Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 22

Capítulo 1: Regresando a Casa y Dando Reportes

Parte 3

 

 

Más tarde esa noche, toda la familia se reunió. Todos estaban ahí por orden de Rudeus-sama. Elinalise ya había estado aquí, así que ella por supuesto que estaba presente, como también Norn-sama y Roxy-sama, quienes acababan de llegar a casa desde la universidad. Por supuesto, era usual que la familia se reuniese cuando Rudeus-sama regresaba a casa, pero mucho menos común que él lo propusiera formalmente. Nosotros usualmente solo reuníamos a todos cuando los ojos perceptivos de Aisha o Sylphie-sama creían necesario hablar de algo. Rudeus aún tenía esa mirada en su rostro.

Esto iba a ser importante. Mientras él comenzaba su historia, yo escuché con inquietud.


“Comencemos con esto. Primero, cumplí exitosamente mis objetivos en Millis. Cliff también se ganó su lugar dentro de la Iglesia, así que no hay necesidad de preocuparse por él.”

A pesar de la pelea con Claire-sama, Cliff-sama se había establecido a sí mismo dentro de la iglesia como había planeado originalmente, y el Grupo de Mercenarios Rupan estaba listo y en funcionamiento como resultado. Ahora la iglesia estaba enormemente en deuda con Rudeus-sama y él había reclutado a la Niña Bendita como una aliada de Orsted. Parecía haber sido un rotundo éxito. Elinalise-sama se veía aliviada al escuchar que Cliff-sama había logrado encontrar su lugar en Millis. Por desgracia, la historia de Rudeus no terminó ahí.

“Geese es un apóstol del Dios Humano,” anunció Rudeus.

Geese. ¿Ese ladrón demonio del viejo grupo de aventuras de Paul-sama? Él estuvo detrás de todos los problemas que Rudeus-sama se encontró, y, al final, Geese había hecho una declaración de guerra antes de huir. Yo lo había conocido por muchos años, desde que cruzamos juntos hacia el Continente Begaritt. Incluso entonces, él siempre estaba preocupado por el bienestar de Paul-sama y Zenith-sama. Mientras Paul-sama estaba hundido en la depresión, Geese corrió por todos lados tratando de reclutar poderosos guerreros para unirse al grupo, vendiendo mapas que él mismo había dibujado por una ganga. Todo el tiempo que él estuvo ayudando a Paul- sama, Geese nunca hizo notar que tenía planes ocultos.

No podía cuadrar el Geese en mi mente con el Geese que Rudeus-sama describió—el traidor tratando de deshacerse de Rudeus-sama, Roxy-sama, y los demás.

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“Me lo he estado preguntando desde que llegó tu solicitud de publicar que él era un criminal buscado…” dijo Roxy-sama. “¿Estás seguro de que no ha habido algún error?” Siendo ella misma una experimentada exploradora de laberintos, Roxy siempre había tenido a Geese en alta estima. De acuerdo a ella, no existía nadie más confiable en cualquier campo excepto el combate.

“Si solo… si solo pudiera decir que es así…” Rudeus-sama mostró una sonrisa triste, para luego sacar una carta de su bolsillo. Roxy-sama la recibió de él y leyó su contenido. Su expresión somnolienta de siempre se oscureció, pero ella asintió, aceptándolo de inmediato. Ella me pasó la carta a mí. Cuando le di un vistazo, yo también lo entendí.

La carta tenía un tono despreocupado y amistoso a pesar de su contenido. Algo en eso me lo dijo instantáneamente—de verdad se trata de Geese. No era como si él odiase a Rudeus-sama o Roxy-sama, o que estuviera conspirando para asesinarlos desde el comienzo. Él y Rudeus- sama de casualidad estaban en lados opuestos, pero no era la clase de enemistad que nacía del resentimiento.

“Haciendo estas cosas de vez en cuando, diciéndote que te enfrentará justamente cuando usualmente nunca se molesta en hacerlo… De cierta forma, eso es típico de Geese,” dijo Elinalise-sama mientras suspiraba.

