Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 9

Capitulo 9: El Elfo Del Departamento De Inspeccion

Parte 3

El escenario de este seminario era Inglaterra. El mago empleador había encontrado fallos en los pequeños errores de las chicas mágicas que había contratado y había escatimado en sus salarios, por lo que todas ellas habían abandonado el trabajo juntas y habían ocupado su finca. Cuando se producían este tipo de incidentes, era el momento de que el Departamento de Inspección interviniera.

Dada la situación, Filru habría preferido unirse a los delincuentes. Ella misma nunca había pasado por las penurias del robo de salarios, pero en innumerables ocasiones había deseado que le pagaran un poco más, y después de haber oído hablar de dinero a personas especialmente bendecidas, Filru se sentía más nerviosa que nunca.

Pero al fin y al cabo se trataba de un seminario. No llegaría a ninguna parte simpatizando con un escenario inventado para el entrenamiento.

La “finca del mago”, que era el escenario, estaba en un terreno de ochenta metros cuadrados y rodeado por un alto muro de piedra, con múltiples arcos enredados en vides de rosas que cubrían un camino de piedra. Era una bonita mansión, como una versión más cara de una antigua residencia inglesa, y su espectáculo agitó el corazón irritable de Filru.

La víctima, el mago, estaba enfadado y con la cara roja. “¡Esos rufianes! ¿Cómo se atreven a caer en esta bajeza por un trabajo tan trivial?” Gritó mientras golpeaba la pared con su bastón. Su actuación era tan realista que Filru se sorprendió de que el Departamento de Inspección contara con personas con talento en tan diversos campos. Pero el sombrero puntiagudo y la larga capa eran realmente de mal gusto para un traje de mago, así que le restó puntos sólo en ese aspecto de la producción.

“Ummm, han dicho que han puesto una barrera mágica, así que no tenemos que preocuparnos de que nos vean desde fuera.” Dijo Tot Keek.

“Unas cinco chicas mágicas que son buenas en una pelea, y aparte de esas, algo más de diez… Ya veo, ya veo.” Patricia asintió.

Toda la información que habían recibido de antemano apuntaba a que sería una molestia, pero se trataba de un entrenamiento, así que era de esperar. Las tres habían tenido una pequeña reunión. Filru ató el hilo sujeto al cinturón de Tot Keek a su propio meñique, mientras que el hilo sujeto al cinturón de Patricia fue a su pulgar. Dejaron atrás al miembro del personal que aún se hacía pasar por el mago enfadado y entraron en la mansión.

Con un estruendo lo suficientemente fuerte como para hacer vibrar sus tímpanos, Patricia derribó la puerta, con barricada y todo. Desde atrás, pudieron oír una voz chillona que les decía que no dañaran la casa, pero era dudoso que la propia Patricia lo oyera. Sin preocuparse en absoluto por lo que rompió o destrozó, saltó sobre la silla de ratán que le lanzaron desde dentro y la destruyó con una patada de gancho giratoria, aprovechando la rotación para retroceder desde la entrada hasta el exterior, y Filru cambió de lugar con ella y se dirigió al interior.

Cuando bajó las escaleras a toda prisa, un enemigo corría hacia ella. Filru se agarró al borde de la alfombra y tiró con todas sus fuerzas. La enemiga cayó al suelo, y Filru la agarró una vez que estaba en el suelo. Filru le sujetó el brazo, ella agarró la pierna de Filru, y mientras estaban enredadas, Filru fue pasando sus hilos por el cuerpo de la enemiga.

El motivo de Filru era el de una costurera, y el hilo mágico que utilizaba ignoraba toda resistencia de un objetivo para coserle algo. Cuando cosía algo, no causaba ningún daño. Sólo tenía que tirar del hilo y el objeto volvería a ser como era. No era necesario arrancarle las orejas ni arrancarle los ojos.

Tensando el hilo que había cosido a su oponente, le retorció las articulaciones y forzó sus músculos, presionando su columna vertebral sobre las rodillas. Poniendo a la enemiga en un candado con forma de flecha y atándola, la lanzó contra otra enemiga, que bajaba las escaleras, y cuando atrapó a su aliada, Filru también fue a agarrarla, y cosiendo a ambas rápidamente, las alejó de una patada.

Patricia iba por fuera, Filru por delante y Tot Keek por detrás.

Había una razón por la que Filru había tomado el papel de “quien carga por el frente”, que probablemente enfrentaría la batalla más feroz. Ella les mostraría aquí que era buena y fuerte, y mantendría la cara para todos los trabajadores de la prisión. No le pagaban poco porque fuera débil o porque fuera inútil. Simplemente había sido designada como mano de obra barata, y sin embargo era bastante competente. Se lo demostraría. No iba a perder ante un millón de libras o doscientos mil dólares.

