Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 7

Capitulo 6: Por Alguna Razón, Es El Cliché De La Invasión Escolar

Parte 1

Era la mañana del día siguiente, martes.

Como antes Mutsuko no estaba en la mesa para el desayuno, aunque eso era más o menos como esperaba.

Probablemente sería incómodo para ella regresar, considerando las circunstancias…

Yuichi se dirigió a la escuela y se encontró con Aiko en el camino.

Llegaron juntos al salón de clases como de costumbre.

Pasaron las clases de la mañana sin que sucediera nada inusual. Luego, durante el almuerzo, Yuichi se dirigió al techo.

Había algunas otras personas almorzando. Yuichi se dirigió a una esquina donde dos mujeres jóvenes lo esperaban. Una era Furu Shinomiya.

“¡Yuichi Sakaki! ¿Cómo pudiste dejar que tu ama corriera tal peligro? ¿Y colgar sin previo aviso? ¡Tal descaro es totalmente inadmisible!” La otra era Chiharu Dannoura.

Esta chica delgada, que llevaba un gran estuche de instrumentos, era la heredera del tiro con arco estilo Dannoura. Antes ella habíatenido bastante sobrepeso, pero lo había perdido todo abruptamente y parecía no recuperarlo.

“Entonces, ¿cómo fueron las cosas después de eso?” Preguntó Yuichi.

“Ah. Les arrojé el globo ocular con desesperación y se fueron. Procedí a disfrutar el resto de mi recorrido nocturno por el zoológico y luego me fui a casa.”

“Deberías haberte ido directamente a casa… nunca sabes lo que podría pasar.” Dijo Yuichi. La confianza de Chiharu hizo que Yuichi pensara que no debería haberse preocupado por ella. “De todos modos, eso significa todas las Vasijas Divinas están en manos de este tipo llamado Rokuhara.”

Yuichi pasó a contarle a Furu todo lo que había pasado ayer.

“Ya veo.” Dijo Furu. “Ya he enviado un mensaje sobre el Dios Maligno, y me dijeron que enviarían sus fuerzas más poderosas, así que creo que debería funcionar. Dudo que haya algo más que podamos hacer.”

Furu sonaba extremadamente indiferente al respecto. Ella debe haber tenido una fe absoluta en estas ‘fuerzas más poderosas’.

“¿Alguna pista sobre el ‘territorio sagrado’?” Respondió Yuichi. “Dijo que era en la escuela…”

Si hubiera especialistas, debería dejárselo todo a ellos; había una buena posibilidad de que un aficionado como Yuichi involucrándose solo terminaría empeorando las cosas. Aun así, tenía sus dudas de que esto terminaría sin su participación siempre y cuando Mutsuko estuviera trabajando con Ende para derrotarlo.

“Territorio sagrado, ¿eh?” Reflexionó Furu. “No sé su ubicación con exactitud, pero probablemente haya uno aquí… ¿Recuerdas la invasión de los espectros? Tenían que venir de algún lugar cercano, lo que significa que probablemente haya un pasaje a otra dimensión en algún lugar de esta escuela.”

“Oh, tengo una idea…” Yuichi había tenido un indicio de que podría ser eso desde la primera vez que escuchó hablar sobre el llamado territorio sagrado.

“No sé lo que estás pensando, pero deberías dejarnos el resto a nosotros.” Dijo Furu, luego se fue.

Yuichi se acercó a la cerca. Chiharu lo acompañó, a pesar de que no tenía más negocios con ella.

Yuichi había saltado previamente desde aquí para entrar al salón de clases desde afuera. Adentro, por alguna razón, era como otro mundo, con un aula de madera y marcas de quemaduras por todas partes. No se podía llegar por los medios normales. Tenías que caerte y entrar por la ventana.

El salón de clases dentro había estado lleno de espectros. Había derrotado a muchos de ellos, pero probablemente no a todos. Cuando llegó el momento, no estaba seguro de poder luchar contra los espectros sin el Lector de Almas.

“¡Oye, Yuichi!” Una voz alegre se dirigió a él desde atrás.

