Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 8

Capitulo 8: La Recuperación de Neme Pargin

Cuando Neme se despertó, se encontró con un simple techo de madera que no reconocía. Desconcertada, trató de incorporarse… pero se vio incapaz de moverse. Giró el cuello para mirarse a sí misma y descubrió que sus brazos y piernas estaban atados con cadenas de luz.

“¿Qué es esto…?”

¿Estaba teniendo una pesadilla? Eso fue lo primero que pensó Neme. Ella también había tenido una antes de la siesta. Soñaba que estaba descansando en el cuartel general en su día libre cuando, de repente, se oyó un alboroto en el piso de abajo. Abrió la puerta por curiosidad y se encontró con una cara conocida. Entonces—

“¿Por fin te has despertado?” Preguntó alguien, haciendo que Neme volviera a su situación actual con un respingo. Ella conocía esa voz.

Se giró para mirar en la dirección de la que venía y casi no fue capaz de hablar. “Cardenal Fuge…”

¿Seguía la pesadilla? ¿O podría ser que nada de esto fuera un sueño? Acababa de despertarse, así que todavía estaba tratando de procesar la situación. Antes de darse cuenta, su boca se abrió por sí sola.

“¿Por qué…?” Susurró.

“¿Hmm? ¿Por que qué?” Respondió el hombre que tenía delante. “¿Por qué… estás aquí?”

“¿Tan sorprendente es?” Dijo, inclinándose lentamente. “Simplemente he venido a buscarte para que guíes a los creyentes perdidos como la actual Santa Cecina.”

La desvergonzada respuesta del Cardenal Fuge hizo que Neme apretara los puños. ¿Qué derecho tenía a decir eso? Tuvo ganas de darle una bofetada.

“¿Por qué Neme?” Gritó.

“¿No deberías conocer esa respuesta mejor que nadie?”

“¡¿Por mi habilidad?! ¡Aun así, Neme no está hecho para ser el santo!”

“Di lo que quieras, pero Dios ya ha tomado la decisión. Posees las cualidades del santo.”

En realidad, el Cardenal Fuge no necesitaba a Neme. Sólo buscaba su habilidad, la Autoridad del Santo. Neme nunca la había pedido. Sentía que su otorgamiento era un error, que había cambiado su vida drásticamente.

“¡Te dije que no quería ser el santo! Por eso escribí esa nota y me fui…”

“Me temo que no podríamos aceptar ese trozo de papel. Además, convertirse en santo es el mayor honor del cecinaismo. ¿Por qué te disgusta tanto?”

“¡Deberías saber que no estoy hecha para esto! Eso es lo que siempre me han dicho todos.” “Eso fue antes de que obtuvieras tu habilidad. Un mero fallo de juicio por nuestra parte.” “¡Aun así, hay mucha gente que es más adecuada que yo! Como el actual santo…”

“¿Arcia? Lo hace bien como santa en funciones, pero no es más que eso. Lo sabes tan bien como yo. Sólo el titular de la Autoridad del Santo puede asumir el título de Santa Cecina.”

“¡No me importa! ¡Neme no tiene intención de convertirse en el santo! ¡Arcia debería hacerlo!”

“¿Estas desafiando los deseos de Dios?”

“¡Eso es! ¡No importa lo que Dios diga, Neme no se convertirá en el santo!”

“¿Es así? Veo que no has cambiado. No importa lo que te digan, nunca cedes.” El Cardenal Fuge suspiró fuertemente, decepcionado. Neme se alegró en su corazón. Sentía que había ganado la discusión… hasta que el cardenal sacó un objeto plateado del bolsillo de su pecho. “Eso no me deja otra opción que matarte.”

“¡¿Eh?! ¡¿Eso es un arma?! ¡Espera!” Neme chilló. “¿Qué pasa?”

“¡¿Cómo es que las cosas terminaron en esto?! ¡¿No es un poco repentino?!”

“Seguramente lo viste venir. No hay dos personas que puedan tener la misma habilidad de rareza EX al mismo tiempo. Mientras poseas la Autoridad del Santo, ningún otro seguidor podrá heredarla.”

“¡Eso no significa que puedas matarme por ello! ¡¿Y si todavía hay una posibilidad de que me convenzan para convertirme en el santo?!”

“Tú misma acabas de decir lo contrario. Que no te convertirías en el santo aunque Dios te lo ordenara.”

“¡Tal vez Neme se equivocó al hablar! ¡Tal vez considere convertirme en el santo después de todo!”

“¿Lo harás?”

“¡De ninguna manera! ¡Neme no tiene intención de convertirse en el santo!” “Así que no hay ninguna posibilidad después de todo. Entonces…”

“¡No me apuntes con esa pistola! ¡Fue sólo un desliz de la lengua!”

“Consideraré eso como una confesión. Esta parte de ti tampoco ha cambiado, siempre soltando lo que más te conviene…”

“¡Espera! ¡Neme se equivocó!”

