Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Después de la conmoción inicial por haberlos encontrado, la gente se inundó en el callejón. Desafortunadamente para ellos, Yogiri no tenía intención de contenerse sólo porque eran ciudadanos comunes.

“Si se acercan más, los mataré”.

Ante su clara amenaza, la gente se detuvo. Desde el callejón hasta la calle principal, los que estaban al frente empujaron a los que estaban adelante. Esto, por supuesto, creó una conmoción aún mayor, atrayendo a más civiles para que vinieran y los rodearan.

“¡¿A qué estás esperando?! ¡Salgan del camino, yo lo haré!”

“¡Idiota! Si te acercas más…”

Sin entender la situación, un joven demasiado entusiasta se abrió paso entre la multitud hacia Yogiri. En el momento en que cruzó la barrera de la muerte de Yogiri, se desplomó en el suelo.

“¡Nunca había visto a alguien cumplir con una amenaza tan terrible!” Tomochika respondió reflexivamente mientras observaba el claro ataque suicida.

“Creo que sería más raro para mí no matarlos cuando se acercan claramente con la intención de hacernos daño.”

“Sin embargo, nadie creería que caerían muertos sólo por acercarse demasiado!”

Yogiri no sintió la necesidad de dar explicaciones una y otra vez. Si eran tan tontos como para acercarse sin pensar las cosas, eso era todo para ellos.

Pareces bastante impasible ante las muertes que están ocurriendo en este momento.

“Eso es porque quitaste el sello, ¡¿verdad?!”

No dije que fuera algo malo. Este no es el pacífico Japón que conoces. Quedarse parado, sorprendido cada vez que ves a alguien morir sería un problema.

Yogiri siempre encontró a Tomochika notablemente impasible por la mayoría de los eventos que habían ocurrido desde que fueron transportados a este mundo. Dado que había tenido la presencia de la mente para mantener su comentario sarcástico todo el tiempo, parecía lo suficientemente cómoda.

“¿Por qué nos sigue esta gente?”

Los lugareños que habían inundado el callejón seguían ahora sus movimientos, igualando el ritmo de Yogiri. La multitud los rodeaba por todos lados excepto por el frente. Dispuestos en un semicírculo, mantuvieron una distancia de unos diez metros.

“Supongo que no pueden irse ahora que nos han encontrado.”

O bien se mordían las uñas por una pelea que no podían tener, o estaban en trance por su propio miedo. Cualquiera que fuera la razón, no eran capaces de acercarse ni de irse, lo que resultaba en que simplemente seguían cada movimiento de la pareja.

Sin embargo, cuando se dieron cuenta de que Tomochika y Yogiri caminaban tranquilamente, la multitud se fue calmando poco a poco.

“Oye, ¿a dónde se supone que nos llevarán si nos capturan?” preguntó Yogiri.

“Eh, justo por esta calle, hay una plaza abierta. Pero, ¿qué planeas hacer?” Un hombre algo mayor respondió desde su derecha.

“Bueno, voy a ir allí. Por eso pregunté”.

“¡¿Qué… por qué no lo hiciste desde el principio entonces?! ¡Ninguna de estas personas tenía que morir!”

“¿Por qué debería preocuparme por la gente que me acaba de atacar de la nada?”

Desde la perspectiva de Yogiri, estaba siendo abordado por gente al azar en una ciudad a la que acababa de llegar. Aunque murieran al venir tras él, Masayuki era el que había causado todo el lío, así que si se iban a quejar él sentía que era a él a quien debían quejarse.

“¿No deberíamos dejar la ciudad si no te importa? Oh, supongo que está la barrera y todo eso.” Si no le importaba salvar a la gente de la ciudad, Tomochika sintió que sería más inteligente irse sin ir a la plaza central.

“Barrera, ¿eh? No lo sabré hasta que lo intente, pero podría ser capaz de matarla.”

“Estoy perdiendo de vista lo que se supone que significa la palabra ‘matar’.”

“Pero, ¿qué conseguimos al abandonar la ciudad? ¿Quieres caminar hasta la capital?”

De hecho, hay un profundo barranco entre aquí y allá. Cruzarlo sin estar a bordo de un tren sería bastante difícil.

“Así que tenemos que hacer que los trenes se muevan de nuevo de alguna manera.” Si ese fuera el caso, la forma más rápida sería enfrentarse al tipo Masayuki que había empezado todo esto, pensó Yogiri.

“Bueno… umm… siento haberte atacado sin pensar. Pero, ¿qué planeas hacer?” Tal vez porque había sido el primero en hablar, el hombre de antes se había convertido en una especie de portavoz de la multitud.

“Quiero hablar con él.”

“Es un asistente de los Sabios, y lo suficientemente poderoso para hacer todo esto. No creo que puedas hablarlo casualmente”, dijo el hombre, aparentemente habiendo perdido de vista su propio lugar en todo esto.

“No pretendo dejarlo de lado, pero si eso ocurre, me desharé de él. Si no atiende a razones, entonces no es más que un obstáculo”.

