Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 7

Capitulo 59: El Tercero

Parte 1

Me apresuré a entrar en la posada y me metí en la habitación que

habíamos alquilado.

“¡Despliegue de emergencia! Tenemos que recoger e irnos ahora

mismo, ¡así que vístete! Te lo explicaré en el carruaje. ¡Deprisa!”

Insté a los demás a que se pusieran en marcha mientras me miraban

con expresiones de desconcierto, y luego hice saber a la recepcionista

que nos íbamos. Se ofreció a reembolsar una parte de lo que habíamos

pagado por nuestra estancia, pero le dije que lo utilizara como propina

para el cuidador de los establos y que preparara los caballos de

inmediato, y salió corriendo tan rápido como pudo. Dirigiéndose a los

establos, creo…

Los demás se habían cambiado de sus ropas cómodas a sus trajes

de viaje y se acercaron a mí después de un tiempo, así que nos

dirigimos juntos hacia los establos. Col y Ater ya estaban listos para

salir, así que nos montamos, y el cuidador de los establos y el

recepcionista nos despidieron con profundas reverencias. Mine, Aral y

yo montamos en Col, mientras que Reiko, Ellie y Fria lo hicieron en

Ater. Tres jinetes para cada caballo. Estábamos por encima de la

capacidad.

“Lo siento…”

“¿Por qué te disculpas? Nosotros, los militares, corremos con

hombres adultos completamente equipados con armas y armaduras a

nuestras espaldas. Tres niños desarmados es lo mismo que nada.

¿Quiénes te crees que somos?” Contestó Ater.

“Estas siendo grosero… Pero Ater tiene razón. Por favor, entiende

que no hay nada de qué preocuparse… Además, usaremos el carruaje

una vez que salgamos de la ciudad, ¿no es así?” Dijo Col.

Aunque sus comportamientos eran completamente diferentes,

ambos tenían buencorazón. Definitivamente eran descendientesde Ed,

eso es seguro. Y tal como dijeron, sacaría el carruaje en cuanto

saliéramos de la ciudad. Los carruajes que tenía guardados en la Caja

de Objetos destacaban demasiado como para montarlos sólo con

nosotros, los niños; sólo estaríamos pidiendo que los delincuentes se

metieran con nosotros. Por eso siempre los devolvíamos a la Caja de

Objetos antes de llegar a una ciudad, y luego pasábamos a montar a

caballo.

Aunque, incluso eso parecía poco natural ahora que teníamos tanta

gente en nuestro grupo. Si seguíamos así, pronto tendríamos cuatro

jinetes por cada caballo. Eso era demasiado… Quizá podríamos hacer

que los niños montaran a caballo mientras Reiko y yo llevábamos las

riendas…

Espera, ¡ahora mismo no tengo tiempo para pensar en esto!

Avanzamos rápidamente y nos detuvimos en el primer claro vacío

alejado de la ciudad. Después de asegurarnos de que no había nadie

alrededor…

“¡Merkava, sal!”

¡Bam!

Llamé a Merkava.

Decidí evitar el pesado Panzer porque teníamos mucha prisa. El

Penélope era bastante delicado, y sería un poco difícil meter a seis

pasajeros en un carruaje diseñado para dos, aunque fueran todos niños.

Tal vez funcionara para viajes rápidos, pero definitivamente no para

los más largos. Por eso opté por el Merkava.

En realidad, quería poner en marcha el carruaje de inmediato y

explicar todo lo que había dentro, pero no pude hacerlo. Esto se debía a que primero debíamos discutir hacia dónde nos dirigíamos. Como íbamos en dirección contraria, acabaríamos perdiendo algo de tiempo. Por lo tanto, tuve que poner a todos a bordo y explicarme.

“Por eso tenemos que encontrar a Lucy rápidamente y asegurarnos

de que está a salvo antes de que esos matones a sueldo lleguen a ella.”

El carruaje se quedó en silencio cuando terminé mi explicación. Sin

embargo, no había tiempo que perder. Saqué un único mapa de la Caja

de Objetos. Era uno de esos mapas que sólo mostraban las montañas,

los ríos, los bosques, el mar y las aldeas, sin tener en cuenta la escala,

como los que se pueden encontrar como objeto extra en un juego de

fantasía japonés. Los mapas precisos se consideraban probablemente

secretos militares en este mundo, así que tuve que trabajar con lo que

tenía. Aun así, era mejor que no tener nada, que era la razón por la que

lo había comprado en primer lugar.