Pensándolo bien, esta clase de cosa había ocurrido frecuentemente detrás de escena en el palacio de Asura. Las feroces luchas por el poder de ese país habían enfrentado a personas que no tenían una enemistad personal entre ellas. Sin embargo, una vez que las circunstancias habían enfrentado a un hombre contra su amigo, la tradición dictaba que él debía enfrentar a su nuevo enemigo en una pelea justa. Esta carta seguía esa mentalidad.

“Sé que Geese hizo mucho por todas ustedes, así que lamento tener que decirles esto,” dijo Rudeus-sama, “pero parece que tendré que luchar contra él… y matarlo.”

Esas palabras parecían provocarle mucho dolor. Puede que no sea evidente, pero creo que Rudeus-sama tenía a Geese en alta estima. Eris- sama los describía como buenos amigos y me había dicho que ellos se llamaban entre sí Jefe y Novato. La forma en que Geese hablaba sobre los logros de Rudeus-sama como si fueran los suyos me hicieron pensar que de verdad amaba a Rudeus-sama. Probablemente él era el que estaba sufriendo más.

“Ah, Rudy…” dijo Sylphie-sama. Ella parecía no saber qué decir.

En contraste, el rostro de Roxy-sama era uno serio. “Geese. Nuestro Geese…” murmuró ella.

Ella, como yo, había estado en ese grupo con Geese. Ella había dejado su vida en sus manos. Sin embargo, Roxy-sama aceptó rápidamente esta nueva revelación. No había vacilación en sus ojos. Al contrario, yo tenía la sensación de que ella estaba determinada a ser un pilar de apoyo por el bien de Rudeus-sama.

“En fin,” continuó Rudeus-sama, “parece que volveré a estar fuera de casa por un buen tiempo. Tienen a Leo aquí para protegerlas, pero no hay forma de saber lo que Geese podría hacer. Quiero que todas tengan cuidado y que no se arriesguen innecesariamente, ¿bueno?”

Yo no iba a permitir que ninguna de las presentes se convirtiera en una carga para Rudeus-sama. Yo trabajaría junto al resto de la familia para asegurar que toda la casa estuviera a salvo, esto para que Rudeus-sama pudiera luchar sin tener que preocuparse por nosotras. Él siempre estaba preocupándose, siempre mirando atrás sobre su hombro. Él no podía ver lo comprometidas que estábamos. De seguro esa era una buena cualidad, pero cuando no podía apoyarse en nosotras terminaba sintiéndose distanciado. Aunque supongo que, desde la perspectiva de alguien como Rudeus-sama, nosotras debemos vernos terriblemente indefensas.

“Me aseguraré de ello,” respondió Roxy. “Rudy, si Geese está conspirando contra ti, esta ya no es una simple misión para mí. Si necesitas algo, solo dímelo.”

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“Lo mismo digo,” agregó Sylphie. “No puedo hacer nada ahora mismo, pero estoy aquí para ti, Rudy.” Ellas como siempre estaban desempeñando sus papeles.

“¡Sí, cuenta con nosotras!” agregó Eris-sama, justo cuando Aisha decía, “¡Así será!” Ambas hablaron como si no hubiese otra respuesta posible.

“Entiendo la situación,” dijo Norn-sama. Ella se veía insegura, pero asintió de forma determinada.

Por supuesto, yo también di mi aprobación, “Puede que no sea de mucha ayuda,” dije, “pero me aseguraré de no ser una molestia para usted.”

Si no fuese por la vieja herida en mi rodilla, tal vez pude haber hablado con más confianza. La respuesta que di fue lo que me permitió mi fuerza.

“Gracias,” dijo Rudeus-sama. “Como dije, yo probablemente no estaré en casa por un tiempo. Pero creo que, por ahora, podemos dar por terminada esta reunión famili—”

“Espera, Onii-sama,” intervino Aisha. “Tienes que contarles sobre Zenith.”

“Ah, sí.”

Zenith-sama. Sentí que mi cuerpo se ponía rígido. En ese momento recordé que todavía no se mencionaba el error que Aisha no había querido decir y eso me puso aún más nerviosa. Pero Rudeus-sama estaba sonriendo.

“Bueno, de hecho, ya sé todo sobre la maldición de Mamá,” dijo él. Entonces estas tenían que ser las buenas noticias que él había mencionado, no el error de Aisha. “Ella tiene una maldición que le permite leer mentes. No lo puede ver todo, pero… parece que nos entiende muy bien a todos nosotros.”

