Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 7

Capítulo 1: Más Allá Del Prisma

Parte 1

✰  Prism Cherry

Sakura Kagami era el tipo de chica totalmente normal y corriente que se puede encontrar en cualquier lugar.

En comparación con los demás, no era una corredora rápida, pero tampoco era especialmente lenta. Su voz para cantar no era tan bonita como para que fuera una bendición escucharla, pero no desafinaba terriblemente. No se quedaba atrás en la escuela, pero tampoco tomaba la delantera. No era especialmente bonita de ver, pero tampoco era tan fea como para querer apartar la vista. Sakura nunca era el centro de una conversación, pero tampoco se la excluía del grupo, ni se la dejaba mirando al suelo sola.

Todo el mundo se ve a sí mismo como el protagonista de la historia de su vida. Por ello, es propio de la naturaleza humana creer que se poseen las cualidades propias de un protagonista. Todo el mundo tiene algún tipo de expectativa sobre sí mismo desde que es pequeño.

Nunca se había considerado ordinaria hasta que una amiga suya le señaló: “Sakura, eres básicamente normal en todo.”

Si se esforzara, podría mejorar sus notas. Pero hacer el esfuerzo era un poco molesto, demasiado doloroso, así que actualmente, estaba aflojando un poco. Sin embargo, pensaba que era alguien que en verdad podía hacerlo si lo intentaba.

Ni siquiera en sus actividades extraescolares revelaba ningún talento especial: escuela de natación, clase de ábaco, caligrafía. Su nivel de baloncesto y voleibol era mediocre, y sus trabajos artísticos y de escritura nunca le valieron ningún premio; como se resfriaba de vez en cuando, no recibió el premio a la asistencia perfecta, ni tampoco ningún tipo de certificado por tener una dentadura perfecta, ya que había tenido dos caries.

Sakura probó todo tipo de cosas y, al descubrir que no tenía ningún talento especial para ninguna de ellas, abandonó rápidamente cada una. Repitió el proceso una y otra vez.

Sin esforzarse especialmente ni tampoco retrasarse, mantuvo la media a medida que crecía y llegaba a la escuela media.

Y entonces, finalmente, llegó su oportunidad. No se le midió por estándares fácilmente calibrados, como la inteligencia o el atletismo, sino por algo desconocido para ella.

El examen de chica mágica. Frente a la escuela, le entregaron una invitación que decía estar escrita en tinta visible sólo para aquellos con aptitudes para la magia. Su curiosidad por saber de qué se trataba la llevó a presentarse al examen, y en el interior de un centro comunitario, en plena noche, Sakura Kagami se convirtió en la chica mágica Prism Cherry.

El deslumbrante traje con sus adornos de cerezas gigantes brillaba al reflejar la luz. Sus botas brillaban tan blancas que eran prácticamente transparentes, y un encantador broche en forma de cereza adornaba su cabello. Y además, hasta su cara se transformaba en otra persona. Viendo ahora a Sakura —Prism Cherry—, seguro que nadie la consideraría “ni guapa ni fea”. Estaba segura de hacer girar las cabezas y hacer que todos pensaran que era excepcionalmente bella de contemplar.

Como el examen de ese día sólo tenía un participante, Sakura se convirtió automáticamente en una chica mágica. A partir de ese momento, Sakura estaba llena de ilusión: Esto marcaría el comienzo de una vida encantadora, llena de diversión y emoción, del tipo que había visto en el anime y el manga.

Pero esa vida nunca llegó.

Prism Cherry era el tipo de chica mágica muy corriente que se puede encontrar en cualquier lugar.

Sus fuertes brazos y sus rápidas piernas sólo se califican como proezas físicas excepcionales si se comparan con las de los humanos normales. Entre sus compañeras mágicas, no era especialmente poderosa, pero tampoco se la consideraba especialmente débil.

Una vez, Prism Cherry recibió permiso de su supervisora de chicas mágicas para observar una sesión de entrenamiento de combate, pero eso sólo la convenció de que unirse al grupo la convertiría en carne picada. Después de eso, abandonó el sueño de ser una chica mágica increíblemente fuerte.

Incluso su propia belleza y su llamativo traje eran una mera gota de agua entre otras chicas mágicas. Una sola flor no tiene ninguna posibilidad de destacar enterrada entre un campo de flores.

Y lo mismo ocurría con su magia. Comparada con la de otras chicas mágicas, no era especialmente conveniente, poderosa o única.

