Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 7

Prologo: El ‘Protagonista’ Terminó Su Entrenamiento Y Ahora Está Un Poco Loco

Parte 1

Era un espacio lleno de libros y estanterías: un estudio, tal vez, o una biblioteca. Pero si eso era lo que era, había algo extraño en ello.

Los libros habían sido tratados con total descuido. Aquellos que no cabían en los estantes se habían amontonado en pilas sin ton ni son. Incluso algunas de las estanterías mismas habían sido derribadas.

De un vistazo, uno podría pensar que el lugar estuvo abandonado desde hace mucho tiempo… pero este lugar estaba vivo. Este lugar tenía un amo.

Encima de una pila de libros apilados descuidadamente estaba sentada una chica.

Su nombre era Ende.

Su cabello era rojo y vestía un uniforme de escuela secundaria.

Estaba leyendo un libro, como siempre. Este libro en particular trataba sobre un tema que le había interesado mucho últimamente: la Guerra de las Vasijas Divinas.

El Dios Maligno que estaba tratando de destruir el mundo y los Exteriores que disfrutaban viendo el mundo como observadores eran enemigos naturales. Por lo tanto, los Exteriores y el Dios Maligno habían luchado, y el Dios Maligno había perdido. Pero los Exteriores, que nunca pudieron tomarse nada en serio, no estaban satisfechos con su destrucción.

Ellos sellaron al Dios Maligno y dividieron su cuerpo en partes individuales conocidas como Vasijas Divinas. De esa manera, incluso si el Dios Maligno fuera sellado, nunca perdería completamente su capacidad de influir en el mundo.

Así, el Dios Maligno echó el anzuelo.

Él estableció reglas: si las vasijas se unían, él reviviría y concedería cualquier deseo.

Las Vasijas Divinas tomarían formas de órganos humanoides, contendrían poder y serían asimiladas por sus portadores. Luego resonarían para comunicar su ubicación a los otros portadores. Estos portadores lucharían entre sí hasta que uno saliera victorioso; entonces el Dios Maligno reviviría solo para nuevamente ser sellado.

Ese ciclo se había repetido una y otra vez, hasta el día de hoy.

Ahora, la Guerra de las Vasijas Divinas en la que Ende estaba participando estaba llegando a su etapa final.

El libro que Ende estaba leyendo describía lo que había sucedido hasta ahora. Esta era la habilidad de Ende: hacer que se escribieran descripciones de eventos actuales en sus libros.

Según el libro, cinco facciones principales tenían Vasijas Divinas. Aunque en general, incluso si perdiste una pelea y te robaran la vasija,

mientras estuvieras vivo, podrías tener la oportunidad de recuperarla. Al final, lo único que importaba era tener todas las Vasijas Divinas, lo que significaba que probablemente había otros contendientes además de esos cinco esperando entre bastidores la oportunidad de obtener la victoria.

“Por supuesto, sería difícil desafiar a un anfitrión de Vasija Divina sin tener una Vasija Divina propia.” Murmuró Ende.

“Pero efectivamente yo no tengo una, ¿verdad?” Una voz descarada interrumpió el monólogo de Ende.

“Esperaba que te tomara una hora, pero creo que te tomó un poco menos de eso.” Dijo Ende, pero como no había reloj en su biblioteca, su noción del tiempo estaba enrarecida.

Ende levantó la vista de su libro.

Allí un chico estaba parado, con la palabra ‘Protagonista’ colgando sobre su cabeza.

Este era Ryoma Takei, el participante que Ende había elegido para que pudiera entrometerse en la guerra. Tenía un rasgo que le hacía verse atrapado en todo tipo de incidentes extraños, así como la capacidad de resolver esos incidentes como si fuera el protagonista de sus historias. Él era, en efecto, un avatar de la conveniencia de la trama, y ella había decidido hacer uso de esto.

“Te has vuelto un poco salvaje, ¿no?” Comentó Ende.

Ende había tardado un minuto en reconocerlo. Aunque su apariencia física no había cambiado mucho, parecía una persona diferente.

El lugar donde Ende había enviado a Ryoma para entrenar había sido efectivamente un reino psicológico donde pelearía batallas simuladas. Entonces, era natural que su apariencia física no hubiera cambiado, ya que no se había visto afectado físicamente.