Rudeus-sama nos transmitió todo lo que la Niña Bendita le había dicho y luego describió la forma en que Zenith-sama veía el mundo a su alrededor. Las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas mientras una gran ola de recuerdos me inundaba. Ahora que sabía qué buscar, había habido varias señales. Zenith-sama siempre había estado un paso adelante cuidando el jardín, y cuando Lucie-sama todavía era pequeña, Zenith-sama parecía saber cuándo lloraría incluso antes de que ocurriese. Después estaba… bueno. No estaba segura de cómo describirlo. Zenith-sama sabía sobre Paul. Todos asumimos que ella no se había dado cuenta de que él estaba muerto. Pensamos que, si sus recuerdos regresaban algún día, ella estaría devastada. Pero ella lo sabía todo. No solo eso, sino que lo había aceptado y había comenzado a seguir adelante. Cuando me di cuenta de eso, no pude contener mis lágrimas.

“Lilia…” dijo Rudeus-sama.

“Lo siento mucho. Rudeus-sama…” Todos los presentes estaban conmovidos, pero yo fui la única que enterró su rostro en sus manos y se puso a llorar. Recientemente yo no había hecho más que llorar. Cuando era joven, apenas había derramado algunas lágrimas. No creí que mis emociones tuvieran tanta influencia en mí. Podría ser otra señal de que estaba envejeciendo.

Aisha acarició mi espalda mientras yo sollozaba, y mi llanto eventualmente se detuvo. Pero justo en ese momento, Zenith-sama se acercó a mí y colocó una mano sobre mi cabeza, lo cual reinició mis lágrimas.

***

 

 

Rudeus

Había terminado de dar mi reporte de viaje a mi familia. Todas dieron sus respuestas alentadoras de siempre—palabras que me hicieron sentir que podía apoyarme en ellas. Yo sabía que Lilia y Roxy en particular tenían sentimientos encontrados sobre Geese, pero ambas accedieron a la necesidad de acabar con él sin ninguna queja o duda.

El siguiente era Zanoba. Yo planeaba hacer una visita al Reino del Rey Dragón, así que tendría que ir a visitarlo antes de volver a despedirme de él. Zanoba sin duda tendría sus propios pensamientos sobre el asunto.

Tanto Eris, como Sylphie y Roxy vinieron conmigo. Llevamos el carruaje del Grupo de Mercenarios a la Tienda Zanoba. El asunto principal en la agenda era hacer una lista para fortalecer la Armadura Mágica.

“Muy bien, entonces apeguémonos a eso,” dije cuando él dio sus ideas.

Era hora de retomar el desarrollo de la Mark III. Más allá de eso, yo necesitaría otro truco para tener bajo mi manga. Geese ya vio la Armadura Mágica, así que él descubriría alguna forma de contrarrestarla. Yo quería otra arma secreta.

Cuando le expliqué todo eso, Zanoba respondió confiadamente, “Estaré feliz de ayudar.”

“Yo también,” intervino Roxy. “Mi conocimiento sobre círculos mágicos ha crecido sustancialmente durante los últimos años. Creo que puedo ser de algo de ayuda.”

¿Dijiste ayuda? Es decir, estoy agradecido, pero no sé si esa es una buena idea…

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El asunto era que la Armadura Mágica ahora era tan compleja que ni siquiera yo podía hacer mucho más que armarla y activarla.

“¿Estás segura?” dije. “No es la clase de cosa que puedas tomar a la ligera.”


Roxy hizo un puchero. “Rudy, cariño, sabes con quién estás hablando, ¿cierto?”

“¡L-le ruego me disculpe!” tartamudeé.

¡Solo perdí la cabeza por un segundo! ¡Es obvio que no hay nada que Roxy-sama no pueda hacer! ¡No sé lo que estaba pensando! ¡Soy un bufón!

¡Una causa completamente perdida! ¡Debo morir aquí mismo!

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“Estudié todo eso por ti, Rudy. Repasé todas las notas de investigación de Zanoba y Cliff para poder ayudar con el mantenimiento y las mejoras.”

“¡Roxy…!”

