Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 7

Epilogo: 7753

Parte 3

Dentro de la mansión Hitokouji, no habría más que problemas. La mansión secundaria estaba descartada. Y en la escuela, Kanoe siempre estaba cerca.

Cuando Mamori quería reunirse con alguien sin que Kanoe estuviera involucrada, lo mejor era no elegir un lugar; lo que había que seleccionar no era eso, sino una hora. Ella se imaginaba un lapso de tiempo en el que un invitado visitaba a Kanoe. Entonces Kanoe no estaría con Mamori. Y para el invitado, cuanto más importante fuera, mejor.

Cuando se reunía con invitados importantes, Pfle intentaba mantener a Shadow Gale a distancia. Ahora que Pfle se encontraba en una situación terriblemente delicada, cada uno de los invitados era importante.

Una vez confirmada la llegada de alguien, tras servirles un poco de té, Mamori se transformó en una chica mágica y salió rápidamente de la mansión.

Shadow Gale envió el correo electrónico para decidir rápidamente dónde se reunirían, y luego se apresuró a llegar a la cima de ese rascacielos. Había pensado que tendría que esperar un poco, pero a quien pensaba esperar había llegado primero.

“Encantada de conocerte.”

“Sí, encantada de conocerte. Mi nombre es Shadow Gale.”

“Soy Snow White.” La chica mágica de blanco inclinó ligeramente la cabeza sin romper el contacto visual. Entonces, una voz aguda y sintética como la de un niño sonó desde el teléfono mágico que colgaba de su cintura.

“Ha pasado mucho tiempo, pon.” Apareció un holograma esférico en blanco y negro.

Shadow Gale ya había visto a este personaje mascota dos veces: La primera vez había sido cuando se vio obligada a participar en un baño de sangre; la segunda, en otro baño de sangre. Tenía sus propios sentimientos personales al respecto, pero se los guardó para sí misma y sonrió. “Sí, ha pasado mucho tiempo. ¿Has estado bien?”

“Yo no me enfermo, pon.”

Al parecer, Snow White y su mascota Fal estaban afiliados al Departamento de Inspección. Shadow Gale no sabía qué tipo de trabajo hacían en realidad.

Había llegado a conocer a Fal a través de cierto incidente, lo que significaba que Snow White era quien lo había resuelto. No sólo Shadow Gale, sino también Pfle se habían visto arrastradas a ese incidente. Aunque Pfle había sido menos “arrastrada” y había sido más bien una “parte interesada”.

Sus brazos temblaban.

No era que el viento en lo alto de este rascacielos fuera frío. Era la mirada de Snow White.

Esos ojos parecían ver a través de todo.

Shadow Gale había estado completamente indefensa contra la chica mágica Keek, pero Snow White se había ocupado de ella. Y Fal, que antes había sido la mascota de Keek, ahora estaba al servicio de Snow White.

Eso hizo pensar a Shadow Gale, que si esa persona le ponía el ojo encima, se acababa todo. Y esto era seguramente cierto no sólo para Shadow Gale, sino también para Pfle.

Shadow Gale era cuidadosa en cada uno de sus movimientos.

Actuaba lo más abiertamente posible, para no levantar sospechas.

Sacó un orbe azul de su bolsillo. Parecía un caramelo, pero era un tono demasiado vivo para ser comida. Incluso los productos extranjeros nunca tenían este tono de azul. “Esto es lo que prometí.” Dio un paso adelante. Sólo eso le hizo sentir un temblor en los dedos de los pies.

Se movió dos, tres pasos. De alguna manera, se movió. Se acercó lo suficiente como para tocar a Snow White si extendía su mano, y luego le tendió el orbe azul. “Todo lo que Pfle había planeado está grabado aquí.”

Snow White se lo quitó en silencio, con la mirada fija. Seguía mirando a Shadow Gale. Una ráfaga de viento sopló sobre el rascacielos, haciendo que un folleto se precipitara desde algún lugar y fuera empujado contra la pared del edificio.

“Siéntete libre de usarlo de la manera que quieras.”

¿No iba Fal a apoyarla aquí, de alguna manera? Lo esperaba, pero no obtuvo nada. Ahora que lo pensaba, Fal había sido inútil como mascota, llegado el momento.

Shadow Gale hinchó el pecho para no parecer abrumada. “He adquirido todos sus recuerdos. Ahora, los controlo.”

“No es que se haya reformado, ¿verdad? Y tampoco ha sido expulsada de su puesto. ¿No volverá a hacer lo mismo? Incluso sin sus recuerdos, su naturaleza fundamental no será diferente. Incluso si sus objetivos son correctos, ella ignorará los sacrificios que hace para llegar allí.”

