Wortenia Senki (NL)

Volumen 19

Epilogo: En El Exterior De Esta Fortaleza

Parte 1

Una fortaleza construida en las montañas Tilt marcaba la frontera entre la península de Wortenia y el reino de Rhoadseria. Era una fortaleza inexpugnable construida a lo largo de una posición naturalmente defensiva.

En el exterior de esta fortaleza, el ejército de subyugación norteño de Lupis Rhoadserians se precipitó para lanzar su tercera batalla de asedio ese día. Innumerables flechas volaron sobre los muros de la fortaleza hacia ellos, borrando el cielo. Esas flechas pronto se dirigieron hacia abajo, convirtiéndose en una lluvia despiadada que cayó en picado sobre las tropas que cargaban, cobrándose sus vidas.

El resultado fueron gritos y muerte. Manchas rojas se extendieron por el suelo, pero la andanada no detuvo la carga del ejército de subyugación del norte. Mientras sus camaradas caían sin vida al suelo, los soldados pasaban por encima de sus cadáveres, levantando simples escudos de madera para sobrevivir a la lluvia de flechas y marchar hacia la fortaleza.

Innumerables flechas se clavaron en los escudos que sostenían sobre sus cabezas, dándoles la apariencia de puercoespines. Aun así, sus gobernadores les ordenaron rellenar el foso, y no pudieron negarse. Inseguros de cuánto durarían sus escudos de madera, algunos llevaban sacos de arena para mayor protección.

A continuación, más flechas y jarras de cerámica llenas de aceite, rellenas de trapos ardiendo, les dieron la bienvenida. La zona alrededor de la fortaleza estaba ahora ocupada por dos tipos de cadáveres: los muertos por las flechas y los quemados vivos por las llamas.

La visión se repetía una y otra vez; los comandantes de los soldados repetían sus temerarias órdenes, ordenando a sus soldados que continuaran su carga ciega. Incluso los nobles se dieron cuenta de que, tanto táctica como estratégicamente, aquello no era más que un gesto sin sentido.

“¡No podemos! Dile al cabeza de familia que si seguimos atacando no

conseguiremos nada. Tenemos que retroceder y reagruparnos”, gritó un hombre con el casco cubierto de sangre y barro. Su armadura de placas, una reliquia familiar, casi siempre estaba reluciente, pero ahora estaba completamente cubierta de mugre. Normalmente, ya habría ordenado a sus ayudantes que la limpiaran, pero en ese momento las apariencias eran lo de menos.

¡Maldita sea! Sus disparos tienen mucha fuerza. No pensé que penetrarían mi armadura.

Por suerte, los golpes que recibió no alcanzaron sus órganos vitales, por lo que no influyeron en su capacidad de lucha, pero que esta suerte persistiera dependía del capricho de la diosa del destino. Un solo golpe en el lugar equivocado bastaría para acabar con él.

Un arco y una flecha normales nunca producirían tales resultados. Su armadura se diseñó con la idea de que el caballero que la llevara utilizaría taumaturgia marcial, por lo que era mucho más resistente y estaba mejor protegida que una cota de malla normal. Gracias a ello, la mayoría de los golpes no podían dañar a su portador. Como mucho, una flecha normal arañaría la superficie de la armadura.

Por eso, en este mundo, los arcos y las flechas no se consideraban una forma viable de armamento. Esto no quiere decir que nunca se utilizaran en la guerra de asedio, pero la forma más aceptada de luchar en este mundo era el combate cuerpo a cuerpo utilizando la taumaturgia marcial.

Por supuesto, la armadura pesada tiene sus desventajas, sobre todo en forma de movilidad reducida, pero la abrumadora defensa que ofrecía a su portador compensaba con creces ese defecto, otorgándoles una ventaja decisiva en el campo de batalla. Sólo un arco bien tensado podía penetrar una armadura tan gruesa. Aun así, el hecho de que la armadura le protegiera de heridas mortales significaba que este hombre estaba mucho mejor que sus compañeros. A su alrededor, esparcidos por el suelo, había cadáveres de reclutas que no podían permitirse el lujo de una costosa armadura.

¿Vengarme por la cabeza anterior? ¡Qué estupidez! ¡Si el jefe quisiera vengarse por el asesinato de su padre, estaría en el frente con nosotros! ¡¿Por qué tengo que arriesgar mi vida en esta guerra?!

La ira y el resentimiento se agolpaban en el corazón del hombre. Era uno de los caballeros al servicio del condado de Eisenbach. Como caballero de alto rango, tenía autoridad sobre una fuerza de cien caballeros. Normalmente, luchar en el frente estaría por debajo de él. Pero el Conde Eisenbach le había ordenado participar directamente y romper el estancamiento.

