Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 9

Capitulo 7: El Reinicio Del Proyecto Crianza De Las Tres Hermanas

Parte 1

Esta historia esta ambientada poco antes de que comienceel juego del Proyecto de crianza de chicas magicas restart.

***

Mirando al frente, vieron un páramo extendido ante ellas. Ni siquiera crecía una sola hierba en el suelo estéril, y el polvo se esparcía por el viento. Cuando miraron a la derecha, era lo mismo, y a la izquierda, idéntico. Al levantar la vista, vio que el sol brillaba con fuerza, y cuando se volvió, sus dos hermanas menores estaban allí. Sorami tenía la boca entreabierta y los ojos entrecerrados mientras miraba a lo lejos. Sachiko estaba acurrucada, sujetándose la cabeza.

Uluru también se habría acurrucado y sujetado la cabeza, si hubiera podido. Pero por mucho que quisiera tirarse al suelo y considerar que todo este empeño era imposible, que tenía que ser un sueño o una ilusión o una histeria colectiva… como hermana mayor en una posición de responsabilidad, Uluru tenía que enfrentarse a los hechos.

Por eso Uluru dio la orden. “¡Formen una fila!”

Sachiko levantó la cabeza de entre sus brazos, y Sorami lanzó una mirada escéptica a Uluru. “Hermana, ahora no es el momento.”

“¡No, este es precisamente el momento! ¡Y por eso tenemos que calmarnos y comportarnos como siempre!”

Sorami asintió de mala gana, y Sachiko se puso en pie lentamente. Las dos se pusieron en fila. Tensando las tripas, Uluru gritó con una voz fuerte que sonó en todo el páramo. “¡Pasen lista!”

“… Uno.” “Dooooos.”

Uluru aspiró una gran bocanada de aire y luego la exhaló. “Vamos a repasar los detalles.”

“Okaaay.”

“Acompañamos a Lady Puk Puck al nuevo departamento.” “Yep.”

***

Si parecía que iba a ser útil, se convertiría en su patrocinadora y les apoyaría. De lo contrario, se despediría y pondría fin al asunto. En esas condiciones, cierto departamento había solicitado el apoyo de Puk Puck.

Había mucha gente que buscaba el apoyo de una gran chica mágica como Puk Puck. Si respondiera a todos y cada uno de ellos, no tendría fin, pero si se trataba de un proyecto en el que valía la pena poner su dinero y su nombre, eso era otra cosa.

El “Proyecto de Desarrollo del Simulador de Batalla” creado por el recién creado Departamento de Informática había tocado la fibra sensible de Puk Puck y, tras echar un vistazo a los documentos que le habían enviado, quiso comprobar por sí misma de qué tipo de cosa se trataba.

Si Puk Puck salía, eso significaba un trabajo para las tres hermanas que eran su guardia de élite. Cuando Puk Puck salía de excursión, se ponía un hermoso traje de estilo rococó, como si hubiera salido de un cuadro de Fragonard. Aun así, las hermanas cumplieron con su deber de guardianas y acudieron al lugar de trabajo donde les esperaba el jefe del Departamento de Informática.

La habitación parecía una pequeña oficina desordenada, nada digna de recibir a Puk Puck. La única iluminación era la tenue luz interior — sin ventanas— y el polvo bailaba bajo el resplandor. En privado, Uluru estaba indignada. ¡Qué grosería! Pensó, pero Puk Puck parecía muy contenta.

“Nunca he estado en un lugar como éste. Qué mundo tan interesante.”

Aunque sólo pareciera una oficina desordenada, si Puk Puck lo decía, seguro que era interesante.

La chica mágica sentada en la silla del despacho se levantó y extendió los brazos. “Bienvenidas, bienvenidas a mi mundo.”

Su combinación de gafas, bata de laboratorio, un traje de baño revelador, el cabello apenas cepillado y un cubo de Rubik colgando del cuello era totalmente incoherente, y mirarla te producía una vaga sensación de malestar. No servía de nada quejarse de los atuendos de las chicas mágicas, pero era realmente grosero como recepción a Puk Puck, ¿no? Puk Puck se arregló para salir, así que ¿no debería la que la recibe al menos peinarse bien? Pensó Uluru, pero cuando se volvió hacia su superior, Puk Puck seguía pareciendo feliz.

“Hola, Keeky.”

“Encantada de conocerte, Gran Puk Puck.”

La chica mágica Keek se subió las mangas de su bata blanca de laboratorio para dejar al descubierto su mano derecha e intercambió un apretón de manos con Puk Puck. Puk Puck sonrió y Keek también sonrió.

Cuando se lo pidieron, Puk Puck se sentó en un sofá que tenía un brazo roto y del que sobresalían los muelles. Las tres hermanas se colocaron detrás de ella en fila. Sachiko golpeó el suelo con la punta del pie varias veces. Seguramente quería sentarse. Uluru le dio un codazo a Sachiko y se aclaró la garganta.

“Entonces, sobre el plan que estoy tratando de…”

La puerta se abrió. Estaba en el lado opuesto a la puerta por la que habían entrado. Todas se volvieron a mirar a la vez.

Había una chica que llevaba una camiseta de manga larga a rayas, un adorno de cuero para el cabello con pinchos, unos zapatos de cuero rugoso, unas mallas con dibujos de huesos y, para rematar, sostenía una guitarra de aspecto aterrador que recordaba a un hacha. Se parecía más a una rockera punk que a una chica mágica. Fuera quien fuera, sin duda era una rufián.

