Wortenia Senki (NL)

Volumen 19

Epilogo: En El Exterior De Esta Fortaleza

Parte 2

Esos dos son comandantes adecuados tanto para el ataque como para la defensa, pero en realidad son más ofensivos. Tenerlos esperando en la línea defensiva de una fortaleza sería un desperdicio de sus talentos.

Por eso Ryoma les había ordenado que se encargaran de otro trabajo: un complot letal que daría un golpe para derrocar al ejército de subyugación del norte. Para permitir eso, Ryoma le había pedido a Nelcius y a sus elfos oscuros que crearan algo para él.

Si todo va según lo previsto, deberían estar a la mitad del río Tebas ahora mismo.

Ryoma respondió a Koichiro con una sonrisa salvaje. Tebas era un río largo y sinuoso de tamaño similar al río Amarillo o al río Yangtze en el mundo de Ryoma. Si bien navegar a lo largo sería más rápido que ir a pie, el viaje aún tomaría un tiempo, especialmente cuando se trata de moverse sigilosamente.

Pero el hecho de que no requiera viento lo hace mucho más rápido.

Esto era parte de por qué Ryoma había invertido tantos fondos en este plan, por lo que confiaba en esta idea. Podía imaginar vívidamente que la mujer conocida como Torbellino y Las espadas gemelas que él le había prestado se infiltrarían silenciosamente y apuñalarían al ejército de subyugación del norte de Lupis Rhoadserians en sus entrañas.

***

Unos días más tarde, mientras espesas nubes ocultaban la luna de la vista, sumiendo al mundo en una noche oscura, apareció un barco desde el fondo del río que sustentaba la agricultura de Rhoadseria, el Tebas. Cualquiera que viera esta vista seguramente dudaría de sus ojos. Lo primero que me vino a la mente fueron luces tenues y vacilantes. Desde la distancia, parecía como si los fuegos fatuos estuvieran bailando sobre la superficie del río.

La fuente de esa luz eran lámparas individuales que colgaban de la proa de los barcos, iluminando el camino, pero en la oscuridad sería fácil confundirlas con otra cosa.

Además, los barcos parecían bastante inusuales. Toda la embarcacion estaba teñida de negro, dándole una impresión ominosa que evocaba una imagen de muerte imponente. En una noche tan oscura, seguramente se sentiría como si la mismísima Parca estuviera navegando por las aguas, buscando reclamar las almas de los muertos.

Además, por alguna razón, estos barcos navegaban río arriba, contra la corriente. Casi parecía que se oponían a las mismas reglas de la naturaleza. Después de todo, los barcos esencialmente solo navegaban río abajo. Esta era una ley fundamental que se aplicaba en cualquier mundo.

Un barco navegando río abajo era un espectáculo normal. Dependiendo de la fuerza de la corriente, eventualmente podría llegar hasta el mar entregándose al flujo del río.

Sin embargo, eso no era cierto para los barcos que intentaban navegar río arriba. Se podría ir tan lejos como para decir que estaba luchando contra las reglas de la naturaleza. La tripulación tendría que usar remos o palas, o depender del viento con velas para hacerlo. En el caso más extremo, tendrían que conectar la embarcación a caballos que cabalgaran por la orilla del río para remolcar el barco contra la corriente. Cualquiera de esos métodos sería llamativo.

Sin embargo, estos barcos navegaron en silencio por el agua. No tenían velas ni remos, por no hablar de los caballos que remolcaban el barco. A pesar de eso, los botes se deslizaban por el agua y se movían río arriba.

Sus cascos eran largos, delgados y elegantes, y probablemente eran barcos de fondo plano. Navegaron río arriba a una velocidad sorprendente, y en gran número. Era difícil contarlos en la oscuridad, pero ciertamente había más de una docena o dos, si no el doble.

Cualquiera que los viera estaría tentado a creer que se trataba de algún tipo de visión de otro mundo, pero los que viajaban en los botes no eran dioses ni demonios, sino simples humanos. El viaje sin esfuerzo no fue un milagro divino; fue obra de la taumaturgia dotada de los elfos oscuros, que requería que los pasajeros de los barcos simplemente hicieran girar una hélice instalada en los barcos. Los barcos se tiñeron de negro para optimizar el movimiento sigiloso al amparo de la noche, teniendo en cuenta la naturaleza única de la misión.