Se dio la vuelta para ver una imagen traslúcida de una chica saludándolo alegremente.

“¿Por qué puedo verte?” Preguntó Yuichi.

Era el espectro Chie Amatsu. Ella había liderado la invasión fantasma en la Secundaria Seishin, e incluso después de que se resolvió, aparentemente no pudo seguir adelante, por lo que ahora solo se quedó en la escuela.

Yuichi había asumido que el Lector de Almas era la razón por la que podía ver a los fantasmas, pero parecía que no estaba relacionado.

“Estoy empezando a pensar que perder el Lector de Almas no ha cambiado nada en absoluto…” Murmuró Yuichi, comenzando a sentirse extremadamente deprimido por su futuro.

“De hecho, yo también puedo verla.” Declaró Chiharu. “¡Pero por supuesto que puedo! ¡Soy quien soy!”

Si Chiharu también podía verla, entonces parecía que una vez que pudieras verlos, no podías parar.

“¿Y eso que tiene que ver?” Preguntó Yuichi. “Nada, olvídalo. Oye, Amatsu, viviste en ese otro mundo por un tiempo, ¿verdad? ¿Cómo eran las cosas allí? Solo pude ver lo que había dentro del aula.”

“Tampoco es que fuese muy lejos… Siempre sentí mucho peligro.”

“Ya veo.” Dijo Yuichi. “Me gustaría echar un vistazo, pero probablemente no debería ir ahora mismo.”

Quería investigar un poco, pero no podía simplemente saltar de un edificio a plena luz del día.

“¿Quieres que lo revise por ti?” Preguntó Chie.

“Por supuesto. Al menos sería útil saber si había alguien más allí.” Chie trepó por la cerca y se cayó. Después de un rato, regresó,

subiendo desde las escaleras hasta el techo.

“Supongo que no puedes volar, ¿eh?” Preguntó Yuichi.

“Se veía más o menos igual que de costumbre. Creo que al menos habría huellas si alguien hubiera entrado.”

Yuichi recordó el piso, que había estado lleno de polvo. Las huellas frescas habrían sido inmediatamente obvias.

Aun así, era un mundo extraño con reglas extrañas sobre cómo entrar en él. Podría haber otra entrada en alguna parte.

“¿Debo esperar hasta después de clases?” Él se preguntó.

Independientemente de ello quizás debería ir ahora. Pero hacer eso probablemente destruiría la vida diaria de Yuichi. Saltarse la clase para salvar el mundo era una locura, en opinión de Yuichi.

“No me dejas otra opción.” Declaró Chiharu. “¡Te acompañaré!”

“Me gustaría decir ‘no te molestes’, pero tiendes a ser bastante útil…” Murmuró Yuichi. Chiharu podía ser molesta de muchas maneras, pero también era bastante capaz.

“¡Vaya que lo soy, si, vaya que lo soy!”

Aun así, la forma en que empujó su suerte cada vez fue extremadamente tediosa.

Yuichi decidió volver al salón de clases.

A medida que pasaban las clases de la tarde, los pensamientos vagaban por la mente de Yuichi sobre qué hacer a continuación.

Todas las Vasijas Divinas estaban ahora en un solo lugar, lo que significaba que probablemente la resurrección del Dios Maligno era inminente. Lo más seguro es que actuasen hoy o mañana.

El renacimiento de un dios maligno parecía algo bastante malo, y ciertamente había que detenerlo. Pero no sabía qué habían planeado los especialistas en cazadores de monstruos, por lo que de momento su mejor curso de acción era observar y actuar en función de cómo se desarrollaban las cosas. En cualquier caso, quería saber qué estaba pasando en el territorio sagrado.

Justo cuando estaba pensando eso, hubo una conmoción entre los estudiantes sentados junto a la ventana.

“¡Oigan! ¡Ustedes necesitan calmarse! ¿Olvidan que están en la escuela secundaria?” Hanako Nodayama, que en ese momento estaba dando clases, les gritó.

“¡Profesora! Lo sabemos, ¡pero está pasando algo extraño! ¡Mire!”