Es cierto, en Shirone, ella podía dibujar círculos de magia de fuego de nivel Santo…

Se me ocurrió que tal vez ella no siempre había sido capaz de eso. Quizá lo había aprendido cuando estudió círculos mágicos después de regresar a la universidad.

“Muy bien,” accedí. “¡Estoy colocando la Armadura Mágica—y mi vida

—en tus manos, Maestra!”

“Acepto la responsabilidad,” respondió ella.

Yo había asumido que, sin Cliff, la investigación de la Armadura Mágica se estancaría, pero al final había sido un feliz error de cálculo. Cualquier armadura que Roxy fabricase para mí equivaldría a un ejército. Si así lo quería, ella podría haber fabricado algo peligroso usando una caja de cartón; ¡yo podría enfrentarme a tres Orsted al mismo tiempo y limpiar el piso con ellos!

“Pero no soy Cliff, así que no te hagas expectativas tan altas,” dijo Roxy. Ella se veía orgullosa de sí misma a pesar de eso, presumiblemente debido a la confianza en sus habilidades. Me pregunto si ella no tiene ya algunos planes para mejoras.

“Jajaja. ¡Ahora que la maestra del Maestro está aquí, no habrá nada en lo que yo pueda ayudar!” dijo Zanoba, y todos nos reímos.

“Cierto, Zanoba,” continué. “Hay otra razón por la que vine aquí.” “¿Oh? Sea lo que sea, suena serio. ¿Tal vez supo de mi adquisición de una fascinante nueva figura del otro día? ¡Cielos, es un espécimen único!

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Fabricado con un material raro. Sus extremidades son bastante—”

“Viajaré hacia el Reino del Rey Dragón,” dije, callando a Zanoba a mitad de su oración, “para ver a Randolph. Tú también vienes, ¿cierto?” Zanoba tomó mi mano, apretándola firmemente. Gracias a la Prótesis Zaliff fue un apretón frío, pero la fuerza de su agarre fue precisamente calibrada para no aplastar mi mano.

“Gracias, Maestro,” dijo él.

Sí, sí, suficiente de las gracias. ¿Vienes o no?

“Empacaré mis cosas de inmediato.”

Eso significa que vienes, ¿no? ¡Entonces estamos listos!

Zanoba había estado rogando saber cuándo me expandiría hacia el Reino del Rey Dragón desde hace ya mucho tiempo. Tenía mucho sentido que él fuera conmigo. Zanoba había pasado todo este tiempo realmente preocupado por el hijo que Pax había dejado atrás.

“Espera un momento,” dije. “No es como si fuera a partir justo ahora.”

“Ah, es cierto. Le ruego me perdone… Entonces primero encontraré a alguien que se encargue de la tienda. ¡Aunque apenas tengo trabajo ahora mismo!” sonrió Zanoba.

La Tienda Zanoba estaba creciendo día a día. El número de vitrinas y trabajadores se había incrementado, y estos días casi todo era manejado por los trabajadores del lugar. Como la cabeza de la organización, el trabajo de Zanoba ahora era tomar las decisiones finales sobre proyectos importantes, realizar entrevistas para posiciones ejecutivas, y comprobar la calidad de los productos en cada local. Dado que la propia Tienda Zanoba era algo así como una filial de la Sociedad del Dios Dragón, y que él no tenía que estar involucrado en cada toma de decisiones, bueno… Si era brutalmente honesto, no había mucho que él pudiera hacer aquí.

“Muy bien, solo asegúrate de hacerlo rápido.” “Entendido,” respondió él, y así, yo seguí mi camino.

Nosotros no íbamos hacia el Reino del Rey Dragón debido a que algo había ocurrido. Yo no esperaba que algo ocurriera. Pero dado mi historial, las probabilidades de que terminemos envueltos en algo eran altas. Por ejemplo, podríamos encontrarnos con Geese tratando de reclutar a Randolph. Bueno, eso era improbable, pero yo aun así quería ir con la apropiada cautela.

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***

 

 

Una persona permaneció inusualmente callada durante el camino a casa.

Eris miraba a través de la ventana del carruaje, aparentemente perdida en sus pensamientos. Tal vez estaba pensando en Geese. Sea lo que sea que pueda decir ahora, Eris le había tomado cariño a Geese cuando lo conoció en el Gran Bosque. Yo la recordaba diciéndome que ella lo obligaría a enseñarle a cocinar. Eris no se abría con muchas personas, pero fue diferente en el caso de Geese.