Extendí el mapa sobre una mesa.

“Hay tres rutas para salir de aquí. Una lleva a la capital real, otra al

país del oeste, y otra vuelve a nuestro país de origen, el del antiguo

orfanato que actualmente se conoce como Pequeña Plata. El camino de

vuelta da la vuelta al primero y pasa entre el bosque y unas montañas

rocosas. ¿En qué dirección crees que deberíamos ir?”

Reiko y yo no teníamos ninguna base para determinar qué ruta

habría elegido Lucy. Si tratáramos de averiguar lo que habría hecho,

trataría de llegar a una conclusión lógica después de haberlo pensado.

Sin embargo, no tenía ni idea de lo que haría en este mundo una

huérfana de siete años que lo había perdido todo. Las únicas personas

que podrían tener una idea eran…

“¡Aquí! ¡Lucy iría por aquí!”

“Sí. Este es definitivamente el camino que Lucy tomaría.”

“No hay manera de que ella tome otra ruta…”

Las tres chicas que mejor la conocían señalaron el mismo camino.

Era el camino que conducía al antiguo orfanato donde habían vivido

juntas. Sus dedos no trazaron el camino que daba la vuelta al bosque,

sino directamente a través del profundo y peligroso bosque lleno de

bestias salvajes y monstruos…

“¿Por qué…?”

Había sospechado que sería la ruta de regreso al orfanato. Si era

inteligente y decidida como Mine, probablemente habría investigado

la geografía de los alrededores y habría averiguado el camino de vuelta

a su antiguo hogar en secreto. Había sacado el tema para discutirlo con

los demás sólo por precaución. Todavía era posible que Lucy fuera una

pesimista que asumiera que el orfanato la había vendido y se dirigiera

así a otro país, o tal vez fuera una niña temeraria que buscara un mundo

nuevo e inexplorado…

Volver al país del que procedía era la opción más obvia, así que no

era una sorpresa en sí misma. Pero, ¿por qué una niña de siete años

elegiría caminar a través del peligroso bosque? ¡Ni siquiera había un

camino apropiado que lo atravesara!

“Seguro que intentaría volver al orfanato.”

“Los caballos y los carruajes la alcanzarían en poco tiempo si

siguiera el camino, y sería fácilmente localizable.”

“Así que sería mejor ir a un lugar peligroso con poca visibilidad y

sin una carretera por la que puedan pasar carruajes o caballos. Eso

disminuiría sus posibilidades de ser atrapada. Y…”

“Sólo tiene que hacer que las pérdidas del que se arriesgase a ir tras

ella supere el beneficio de capturarla. Eso haría que sus perseguidores

se rindieran.”

Reiko las miraba con una expresión estúpida en la cara, con la boca

abierta. Probablemente yo tenía la misma expresión en mi propia cara. Unos segundos después, alzamos la voz de forma sincronizada.

“¡¡¡Niñas, ustedes dan miedo!!!”

Unos minutos después, el Merkava comenzó a moverse hacia el

este con una rapidez anormal. Aunque no era tan rápido como el

Penélope, el Merkava había sido fabricado con titanio, duraluminio,

plástico reforzado con fibra de vidrio y nanotubos de carbono, lo que

lo hacía extremadamente ligero y resistente a pesar de su aspecto

aparentemente normal. Con los doscaballosde primera clase de la raza

de plata, que estaban llenos de mis pociones especiales, volábamos por

completo. Las bestias salvajes, los monstruos y los bandidos nos

importaban poco. Éramos demasiado rápidos para ser atrapados, e

incluso si nos bloqueaban el camino, podíamos hacerlos añicos en un

instante con magia o con mis pociones de nitroglicerina.

El poder de KKR era imparable cuando se trataba de salvar a las

niñas bonitas. Esto era cierto incluso en la Tierra, cuando no teníamos

ningún poder trampa. Ni siquiera los dioses podían detenernos en este

estado. ¿Y si esa niña no era linda, te preguntas?

Las niñas que no son lindas no existen en ningún universo. Las

niñas son lindas por el hecho de serlo. No tiene nada que ver con la

apariencia.

Al igual que los gatitos y los pajaritos son bonitos, todas las chicas

son lindas. ¡Fin de la discusión!