Sorami y Sachiko se movieron tan rápido que no se podía creer que fueran normalmente lentas y perezosas, moviéndose para vigilar a ambos lados de Puk Puck y entrando en disposición de combate. De pie frente a su ama, Uluru sacó el arma de su espalda y estaba a punto de levantarla como un garrote, pero Puk Puck la contuvo con su mano derecha. “Parece que no es una mala chica.”

“¡Eso es! ¡Soy la ídolo de todos, Tot Pop!”

Keek suspiró con profunda y sincera irritación. “Yo no te invité.” “Eso no es cierto. Prometimos que hoy saldríamos juntas, ¿verdad?”

“No, no lo hicimos. Dije que no podía porque tengo que hablar con alguien importante.”

“Entonces, ¿eso no significa, en otras palabras, que tenías planes para hablar con alguien importante, pero como recibiste una invitación de Tot, pensaste en darle prioridad a eso?”

“¡Claro que no! ¡¿Qué tan mal puedes tergiversar las palabras de alguien para satisfacer tus propios intereses?! ¡Fuera!”

“Ya, ya.” Interrumpió Puk Puck. “Tot, ¿cierto? Ella no ha venido a hacer nada malo, ¿verdad? Y me sentiría mal si te enfadaras con ella. Vamos a tener una agradable charla todas juntas.”

“¡Okeydoke!” La chica mágica que se había presentado como Tot Pop se deslizó en la sala sin obtener el permiso de Keek, el amo de esta sala, ni disculparse con la persona más importante presente, Puk Puck, y antes de que te dieras cuenta, se había sentado en la silla giratoria que había allí, apoyando su guitarra con forma de hacha a su lado.

“¿Qué hago?” Parecía decir la expresión de Sachiko, mientras que Sorami tenía una mirada que preguntaba: “¿Qué debemos hacer con esto?”, mientras ambas se volvían hacia Uluru, que miraba impotente a Puk Puck. Su bella y encantadora ama señaló con una sonrisa tan suave como la de un cordero a la intrusa. “Qué chica tan increíble eres.”

“¿Tot es tan increíble?”

“No lo eres.” Dijo Keek. “Perdóname. Arruina las cosas cada vez que viene, así que es mejor echarla.”

“Está bien, está bien.” Puk Puck no mostró ningún signo de ansiedad. De hecho, sonando bastante relajada, preguntó: “¿Podrían irse las tres un rato?”

Uluru, Sorami y Sachiko, al recibir esta orden, quedaron desconcertadas.

“¿Eh…? Pero entonces…”

“No hay problema. Sólo estaremos hablando, así que no tienen que preocuparse.”

“Pero…”

“Keeky, ¿tienes algo así como una sala de espera?” Preguntó Puk Puck.

“Si un almacén funciona, entonces por allí.” Keek chasqueó los dedos, y en un lugar donde había habido una pared, apareció un patrón pixelado que luego se dispersó, dejando atrás una puerta de madera.

“Sí, está bien. Esperen ahí, ¿vale, chicas?”

Sin darles tiempo a discutir, las empujaron al almacén, cerrándose la puerta tras ellas. Desde detrás de la puerta que se cerraba llegó la voz gruñona de Keek: “¿En serio no la piensas echar?”, seguida de Puk Puck: “Seguro que será más divertido tener a tres charlando que a dos”, y luego la puerta se cerró. Después de eso, no oyeron ni la caída de un alfiler.

“¿Estarán las cosas bien…?” Sachiko inclinó la cabeza con preocupación.

“Bueno, si Lady Puk Puck dice que estará bien, entonces estoy segura de que así será.” La garantía de Sorami era totalmente infundada.

“¡Nada de esto está bien!” Uluru gritó. Al levantar el brazo, su puño golpeó algunos libros apilados sobre la mesa. La montaña de tomos se derrumbó. Se oyó el crujido de las páginas, la dispersión del polvo, el sonido de crujidos y la irritación del edificio. Como era de esperar para un espacio de almacenamiento, el lugar estaba desordenado. En comparación, la otra habitación, que Uluru había juzgado demasiado desordenada para acoger a Puk Puck, era una buena zona de recepción.

“Esta habitación es bastante horrible, ¿eh?” “Sí, seguro que es polvorienta.”

“No sabemos cuánto tiempo van a estar hablando al lado, así que

¿por qué no ordenamos un poco para que sea un poco más cómodo?”

“Hey, Sorami, ahora no es el momento de hacer algo así.” Dijo Uluru.

“Vamos, tú también ayuda, hermana.”

“Al menos hagámoslo para poder sentarnos.” “¡En serio! Sinceramente, siempre es así…”

Ni siquiera podían saber lo grande que era la sala. La vista estaba bloqueada por varios tipos de maquinaria apilada hasta el techo, además de documentos y pilas de papel y cajas de madera o cartón y otros artículos diversos, y ni siquiera podían ver dónde estaban las paredes. Si se añaden tres chicas mágicas, el lugar estaba repleto; podían estar de pie, pero no podían sentarse, así que para hacer un lugar para que las tres tomaran asiento, se dedicaron a la tarea de Sísifo de mover las cosas que estaban apiladas encima de otras para crear más espacio. Las dos chicas recogían las cosas y las dejaban en el suelo, Sorami con pereza, Sachiko con desgana.

Uluru hizo lo mismo con bastante mal humor. Al mover incluso un solo objeto, el polvo se esparcía y ella se sentía a punto de ahogarse. Llevaba la manga derecha bajo la nariz, recogiendo y bajando cosas con la mano izquierda, cuando la pistola que llevaba a la espalda se enganchó en la esquina de una mesa. Molesta, golpeó la esquina de la mesa para apartar el arma, y la inercia hizo caer al suelo la maquinaria apilada sobre la mesa. Levantó más polvo y entonces se oyó el clic de un interruptor.