Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 21

Capítulo 7: Lo Que Se Debe

Parte 2

“Rudeus”.

Estábamos esperando al carruaje en una sala lateral cuando Claire se dirigió a mí. Su rostro era tan serio como siempre. Ese era su aspecto. A menos que fuera ansiedad lo que leía en su rostro.

“Éste no es ni mucho menos el lugar adecuado para hablar de lo que tengo que decir – continuó-. Esperaba hablar contigo cuando las cosas se hubieran calmado un poco, pero seguro que a medida que pase el tiempo estarás más ocupada. ¿Podemos hablar ahora?”.

Asentí con la cabeza.

¿Está enfadada conmigo por tener tres esposas? Dos ya era malo, ¡pero tres! ¡La Iglesia de Millis nunca toleraría algo así!

“Es con respecto al lío que causé”.

“De acuerdo.”

Huh, así que no es sobre el asunto de las esposas. Quiere hablar de sí misma. Me parece justo. Ella no iba a venir a regañarme por mis elecciones de vida después de lo que trató de hacer. Eso sería ridículo. No me digas.

Su expresión se mantuvo firme mientras continuaba. “Sé que lo que intenté hacer fue imperdonable”.

“Sí”, dije.

Puede que fuera por el bien de Zenith o por lo que fuera, pero su plan de tratamiento era excesivo. Si lo hubiera llevado a cabo, bueno… digamos que no estaríamos charlando tan amigablemente como ahora.

“Quiero que me castigues”, dijo Claire. “¿Castigar…?”

“Sí. Te robé a Zenith e intenté hacerle algo totalmente inhumano. Debería ser castigada en consecuencia”.

“¿No puedes simplemente disculparte?”

“¿Qué solucionaría eso? Los pecados deben ser castigados”, insistió.

Entendí de dónde venía. Si pedir perdón mejorara las cosas, no haría falta la policía. Casi todos los que habían contribuido a aquel desastre habían recibido algún tipo de castigo. Pero Claire no. Y la propia Claire no estaba satisfecha con eso.

“De acuerdo, entonces… ¿Qué clase de castigo crees que mereces?”

“Podrías golpearme con un látigo, o con un bastón, o cortarme los brazos. Incluso podrías matarme. Me da igual”.

Um… Eso es demasiado. No quería llegar a ser conocido como un asesino de abuelas.

Además Zenith se enfadaría mucho conmigo.

“Oíste lo que Zenith dijo allí. Viste lo santurrón que era, lo poco que pensaba en los demás. Viste cómo confiaba en mí como un bebé, y yo iba a arrojarla al infierno. A los tontos como yo no hay que compadecerlos, sólo aplastarlos con el martillo de la justicia”.

Sus manos se cerraron en puños y temblaron.

Así que eso es lo que escuchó allí. A mí me sonó un poco diferente.

Zenith perdonó a Claire. No creo que supiera lo que Claire planeaba, pero sabía que Claire estaba sufriendo por alguna decisión, y sabía que estaba relacionada con ella. Por eso, cuando vio que Claire intentaba cargar con toda la culpa en el juicio sin que nadie la defendiera, Zenith la perdonó. Entonces, nos abofeteó a Carlisle y a mí, pero no a Claire.

Está bien, tal vez estoy tergiversando un poco esa lógica. Tampoco fue así.

Tal vez era correcto que Claire recibiera algún tipo de castigo. Claire parecía querer el castigo más que el perdón, y no iría a ninguna parte hasta conseguirlo. Bien, entonces.

“Bueno, está bien… Si insistes…” dije. Claire me miró nerviosa. Lo siento, pero si te da igual, voy a utilizar esto en mi beneficio. “Quiero que te conviertas”, le dije.

“¿Quieres decir a tu religión? ¿Quieres que adore a los demonios?”

Mierda, esa no era la palabra correcta. No convertirme. Realmente no quiero que te unas al culto de Roxy. ¿Cómo diablos explico esto? Ah, bueno. Supongo que puedo deletreárselo.

“No, lo siento. No quise decir eso. No tienes que dejar la Iglesia Millis. Quiero decir que quiero que dejes a los Expulsores de Demonios”.

“¿Toda la familia Latria?”

“Sólo a ti me parecería bien. Una de mis esposas es un demonio, así que preferiría que no la llamaras ‘asquerosa’. Además, me gustaría que reconocieras mi religión y te guardaras tus opiniones sobre mi familia”.

Claire no contestó.