Sylphie repentinamente apretó mi mano. Yo levanté la mirada. “Rudy, ¿está todo bien?” preguntó ella.

“… ¿Eh? Ah, sí, todo bien.” No sabía a qué se refería con todo, pero lo dije de todas formas. Toda la situación con Geese era una gran conmoción, pero había muchas otras cosas que estaban bien. La barriga de Sylphie había crecido desde que me fui con Zenith a su hogar en el País Sagrado de Millis. El embarazo había sido descubierto a los tres meses, y desde entonces había pasado otro mes y medio, así que ella tenía más o menos cinco meses.

“Sylphie, ¿qué hay de ti?” pregunté.


“Yo nunca fui cercana a Geese como el resto de ustedes.”

“Ah, es cierto.” Eso no fue lo que quise decir. Pero oigan, si ella no estaba mencionando el embarazo, solo me quedaba asumir que iba bien. Después de todo, este era su segundo hijo. Tenía sentido que ya tuviera experiencia en eso.

Aun así, no podía bajar la guardia. Hace mucho tiempo, el Dios Humano había dicho algo sobre cómo el destino se volvía ambiguo cuando las mujeres estaban embarazadas, y que eso facilitaba matarlas. Debido a que el Dios Humano dio esa siniestra advertencia, yo había invocado a una bestia guardiana ante la sugerencia de Orsted. Estaba bastante seguro de que Sylphie estaría bien, pero no podía sacudirme toda mi ansiedad. Estaba seguro de que había hecho todo lo posible, pero…

Ah.

Incapaz de creer mis propias palabras mientras hablaba, yo anuncié, “Dejaré el sexo de lado hasta que haya lidiado con Geese.”

Sylphie se me quedó mirando. Roxy jadeó. Eris entrecerró sus ojos hacia mí.

“Um, bueno. Si eso es lo que quieres, Rudy,” dijo Sylphie. “No me molesta, yo solo… ¿um…?”

“A mí tampoco me molesta,” dijo dubitativamente Roxy. “Aunque…

¿acaso esto es alguna clase de gesto religioso?”

“Se los dije, ¿no? El Dios Humano dijo que es más fácil deshacerse de ustedes cuando tienen un hijo en su interior. Geese también podría tratar de usar eso, así que creo que deberíamos detenernos por ahora.”

Todas miraron hacia mí como si esta fuera la primera vez que lo habían escuchado. Tal vez no se los había dicho. O quizá les había dicho y se les olvidó. Las mentes de las personas con frecuencia se volvían confusas.

“Supongo que no tenemos opción,” dijo secamente Eris, dándose la vuelta para volver a mirar fuera de la ventana. Ella no sonaba feliz, pero no se quejó. “Pero es difícil imaginar que cumplas una decisión como esa, Rudeus.”

¡Oye! Aparentemente mi región inferior no era confiable. Yo tampoco confiaba en ella. Por ahora se estaba comportando, pero cuando sostienes un arma cargada, tu dedo en el gatillo empieza a picar. Así son los hombres. Una vez que está cargada, no pasará mucho hasta que sea disparada.

“Tampoco hay forma de que Sylphie pueda seguirla,” agregó Eris. “Erm… Lo cumpliré si es lo que Rudy quiere.”

“Como no. En el momento que Rudeus diga, ‘Solo vamos a jugar un poquito,’ tú cederás diciendo, ‘Bueno, si es solo un poquito…’ ¿Cierto?”

“… Sí,” admitió Sylphie.

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Pero de seguro tocar estaba bien. Digamos que la acerco a mí y dejo la munición en el cañón… Solo un poco. Pensar de esa forma sería mi fin.

“Es por eso que yo estaré al lado de Rudeus todo el tiempo, lista para darle una paliza si intenta algo.”

Así que, si intento algo, Eris me dará un golpe que me apagará las luces. Entonces, una vez que despierte, lo habré olvidado todo. Perfecto.

“Gracias, Eris,” murmuré.

Muy bien. Desde este día en adelante, yo soy Rudeus el Célibe. Esto será pan comido.

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