Wortenia Senki (NL)

Volumen 19

Capítulo 3: El Plan Del Fuerte Vacío

Parte 1

Se convocó un consejo de guerra improvisado para recibir el informe de la unidad de exploración, y todos los líderes de la subyugación del norte se reunieron en la tienda central.

“¡¿Los soldados de la baronía Mikoshiba no están dentro de Epirus?! Eso… ¡¿Cómo

puede ser?!” La Reina Lupis gritó con incredulidad. Su voz estaba llena de sospecha y sorpresa.

Cuando el comandante de la unidad de exploradores se arrodilló ante ella, la reina Lupis le miró dubitativa. Meltina y los demás nobles cercanos, como el conde Eisenbach, reaccionaron de forma muy parecida. Algunos incluso miraron al capitán con desprecio.

Al ver esto, Helena suspiró suavemente. Dudo que esté mintiendo, pero este informe es realmente difícil de creer.

El informe afirmaba que la ciudadela de Epirus estaba completamente vacía, tanto de soldados de la baronía Mikoshiba como de sus decenas de miles de residentes. Esta noticia fue comprensiblemente difícil de digerir.

Pero, ¿por qué iba a mentir el capitán?

Si este capitán estaba confabulado con la baronía Mikoshiba y dio un informe falso para atraer al ejército de subyugación del norte a una trampa, habrían ideado una mentira más convincente.

Otra cosa es que podamos creerle.

Desde la perspectiva del capitán, esta situación debió de parecerle terriblemente irracional. Después de haber sido encargado de la peligrosa tarea de investigar Epirus, regresó de su tarea sólo para que la legitimidad de su informe fuera puesta en duda. No se le podía culpar de estar enfadado por este trato irrazonable.

Aun así, la ciudadela era una posición defensiva indispensable para mantener el control sobre el norte de Rhoadseria. La idea de que la baronía de Mikoshiba se deshiciera de esta fortificación sin siquiera luchar era impensable. Sin embargo, estaba claro que dudar de la validez del informe no les llevaría a ninguna parte.

En cuyo caso, nuestra única opción es enviar otra unidad de exploración para comprobarlo.

Esta era la mejor respuesta si realmente dudaban del informe.

Si enviamos a otro y descubrimos que el informe es falso, no pasa nada. Si mintieron a propósito, simplemente serán sometidos a un consejo de guerra y ejecutados. Si se equivocaron de situación por alguna estratagema de Ryoma, no se les puede culpar. Pero… ¿y si su informe es realmente cierto?

Normalmente, si encontraban la ciudad vacía, su siguiente paso lógico sería ocuparla. Fuera cual fuera la trampa que les acechara, Epirus seguía siendo un objetivo clave para el ejército de subyugación del norte.

Pero, ¿sería realmente la elección correcta?

Ninguno de los presentes pudo responder a esa pregunta.

“Por ahora, enviemos otra unidad de exploración para confirmar el informe, y

decidiremos cómo actuar en adelante una vez que lo hayamos hecho”, sugirió Meltina.

Sabiendo que con esto no iban a llegar a ninguna parte, todos los demás aceptaron a regañadientes. Sólo Helena se mantuvo de brazos cruzados mientras consideraba sin palabras el plan de Ryoma, creyendo que era lo mejor que podía hacer en ese momento.

Unas horas más tarde, la segunda unidad de exploradores volvió a informar, y como Helena había sospechado que ocurriría, el ejército de subyugación del norte se trasladó para ocupar Epiro a la mañana siguiente. Desgraciadamente, Helena, reprimida por las voces de los locos codiciosos, no lo impidió, pues no sabía que sería el comienzo de una nueva tragedia.

Al día siguiente, Helena estaba en lo alto de una pequeña colina, observando cómo el ejército de subyugación del norte atravesaba las puertas de las murallas de Epirus. A su lado estaban la reina Lupis y Meltina, con expresiones de expectación e inquietud.

Meltina, en particular, parecía tensa, e incluso Helena se daba cuenta de que estaba en vilo. Sus manos estaban entrelazadas y temblaban ligeramente.

“¿Estábamos siendo demasiado cautelosos?” murmuró Meltina.

Helena se encogió de hombros. “Es difícil de decir en este momento. Pero sea como sea, creo que hiciste todo lo que pudiste”.

En apariencia, todo parecía ir bien, pero las tres mujeres se preguntaban hasta qué punto podían creerse esta situación. Meltina fue quien propuso ocupar Epirus, y aunque fue la reina Lupis quien tomó la decisión, Meltina aún vacilaba, preguntándose si su juicio era correcto.

Ella no tiene fe en su propia decisión. Lo comprendo. Nos sorprendimos cuando oímos que dejaron sus suministros y armas cuando evacuaron la ciudad. Casi parece demasiado bueno para ser verdad.

El informe de la segunda unidad de exploración fue una gran sorpresa para Helena. Tal y como había afirmado el primer informe, el ejército de la baronía Mikoshiba no estaba estacionado en Epirus. Todos los víveres y objetos de valor de las tiendas y casas de los civiles habían quedado como estaban, y se descubrieron almacenes por toda la ciudad que albergaban alijos de suministros militares.

Con el ejército de subyugación del norte marchando hacia ellos, era posible que el ejército de la baronía Mikoshiba optara por evacuar la ciudad a toda prisa, y había indicios de que se habían llevado algunos suministros, lo que implicaba que el ejército había abandonado Epirus a toda prisa.

La situación sugería que esa era la conclusión plausible, y Helena no tenía ninguna prueba física que sugiriera que se trataba de una trampa. Aun así, ella comandaba este ejército, por lo que debía suponer que algo andaba mal y adoptar contramedidas en caso de esta contingencia. Meltina habría actuado igual, y también Mikhail, que había regresado a la capital para construir una nueva red de suministros.

Lamentablemente, el juicio no siempre se guiaba por la racionalidad. Cuando se guiaba por la codicia, a veces se tomaban decisiones dolorosamente tontas.

Dada la situación, puedo ver por qué saltarían a la primera vista de una presa.

El ejército de subyugación del norte estaba formado por muchos nobles, pero la mayoría eran barones y vizcondes. Aunque eran de bajo rango en comparación con otros nobles, los plebeyos seguían viéndolos como parte de la elevada clase dirigente.

Sin embargo, al igual que los panteones de los dioses tenían jerarquías, también las tenía la aristocracia rhoadseriana. Estos nobles tenían el rango más bajo de todos los aristócratas, y sus dominios eran más reducidos. Los barones eran inferiores a los vizcondes, que a su vez eran inferiores a los condes. Cuanto más alto era el rango de una persona, mayor era su dominio. Y el tamaño de un dominio solía ser directamente proporcional a su rendimiento fiscal.

Esto significaba que los nobles de bajo rango no eran en absoluto tan ricos como pensaban los plebeyos. Ryoma Mikoshiba era un barón al que se le había otorgado la península de Wortenia, una tierra lo suficientemente grande como para ser considerada dominio de un duque, y el dominio del vizconde Gelhart era muy próspero económicamente a pesar de su descenso, pero ésas eran excepciones. La mayoría de los barones sólo gobernaban un puñado de aldeas rurales, y el rendimiento fiscal de tales tierras era pequeño.