“Y una cosa más. Si alguna vez vuelves a enfrentarte a ese tipo de decisión, háblalo conmigo, ¿de acuerdo? Tengo el poder de resolver la mayoría de las cosas… Al menos, me gusta pensar eso”, terminé. Claire se me quedó mirando, sorprendida. Pero asintió.

“Muy bien”, dijo.

No parecía convencida. Probablemente no estaba segura de haber sido castigada. Yo tampoco. Básicamente enumeré todo lo que quería de ella y ella lo interpretó como un castigo.

Aun así, asintió. Supongo que decidió que si ese era mi juicio, lo aceptaría.

“A partir de hoy, yo, Claire Latria, seré una integracionista de demonios y haré todo lo que esté en mi mano para ayudar a esa causa. Confiaré en ti, Rudeus, y no haré ningún comentario sobre tu religión o tus métodos educativos, ni permitiré tales palabras de ningún otro.”

“Gracias…” Respondí. “Pero no exageres, ¿de acuerdo? Imponer tus pensamientos a los demás nunca sale bien”.

“Entiendo.”

Si conseguía que el viejo pájaro fuera un poco más flexible, entonces podría descansar mucho más tranquilo. De esa manera, podría estar seguro de que no iba a empezar ninguna pelea con mis esposas o hijas. Ahora era muy obediente, pero ¿cómo dice el refrán? Los votos que se hacen en la tormenta se olvidan en la calma… Cuando volviéramos a vernos… o mejor dicho, si volvíamos a vernos, no quería volver a discutir.

“Eso es todo lo que tengo que decir”, dije.

“Gracias por tu amabilidad”, respondió secamente, y luego asintió.

¿Podrías ser peor disculpándote? pensé. Sinceramente…

Bien, así que de vuelta a casa de Cliff. Probablemente tendría que mostrar mi cara en la finca Latria más tarde, pero primero me ocuparía de Geese. Tenía serias dudas sobre este viaje y la última vez que nos encontramos con él. Cuando me acordé, me di cuenta de que el tipo tenía un verdadero don para aparecer en el momento justo. Estaba fascinado. Iba a explicarme ese truco.

“Voy a buscar a Geese”, les dije a Aisha y Zenith cuando me iba.

“¡Hermano mayor, espera!” gritó Aisha, corriendo a detenerme con la mano extendida. “¡Mira esto!”

En su mano había una carta. Estaba sellada con cera, y en el exterior estaba escrito Rudeus. “¡Wendy dijo que en cuanto te fuiste, Geese vino y dejó esto!”. explicó Aisha. Lo cogí sin decir palabra. Una carta, justo en este momento.

Tenía un mal presentimiento. Rompí el sello y empecé a leer.

Rudeus,

Hola, Jefe. Si has vuelto a la casa de hablar con la Niña Bendita y estás leyendo esta carta, bueno, probablemente te hayas dado cuenta de lo que ha pasado.

Lo has hecho, ¿verdad? Resolverlo, quiero decir. Es imposible que no lo hayas hecho.

¿Verdad? Si no lo has hecho, la he cagado escribiendo esto. Pero que demonios.

Creo que tienes algunas preguntas, ¿verdad, Jefe? ¿Cómo es que sabía dónde estaba Zenith cuando no había forma de que lo supiera? ¿Cómo es que llevé a Zenith fuera justo en el momento adecuado?

Esto es retroceder un poco, pero la primera vez que nos conocimos fue así también. Vaya coincidencia, encontrarme contigo así en el pueblo de Doldia…

¿Y bien? ¿Cómo lo hice? Hay cosas que ni siquiera el poderoso aventurero S Geese debería ser capaz de hacer.

¿Qué tal si te lo cuento?

Todo fue gracias a las instrucciones del Hombre-Dios. Todo lo que hice, fue siguiendo los consejos del Hombre-Dios.

Básicamente soy lo que llamarías un “Discípulo del Hombre-Dios”. Te estaba tomando el pelo, Jefe.

¿Y bien? ¿Sorprendido? ¿Estás pensando “lo sabía”? ¿O estás cabreado? Sí, probablemente estés cabreado. Ah bueno, ¡es justo!

Sólo para que lo sepas, he estado escuchando la voz de este dios desde que era un niño. Esa voz me sacó de algunos apuros y de algunas situaciones cercanas a la muerte. Soy débil. No puedo arreglármelas solo. Esa voz fue mi salvadora, ¿sabes?

¿No fue lo mismo para ti, Jefe?

