato estaban las palabras: ¡ Cuento contigo ! ♪

—…

Esto me estaba dando dolor de cabeza.

—¡Guau! Un gatito. Qué bonito— comentó Milia mientras miraba la forma.

Carolina no me parecía especialmente interesante, pero tenía la sensación de que Milia se llevaría bien con ella.

Había muchos tipos de aventureros, pero cuando se trataba de algo así, no tenía ni idea de qué hacer.

— Señor ita Carolina Bethly.

—¡Oh! ¡Sí! Puede llamarme Lina, Señor.

Ese apodo me recordaba demasiado a l a pequeñ a mag a de l grupo de los héroes, así que era un no.

Confirmé algunos puntos pendientes con la joven y obtuve la verificación de todo lo que lo necesitaba.

—Señorita Carolina, si hace el favor de tomar asiento, podemos comenzar con la medición mágica.

—¡Está bien, está bien!

Sus coletas rebotaron mientras saltaba hacia la silla que había al final del mostrador.

Utilizamos un cristal especial para medir la magia. El rango de evaluación se determinaba por el número que mostraba.

—Por favor, sostenga su mano sobre esto.

—¡Está bien, está bien!

Con un solo visto bueno será suficiente. Estuve a punto de vocalizar el pensamiento, pero afortunadamente me detuve.

Cuando Carolina puso su mano sobre él, el cristal azul claro empezó a brillar ligeramente en respuesta.

El número que mostraba era 140.

El valor de referencia para lo que generalmente se consideraba el rango C era de mil. Eso significaba que Carolina tenía una calificación muy baja. Con un movimiento fluido, anoté el número en su hoja de solicitud. Maylee había obtenido un poco más de seiscientos. Incluso eso se había considerado bastante pobre. Las cosas no pintaban bien para Carolina.

—¿Es eso?— preguntó la chica.

—Sí, gracias. A continuación, pasaremos a la prueba práctica.

Dado que Carolina no tenía experiencia en artes marciales, había pensado que tal vez tenía una aptitud mágica excepcional para compensarlo. Eso parecía improbable basándose en su nivel de maná.

—Um…

—Sí, ¿qué es?

—¿Podría pasar la práctica?— dijo Carolina lentamente.

—Uhhh, es una parte del examen.

—Realmente no quiero convertirme en aventurer a para luchar o algo así. Ni siquiera voy a aceptar misiones peligrosas.

—Ciertamente, hay quienes se dedican a la búsqueda de hierbas. Sin embargo, llegar a los campos donde crecen esas hierbas no es como un paseo por la calle. Si fueran tan fáciles de recoger, no habría necesidad de poner misiones para ellas.

—Hmph. Supongo que sí— Las coletas de Carolina rebotaron ligeramente mientras hacía un mohín.

No sabía usar la magia, no tenía un arma que dominara y no conocía ninguna técnica de combate cuerpo a cuerpo.

—Nnnnnn… Realmente no creo que necesite la prueba práctica.

—Eso es un fallo automático.

—Eso no sería bueno… Supongo que tener una habilidad como Resistencia al Veneno no es tan buen a .

No di ninguna palabra de acuerdo con eso.

Si tuviera algún otro talento, como la magia, eso sí que habría ayudado.

—¿Por qué quieres ser un a aventurer a ?

—No lo sé. Es más bien que quiero ser médico de hierbas.

…Al parecer, no se puede juzgar un libro por su portada.

—Quiero viajar a todo tipo de lugares, estudiar las flores y la medicina, y luego volver a casa como un herbolari a de pleno derecho.

Tal aspiración era alcanzable sin convertirse en aventurero, pero no se podía negar el valor de poder unirse a l o s grupos e intercambiar información con otros.

—Ya veo. ¿Así que esto es algo así como un punto de control en tu camino para convertirte en un médico de hierbas, entonces?

—¡Eso es exactamente así! ♪

Las palabras de Carolina eran chirriantes. Tal vez no soportaba a las chicas como ella.

—Escuché que este gremio aprobó a mucha gente, así que…

Ya veo. Vino aquí esperando que fuera una prueba fácil.

—Si acabas fracasando, ¿qué harás?

