Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 7

Capitulo 55: Mine

Parte 1

“Ahora, haz lo que se te dice y trabaja duro, ¿de acuerdo? Jejeje.

¡Los dejaré a su cuidado, señor!”

Con eso, me empujó hacia el hombre que estaba frente a nosotros.

El hombre que había dicho que quería acogerme como hija adoptiva…

Había habido varios otros niños que habían sido recogidos como niños

de acogida antes que yo, pero eso sólo había sucedido una vez al año,

más o menos.

Eso no fue una sorpresa. Enfermedades, accidentes, guerras,

ladrones, etc. La gente moría pormuchas razones, y cada día había más

huérfanos. Por cada pareja que deseaba tener un hijo, tenía un

hermano, pariente o amigo que había fallecido, dejando huérfanos a

los suyos. También había niños que habían perdido a sus dos padres, o

a los que les quedaba un progenitor que no estaba en condiciones de

hacerse cargo de un niño.

Por eso, la práctica habitual era acoger a los niños de una familia

conocida, y acoger al hijo de un completo desconocido en un orfanato

era bastante raro. Era lógico. Podías pasar muchos años cuidando de

un huérfano, sólo para que alguien que dijera ser el padre del niño,

fuera cierto o no, irrumpiera y dijera que quería recuperar a su hijo para

tener a alguien que lo cuidara después de jubilarse. Entonces podrían

llevárselos por la fuerza o exigirles dinero.

Pero había algunas personas, aunque escasas, que querían acoger a

huérfanos de desconocidos. En estos casos, se les sometía a una

comprobación de antecedentes, acogían al niño una vez que lo aprobaban y recibían revisiones ocasionales para asegurarse de que el niño estaba bien.

Eso es, hasta hace unos seis meses.

Hace medio año, “papá”, que había invertido su propio dinero para

construir el orfanato y había pasado décadas dirigiéndolo, se había

retirado a regañadientes, y las cosas cambiaron inmediatamente una

vez que su sucesor se hizo cargo. Los huérfanos se llevaban como

niños de acogida una vez cada tres o cuatro meses, y enseguida

entraban nuevos niños como si quisieran ocupar sus puestos.

Por alguna razón, los niños eran llevados a otros países en lugar de

quedarse en la localidad. Cada país tenía sus propios orfanatos, y había

muchos niños que no podían entrar en ellos. Entonces, ¿por qué esta

gente se fue a otro país para acoger a estos niños?

Esta pregunta estaba en la mente de todos, pero no se podía hacer

nada al respecto. Incluso cuando preguntamos a los adultos, se

limitaron a reírse y a decir: “Deben estar celosos de esos niños que han

sido adoptados.”

Tenía ocho años cuando me llegó el turno, y fui acogida como hija

adoptiva por una casa de mercaderes de tamaño medio. Sí, se suponía

que era su hija adoptiva, pero cuando llegué a su tienda, no era la vida

como hija de un mercader lo que me esperaba. Me obligaron a trabajar

desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche sin

cobrar nada como empleada… no, como esclava.

Esto no era lo que había firmado. Se suponía que debía ser acogida

como una hija. Me dijeron que el comerciante había superado la

evaluación realizada por el orfanato. Pero, por alguna razón, el papeleo

afirmaba que yo era una sirvienta que había sido pagada por adelantado

por cincuenta años de trabajo, lo que me convertía en su esclava. Debía

de ser una especie de truco.

Sí, creía que el “tío”, el individuo que había tomado el relevo después de papá, no estaba acostumbrado a dirigir un orfanato, y que había sido engañado por esta gente debido a su falta de experiencia. Había muchos menos huérfanos a los que seguir la pista cuando papá dirigía las cosas, así que los criterios para las evaluaciones debían ser más laxos.

Por eso había evaluado mi situación, reunido la información

necesaria para volver al orfanato y pasado casi un año ahorrando en

secreto los gastos de viaje necesarios. Como no me pagaban, tenía que

ahorrar las pocas propinas que recibía de los clientes y las monedas que recogía en la calle. Me costó mucho ahorrar lo suficiente como para comprar pan duro para un par de días.

Acamparía al aire libre por la noche. No necesitaría demasiado

dinero mientras comiera las plantas y los frutos secos que encontrara

mientras caminaba por el bosque. Y, por supuesto, tenía la intención

de colarme en la tienda antes de salir para poder llenar mi odre y

llevarme toda la comida y lo que pudiera empeñar.

¿Eso es un robo? No, en realidad es muy barato si lo consideras

como el salario de todo un año. Además, estaba escapando de la casa

de un criminal que había mentido para comprarme ilegalmente como

esclava, así que era poco probable que alguien intentara llevarme a

juicio.

En realidad, no era un problema.

Y así, cuando terminé mis preparativos, ya tenía nueve años y

empezaba a sentirme en peligro. Sí… en “ese” sentido. Por aquel

entonces, trajeron a un niño de seis años de un orfanato diferente al

que yo venía. Como un supuesto niño de acogida, es decir.