El Hombre-Dios te ayudó cuando volviste del Continente Demoníaco. Te reunió con el viejo Ruijerd, y luego se aseguró de que tuvieras en tus manos el Ojo del Demonio. Te sacó de esa celda y salvó la vida de tu hermana pequeña. Fue el Hombre-Dios quien me dijo donde encontrar a Zenith también.

Todo eso. Lo hizo por ti, Jefe. Eres un traidor.

¿Qué, tuvieron una pequeña pelea?

Sé que el Hombre-Dios no es benevolente. Todos los consejos que da son sólo para poder usarnos para sus propios fines. Somos como juguetes para él, honestamente. Supongo que crees que eres demasiado importante para eso. Realmente se metió bajo tu piel, ¿eh? Pero traicionarlo, destrozarlo todo, ¿no crees que fuiste demasiado lejos? Está bien, Él te usó. Pero le debemos todo. Esa es la única manera de que todo esto tenga sentido.

Así es como lo vi después de que mi ciudad natal fue borrada del mapa.

El Hombre-Dios me manipuló, luego borró mi hogar. ¡Y se rió de ello! Me contó todo sobre cómo había jugado conmigo. ¡Por supuesto que estaba cabreado! Como, ¡¿qué coño, amigo?!

¿Qué te pasa? ¡Que te jodan! Dejé que lo tuviera, ¿sabes?

Pero esto es lo que Él me dijo.

“Después de todo lo que he hecho por ti, esto no es nada”.

Creo que quería cabrearme más, llevarme al límite, ¿sabes? Volverme loco, sólo para poder reírse de mí.

Pero cuando dijo eso, me golpeó como, zas. Tenía razón, pensé.

Pensando en lo que le debía después de todas las veces que me salvó el pellejo, pensé que podía… dejarlo pasar. Quiero decir, hay un poco de rencor debajo de todo, pero eso es normal,

¿no?

De todos modos, creo que no lo entiendes, ¿eh jefe? Probablemente estés leyendo esto como, ‘Novato, estás mal de la cabeza’. Y puede que a ti te parezca mal. Pero no para mí.

Por lo que veo, estás dando la espalda a tus deudas. Mordiendo la mano que te dio de comer. Lo siento, Jefe, pero creo que ahora soy del equipo Hombre-Dios.

Esta vez estaba probando las aguas, viendo de lo que eras capaz. Te metí en mi trampa y puse a los Caballeros del Templo contra ti. Parece que los atravesaste al final, pero ahora sé lo que no funciona. Metiste la pata. Me mostraste todos tus trucos. Me voy a buscar suficientes aliados para saber que puedo vencerte, y luego volveré para luchar contra ti cara a cara. Es la guerra, Jefe. Planea tu funeral.

No te odio ni nada. Lo pasamos bien en la prisión, y nunca olvidaré nuestro viaje por la Carretera de la Espada Sagrada. ¡La cacería del laberinto también! Fue la vez que más vivo me sentí en años. No he olvidado nada de eso.

Pero eso es todo. No te odio, pero no te debo nada. Puede que tenga mis pequeños problemas con el Hombre-Dios, pero se lo debo. Incluso cuando hay resentimientos, tienes que pagar lo que debes. Eso es mala suerte para los dos, Jefe.

A ti, Geese Nukadia 

Salí corriendo de la casa. “¡Geese! ” Grité mientras corría.

Geese. Geese era mi enemigo. No sabía cómo, pero había visto la Armadura Mágica. Dijo que se estaba preparando para enfrentarme.

¿Cómo?

La próxima vez, pelearía conmigo limpiamente. ¿Podría confiar en eso? No importaba. Si eso era lo que quería hacer, lo detendría.

Tenía que matarlo.

Seguí corriendo hasta el Distrito Mercantil hasta que irrumpí en la oficina de mercenarios. Inmediatamente envié un mensaje a Orsted sobre todo lo que había ocurrido en Millis, la identidad del discípulo del Hombre-Dios y el contenido de la carta.

No iba a esperar una respuesta. Iba a ir tras Geese. Un problema: no tenía forma de saber adónde había ido. Trabajar solo sería tontamente ineficaz. Volví a la iglesia y pedí una orden de arresto para Geese. Luego fui a los Caballeros del Templo y les pedí que enviaran grupos de búsqueda a Millishion y sus alrededores.

Pero Geese era un discípulo del Hombre-Dios. Podía ver el futuro.

Geese. El tipo que llegó al rango S con cero habilidades de combate. No había forma de que lo atrapara.