Las lámparas que colgaban de la proa de los barcos estaban allí por razones de seguridad. Todos los miembros de la tripulación de los barcos podían usar la taumaturgia marcial, lo que les permitía ver bien en la oscuridad, pero la luz facilitaba confirmar la distancia entre los barcos y evitar colisiones. Entonces, si bien un espectador podría sorprenderse por la apariencia temible de los barcos, se veían de la forma en que lo hacían por consideración a la utilidad.

Sin embargo, no es que no tengan motivos para llamarnos demonios.

Si cumplieran la misión que les encomendó su señor, el Reino de Rhoadseria se vería sumido en más caos y derramamiento de sangre. Desde la perspectiva del enemigo, se sentirían como si hubieran sido arrojados a esta situación a manos de terribles demonios, por lo que ver estos barcos como una especie de mal de otro mundo no sería del todo inexacto.

Estamos trabajando para el Diablo de Heraklion, después de todo.

Tales pensamientos cruzaron por la mente de Robert mientras estaba de pie en la proa del barco, con los brazos cruzados mientras miraba hacia adelante.

Honestamente, ese hombre parece un dios o un santo para los que están de su lado, pero para sus enemigos, se siente más como un demonio.

Ryoma ciertamente era un hombre compasivo. No era despiadado como lo eran los nobles; no veía a las personas como herramientas para usar hasta que se rompieran. Era digno de confianza, y además de eso, lo suficientemente ingenioso como para promover a los mercenarios a sus generales y dar la bienvenida a los comandantes enemigos a su lado.

Un ejemplo de esto fue el alguacil de la Cámara de los Lores, Douglas Hamilton. Aunque había recibido dinero por debajo de la mesa de Ryoma, todavía había obedecido las órdenes del duque Hamilton de acosar al joven barón. Había sometido a Ryoma a un chequeo corporal, que hacía tiempo que no era necesario para los nobles, y lo obligó a desarmarse. Además, antes de que comenzara el interrogatorio, mantuvo a Ryoma durante horas en una habitación que era esencialmente una celda de prisión. No lastimó físicamente a Ryoma, pero Douglas lo había tratado de una manera que cualquier noble ordinario se resentiría.

Pero incluso Douglas era ahora parte de la baronía de Mikoshiba, su familia vivía en la ciudad de Sirius. Si Ryoma tuviera la paciencia de un noble ordinario, Douglas y su familia ya estarían muertos. Esto se reflejó mucho en la naturaleza de Ryoma.

Por otro lado, Ryoma podía ser extremadamente frío y calculador cuando la necesidad lo requería. Siempre actuó por una buena razón, pero su voluntad severa y férrea infundió dignidad y miedo en los corazones de todos los que lo vieron.

Dicen que los talentosos están equipados con el bien y el mal. Realmente es un líder natural.

Ryoma había gastado una fortuna en comprar esclavos, solo para liberarlos y permitirles vivir en sus dominios como sus ciudadanos. Cualquier noble que escuchara eso se burlaría de su ingenuidad, pero al mismo tiempo, Ryoma había usado a los ciudadanos de Epirus que rechazaron su gobierno como una herramienta en tácticas de hambre, una idea vil en verdad.

La evaluación de Robert era precisa, pero el hecho era que Ryoma era un maestro bajo el cual era fácil servir. Robert no se quejó.

Aunque no se lo confesaría en la cara de Ryoma, disfruta mucho sirviéndole.

Definitivamente nunca es aburrido estar con él alrededor.

Como guerrero, Ryoma era casi igual a Robert e Signus. Los dos tenían la ventaja en su dominio de la taumaturgia marcial, pero Ryoma era el artista marcial más capaz por un amplio margen.

Además, además de su destreza marcial, Ryoma era capaz tanto en asuntos internos como externos.