Cuando Yogiri dijo eso, llegaron a la plaza central. En circunstancias normales, parecía un lugar donde mucha gente podía relajarse. Pero ahora, las multitudes de monstruos feos que llenaban el lugar significaban que no habría respiro aquí. Numerosos cadáveres en descomposición y esqueletos desgarrados vagaban por ahí. Las gárgolas patrullaban el cielo mientras los gigantes de piedra observaban desde abajo. Este debe haber sido el Cuerpo Inmortal.

Mientras se dirigían al centro de la plaza, se dieron cuenta de que la multitud a su alrededor había desaparecido. Los civiles aparentemente se habían quedado en el borde de la plaza.

“Jajaja, esto es realmente la cosa más fantasiosa que hemos visto desde que llegamos a este mundo, ¿no es así? No es que parezca tan divertido”, dijo Tomochika, su risa sonando forzada por el ligero temblor de su voz.

Ante ellos se encontraban varios de los vehículos blindados que había visto antes. No parecía haber suficiente para transportar a todos los monstruos a la vista, así que no podían haber transportado a todos los monstruos de esa manera.

“¿Por qué no intentamos robar uno de esos coches?” Yogiri sugirió. Los vehículos parecían lo suficientemente robustos. Si pudieran conseguir el combustible necesario, podrían llegar a la capital sin problemas.

“¿Puedes conducir?”

“He conducido karts antes.”

“Bueno, eso no inspira mucha confianza…”

Delante de los coches blindados había muchos de otros mundos, aunque la mayoría de ellos estaban muertos. Aparte de ser japoneses, no había ningún tema de edad o género entre los cuerpos, todos ellos fueron arrojados sin ceremonias a un montón.

Sólo dos de los de otro mundo seguían vivos. Uno era un hombre vestido de traje, parado junto a la pila de cuerpos, con aspecto aburrido. El otro se sentó en la cima del montón, con un abrigo negro sobre el pecho desnudo mientras miraba alrededor de la plaza. Era fácil determinar que este último era Masayuki – la luz en sus ojos hablaba de una inteligencia que el otro no-muerto no compartía. El hecho de que estuviera dispuesto a caminar sobre los cadáveres era suficiente testamento de su carácter.

“¿Qué? ¿Viniste por tu cuenta? Hombre, qué aburrido. ¿Intentan sacrificarse para salvar el pueblo o algo así?” La cara de Masayuki se retorció de disgusto. Uno hubiera esperado que se alegrara de que sus objetivos se hubieran mostrado, pero no parecía ser el caso.

“¿Por qué demonios iba a hacer eso?”

“Eh, vamos, ¡¿qué clase de respuesta es esa?! ¡Trata de sonar un poco más como un héroe!” Tomochika sonaba nerviosa por su respuesta, pero a Yogiri honestamente no le importaba de una manera u otra la ciudad.

“Bueno, déjame asegurarme, entonces. Vosotros dos sois Yogiri Takatou y Tomochika Dannoura, ¿sí?”

“Sí. ¿Te apetece hablar?”

“¿Hablar? Claro. También me gustaría saber exactamente por qué habéis venido aquí. Todavía puedo mantener mi promesa haciendo eso. Si te mato, el juego se acaba.”

La irritación de Masayuki debe haber venido del hecho de que ya no tenía espacio para interpretar sus instrucciones tan ampliamente como antes. Algún sabio superior debe haberle dicho que matara a los dos a cualquier precio. Si ese era el caso, si los dos morían, él no podría seguir haciendo lo que quisiera.

“Queremos subirnos a un tren e ir a la capital. ¿Podría bajar la barrera y hacer que los trenes se muevan de nuevo?”

Masayuki los miró fijamente, estupefacto. “¿Qué?” Era como si hubiera fallado completamente en procesar lo que Yogiri había dicho. Le llevó un tiempo recuperarse, así que Yogiri esperó pacientemente. “¡Oye, oye, oye, oye! ¡Obviamente no voy a hacer eso! ¿No se te ocurre algo más inteligente que decir? ¡Deberías saber que no estás en posición de pedir cosas ahora mismo! ¡Usa tu cabeza! ¡¿Qué eres, estúpido?! ¡¿Hay algún cerebro ahí dentro?!”

“Supongo que tenemos algo con lo que podemos negociar. Has sido muy molesto, pero ¿qué tal si a cambio de tu ayuda te dejo vivir? Alguien tendrá que volver a poner la barrera después de que nos vayamos de todos modos.”

Masayuki se puso tieso otra vez. Enfurecido por la actitud casual de Yogiri, su expresión fue la única parte de él que cambió. “Si todo lo que vas a hacer es hacerme enojar, entonces que se joda hablar. ¡Sólo apúrate y muere!”

Masayuki se puso de pie. Como si fuera una señal, los no-muertos que vagaban sin rumbo por la plaza se volvieron todos hacia Yogiri como uno solo.

“Mueran”.

Pero con una palabra de su objetivo, la atmósfera de la plaza cambió completamente.

Los no-muertos errantes se derrumbaron. Las gárgolas que estaban encima se convirtieron en estatuas de piedra y cayeron al suelo. Los gigantes de piedra se derrumbaron, aplastando a los otros monstruos debajo de ellos.

En un instante, todo el Cuerpo Inmortal había sido aniquilado.