—Me iré al siguiente gremio. No tengo reflejos, y no puedo usar la magia… Sólo necesito que alguien me ayude… Todavía estoy estudiando, pero ya sé una buena cantidad de cosas sobre medicina. Estaba pensando que podría unirme a los grupos y aconsejarles sobre qué curas usar…

Era impulsiva. Parecía que conocía sus puntos fuertes y débiles. Lo había pensado mucho más de lo que yo creía. De repente, me asaltó la curiosidad por una cosa que había mencionado.

—¿Qué tan tolerante es tu habilidad de resistencia al veneno?

—Un tasador de la ciudad me dijo que reduciría los efectos de cualquier toxina en un noventa por ciento.

—¿Así que sólo sufrirías el diez por ciento donde otros se llevarían el cien por cien?

—Sí.

—Hmm… interesante.

—¿Cómo, exactamente? Te estabas riendo en tu cabeza por lo inútil que es la habilidad, ¿no?

Sacudí la cabeza y dirigí una mirada muy seria a Carolina.

—Nunca lo haría. Creo que es una habilidad encantadora.

—¡¿Qué?! Uh, um… Nadie me había dicho eso antes…

Carolina se revolvió tímidamente un mechón de pelo con el dedo índice.

—Cada gremio de aventureros tiene sus propias características. Supongo que podría llamarse diferencias regionales.

Para los gremios cercanos al océano, era más fácil que se reunieran los aventureros que saben nadar y bucear. Sin duda, también habría muchas otras misiones relacionadas con el océano.

Del mismo modo, si un gremio operaba en una región fría o en una cálida, las misiones que acumulaban diferían en consecuencia.

—Te pasaré… con condiciones.

—Todo se ri… ¿Eh? ¡¿Qué?! ¿Por qué?

—¿Conoce s el pantano de Ellen Fatinay?

—¿Elefati-qué? ¿Un pantano?

Carolina inclinó la cabeza con curiosidad y agitó las pestañas.

—Está al sureste. Está bastante lejos. También es calurosa y húmeda. Hay que reconocer que no es una región muy agradable, pero hace poco recibimos un encargo a largo plazo para ir a investigar esa zona.

—Ya veo… ¿Y…?

—La región se denomina pantano, pero también tiene un veneno ambiental.

—Hmm. ¡Así que dices que ahí es donde entro yo!

Sus ojos brillaban. Su habilidad, normalmente útil sólo en circunstancias específicas, era prácticamente una necesidad en esa zona pantanosa. Probablemente no encontraría otra oportunidad como ésta.

—Una persona normal acabaría sintiéndose mal del estómago. Aunque no moriría, el veneno ralentizaría mucho su investigación.

—¡Oh! ¡Puedo manejar algo así sin problemas!

—La zona es mayormente indómita. Sin duda encontrarás muchas plantas resistentes al veneno, así como vegetación novedosa.

—¿Es esa la condición?

—Sí, por favor, acepte las misiones de cualquier gremio situado cerca de Ellen Fatinay. Ese lugar podría incluso necesitar un médico de hierbas como tú.

—¡Sí, Señor!

Así fue como Carolina Bethly aprobó su examen.

—¡Muchas gracias, Señor! Este era mi sexto intento, y estaba a punto de perder la esperanza… Había empezado a pensar que realmente era imposible para mí.

—Cualquier habilidad brillará cuando se utilice de la forma adecuada.

Le enseñé a Carolina una ruta de viaje relativamente segura hacia el pantano de Ellen Fatinay.

—…¡Voy a trabajar muy duro! Y no sólo por mí, sino también por ti.

Con un permiso de aventurero en una mano, me saludó con la otra mientras emprendía su viaje.

Varios años después, me llegó la noticia de que se había hecho un nombre.

Cuando me crucé con ella, no tenía la menor idea de que llegaría a ser famosa por ser a la vez doctora en hierbas y aventurera.

Ese había sido el resultado de sus propios esfuerzos. Había utilizado su habilidad para atravesar con seguridad todo tipo de lugares que de otro modo serían tóxicos e investigar sus plantas.

Era bastante irónico: una chica sin talento como aventurera acabó viviendo más aventuras reales que cualquiera que se pasara por la oficina para recoger una misión.