Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 9

Capitulo 1: Las Gafas y La Tortuga

Parte 2

En el centro de la habitación había una cama con dosel, y la chica de cuerpo pequeño que estaba acostada miraba hacia ella.

“Oh, eres tú.” Ajustó la posición de sus gafas con un resoplido.

7753 se frotó los ojos, que habían empezado a llenarse de lágrimas. “Um… pareces estar bien.”

“No seas estúpida. Alguien que ha sido hospitalizado claramente no está bien.” Mana volvió la cara hacia la ventana. Esto significaba que estaba mirando hacia otro lado que 7753, pero no le gritó que se fuera. “Siéntate donde quieras.” Dijo en voz baja, y 7753 se sintió tan aliviada que sus ojos empezaron a lagrimear de nuevo. Últimamente, sus glándulas lagrimales goteaban sin remedio.

“¿Puede salir Mei?” Preguntó Tepsekemei. “Oh, sí. Adelante.”

Cuando Tepsekemei se deslizó fuera de la bolsa de 7753, por alguna razón, tenía las gafas puestas.

“¡¿Qué estás haciendo?! He dicho que nada de gafas.” 7753 se apresuró a arrebatar las gafas y las metió en su bolsa.

Tepsekemei parecía no tener ninguna culpa, y se desperezó audazmente en el sofá. “¿Aún no hay ponche?”

“¿Qué? ¿Ponche? ¿Para beber?”

“Como cuando haces una visita a alguien y le coqueteas.” “¡No, no, no! ¡No es ese tipo de visita!”

“¿Y las cosas sabrosas?”

“Mira, um, esto es para la visita… Compré esto para regalar… Um, Mana, por favor toma esto, si quieres. Oh, y también esto…”

Había un jarrón de cristal más o menos grande junto a una regadera, pero no había nada en el jarrón.

“¿Puedo poner estas flores aquí?”

“Haz lo que quieras.”

7753 no podía quedarse ahí parada. Moverse la haría olvidar. Llenó de agua el jarrón seco en el lavabo del baño. Una habitación privada con su propio cuarto de baño y lavabo, una especie de suite VIP. Todo era lujoso, desde el lavabo de cerámica pulida hasta el tamaño de la habitación y el mobiliario, pero no había flores.

La hizo sentirse un poco sola. Cuando salió del baño, Tepsekemei estaba poniendo los pasteles de mousse de chocolate en platos de papel. Tepsekemei no era de las que ponían la mesa por su cuenta. También había sacado agua caliente de la olla y las bolsitas de té flotaban en las tazas. Mana debió ordenarle que lo hiciera. 7753 miró a Mana, que miraba por la ventana. Tampoco parecía enfadada ni apenada.

7753 miró al suelo pero enderezó su postura. “Las cosas se están poniendo realmente en el espíritu de las fiestas ahí fuera… Mira, incluso las flores.” Tuvo cuidado de no hacer creer a Mana que estaba forzando un tono alegre.

Sentada junto a Tepsekemei, tomó un plato de papel y una taza de té y miró la cara de Mana. Sus gafas reflejaban la luz que se filtraba a través de las cortinas y 7753 no podía ver sus ojos. Su característico cabello rizado se había vuelto a alisar y estaba metido bajo las mantas. Llevaba el tipo de sudadera que vendían en los grandes emporios, y parecía menos alguien que hubiera estado hospitalizado durante mucho tiempo y más un vago.

Con la mirada todavía dirigida hacia la ventana, Mana dio un mordisco al mousse y luego otro. Tal vez fuera la luz del sol sobre su piel, pero su rostro parecía muy blanco.

“¿Cómo te han ido las cosas?” Preguntó Mana.

“Lo mismo, más o menos. Aunque parece que la jefa está ocupada con la limpieza.”

“Ya veo… Una vez que las cosas se hayan asentado y no estén tan ocupadas, me gustaría conocer a tu jefa. ¿Podría hacérselo saber?”

“Sí, haré todo lo que pueda.”

“Quiero investigar más ese incidente.” Mana cortó su mousse y dio otro bocado. Su rostro parecía haber recuperado un poco de color.

Fuera de la ventana, las nubes flotaban suavemente. El ambiente dentro de la habitación era bastante pesado. ¿De qué debía hablar? Si estaba viendo a Mana, sólo había una cosa de la que hablar: el incidente. Hana, Archfiend Pam y Ripple. Funny Trick y Kuru-Kuru Hime y Weddin. Sin embargo, 7753 no se atrevía a hablar de eso.

Mana separó los labios, mojados por el té. “Hay algunas cosas de las que quiero saber más. Cosas que quiero investigar. Cuando salga de aquí, me pondré a ello inmediatamente.”

“¿Cosas que quieres investigar?”

“… ‘Nunca verás la imagen completa si sólo la miras desde un lado’. Hana lo decía a menudo.” Mana miró al techo, tomó el mando

de la televisión y lo miró fijamente, e inmediatamente lo volvió a dejar. “Quiero verlo por mí misma.” Mana apretó con fuerza el borde de las mantas y volvió a soltarlos repetidamente, luego se puso las manos en las mejillas y las apretó por ambos lados. 7753 no entendía muy bien lo que intentaba hacer.

Mana se llevó un poco de mousse a la boca y suspiró. “Es como…”

“¿Sí?”

“Es como, ya sabes…” “¿Sí?”

Mana dejó su taza de té. “Es como, es como…”

“¿Sí…?”

“Nadie viene a visitarme.”

Al ver el jarrón de flores secas, 7753 lo había adivinado. Pero al oírlo directamente de la persona en cuestión, no supo cómo reaccionar.