Por supuesto, estaba obligado a trabajar como un esclavo sin

compensación, al igual que yo. Mis “mayores”, que habían sido

comprados antes que yo, se limitaban a pasar cada día con desgana,

como si ya se hubieran rendido. Pero este chico se parecía mucho a

Jessie, un niño que se había encariñado conmigo en el orfanato, y pude

ver que aún no se había contaminado con la desesperación. Aunque en

apariencia actuaba de forma obediente con el amo, también se había

encariñado conmigo por alguna razón.

Decidí cambiar mis planes y llevarlo conmigo. Mi ritmo de viaje

disminuiría un poco y mi consumo de alimentos se duplicaría, pero no

era gran cosa.

Así que esperé ese fatídico día…

“Despierta, Aral…” Le susurré al joven mientras parpadeaba con

sus ojos soñolientos.

“Nn…”

“Me voy de aquí… ¿Quieres venir conmigo?”

Aral era un chico inteligente. La somnolencia se desvaneció de

inmediato al tiempo que sus ojos se abrieron de par en par, y entonces

respondió en voz baja pero con firmeza: “¡Sí! Iré a cualquier parte

contigo.”

“¡Bien! Muy bien, entonces empecemos.”

Sabía dónde se guardaban los bidones de agua, los alimentos no

perecederos y la caja chica. No es que no haya prestado atención

durante el año que estuve trabajando aquí.

Empecé a meter todo lo que podía en mi bolsa. Ya había calculado

cuánto podía llevar yo sola y había decidido qué cantidad de cada cosa

necesitaba. Tras añadir el consumo de Aral a la ecuación, me puse

rápidamente a trabajar.

En cuanto al dinero, la plata y el oro se guardaban en la caja fuerte,

pero las monedas de hierro y cobre se guardaban en el escritorio como

caja chica, y eso sólo estaba asegurado con un simple candado. Al fin

y al cabo, no valían mucho. Podría abrirla con facilidad si quisiera.

Esto no era “robar”. Sólo estaba tomando una pequeña parte del salario que me debían del año que había trabajado aquí. El resto de lo que se me debía se pagaría de otra forma…

Oh, sí, se pagará.

Todas las escrituras de las transacciones grandes e importantes se

guardaban en la caja fuerte, pero las transacciones más pequeñas, los

documentos del día a día y las notas que no se referían a las

transacciones financieras, como los calendarios de ciertos negocios…

se guardaban en el escritorio.

Los metí todos en mi bolsa. No iba a arrastrarlos conmigo durante

todo el viaje; en realidad, pensaba tirarlos al río cercano, así que sólo

necesitaba llevarlos durante un rato. Sí, necesitaba causar confusión y

distraer a tanta gente como pudiera para que no viniera a por nosotros.

Entonces…

Desbloqueé la cerradura interior, salí y coloqué en la puerta un

papel que había preparado de antemano. Papá y mis mamás me habían

enseñado a leer y escribir en el orfanato.

Con mi torpe caligrafía, me había desahogado y había escrito cómo

nos habían acogido como hijos adoptivos pero nos habíantratado como

esclavos. Luego detallé las turbias prácticas comerciales empleadas

por esta tienda, cómo eludían el pago de impuestos, duplicaban el

precio de sus productos, falsificaban y reescribían las escrituras, y

mucho más.

En el orfanato había aprendido sobre transacciones comerciales, impuestos y contabilidad. Más bien aprendí a ayudar a papá cuando sus ojos empezaron a estropearse y tenía problemas para gestionar sus cuentas. Yo ya llevaba la contabilidad del orfanato un año antes de que él se jubilara.

Pero aquí, fingí no saber nada. El dueño de la empresa comercial y

sus empleados hablaban abiertamente de sus actos ilegales a mi

alrededor, asumiendo que yo no entendía nada.

“Escucha, Mine. Mucha gente actúa como si fuera más capaz de lo

que realmente es. Cuando haces eso, sólo decepcionarás a los demás

cuando descubran la verdad. Pero si nadie espera nada de ti, se llevarán

una agradable sorpresa cuando vean que eres realmente hábil. Y sobre

todo… cuando alguien te subestima y baja la guardia, te resulta más

fácil hacer lo que tienes que hacer.”

Papá me lo había enseñado. También me dijo que si alguien me

engañaba o me quitaba algo, tenía que hacerle perder más de lo que

había ganado con ello. De lo contrario, se iría a otro objetivo.

Por eso tenía que asegurarme de que no sólo no obtuvieran

beneficios por meterse con los huérfanos, sino que sufrieran pérdidas

extremas. Sime limitaba a soportartodasestas penurias sin hacer nada,

no sólo sería una pérdida para mí, sino para todas las demás personas

de las que se aprovecharían los malos después de salirse con la suya.