“¿Eh? ¡Es solo un perro corriendo por los terrenos de la escuela! Le gritaré un par de cosas y… oh, eso es inesperado…”

Hanako se acercó con el aire de quien acepta un desafío, pero regresó a su atril luciendo sorprendida.

“Oigan, ¿alguno de ustedes está haciendo realidad sus sueños de la escuela secundaria o algo así?”

“Profesora, el resto de nosotros no tenemos ni idea de lo que está pasando.” Preguntó Shota, el estudiante sentado frente a Yuichi. “¿Podría informarnos?”

“¡Bueno! Sería un dolor de cabeza tratar de explicarlo, así que cualquiera que quiera mirar por la ventana, simplemente hágalo. ¡Doy permiso!” Todos los estudiantes se apiñaron en la ventana.

Yuichi se unió a ellos, mirando hacia afuera.

Desde aquí, los campos deportivos eran visibles. Había tanques entrando por la entrada del lado del campo atlético. Los estudiantes y profesores que habían estado teniendo clases de gimnasia en el campo se estaban dispersando tras ellos.

“¿Eh? ¿Qué está pasando aquí?” Gritó un estudiante. “¿Están filmando una película?” Gritó otro.

“¿No nos habrían dicho de antemano?” “¿No crees que son… terroristas?”

“No, imposible. ¿Por qué vendrían tras nuestra escuela? ¡No tiene sentido!”

Todos los estudiantes parecían perdidos en cuanto a lo que estaba pasando o qué hacer.

Gente salió de los tanques. Eran hombres vestidos con kimonos negros con la cabeza rapada. En otras palabras, monjes. Mientras miraban, varios monjes se movieron para bloquear la entrada.

El salón de clases estaba lleno de confusión. De repente, la puerta se abrió de golpe y todos se quedaron en silencio. Entró un monje. Llevaba un portapapeles.

Los monjes del exterior no habrían podido llegar aquí tan rápido, por lo que debe haber venido de otro lugar.

“¡Está bien, todos! ¡Por favor, regresen a sus asientos y levanten las manos! ¡Tengamos plena cooperación aquí!” Ladró Hanako. Parecía que estaba actuando por instinto de conservación, pero en este caso, probablemente ese era el movimiento correcto. No habría forma de saber lo que podría pasar si estallaran en pánico.

Los estudiantes debieron haber confiado en Hanako más o menos, ya que hicieron lo que les dijeron y levantaron las manos. Yuichi hizo lo mismo.

“Ah, es bueno verlos a todos tan comprensivos.” El monje sonrió mientras se acercaba al atril.

Rápidamente Hanako le dejó el atril y se trasladó a una esquina del salón de clases.

“Como sabrán al mirar hacia afuera, estamos intentando sellar esta escuela. Ah, probablemente estén cansados de levantar las manos. Siéntanse libre de bajarlas.”

Los estudiantes hicieron lo que se les dijo.

El monje sacó una identificación de su bolsillo delantero y se las mostró. Probablemente estaba tratando de autenticar su posición, pero la gente de la clase no tenía forma de saber si era real.

“Somos oficiales de paz. Eso significa que trabajamos con la policía. Tratamos temas muy especializados, y nos han autorizado a venir aquí y tratar una situación en curso por todos los medios necesarios.”

Parecía estar tratando de tranquilizarlos, pero Yuichi no se lo creía. No podía estar seguro de estar realmente con la ley. Simplemente parecía un monje con un kimono negro con la cabeza rapada.

“Un asesino serial armado y terriblemente violento está dentro de la escuela en este momento, así que necesitamos que permanezcan en su salón de clases. Mientras se queden aquí, deberían estar a salvo.”

¿Qué está pasando? ¿Nee-chan también está detrás de esto? Pensó Yuichi. Por el momento, no tenía forma de saber si estaban conectados. Pero tenía un sentimiento de inquietud por esto.

Solo había entrado uno de los monjes, pero podía sentir a varios de ellos en el pasillo. No sabía por qué, pero parecía que estaban tratando de sellar a los estudiantes en sus salones.

Yuichi estudió al monje.