Con el tipo de expresión vigorosa que no había mostrado ni una sola vez cuando estaba de servicio, Filru comprobó enérgicamente el interior de las habitaciones. Cuando entró por la puerta, lo primero que vio fue un gran salón. Se había asegurado de memorizar el plano de la planta.

Mientras avanzaba, cosía hilo al suelo cada tres pasos. Entró en un pasillo, siguió recto hasta una intersección en forma de T y pasó junto a una armadura decorativa. Allí, se puso en cuclillas y tiró de uno de sus hilos. Eso tiró de la parte del casco de la armadura cosida al extremo de un hilo y lo envió volando por el aire para chocar con la cabeza de la chica mágica que había saltado de la intersección en T, a punto de golpear a Filru por detrás.

Agarrando a la chica mágica que se tambaleaba, Filru le cosió los dos los brazos, y una vez que estuvo inmóvil, Filru la levantó y empezó a tirarla al suelo, pero justo antes de que le golpeara la cabeza contra el suelo sin nada que amortiguara el impacto, se acordó de que esto era un seminario de entrenamiento, y la tiró de espaldas. Eso había estado cerca. Cosió con cuidado a la chica mágica, que estaba acurrucada y gimiendo, y la hizo rodar hasta una esquina del pasillo.

Sus hilos le enviaban vibraciones. Era imposible sorprender a Filru por detrás en esta casa. Las vibraciones venían a lo largo de la línea que ella había cosido a Tot Keek. Ella también tenía que estar luchando.

Bajando por el pasillo para reunirse con ella, Filru enrolló su hilo alrededor de un cofre en una habitación en el camino y tiró. El hilo se apretó alrededor del cofre, aplastándolo, y desde dentro pudo oír un grito ahogado. Pensando para sí misma, es inútil tratar de atraparme desde ahí dentro, arrojó todo el cofre afuera.

Un sonido llamativo sonó detrás de la puerta de enfrente. Filru se precipitó hacia adelante, manteniendo el impulso para abrir la puerta de una patada y saltar a la habitación. Allí, una chica mágica con un traje que revoloteaba esquivó el golpe de guitarra de Tot Keek, al tiempo que evadía la patada voladora de Filru por detrás. Tot Keek dio un paso atrás y rasgueó su guitarra.

Todas se habían informado de antemano sobre sus magias. Con un salto lateral, Filru esquivó las notas musicales que volaban, y la chica mágica que revoloteaba se deslizó y rodó por los huecos entre las notas musicales con movimientos fluidos. Las notas musicales esquivadas golpeaban, rompían y rebotaban por todas partes en el suelo, en el techo y en la cama, pero con un esquive por aquí y otro por allá, evitaba también las notas reflejadas.

“¡Simplemente evita todo y cualquier cosa!” Dijo Tot Keek.

Filru se retiró detrás de Tot Keek, tocando ligeramente su espalda desde atrás. “¿Puedes coordinar tus ataques con los míos?”

“Pero ella puede esquivar.” “Por favor, una vez más.” “De acuerdo, lo intentaré.”

Volvió a disparar notas musicales desde su guitarra, y saltó de un lado a otro, abarrotando la pequeña habitación, pero el enemigo seguía alejándose de todas ellas, pero ahora Filru entró en acción. Lanzó hilos tejidos en forma de red a su oponente. Tomando la red tejida con sus hilos, la extendió para envolver al enemigo. Una red invisible extendida en un área tan grande no podía ser evitada, no importaba cómo se luchara.

Filru puso su tacón en la red y tiró, y cuando la chica mágica que revoloteaba se tambaleó, una nota musical la golpeó. Le impactó fuertemente en el costado, y ella se dobló hacia adelante en forma de V, y entonces más notas musicales inundaron hacia ella. La enemiga, llena de notas musicales, cayó.

“… Tal vez nos hayamos pasado.” Dijo Filru.

“Está bien, no te preocupes. En el Departamento de Inspección, nuestro entrenamiento es básicamente como un combate real.”

Si Tot Keek del Departamento de Inspección lo decía, entonces tenía que estar bien. Filru cosió a la chica mágica y la arrojó por la ventana.

Sintiendo las vibraciones de muchos pasos pesados en el pasillo, Filru instruyó a Tot Keek con una señal de mano. En el mismo momento en que las chicas mágicas saltaron a la habitación, Tot Keek rasgueó su guitarra, golpeándolas con una ráfaga de notas musicales y golpeando a tres de las chicas mágicas de vuelta al pasillo. Filru dio un puñetazo a la única chica mágica que se coló entre las notas musicales mientras cosía la parte superior de su cuello y pasaba el hilo por una viga del techo. Luego dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el hilo con toda su fuerza, tirando de la chica hacia el techo para golpear su cabeza, dejándola inconsciente.