Dado que habían optado por no entablar una guerra prolongada, su única forma de asediar esta fortaleza sería lanzando una ofensiva total, lo que significaba que alguien tenía que comandar la vanguardia. Incluso sabiendo que estarían luchando en la entrada del infierno…

Por desgracia para él, la caprichosa diosa del destino no volvió a sonreírle.

Sintió un impacto sordo en la cabeza y oyó el ruido del metal. Entonces su conciencia se oscureció y se cortó de golpe. Fue el momento en que su vida se apagó, como una luz que se apaga con sólo pulsar un interruptor.

***

Mientras los gritos y chillidos resonaban en el exterior de la fortaleza, Ryoma y Koichiro estaban sentados en una de sus habitaciones tomando el té de la tarde. Aunque estaban en medio de un asedio, actuaban a sus anchas. Las hermanas Malfist, que estaban a ambos lados de la mesa, también mostraban expresiones alegres.

La amarga fragancia del té Qwiltantian flotaba en el aire, complementando las notas ácidas de las pieles de fruta que Kikuna Samejima amasaba en sus galletas y formando un exquisito equilibrio de sabores. Con este ambiente, nadie creería que se encontraban en el corazón de un campo de batalla, pero a pesar de ello, incluso Ryoma comprendió que aquel no era el momento ni el lugar. A diferencia de la mayoría de las fiestas del té, todos los presentes llevaban armadura pesada. Eso no justificaba lo fuera de lugar del evento, pero a nadie parecía importarle lo suficiente como para señalarlo.

Esto sí que es autocomplacencia, pensó Ryoma mientras mordisqueaba una galleta y miraba por la ventana.

Desde donde estaba sentado, no podía ver la primera capa de muros, donde se estaba luchando. El Fuerte Tilt tenía tres capas de muros, y el estudio de Ryoma estaba muy por detrás de la tercera. Escuchando atentamente, podía oír el sonido de más de doscientas mil personas luchando en ambos bandos, pero no podía ver el combate que tenía lugar en la primera capa.

“Pareces bastante sereno”, dijo Koichiro, mirando a Ryoma de arriba abajo.

“¿Yo? Te haré saber que ahora mismo estoy bastante nervioso”. Ryoma se encogió de hombros, pero la sonrisa de sus labios delataba sus verdaderos sentimientos.

“Supongo que estarías confiado, dados todos los preparativos que has hecho”, reflexionó Koichiro.

“Supongo que… Creo que hice lo mejor que pude para prepararme para esto, si me permiten decirlo”.

Las hermanas Malfist asintieron con la cabeza. Sabían mejor que nadie cuánto se había preparado Ryoma para esta guerra.

“En efecto, Maestro Ryoma. Boltz ha puesto todo su empeño en construir el Fuerte Tilt desde que usted llegó a gobernar Wortenia”.

“Sara tiene razón. Ningún ejército podría derribar esta fortaleza confiando sólo en la fuerza bruta”.

No era una exageración. Los profundos fosos y los abatis no eran lo único que mantenía alejados a los enemigos. La fortaleza estaba dividida en tres sectores, cada uno separado por altos muros.

Incluso si lograban penetrar el primer muro e invadir el interior de la fortaleza, el ejército de Ryoma estaba preparado para hacerlos retroceder.

“Una fortaleza verdaderamente inexpugnable. No, a esta escala, sólo puede llamarse fortaleza”, dijo Laura. Ryoma asintió, satisfecho.

Fuerte Tilt era una posición clave para la baronía de Mikoshiba y en gran medida su salvavidas, por lo que se habían invertido muchos esfuerzos y recursos en su desarrollo.

Al ver la reacción de Ryoma, Koichiro le dirigió una mirada curiosa. “Llevo mucho tiempo preguntándome por qué no llamaste a Fuerte Tilt la ‘Fortaleza de Tilt’. Una vez que termine esta guerra, planeas que este sitio sólo sirva como punto de control para recoger suministros, ¿no?”.

Koichiro llevaba tiempo teniendo dudas al respecto. Para empezar, la norma para determinar qué tipo de instalación defensiva podía llamarse a un lugar era imprecisa. Los castillos eran claramente el mejor tipo de posiciones defensivas, mientras que los fuertes solían considerarse instalaciones defensivas menores en comparación con las fortalezas o los castillos. En cambio, una fortaleza se consideraba más amenazadora, con una escala igual o superior a la de un castillo.

Incluso entonces, en el periodo de los Estados Combatientes de Japón, había fuertes hechos de piedras que eran tan robustos como cualquier castillo, y había castillos sencillos con tejados de tejas. Teniendo eso en cuenta, las normas para denominar una instalación defensiva sólo parecían aún más vagas. También había que tener en cuenta que las razones para construir una fortaleza no se limitaban a las instalaciones defensivas. Los fuertes podían erigirse para asegurar una posición ofensiva.