Su habilidad mágica para cambiar la imagen reflejada en su espejo a voluntad era muy simple: le faltaba estilo. Podía convertir los reflejos de la basura en pepitas de oro por diversión, pero la basura real no cambiaba en absoluto y seguía existiendo en la realidad.

Sólo se divertía jugando a su antojo con las imágenes reflejadas en el espejo, como mucho durante los dos primeros meses de la infancia mágica de Sakura, y una vez que se hartó de ello, dejó de usar su magia en absoluto. A sus ojos, no se hartó necesariamente de ella, sino que no había nada interesante en su magia.

El hecho de que fuera una chica mágica no significaba necesariamente que fuera la heroína elegida. Ayudar a resolver algunos pequeños problemas mundanos de la gente del barrio, para eso estaban las chicas mágicas.

No hubo ningún lord malvado que viniera a invadirla, y su madre nunca le dijo: “Oh, así que tú también te has convertido en una chica mágica, Sakura. Tenía el presentimiento de que eras la única que podía heredar mi papel”, y no llegó ningún príncipe del Reino Mágico. Prism Cherry vivía su vida de chica mágica de forma desapasionada, recogiendo la basura y borrando los grafitis, llevándose las bicicletas abandonadas y calmando a los niños que lloraban. Antes de que se diera cuenta, había llegado a su segundo año de escuela media.

Una vez que se está en el segundo año de la escuela media, se empieza a pensar en el futuro. Recibir un salario del Reino Mágico — incursionar en la llamada carrera de chica mágica— era sólo para una clase limitada de élites, y la supervisora de Prism Cherry miró vagamente a la distancia mientras murmuraba: “Hay que envidiarlas,

¿eh?”

Sakura Kagami quería ser alguien.

Ese alguien era simplemente una vaga idea de una persona con “éxito”.

Alguien como un atleta profesional, un popular autor de manga, un famoso detective, un abogado especialmente avispado, un cirujano con las manos de un dios, un músico con fans en todo el mundo o la chica mágica elegida para salvar el mundo.

Ganar fama y fortuna y dejar su nombre para la posteridad: Sakura había pensado alguna vez que siendo la protagonista de la historia de su propia vida, podría hacer exactamente eso.

La realidad era diferente. Incluso ahora que era una chica mágica, los “elegidos” estaban muy lejos de ella.

La mayoría de las chicas mágicas sólo lo hacían como hobby y se ganaban la vida con alguna otra profesión. Sakura había oído que algunas vivían de la beneficencia, o eran delincuentes que usaban sus poderes para el mal, o ermitañas que vivían en el desierto con bestias o algún tipo de hadas, pero su supervisora murmuró: “Últimamente, la dirección se ha vuelto más estricta, ya sabes… si te pasas un poco, te quitan las calificaciones. Incluso entre mis compañeros, uno de ellos, ya sabes…” Con la mirada fija en la distancia.

Incluso ahora que Sakura se había convertido en una chica mágica, no parecía que pudiera tener éxito. ¿No era ella la protagonista? No. Ella era el personaje principal.

Sin excepción, todos los demás también eran protagonistas.

El mundo estaba repleto de protagonistas. Ella no era el centro del universo, y su propio nacimiento no era el comienzo del mismo, ni su muerte el final. El mundo existía antes de que Sakura naciera, y también seguiría existiendo después de su muerte. No era como si ella fuera la única especial.

Al darse cuenta de ello, se quedó atónita.

El mundo estaba plagado de protagonistas, y la mayoría de ellos no podían lograr lo que aspiraban, por lo que comprometían sus ambiciones. Si Sakura seguía a este ritmo, seguramente acabaría así.

Convertirse en una de las masas anónimas que simplemente serían olvidadas. Por primera vez desde que nació, la impaciencia brotó en su interior.

Cualquier cosa estaba bien. Ella sólo quería algo.

A pesar de este hambre creciente, no tenía nada que mostrar. Era como un pez arrojado a una colina. Podía intentar respirar, pero sus labios sólo se agitaban y no conseguía oxígeno. ¿Debía estudiar mucho en la escuela? ¿O había algo más? ¿Qué debía hacer? Había tenido la oportunidad de convertirse en una chica mágica, pero nada había cambiado. Eso sólo aumentó su desesperación.

La melancolía de Sakura aumentó.

Entonces, un día, una compañera de la escuela le tocó el hombro. Al darse la vuelta, vio que era Nami Aoki, una compañera de clase.