Filru salió al pasillo, dando puñetazos, patadas, lanzando, cosiendo a un enemigo, luego a dos, luego a tres. Siguió recto para correr por la barandilla hasta el segundo piso, pateando hasta golpear la mandíbula de la primera chica mágica que vio allí.

“¡Perros capitalistas!” Gritó una chica mágica mientras lanzaba un tajo con una espada larga desde la posición superior, que Filru esquivó, se apartó y se enredó en su cuerda. Hizo girar a las dos para que las notas musicales entrantes las tiraran al suelo. Aunque sólo era una actuación, a Filru no le gustó que alguien del Departamento de Inspección le llamara perro capitalista.

La siguiente sala estaba llena de una decena de seres negros con forma humana. Filru fingió estar abrumada por su número, retrocediendo una habitación, y cuando el grupo de formas humanas negras entró, tiró de un hilo. Los hilos que había tendido dentro de la habitación como una barrera mágica se juntaron todos, reuniendo a los enemigos con forma humana en el centro. Allí, Tot Keek les lanzó una lluvia de notas musicales que los hizo volar. En ese momento, apareció la chica mágica que parecía controlar a esos seres. Se abalanzó sobre Filru con furia, pero Filru la paró con un hilo colgado verticalmente. Se deslizó por el suelo junto a la enemiga, enganchando un círculo de hilo alrededor del pie de la enemiga para colgarla boca abajo y atarla cerca del techo. Ahora a la siguiente habitación, pensó, abriéndola de una patada, y vio que la ventana de la habitación estaba rota, tres chicas mágicas en el suelo, y Patricia, esperando detrás de ellas, se encogía de hombros.

“Era aburrido no hacer nada más que esperarles. Así que corrí por la pared del fondo.”

“No puedes hacer eso.” Respondió Filru. “Hemos discutido nuestros papeles en esto.”

“No intentes reclamar toda la gloria para ti, Filly.”

“¡No la reclamo para mí! Fue un esfuerzo conjunto, ¿verdad, Tot?” Gritó Filru, dándose la vuelta.

Pero Tot Keek no estaba allí. “¿Eh?”

Miró el hilo de su meñique. Se había desprendido sin que se diera cuenta.

“¿Estaba luchando en otra parte?” Preguntó Patricia.

“No, hace nada estábamos juntas… Qué extraño.”

***

“Esto es un escándalo masivo y sin precedentes.” Escupió Mana con amargura, prácticamente golpeando su taza de té contra la mesa. Quedaba tan poco té en ella que se podía ver hasta el fondo.

Como para llenar la pausa, Hana tomó la tetera y se sirvió otra taza.

La sala de espera que utilizaban como despacho / sala de descanso estaba vacía, excepto por Mana y Hana, pero ambas bajaron la voz. No era algo que pudieran discutir en voz alta.

La sala de espera era pequeña y estaba rodeada por tres de sus cuatro lados de armarios mágicos. Alineados en el interior de los armarios había documentos relativos a investigaciones resueltas en el pasado. ¿Había realmente entre todos esos documentos algún escándalo tan grande como éste? Ambas suspiraron.

“Todo esto es porque hicieron operador a ese viejo que ni siquiera recuerda la cara de los inspectores…” Refunfuñó Mana.

“Hubo toda una serie de incidentes ese día, así que las cosas estuvieron increíblemente ocupadas.”

“En cualquier caso… no es bueno que los asistentes al seminario lleven a cabo un arresto, ¿verdad?” Mana engulló otra taza de té.

Hana le sirvió inmediatamente otra. “¿Así que de alguna manera lograron ocultar la situación a las invitadas?”

“Aparentemente, ellas mismas hicieron el arresto en el seminario.”

Hana se humedeció la garganta precisamente con la mitad de su té, y luego dejó suavemente su taza sobre la mesa de té. “Pero parece que ha ocurrido algo extraño. ¿Te has enterado, Mana?”

“¿Algo extraño? Eso es nuevo para mí.”

“Al parecer, tenían tres asistentes para realizar el arresto, pero una vez terminado, sólo quedaban dos.”

“¿Qué es esto, una especie de historia de fantasmas?”

“La que desapareció no figuraba entre el personal ni entre los asistentes al seminario. Describían su aspecto como único, pero no había nadie que respondiera a esa descripción.”

“Hermana, no me asustes así. Tienes una mirada espeluznante. Si vas a contar historias de fantasmas, asústame con otra cosa.”

“Algunos dicen que una elfa vive en el Departamento de Inspección, y no podía soportar verlas en problemas, así que vino a salvarlas.”

“Esto no son los elfos y el zapatero, ya sabes.”