Mientras 7753 dudaba, Tepsekemei respondió: “Estamos aquí.”

“Sólo ustedes dos. Mi padre también vino, pero es un loco de la investigación, así que no me trajo nada. Sólo lo mínimo, como mi ropa y demás.” A Mana le temblaba la voz. Sacó el labio inferior y se metió el resto del mousse en la boca de golpe.

“Bueno…” Comenzó 7753.

“Nadie me quiere. Ahora que Hana… Hana se ha ido.”

Se oyó el sonido de sus mocos. Grandes lágrimas se derramaron por sus mejillas, una tras otra, y 7753 se levantó de su asiento. “¿Estás… bien?”

“Hana… Hana…”

Su cuerpo tembló y eso hizo que su voz también temblara. Empezó a llorar como un bebé. Su cara estaba roja. Debió de agitarse. 7753 miró a Tepsekemei, pero ella no se inmutó en absoluto, comiendo en silencio su mousse. Obviamente, 7753 no podía llamar a una enfermera.

Mana seguía sollozando como una niña, mientras 7753 se quedaba congelada por la indecisión, y Tepsekemei empezaba a tomar el mousse de chocolate de 7753. De repente, la puerta se abrió con un traqueteo.

“¡Ah! ¡Otra vez estás comiendo algo malo!”

No era un oso, sino una enfermera de mediana edad con una estructura grande y parecida a la de un oso, que entró en la habitación con dificultad. Tomó un plato con mousse de chocolate, lo olió y frunció el ceño. “¡Alcohol! ¿En qué demonios estabas pensando?”

“Oh, um, bueno—”

“Los magos son sensibles. No es raro que las drogas tomadas por vía oral tengan efectos increíbles. Y encima, venir a visitar a un mago que está en el hospital para la limpieza de toxinas, ¡trayendo dulces con alcohol!”

La enfermera gigante era probablemente una especialista en magos y poseía ese tipo de conocimientos. Hasta que la enfermera lo mencionó, 7753 no había notado el alcohol. Presa del pánico, se acercó el plato a la nariz. El olor había sido tapado por el olor a desinfectante que flotaba por todo el hospital, pero ahora que se había dado cuenta, realmente olía a alcohol.

“Puesta en un estado como éste… Pobrecita.” La gigantesca enfermera abrazó a Mana, que se aferró a ella, para finalmente berrear con fuerza. “¡Este tipo de cosas es exactamente por lo que digo que las chicas mágicas son tan insensibles!”

“S-Sí, perdón, lo siento—” “¡Fuera!”

“¡Lo siento mucho!” Prácticamente fueron expulsadas.

Ahora que lo pensaba, 7753 recordaba vagamente que Hana había dicho algo así como: “La jefa se vuelve más simpática cuando tiene un poco de alcohol.” Era demasiado tarde para recordarlo ahora. Su debilidad por el alcohol no venía al caso: llevar dulces alcohólicos a un paciente en el hospital era una falta de sensibilidad incuestionable.

En un baño, 7753 se abrazó a su bolsa y agachó la cabeza. Había fracasado. Había hecho algo que no debía. Había otras cosas de las que debería haber hablado con Mana, y muchas otras de las que quería hablar. También quería saber cosas triviales. Como la comida que le gustaba o el tipo de hombre que le gustaba. Cualquier cosa habría estado bien.

“¿Qué significa que las cosas rojas bajen?” Vino una voz desde el interior de su bolsa. 7753 levantó la cabeza. ¿Qué pensaba Tepsekemei de haber sido expulsada? Seguramente no debía importarle.

“… ¿Qué quieres decir con cosas rojas?”

“Las cosas redondas con los extremos puntiagudos.” Tepsekemei se deslizó fuera de la bolsa. De repente, el puesto era muy estrecho. “Suben aquí.” En la mano extendida de Tepsekemei estaban las gafas de 7753.

“Oh, ¿los corazones?”

“Todo el tiempo Mei estuvo observando con estas. Cuando entramos, los corazones de la dama que estábamos visitando se apagaron a la vez. Tengo curiosidad por saber qué le pasó.”

La pantalla de las gafas estaba ajustada en el parámetro soledad, la misma configuración que tenían antes de que 7753 entrara en la habitación del hospital de Mana.

“Mei es muy curiosa.” Con eso, Tepsekemei volvió a meterse en la bolsa por donde había salido.

7753 examinó detenidamente las gafas. Bajo las luces del baño, reflejaban un color amarillo barato.

Había emborrachado a Mana con mousse de chocolate y la había hecho llorar, pero aun así, tal vez había sido un poco útil. La soledad de Mana se había reducido. Y lo mismo ocurrió con 7753. Al ver la cara de Mana por primera vez en mucho tiempo, su propia soledad había disminuido. Eso lo podía decir, aunque no pudiera verse a través de sus gafas.

7753 se levantó.

“Intentemos volver con ella. Tal vez nos vuelvan a echar, pero entonces podremos visitarla otro día. Todavía hay muchas cosas de las que quiero hablar con ella.”

“Mei también cree que es una buena idea. Mei se queda con Grace.”

“… ¿Grace?”

“Grace es como Weddin. Como si fuera enclenque.”

No sólo se estaba confundiendo a 7753 con otra persona, sino que también tenía la sensación de que la estaban insultando de alguna manera. Pero pensó que aunque corrigiera a Tepsekemei ahora, no lo recordaría. En ese caso, se lo diría más tarde. Lo que 7753 debía hacer ahora, lo haría ahora.

Mana había dicho que quería investigar el incidente. Así que esta chica mágica ayudaría.

7753 giró la perilla de la caseta.