Conocía el nombre de la chica; las dos sólo se conocían hasta el punto de intercambiar saludos en los pasillos o hablar si tenían un motivo para hacerlo. Sakura no sabía mucho sobre cómo era Nami.

Nami iba con un grupo diferente. Ella era una de las chicas populares, mientras que Sakura se juntaba con las más sosas. El grupo de Nami era del tipo que destacaba en el deporte o en lo académico, mientras que el de Sakura se limitaba a disfrutar de algún rumor en un rincón del aula, lejos de las figuras centrales de la clase. No se relacionaban mucho.

La cara de Nami se acercó tanto a la de Sakura que ésta pudo sentir su aliento. Cuando ella se apartó por reflejo, Nami la agarró por el hombro con fuerza y le acercó la boca. “Hey, Kagami, eres una chica mágica, ¿verdad? El otro día te transformaste en el tejado del supermercado Marudan.”

Sakura la miró, sorprendida, y Nami le devolvió la sonrisa. “Yo también soy una chica mágica.”

Sakura Kagami era una chica normal y corriente. Prism Cherry era una chica mágica común y corriente.

Pero existen los encuentros extraordinarios. Nami Aoki estaba muy lejos de ser ordinaria, y la chica mágica en la que se transformó, Princess Deluge, también estaba muy lejos de serlo.

***

✰  Fal

“Snow White. Tienes que despertarte pronto. Es casi la hora de comer, pon.”

La silenciosa y redondeada bola bajo las mantas no respondió a la advertencia de Fal.

“Asegúrate de que aún podrás levantarte cuando tu madre te llame, pon.”

Siguió sin haber respuesta. Fal no había esperado una respuesta en primer lugar. En cambio, volvió al teléfono mágico y reanudó su tarea. Tenía que terminar en el día, o este informe no se iba a hacer.

Mientras elaboraba el informe, Fal pensó en Snow White. Aún no había vuelto. ¿Tardaría un poco más, o necesitaría más tiempo? Pero estaba seguro de que volvería, eventualmente. Fal comprendía lo profunda que era la fuerza de Snow White.

La chica mágica conocida como Snow White también era conocida por otro nombre: la Cazadora de Chicas Mágicas. Este temible epíteto no era su nombre oficial de Chica mágica. Era, propiamente, un apodo.

Había sobrevivido al examen final dirigido por Cranberry, Músico del Bosque, que en su día obligó a las candidatas a chicas mágicas a realizar pruebas asesinas. Y después de eso, había tomado medidas contra los exámenes ilegales dirigidos por simpatizantes de Cranberry, exponiendo a muchos.

Snow White había capturado a tantas chicas mágicas —y encabezando la lista se encontraban figuras famosas como Flame Flamey, una graduada de la Escuela de Preparación Archfiend, y Pythie Frederica, cuyos diversos crímenes se rumoreaba que eran lo suficientemente numerosos como para llenar una biblioteca— que en un momento dado, el Departamento de Inspección la había invitado a unirse a ellos y le había concedido poderes especiales de investigación. No era oficialmente una empleada, y aunque sólo se la trataba como personal externo, Snow White ejercía el mismo nivel de autoridad que los miembros oficiales del departamento.

¿Permitir que una justiciera como ella hiciera lo que quisiera era una medida improvisada por parte del Reino Mágico para no quedar mal? ¿Había algún bicho raro en las altas esferas al que le gustaba su forma de hacer las cosas? ¿La consideraban nada más que una herramienta algo útil? ¿O había un valor en el uso de su papel como ciudadana honoraria del Reino Mágico? Fal no lo sabía.

Hasta el momento, Snow White había expuesto veintisiete crímenes de chicas mágicas. Sorprendidos, algunos consideraban que era mucho, mientras que otros se burlaban y lo calificaban de insignificante.

En la mayoría de los casos, el culpable había aceptado obedientemente ser esposado. Sin embargo, en aquellos en los que el descubrimiento de sus crímenes significaría su propia destrucción, algunos se habían resistido hasta el final. Cuando esto ocurría, Snow White tenía que arriesgar su vida para someterlos. Fal, su mascota, grababa la escena y difundía las imágenes a lo largo y ancho. Por supuesto, Fal no lo hacía por voluntad propia, sino por instrucciones de Snow White.