Snow White tenía mucha razón. No dijo ni una sola falsedad. Pfle lo haría una y otra vez. No se resistiría a hacer sacrificios si pensara que es lo mejor. Haría de la buena voluntad su presa y no sería tímida al respecto.

Cuando a Mamori le habían ordenado que se llevara temporalmente esos recuerdos para guardarlos, había pensado que esa sería su única oportunidad.

Pfle no tomó en serio a Shadow Gale. Pensaba en ella como alguien a quien había que proteger. Así había sido, incluso en el mundo del juego. Como nunca se había imaginado que Shadow Gale la golpearía, cuando finalmente lo hizo, Pfle acabó recibiendo el golpe de lleno en el rostro. En ese momento, Shadow Gale se había desesperado, pensando que todo había terminado, pero recordar que Pfle seguía actuando con arrogancia incluso con la nariz aplastada era bastante divertido.

Shadow Gale utilizaría estos recuerdos que Pfle le había confiado. Ella confiscaría estos recuerdos que Pfle no quería que la inspección viera y no los devolvería. Ella había robado todas las malas acciones que Pfle había hecho hasta ahora y aquellas malas acciones que haría en el futuro.

Estaba preparada para esto. Ella iba a forzar a alguien más allá del punto de no retorno para volver. Normalmente, ella habría tenido que tomar esta decisión una vez que Pfle había matado a un centenar de chicas mágicas. Esto era algo que sólo Shadow Gale podía hacer.

Shadow Gale sintió un nudo en el estómago. “No la dejaré.” “Una promesa verbal no tiene sentido.”

“Si pasa algo, por favor, mátame.”

La imagen de Fal vaciló, y Snow White arrugó la frente.

“Si muero, entonces todo lo que Pfle ha estado tratando de hacer carecerá de sentido. Si lo haces, se detendrá. Por favor, hazme tu interruptor de parada de emergencia.”

Mamori. Su propio nombre.

Pensando en lo que sus padres le habían dicho al otorgarle ese nombre, inclinó la cabeza. “Por favor.”

Snow White no dijo nada mientras miraba a Shadow Gale. Fal estaba igual.

Shadow Gale hizo otra pequeña reverencia, luego le dio la espalda a Snow White y comenzó a correr. Tenía que llegar pronto a casa, o la señorita se quejaría.

***

Frederica no recogería el cabello de una chica mágica muerta. No por la razón pragmática de que ya no podía utilizarlo para su magia, sino por razones más emocionales. Ella siempre había tirado el cabello de las chicas mágicas fallecidas a la basura.

Una chica mágica, y el cabello de una chica mágica, tenían una historia. Y con la muerte de esa chica, esa historia llegó a su fin. Aferrarse a ese cabello por más tiempo sólo sería redundante.

Incluso con el cabello de Cranberry, Músico del Bosque —algo que Frederica había atesorado tanto—, después de pasar un largo tiempo agonizando por ella tras su muerte, acabó tirándolo a la basura.

Entonces, ¿podría deshacerse de este cabello? Tenía la sensación de que no podría. Incluso sin esa historia, había sido capaz de amar este cabello. Le había robado el corazón. La dueña de estos mechones había sido bendecida divinamente. No era que Frederica quisiera hacer bromas débiles al respecto. Los mechones de cualquier otra chica mágica eran menos que ordinarios en comparación.

Frederica hizo girar el cabello alrededor de la punta de su dedo. Incluso después de la muerte de Prism Cherry, su belleza no había disminuido. Brillaba y, dependiendo del ángulo, la conmovía de nuevas maneras. A pesar de que llevaba tanto tiempo mirándolo que le provocaba fatiga visual, seguía encontrando una nueva alegría en él.

Esta chica, que no había tenido ninguna historia, había adquirido una. Frederica no la había detenido, porque había querido ver la historia que Prism Cherry tejería hasta su final.

Frederica había salvado a Prism Cherry sin pensarlo, cuando había estado a punto de ser asesinada por el Joker, y luego la había cuidado en la posada. Aunque se suponía que el motivo de Frederica era el de una adivina, últimamente no había hecho otra cosa que jugar a los médicos.

Afortunadamente, la herida causada por la guadaña del Joker no había sido mortal, y Frederica había podido curarla rápidamente, con el uso de la medicina líquida mágica. Las chicas mágicas tenían una gran capacidad de recuperación. Aunque Prism Cherry había estado agradecida por haberse salvado, una vez que pudo levantarse, insistió en que quería volver al laboratorio.