Por supuesto, Robert y Signus eran guerreros trascendentes y comandantes altamente capaces. De hecho, si sus familias no los hubieran rechazado, podrían haberse convertido en caballeros reales y distinguirse. Y si sus carreras hubieran ido lo suficientemente lejos, uno de ellos podría haber sido nominado para suceder a Helena como general en jefe.

Sea como fuere, incluso los comandantes distinguidos como ellos no estaban familiarizados con los asuntos internos y externos de un país. Tampoco podían involucrarse en el desarrollo de nuevas armas, máquinas y medicinas como Ryoma podía hacerlo.

Basta con mirar estos barcos. Aparentemente, se basan en algo llamado “drakkars” del otro mundo. Sabía que estaba trabajando con Nelcius y Simone para hacer algo, pero no pensé que harían algo como esto. ¿Cuántos ases esconde bajo la manga?

La idea misma de navegar río arriba sin el uso de remos o palas era completamente ajena a la gente de este mundo. Para hacerlo posible, Ryoma había hecho tratos con los elfos oscuros y la gente de Myest.

Todo el proceso fue alucinante para Robert. Este tipo de ideas novedosas seguramente serían las que permitieron la victoria de la baronía de Mikoshiba. Cada vez que ese pensamiento cruzaba por la mente de Robert, su puño se cerraba de emoción.

Me siento como un niño antes de su primera batalla…

Robert Bertrand estaba emocionado por lo que estaba por venir.

Ryoma Mikoshiba… Un conquistador que surgió de entre los humildes…

La idea de un plebeyo que vino de la nada, solo para ganar una guerra que dividió un país por la mitad, se sintió como la historia mitológica de un héroe. Era difícil decir en este punto si él también ganaría esta guerra, pero gane o pierda, el nombre de Ryoma Mikoshiba dejaría una marca indeleble en los libros de historia de Rhoadseria.

Ayudar a un héroe así con sus ambiciones, participar en una guerra tan masiva… Como guerrero, Robert no anhelaba nada más, así que contuvo su corazón furioso, soñando con el momento en que hundiría su hacha de guerra favorita en los enemigos de su amo.

Todo lo que queda es que esa mujer se mueva de la manera que necesitamos, pero solo tendremos que creer en las promesas del señor.

Los preparativos fueron bastante minuciosos. Si todo salía según lo planeado, Ryoma pondría fin a la larga historia de Rhoadseria. Sin embargo, la realidad de la guerra era que incluso los planes más meticulosos podían salir mal y, como guerrero experimentado, Robert lo sabía muy bien. Su mayor duda en este momento era una mujer abordando este mismo barco, la misma mujer que ahora habló detrás de él.

“Debería tomar unos días más”, dijo la fuente de sus dudas mientras caminaba justo frente a él.

Normalmente, Robert podría haber estado conmocionado y dejar que su inquietud se mostrara en su voz y gestos, pero esta vez se giró para mirarla e inclinó la cabeza con respeto. A pesar de que iban a dejar de lado el rango durante este viaje, ella seguía siendo la realeza de otro país. Además, ella fue la mayor colaboradora de esta operación, por lo que Robert no podía arriesgarse a ser descortés con ella.

“Sí. No estoy seguro de cómo agradecérselo, Lady Ecclesia”. Robert hizo una reverencia impecable, un gesto inusual para este hombre por lo demás tosco. Si no fuera por la contribución de Ecclesia Marinelle, este viaje hubiera sido mucho más difícil.

Sin embargo, Ecclesia no parecía pensar que estaba haciendo algo que mereciera tanta gratitud. “No estoy haciendo mucho. Solo le pedí a las tropas de control fronterizo de Myest estacionadas cerca de nuestro lado de la boca de Tebas que nos dejaran pasar y actuaran como si no vieran nada”.

No había arrogancia ni ironía en su tono. Ella realmente pensó que simplemente jugó su papel asignado en esto.

Robert le respondió con un asentimiento.

Dada su posición, probablemente no le costó mucho esfuerzo, pero eso no hace que su contribución sea menor.

Ecclesia Marinelle era una de las generales más preciadas del Reino de Myest, por lo que pedirles a los guardias fronterizos un favor menor ni siquiera contaba como una muestra de su influyente poder. Aun así, hacerlo había permitido a Robert y sus fuerzas navegar Tebas arriba sin ser detectados hasta el momento.