La difusión de las actividades de Snow White que llamaban la atención era un elemento disuasorio para seguir delinquiendo y, además, se ganaba su colaboración para desenmascarar las malas acciones.

Por supuesto, también existía la posibilidad de que los malhechores se resintieran con ella y la convirtieran en objetivo de la violencia, pero ella era consciente de ello. Snow White había tomado la decisión de convertirse en una bandera, en una valla publicitaria, en un cebo. Se utilizó a sí misma para llevar a cabo sus objetivos.

Convertirse en el sacrificio para llevar a cabo sus planes bien podría haber sido un trato con el diablo, y como su mascota, Fal normalmente la habría detenido. Pero Fal no pudo hacerlo. Incluso cuando Fal se reunió con Ripple, la amiga chica mágica de Snow White, en un intento de convencerla de lo mismo, Snow White no había enmendado sus severos métodos.

Por mucho que lo intentaran, al final, Snow White persistía en sus costumbres, sin escuchar nunca sus intentos de disuadirla. Por lo tanto, lo mejor era colaborar y presentarle las opciones más seguras posibles. Eso fue lo que Fal había decidido tras una discusión secreta con Ripple. No dejarían que se destruyera a sí misma para seguir haciendo esto. Fal la protegería con todo lo que tenía a su disposición.

Pero ahora esa determinación carecía de sentido. Hacía unos meses, Ripple se había visto envuelta en un incidente. Nadie sabía si estaba viva o muerta, y la ferviente búsqueda de Snow White había terminado en vano. No tenían ni idea de dónde estaba. Ripple había salido de viaje para hacer un curso de iniciación, y en su destino, se había visto envuelta en algún tipo de enredo.

En cuanto a la razón por la que había querido hacer ese curso, era porque quería tener éxito como chica mágica.

Y la razón por la que lo había intentado era porque quería apoyar a Snow White desde una posición en la que pudiera tener algunos contactos más.

Snow White había sido consciente de los motivos de Ripple. Había buscado a Ripple en un pánico loco, pero no había sido capaz de encontrar su cuerpo. En los pocos días transcurridos desde su búsqueda, fuera de su vida cotidiana como humana normal, había dejado de hablar, de intentar buscar a las chicas mágicas villanas. De hecho, ni siquiera ayudaba a la gente, algo que antes había sido una parte constante de su rutina diaria, incluso después de haber sido apodada la Cazadora de Chicas Mágicas.

Fal la animaba, la calmaba y la consolaba, sin importarle que no le llegara al corazón en absoluto, y luego lo volvía a hacer. Fal realizaba las tareas habituales que quedaban sin hacer mientras Snow White no se dedicaba a las actividades propias de una chica mágica, e incluso mientras se sentía torturado por una sensación de impotencia, se esforzaba por intentar serle útil.

Snow White se consideraba personalmente responsable de la pérdida de Ripple y, por tanto, asumía la culpa. Pero Ripple había tomado esa decisión por su propia cuenta. No había necesidad de que Snow White se sintiera responsable.

Al actuar por el bien de Snow White, Ripple había perdido su vida. Snow White se había hecho fuerte para proteger las cosas que eran importantes para ella, pero la más importante de todas se le había escapado de las manos. La pérdida de Ripple había herido profundamente a Snow White.

Pero Fal sabía que éste no sería el final. Después de muchas vueltas, Ripple había llegado a querer que Snow White hiciera lo que ella hacía y había tratado de cooperar con ella de forma proactiva. Snow White sabía cómo se había sentido Ripple. Comprendió que no podía desperdiciar los esfuerzos de Ripple.

Además, habían recibido información del Departamento de Inspección de que Pythie Frederica, que había participado en el incidente con Ripple, estaba suelta.

Las chicas mágicas podridas no se desvanecerían porque Ripple no estuviera. Tenía que haber gente que castigara a los villanos.

Snow White estaba segura de volver a levantarse. Como su mascota, Fal preferiría llevar un estilo de vida pacífico, pero no rechazaría cualquier estilo de vida que Snow White eligiera. Estaba segura de que aceptaría la muerte de Ripple, se desharía de sus mantas y volvería a empezar como la Cazadora de Chicas Mágicas.

Todo lo que Fal podía hacer ahora era sentar las bases para cuando llegara ese momento, prepararse para que la Cazadora de Chicas Mágicas pudiera empezar a cazar de nuevo cuando estuviera preparada.