Lo que era diferente era la forma en que se comportaba. Había un aura de violencia en él que lo hacía parecer una persona diferente.

“Lo dices como si no fuera tu culpa que esto sucediera.” Se enfurruñó, sugiriendo que había pasado por un momento extremadamente difícil.

“Te dije antes que tu Vasija Divina no te sería de ninguna utilidad.” Dijo.

La habilidad de la Vasija Divina de la que Ryoma estaba siendo anfitrión era ridícula: le dio la capacidad de ver la cantidad de libros que una persona había leído en su vida colgando sobre su cabeza.

Era difícil imaginar que alguna vez fuera útil en combate; lo mejor que se le ocurrió a Ende fue que si te encontrabas con alguien con la habilidad de robar poderes, podrías confundirlo temporalmente haciéndolo robarla.

“Sí, ahora estoy definitivamente convencido de su inutilidad.” Asintió Ryoma, sugiriendo que en realidad había intentado hacer uso de ella. Si se había visto obligado a recurrir a eso, pensó, la prueba por la que había pasado debía haber sido realmente extenuante.

“Entonces, ¿pudiste encontrar una manera de ganar?” Ella preguntó.

“¿Alguna vez pensaste que era extraño que cuando el bien y el mal luchan, el bien siempre gana?”

Su respuesta sonó como una incongruencia, pero de todos modos Ende decidió seguirle el juego. Podría tener alguna conexión con lo que Ryoma había trabajado en su entrenamiento.

“Es un poco un cliché, pero ¿no es más una especie de libros de historia escritos por los ganadores?”

“Eso no es de lo que estoy hablando.” Dijo. “Piensa en el tokusatsu, anime, novelas ligeras. Te encuentras con situaciones en las que se siente extraño que el protagonista gane, ¿verdad? Hay muchas cosas que los buenos no pueden hacer, mientras que los malos pueden hacer cualquier cosa. Mientras no estén reprimidos por la moralidad, deberían dominar fácilmente. Pero los malos nunca lo hacen. ¿Por qué razón?”

“Oh, ¿es eso a lo que quieres llegar?” Dijo Ende. “Bueno, después de todo, esa es la razón por la que te elegí.”

“Sí. El mundo está diseñado para adaptarse al protagonista. El enemigo no usará un ataque del que el protagonista no pueda recuperarse, e incluso si lo ataca al principio de la historia, siempre encontrará una razón para irse sin acabar con él. El interés amoroso secuestrado también suele salir ileso.”

Ryoma era un protagonista, un avatar de la conveniencia de la trama. El propósito de la capacitación era que él se diera cuenta de eso, y parecía haber funcionado.

“No importa cuán fuerte sea el oponente, o cuán desesperada sea la situación, no importa. Incluso si son un millón de veces más fuertes, incluso si tienen el poder de apagar el sol, incluso si son tan fuertes que pueden inspirar terror con una sola mirada, eso es solo ruido de fondo. No tiene ningún efecto sobre quién gana.”

“Bueno, hoy en día las situaciones desesperadas son populares en las historias, pero la gente se cansa bastante si se prolongan demasiado.” Dijo Ende. “Entonces, ¿qué determina quién gana?”

“Al final, quienquiera que el escritor quiera que gane, ganará. Al final es a eso a lo que todo se reduce.” Ryoma rebosaba confianza. Debe haber pensado que había vislumbrado la verdad del mundo.

“Ahh, esto se ha vuelto un poco extraño. Creo que hemos ido en una dirección meta.” Dijo Ende.

La deducción de Ryoma era un malentendido en el que solían caer los Exteriores y los que aprendían sobre cosmovisiones. Ende comparaba las distintas cosmovisiones con historias, pero para ella eso no era más que una metáfora. Nunca había pensado que, al pensar en el mundo como una invención, y en ti mismo como un personaje de ese mundo, pudieras negar el mundo mismo.

No debería haber ninguna forma de negarlo. Era como la historia del sueño de la mariposa.

“Bueno, eso no importa.” Dijo. “Si eres consciente de tu estado de ‘Protagonista’, eso es impresionante por sí mismo. ¿Y ahora qué, concretamente, adquiriste?”

“Oh, ¿te refieres a estas?” Ryoma extendió su mano y murmuró algo. Aparecieron cinco cartas en su mano.