Ecclesia, sin embargo, negó con la cabeza. “Además, es demasiado pronto para agradecerme. Todavía tenemos una gran tarea por delante”.

“Por supuesto. Pero aun así, no pensé que alguien en tu posición estaría luchando de nuestro lado. Signus no deja que se muestre en su rostro, pero probablemente siente lo mismo que yo”.

“Créeme, nunca imaginé que las cosas llegarían a esto tampoco”. Ecclesia sonrió con picardía, como un niño que acaba de hacer una broma. “La fama de Las espadas gemelas del conde Salzberg también ha llegado a Myest.

Aunque supongo que debería llamarlos Las espadas gemelas del Conde Mikoshiba ahora, ¿verdad? Es algo curioso, la forma en que gira la rueda del destino”.

Robert solo pudo responder con una sonrisa amarga, pero pronto dio palabras a sus dudas.

“¿Sin embargo, estás segura de que esto era correcto?”

Era una pregunta vaga. Por lo general, Robert no se andaría por las ramas de esta manera, pero el tema en cuestión era delicado.

En contraste con Robert, la expresión de Ecclesia permaneció sin cambios.

“La persona que ves ahora es un mercenario nacido en Myest llamado Ecclesia”, respondió con calma. “Como mercenario, trabajaré para ganar mi salario y cumpliré las órdenes de mi empleador. Nada más y nada menos, ¿verdad?”.

Le dedicó a Robert una sonrisa que no ocultaba ningún tipo de culpa. De hecho, Ecclesia probablemente no se arrepintió en absoluto de su elección.

Robert parecía un poco desconcertado. “Quiero decir, todo eso es cierto, pero…”

Si uno la considerara una mercenaria, las palabras de Ecclesia eran precisas, pero la realidad era que la mujer que hablaba con él era la general de Myest, y Robert no estaba seguro de cuán fácilmente podría aceptar su tapadera. Sin embargo, esto no quiere decir que Robert no quisiera tener nada que ver con ella, y él sabía del pacto secreto hecho entre el Barón Mikoshiba y el Reino de Myest.

Pero los tres reinos del este del continente occidental se han enfrentado en ocasiones, solo para unirse en otras ocasiones para repeler enemigos comunes y defenderse. Pensar que Myest se alejaría de ese arreglo tan fácilmente…

Cuando consideró la relación única que albergaban los tres reinos, Robert sintió una punzada de inquietud acerca de Ecclesia. Si este plan tuviera éxito, el reino de Rhoadseria colapsaría, y eso no era necesariamente de interés para Myest.

Sin embargo, la sonrisa de Ecclesia no vaciló. “Nuestro reino, Myest, es un país de comercio, y la confianza es una necesidad en los negocios. Una vez que hemos hecho un pacto y hayamos recibido el pago correspondiente, nunca traicionaríamos a un socio comercial. Ese es el orgullo de Myest y el mayor producto del que nos jactamos. De todos modos, nuestro país no es como los comerciantes que le dan importancia estrictamente a los negocios”.

“¿Quieres decir… tu gente?”

“Sí. Una nación se compone de sus súbditos y sus medios de vida, y el mayor deber de un país es garantizar la seguridad y la estabilidad de su gente. Es por esta razón que existe un soberano y sus vasallos. Sin embargo…”

“¿Lupis Rhoadserians no es digna de unir fuerzas?”

Ecclesia no respondió, pero la expresión de su rostro dejó sus pensamientos bastante claros.

Por un momento, el silencio se cernió entre los dos. Después de algún tiempo, Ecclesia habló en voz baja.

“¿Eso alivia tus dudas?”

Robert esbozó una sonrisa salvaje y una vez más se inclinó, disculpándose por su descortesía.

Unos días después, un grupo de 2.500 soldados apareció en las llanuras cercanas a Heraklion, una gran ciudad en el sur de Rhoadseria. Tenían un solo objetivo: apuñalar a su enemigo por la espalda, donde estarían más indefensos. Esta invasión afectaría en gran medida el estado de la guerra en el norte…

-FIN DEL VOLUMEN 19-