A medida que las actividades de Snow White adquirían más notoriedad, la gente empezó a enviar mensajes anónimos a su teléfono mágico. Eran acusaciones que decían: “Esta chica mágica de algún lugar llamado algo ha estado haciendo estas cosas malas.”

Al principio, la mayoría habían sido bromas, pero, sin embargo, Fal se había asegurado de investigar cada una de ellas. Fal había sido modificado por su antiguo amo, Keek, y su funcionalidad superaba con creces la del estándar normal de las hadas digitales.

Cuando Fal hacía uso de estas habilidades, el anonimato era como si no existiera, y podía determinar fácilmente quién enviaba cada correo electrónico.

Fal había aplicado los castigos adecuados a los bromistas de las chicas mágicas que sólo se divertían o a los que pensaban difundir medias verdades y mentiras para acosar a alguien o hundirlo. Y para los pocos que denunciaban delitos reales, Fal y Snow White se encargaban de ellos con toda seriedad, incluso empleando la fuerza para realizar detenciones, si era necesario. Cuando se supo que los mensajes de broma eran castigados, las bromas disminuyeron como la marea, y los imprudentes que sólo pretendían tomar el pelo a Snow White se fueron. Dieron un escarmiento a los bromistas, diciendo: “Esto es lo que pasa cuando te acercas a la Cazadora de Chicas Mágicas sin tomarla en serio.”

Fal no sólo se ocupaba de los mensajes. También criba y analiza la información que llega a través de su amplia red de información.

Snow White no hablaba mucho y tampoco le decía mucho a Fal. Como su mascota, Fal tenía que considerar más allá de lo que se le indicaba.

Incluso ahora que Snow White estaba fuera de servicio, Fal siguió trabajando sin pausa. Las hadas digitales no necesitaban descansar. Al parecer, algunos magos decían que el mayor mérito de las hadas digitales era que, por mucho que las hicieras trabajar como esclavas, nunca se quejaban.

Fal no iba a quejarse, y menos cuando trabajaba por su cuenta para que Snow White hiciera su trabajo con seguridad.

Fal terminó de reunir algunos documentos y hacer informes, guardó los datos necesarios y luego abrió la aplicación de mensajes, pensando en revisar la bandeja de entrada, cuando se dio cuenta de que había un nuevo mensaje y canceló esa tarea.

El remitente era… Ripple. El mensaje había salido del teléfono de la chica mágica Ripple.

Un remitente no podía falsificar su identidad a Fal cuando enviaba un mensaje. Fal no sólo era un experto en informática que vivía dentro de un teléfono mágico, sino que era uno que se había hecho especialmente a medida, y nadie podía engañar a sus ojos redondos y brillantes.

En su espacio virtual, Fal batió sus alas, dos, tres veces, esparciendo polvo de alas.

¿Ripple estaba viva? Entonces, ¿por qué no había venido a verlos?

¿Qué estaba pasando? ¿O era sólo que alguien más estaba usando su teléfono mágico para enviar un mensaje? Si ese era el caso, entonces

¿cuál era su objetivo?

Y lo más importante, ¿qué decía el mensaje? Fal pasó un momento tratando de ordenar sus pensamientos y luego, tras confirmar una vez más que no se reunirían, después de todo, abrió el mensaje.

En la Ciudad S, Prefectura K existe una instalación de investigación de chicas mágicas artificiales. Solicitando investigación.

Además, el contenido de este mensaje debe mantenerse en absoluto secreto. Si no obedeces estas indicaciones, me he asegurado mágicamente de que tanto tus recuerdos como los de quien se los cuentes sean borrados.

¿Qué es esto?

¿Chicas mágicas artificiales? ¿Investigación? Y en primer lugar, no decía nada sobre Ripple. Habían enviado intencionadamente un mensaje desde el teléfono mágico de Ripple a Snow White, pero no habían mencionado siquiera a Ripple. Es más, ¿habían lanzado magia para borrar la memoria? Fal no podía decir que algo así fuera imposible. Keek también había adjuntado magia a los correos electrónicos.

Como prueba, Fal intentó un análisis básico del mensaje, pero el intento fracasó. El análisis parecía improbable, incluso con las habilidades de Fal.

En definitiva, Fal no tenía ni idea de quién había enviado este mensaje ni con qué fin. Sin embargo, tenía que informar de ello a Snow White. Una vez que ella saliera de la cama, le contaría sobre este mensaje que habían recibido, y tendrían una discusión por primera vez en mucho tiempo.