La pequeña sacerdotisa empezó a sudar frío, pero su súplica se vio interrumpida cuando se abrió la puerta del fondo de la habitación. La persona que apareció por ella no era otra que el rostro familiar que había visto justo antes de perder el conocimiento en el cuartel general.

“Cardenal Fuge, creo que aún es demasiado pronto para recurrir a eso.” Dijo la mujer. “¡¿Arcia?!” La voz de Neme chilló al verla. “¡¿Qué estás haciendo aquí?!”

“Participé en la operación para traerte de vuelta, obviamente.” Respondió Arcia. “¡Por favor, sálvame, Arcia! ¡Quiero volver a casa con los Arrivers!”

“¿No estabas escuchando? Acabo de decir que estaba cooperando con el Cardenal Fuge.

Soy tu enemigo.”

“¡Eso no es cierto! ¡Eres tan amable, y siempre has estado del lado de Neme! Incluso cuando estábamos en Aifan…”

“Todo eso es cosa del pasado. Ahora las cosas son diferentes.” Dijo Arcia con frialdad.

Cuando Neme se detuvo a pensar en ello, el tono y la expresión de Arcia eran completamente diferentes a los que recordaba. Arcia siempre había llevado una sonrisa amistosa cerca de Neme, pero la sonrisa falsa de su rostro ahora parecía más bien una máscara.

“¿Qué le hiciste a Arcia?” Neme le exigió al cardenal. “¡¿Le has lavado el cerebro?!” “Nada de eso. Estoy haciendo esto por mi propia voluntad.”

“¡Eso es lo que dicen todos los que tienen el cerebro lavado! ¡¿No es así, Cardenal Fuge?!” “No, no le han lavado el cerebro…”

“¡Eso es lo que dicen todos los lavacerebros!”

“Parece que no hay manera de llegar a ella…” El Cardenal Fuge parecía exasperado. Se aclaró la garganta con una tos y se volvió hacia Arcia. “Dejando eso de lado, ¿por qué de repente estás en contra de matarla? No estarás pensando en traicionarme ahora, ¿verdad?”

“Por supuesto que no. Sólo creo que es demasiado pronto para abandonar los planes A y B y pasar directamente a nuestro último recurso.”

“El plan A era convertir a Neme Pargin en la santa, y eso ya está descartado, ¿no? El plan B requiere que alguien con el Milagro Usurpador le robe la habilidad, pero aún no hemos encontrado a nadie con tal milagro. Así que, ¿no sería lo más pragmático pasar a nuestra última medida?”

“Matar a Neme no hará que la Autoridad del Santo aparezca en otra persona inmediatamente. Neme es la primera persona en heredarla en décadas. En lugar de apostar por que un nuevo candidato a santo la obtenga, sería mucho más fácil convencer a Neme de que asuma el manto de la santidad.”

“No veo que eso sea más fácil.” “Permítame convencerla. Nos conocemos.”

“No te estás haciendo la simpática porque fueron amigas durante sus días de formación como candidatas a santos, ¿verdad?”

“Si tuviera alguna simpatía por Neme, no habría  participado en la operación para recuperarla.”

“Buen punto.” El Cardenal Fuge asintió, convencido.

Neme, sin embargo, apenas podía seguir el ritmo en ese momento. Ver a Arcia, cómo había cambiado, y la amenaza que suponía ahora abrumaba a la pequeña sacerdotisa. La cabeza le daba vueltas. Lo único que pudo procesar fue lo más obvio de todo: esa gente no iba a ayudarla.

“Puede que ustedes dos no estén tramando nada bueno.” Gritó desafiante. “¡Pero esperen!

Note y los demás van a venir a salvarme como hicieron con Leyfa.”

“¿Notar a Athlon, hmm?” Murmuró Arcia, cubriendo un ojo con la palma de la mano. “Sin duda, es la mayor amenaza para nosotros, pero lo hemos planeado. Su combinación de Mapeado y Búsqueda de Enemigos sólo es útil en la mazmorra, donde no se aplican las reglas de este mundo. Programamos nuestra operación para que no estuviera allí cuando atacáramos, y la misión fue un éxito. Cuando regresó, ya estábamos fuera de su alcance. Puedo ver mucho más lejos con la Gran Visión Lejana que él con su habilidad y sus artes. De hecho, puedo rastrear a los Arrivers incluso ahora.” Arcia bajó la mano y miró a Neme. “Así que no esperes que nadie te rescate. Partiremos de esta posada al amanecer y nos dirigiremos a Aifan en carruaje. Si te resistes durante ese tiempo, tendremos que recurrir al plan del Cardenal Fuge.”

“Arcia…”

“Si no quieres morir, compórtate.”

Neme sólo pudo responder con un trago. Apenas podía creer que fuera la misma chica que había conocido.