Frederica no debería haberla devuelto. Habría habido cualquier otra forma más eficaz de salvar a sus amigas. La propia Frederica podría haber difundido lo que había sucedido en el laboratorio y, si lo hubiera deseado, podría haber salvado a todas las chicas mágicas que estaban allí.

Pero no lo hizo. No le había dicho a Prism Cherry que había una forma mejor.

Porque había querido ver la historia de Prism Cherry, aquella en la que temblaba de miedo pero que, sin embargo, reprimía su terror para intentar levantarse por el bien de sus amigos.

Afortunadamente, Frederica había cumplido la tarea que Pfle le había asignado.

No había más promesas que la ataran. Frederica había enviado a Prism Cherry, y ella había luchado, y Frederica lo había observado todo hasta su muerte. Su cabello, que había sido hermoso incluso sin una historia, ahora brillaba con una belleza aún mayor.

Se sentía desolada. Pero Frederica sabía que eso también era parte de la historia.

Al sonar los pasos en el suelo de cemento, se acercó al alféizar de la ventana.

Deslizó las yemas de los dedos sobre las persianas y miró hacia el exterior.

A diez centímetros de distancia estaban las canaletas del edificio de al lado. No podía ver nada más. ¿Era esto legal, desde el punto de vista del código de construcción? La posada también tenía una buena vista, pero una posada seguía siendo una posada, y Frederica había sentido su deseo de hacer que los huéspedes fueran bienvenidos. Pasar tiempo allí había sido agradable.

Este escondite, al que había regresado por primera vez en mucho tiempo, estaba tan oscuro y húmedo como siempre a pesar del tiempo soleado. Teniendo en cuenta el desolado estado de ánimo de Frederica, tal vez el entorno le pareciera adecuado.

“¿Qué te parece?” Preguntó Frederica. “¿Qué cosa?”

“Este escondite.”

“Creo que es maravilloso.”

“Gracias por esa encantadora opinión.”

Ripple, que estaba sentada en el sofá, asintió. Llevaba su habitual disfraz de ninja, y le faltaba un ojo y un brazo.

“A fin de cuentas tu traje original te queda bien.” Dijo Frederica. “¿Traje original?”

“Oh, es cierto. He estado retocando mis sugerencias para ti aquí y allá, así que debes haberlo olvidado.”

“¿Pasó algo?”

“Oh, no es mucho. Sólo te hice usar un traje diferente por un rato y te presté mi brazo izquierdo.”

“Eso suena divertido.”

“Sí, fue bastante divertido. Después de todo, un bufón debe ser divertido, creo. No me interesan los bufones tristes.” Frederica sacó su teléfono mágico del bolsillo y miró la bandeja de entrada.

Amy y Monako ya se habían puesto en marcha. Ella ya había traído a la primera generación. Así que la tercera generación también estaría en su campo. Sus otras opciones también parecían estar reaccionando bien.

A este ritmo, parece que las cosas se resolverán, de alguna manera.

¿Cuánto había crecido Snow White con este asunto? Ya que Frederica se había tomado la molestia de enviarle ese correo electrónico para traerla, se alegraría de saber que Snow White había ganado algo con ello.

Al llevar a Snow White a chocar con Pfle, Frederica había pretendido guiar a Snow White a cotas aún más altas. Frederica podía simpatizar con algunas de las ideas de Pfle, pero estaba lejos de ser la chica mágica ideal de Frederica. Por ello, había pensado utilizarla como forraje para el crecimiento de Snow White… pero como Shadow Gale se había adelantado a ella, había fracasado. Bueno, probablemente Snow White había experimentado un cambio de conciencia, y Pfle había sido debidamente eliminada. Al final todo había salido bien.

¿Había Pfle realmente juzgado mal a Shadow Gale? ¿Podría Pfle haber anticipado lo que haría Shadow Gale y haber actuado como tal?

Tales pensamientos cruzaron la mente de Frederica, pero sacudió la cabeza, pensando que no tenía sentido reflexionar sobre ello.

En cualquier caso, estas personas ya pertenecían al pasado. El presente debe ser decidido por los que pertenecieron al presente.

¿Qué pensó Snow White de ese correo electrónico de Ripple? Tenía que estar en su mente. Quizá estaba tan preocupada que no podía concentrarse en su trabajo. Sería una pena que ese correo acabara dañando la reputación de la Cazadora de Chicas Mágicas, pensó Frederica. “Oh, bueno. Estoy segura de que harás las cosas bien de una forma u otra.”

“Sí, lo haré.” Respondió Ripple.

“Bien, por favor, hazlo. Después de todo, tengo grandes esperanzas en ti.”

Ripple sonrió mientras Frederica le acariciaba la cabeza.

-FIN DEL VOLUMEN 7-