“Así que este es el límite del bosque…”

“Desde aquí, tomamos el camino largo alrededor del bosque hacia

el lado izquierdo. Es decir, si vamos por el camino…”

“Sí. Si vamos por el camino…”

Todos bajaron del carruaje y echaron un vistazo a su alrededor. El

bosque estaba justo delante de nosotros, pero la carretera se desviaba

hacia la izquierda como si quisiera evitarlo. Estábamos a punto de

atravesar directamente el bosque.

“Adentrémonos un poco en el bosque y aparquemos el carruaje en

un lugar donde no se pueda ver desde la carretera. Reiko, Mine y yo

formaremos un grupo de búsqueda. Lo siento, Mine, pero necesitamos

que le expliques las cosas a Lucy, así que vendrás con nosotras. Los

otros esperarán en el carruaje. Rodearé el carruaje con una barrera de

diez metros de radio, pero no debería interferir con su pastoreo. Col,

Ater, vigilen a los niños por nosotras. Asegúrense de que no salgan de

la barrera, pase lo que pase. Mantendrá a los enemigos fuera, pero la

haré de modo que puedan dejarla desde dentro, por si acaso.”

Repetí el mismo mensaje en lenguaje humano y ecuestre,

entonces…

“¿Eh? ¿De qué demonios estás hablando?”

“Me temo que no puedo obedecer esa orden.”

Col y Ater se negaron.

“Somos los caballos de la Diosa. No podemos dejar que nuestra

ama ande por ahí mientras nosotros nos quedamos en un lugar seguro

y esperamos su regreso.”

No es que tuviéramos muchas opciones…

“Pero los caballos no pueden caminar por un bosque tan denso,

sobre todo porque no se ha mantenido. Hay un terreno irregular, barro,

hierba, enredaderas, árboles caídos y otros obstáculos en el camino.

Podrías engancharse fácilmente la pata y romperse un hueso…”

“¿Y?”

“¿Eh…?” preguntó Col como si no entendiera lo que estaba

diciendo. ¿Su expresión? Bueno, no sabía cómo leer la mirada de un

caballo…

Entonces, Ater habló. “¿No lo entiendes, Señorita? Ese no es un

problema lo suficientemente grande como para interponerse entre tú y

nosotros. Muchos de nosotros, los caballos de plata, hemos soñado con

cumplir con nuestro deber de servirte, y hemos estado esperando más

desetenta años porla oportunidad. Unascuantas patasrotas o un cuello

roto no van a detenernos.”

“En el momento en que caigamos, otro caballo de plata se

apresurará a sustituirnos. Cuando caigan, otro se levantará para la

ocasión. Esto continuará hasta que el último de la Raza de Plata haya caído.”

“¡Ese es el deseo de nuestro gran ancestro, Ed!”

Qué tontería. Ed era un tonto, y estos dos también lo eran por

intentar cumplir su deseo. Podía curarlos con mis pociones si se herían,

aunque seguirían experimentando el dolor que conlleva la herida. Y si

los dejaba atrás, no se sabía lo que harían. En realidad, eso no es cierto;

definitivamente dejarían la barrera e intentarían seguirme. También

dejarían el carruaje con Aral, Ellie y Fria… Si los sellara dentro,

probablemente se volverían locos y tratarían de escapar.

No podía dejar solos a unos niños tan pequeños, aunque hubiera

una barrera que los cubriera. Después de que Col y Ater dejaran la

barrera, podría hacerla de modo que también impidiera a cualquiera

que estuviera dentro salir de ella, además de impedir que otros

entraran, pero no estaba segura de que tres niños que no tenían ni diez

años pudieran soportar esperar a que volviéramos cuando ni siquiera

sabrían si volveríamos o cuándo.

La inminente oscuridad de la noche… Aullidos lejanos y

espeluznantes de monstruos… No estamos a la vista, incluso después

de un día o dos han pasado… Y la vista de bestias y monstruos

fervientes rodeando la barrera… Sí, eso sería aterrador.

Pensé que igual habría estado bien si Col y Ater estuvieran cerca.

Esos dos eran bastante responsables para su edad, y tener caballos

grandes cerca para protegerlos probablemente daría a los niños una gran sensación de seguridad. Además, era imposible que nos fuéramos a otro sitio sin volver a por Col y Ater, por lo que los niños estarían tranquilos de que no los íbamos a abandonar.