Con tantas opiniones, la semántica para dar nombre a las instalaciones defensivas era complicada. Otros factores eran la importancia de la posición en la que se construían. Sin embargo, teniendo en cuenta su situación en las Montañas Inclinadas y la importancia de su posición -para salvaguardar la autopista a Sirius-, su escala parecía más cercana a la de una fortaleza.

Al percibir las dudas de Koichiro, Ryoma sonrió irónicamente. “Entiendo tus recelos, abuelo, pero sinceramente, las razones son bastante menores”.

“¿Es decir?”

“Es simple, en realidad. Cuando construí este lugar, tuve que obtener el permiso del Conde Salzberg. Supuse que llamándolo fuerte en vez de fortaleza le sería más fácil dar su consentimiento”.

En aquel momento, Ryoma había necesitado hacer todo tipo de arreglos para empezar a gobernar Wortenia como es debido.

Desde el principio, el conde Salzberg había recelado del barón advenedizo que se había convertido en su vecino de al lado. Por supuesto, Ryoma no tenía intención de provocar innecesariamente al conde, pero por otro lado, se dio cuenta de que asegurar las Montañas Inclinadas como posición defensiva era absolutamente necesario para defender su reino. Incluso entonces, Ryoma se había estado preparando para una futura guerra con Lupis Rhoadserians.

Sabiendo esto, Ryoma se había redactado cuidadosamente cuando construyó el Fuerte Tilt. No había mucha diferencia entre decir: “Estoy construyendo un fuerte” y “Estoy construyendo una fortaleza”, pero la redacción importaba cuando se le pedía permiso al Conde Salzberg, ya que esto último lo haría menos propenso a dar su consentimiento.

Koichiro asintió, satisfecho con la explicación, y se llevó la taza a los labios. “Ya veo… Entonces aprovecho para hacerte otra pregunta”. Dirigió una mirada de sondeo a su nieto. “¿Qué piensas hacer ahora? ¿Quedarte sentado en esta fortaleza y esperar a que se acaben los suministros del enemigo?”.

Ryoma sonrió. El arrasamiento de Epiro había reducido considerablemente el número de enemigos, pero los 170.000 soldados que les quedaban seguían siendo una amenaza. En cambio, Ryoma sólo contaba con algo más de 30.000 soldados. Teniendo en cuenta que la baronía Mikoshiba era una facción prometedora de gobernadores regionales, aquellos números eran asombrosos, pero seguían sin igualar el enorme tamaño del ejército rhoadseriano.

Ryoma había urdido todo tipo de tramas para reducir la desventaja numérica, pero la diferencia de tamaño entre ambos ejércitos seguía siendo abismal. Teniendo en cuenta esta diferencia, refugiarse en su fuerte parecía la opción más segura.

Pero eso es sólo en la superficie.

Un gran ejército era sin duda una amenaza, pero inevitablemente tenía muchos puntos débiles. Especialmente en este ejército, la alianza de los nobles enrevesaba la cadena de mando, lo que significaba que cuanto más grande era el ejército, más puntos débiles tenía. Más grave aún era que un gran ejército consumía suministros y equipo a un ritmo extraordinario. No se sabía cuántos suministros tendría que consumir este ejército en una guerra prolongada. Aunque prepararan el plan de suministros más meticuloso, tarde o temprano fallaría. En este sentido, refugiarse en el Fuerte Tilt, con sus defensas naturales, no sólo era una opción viable, sino también la más segura.

Aunque eso no sería divertido.

Centrarse en la defensa y acantonarse acabaría por agotar los suministros del ejército de subyugación del norte, obligándoles a retirarse, pero Ryoma consideró la posibilidad de actuar de forma más proactiva para acabar con su suministro de alimentos.

Además, ya había completado los preparativos para este plan. Su objetivo era el mismo que obligar a los habitantes de Epirus que le rechazaron a entregarse a la reina Lupis antes de arrasar su ciudad.

Ryoma se encogió de hombros ante la pregunta de su abuelo. “Bueno, por muy resistentes que sean los muros de Fuerte Tilt, permanecer a la defensiva va a pasar factura a la moral tarde o temprano, así que pensé que necesitábamos un cambio de ritmo ahora mismo”.

Dependiendo de quién oyera esas palabras, parecerían muy vagas, pero Koichiro le entendió perfectamente.

“Hmm, ahora que lo pienso, hace unos días que no veo a esos dos. Creía que estaban vigilando la primera muralla, pero nunca fueron muy adecuados para defender un fuerte”, dijo Koichiro.

Parecía que Koichiro se había dado cuenta de algo, y su suposición era aparentemente correcta.