Parecía que sabía artes marciales y, a juzgar por su centro de equilibrio, probablemente estaba escondiendo un arma en el bolsillo del pecho de su kimono. Sonreía plácidamente, pero parecía no ser más que una máscara; irradiaba irritación, como si le hubieran encomendado un trabajo que sentía que estaba por debajo de él. Sería difícil neutralizarlo desde donde estoy. Aunque desde el asiento de Takeuchi, tal vez…

El asiento de Yuichi estaba cerca de la parte de atrás, mientras que el de Natsuki estaba en la primera fila. Probablemente podría noquearlo, pero probablemente querría evitar causar problemas frente a sus compañeros de clase.

Bueno, tampoco quiero parecer un bicho raro…

Aun así, si se trataba de eso, Yuichi no podía sentarse y ver cómo sus compañeros de clase resultaban heridos.

Pero incluso si lo noqueo, alguien más podría entrar…

Simplemente vencerlos a todos podría no ser tan difícil, pero el nivel de dificultad aumentaría con el factor adicional de tener que proteger a sus compañeros de clase.

“¡Disculpe! ¿Qué pasa con los descansos para ir al baño?” Preguntó una chica de la primera fila. Yuichi no había hablado con ella a menudo, pero era una chica llamada Risa Ayanokoji que parecía ser de una familia bastante rica.

“No acepto preguntas, pero haré una excepción con esta.” Dijo el monje. “Como dije antes, nuestra única solicitud es que no salgan de esta habitación.”

“¿Eh? Pero entonces…”

Parecía que ni siquiera los iban a dejar ir al baño. Al parecer, sintiendo que esto respondía a la pregunta, el monje miró el portapapeles que sostenía.

“Además: esto no es una solicitud, sino una notificación. Yuri Konishi, debes irte en este instante. Tu familia te está esperando.”

“¿Disculpe? ¿Qué significa eso?” Yuri pareció sorprendido al escuchar su nombre.

“Te dije que te fueras a casa ahora mismo.” No parecía querer explicar más que eso, pero por supuesto, nadie iba a aceptar esto sin cuestionarlo.

“¡Esto es ridículo! ¿Por qué no podemos ir al baño, pero Konishi puede irse a casa?” Ayanokoji se quejó.

El resto de estudiantes estalló en quejas similares. “¡Sí! ¡Esto es ridículo!”

“Un oficial de paz es como un policía, ¿verdad? ¡Atrapa al criminal ya!”

“Y si no puedes atraparlo, ¡envíanos a casa con guardaespaldas!”

En ese momento, la actitud del monje dio un giro de 180 grados. “¡Cállense, mocosos! ¡Les dije que se quedaran aquí! ¡Pueden orinarse en sus pantalones si es necesario!” El monje buscó el bolsillo de su pecho.

Yuichi entró en acción.

Afortunadamente, ya que estaban en clase, tenía varios objetos en su escritorio que podían usarse como armas. Lanzó el bolígrafo táctico que había estado usando como herramienta de escritura.

Justo cuando el monje sacaba una pistola, el bolígrafo lo golpeó en el codo. Era más pesado y resistente que un bolígrafo normal, y lanzado con una fuerza como la de Yuichi, no había forma de que no fuera debilitante.

El rostro del monje se contrajo de dolor y se vio obligado a soltar el arma.

Luego, otro de los chicos tomó medidas.

Golpeó al monje contra la pizarra, corrió hacia él y le clavó el puño en el plexo solar. El monje dejó escapar un breve gemido y luego se derrumbó.

“¡Genial, Kogan!” Llamó el amigo del chico. “¿Ese es el estilo Kogan?”

“Sí, claro. Se llama Estilo Yanagisawa.”

El chico que había derrotado al monje se llamaba Kogan Yanagisawa, y el elogio provenía de un amigo suyo.

¿Eso es cun jin? Quizás más como un atemi pasado de moda…

Kogan miró a Yuichi. A pesar de que Yuichi se había estado conteniendo, pudo haber notado lo que había hecho.

“Bueno, le ganamos, pero ¿qué hacemos ahora? Los otros de afuera probablemente se darán cuenta pronto.” Señaló Natsuki con la cabeza fría.