Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 6

Capitulo 7: Parece Que, Después de Todo, Las Cosas Se Resuelven A Golpes

Parte 2

No importa cuán amable y razonable pueda parecer, después de todo, Nergal seguía siendo el avatar de un dios maligno. El mal estaba en su naturaleza. Estaba naturalmente inclinado a buscar muestras de gran desesperanza.

Así mismo, en ningún momento había tenido la intención de liberar a Natsuki. Había hecho esa promesa tan generosa sólo porque sabía que no tendría necesidad de cumplirla.

Ahora el chico caminaba hacia él.

Nergal lo encontró bastante precioso; la forma en que estaba tratando de sofocar su ira solo le trajo una sonrisa a la cara.

Nergal no tenía entrenamiento en artes marciales… no necesitaba ninguno, con velocidad y fuerza como las suyas… pero incluso él podía decir que el andar del chico era el de un maestro.  Su centro de equilibrio era sólido como una roca y se conducía con gran estabilidad. Casi no tenía aberturas, probablemente creyendo que podía reaccionar a un ataque desde cualquier ángulo.

Sin embargo, por excelentes que fueran sus técnicas, los tiempos de reacción humanos tenían límites. Estaría indefenso ante una velocidad que excediera eso. Nergal podía moverse más rápido que la velocidad del sonido y pensar y percibir las cosas a la misma velocidad. Ningún ser humano podría tener la esperanza de desafiarlo, sin importar cuán bien entrenados estén.

Por eso su afirmación de que no usaría sus manos no era en realidad una desventaja. Todavía podía golpear al chico con la más leve de las patadas y causar un daño aplastante solo con eso.

Sin embargo, no tenía intención de terminar las cosas tan rápido. No tenía intención de atacar, ni siquiera de correr. Nergal se pararía justo donde estaba y esquivaría hasta que se agotara el límite de tiempo.

El chico se había acercado a Nergal y ahora estaba frente a él. Su postura era natural, con las manos colgando a los lados.

Nergal lo miró expectante, interesado en cómo podría comenzar. Su visión se volvió blanca.

Por un momento, no estuvo seguro de lo que había sucedido.

Estaba mirando el techo de la cúpula, lo que, se dio cuenta un momento después, significaba que su cara estaba vuelta hacia arriba.

Volvió a mirar hacia adelante, rápidamente, y vio que el chico estaba parado allí, con un brazo levantado frente a su cara. Tenía los dedos extendidos, el dorso de la mano visible y el codo ligeramente doblado.

Algo resbaladizo tocó el labio de Nergal. Cuando goteó sobre el suelo, se dio cuenta de que era sangre y luego se dio cuenta de que tenía dolor.

Sentía un dolor en el centro de su rostro. Sangraba, lentamente, por las fosas nasales.

¿Qué me hizo? Pensó Nergal, atónito.

La postura del chico sugería que acababa de terminar un ataque. “Te toqué, así que gano, ¿verdad?” Dijo el chico secamente.

***

Yuichi había tenido miedo de que Nergal pudiera escapar. Pero tal vez había estado demasiado confiado, o había subestimado a Yuichi, porque ni siquiera había intentado moverse. Incluso cuando estaba parado justo en frente de él, Nergal se había quedado donde estaba, sonriendo.

Yuichi había decidido, entonces, simplemente golpearlo… y el golpe había aterrizado como si nada.

Las artes marciales estaban llenas de movimientos que podían usarse para un primer golpe rápido. Más rápido, más fuerte, más preciso… cada arte marcial priorizaba la necesidad de dar el primer golpe.

Yuichi había elegido el ataque más rápido que conocía, un golpe del estilo Tongbeiquan. Usando su brazo como un látigo, rompió su muñeca y golpeó al oponente con el dorso de la mano.

Nergal no había reaccionado; él simplemente se quedó allí y lo tomó.

Todo lo que tenía que hacer era tocarlo, y eso era todo lo que había hecho el golpe. Normalmente, habría sido el comienzo de una serie de ataques, pero Yuichi lo detuvo con uno. Suponiendo que Nergal cumpliera su promesa, eso era todo lo que necesitaba.

“Te toqué, así que gano, ¿verdad?” Le preguntó al dios, que parecía estar mirando al vacío, inseguro de lo que acababa de suceder.

Por supuesto, si revocaba su promesa, eso era todo; tendría que luchar. Pero a este rango, Yuichi tenía la sensación de que podía ganar.

“¿Uh?” Nergal no pareció entender lo que acababa de suceder.

“¡Ah! ¡Está tratando de hacerse el tonto! Apuesto a que hizo esa promesa porque te subestimó, ¡y ahora se está dando cuenta de que no puede echarse atrás!” Gritó Mutsuko.

Nergal se secó la nariz, luego miró la sangre en su mano. Parecía estupefacto.

“Gané, ¿verdad? No volverás a interferir con Takeuchi y podremos salir libres, ¿cierto?” Dijo Yuichi.

“¡Oh, vamos! ¡No me digas esto!” Interrumpió Mutsuko. “No crees que la gran, asombrosa deidad, este dios que se jactaba de querer extinguir a toda la humanidad, va a echarse atrás en una promesa,

¿verdad? ¡Qué gracioso, casi quiero oírte decirlo! ¡Vamos, haz sonar la campana! Di de forma arrogante: Oh, ¿teníamos un acuerdo? ¡No sé de qué estás hablando!”

“Oye, Nee-chan… por favor, no te burles de él… podrías hacer que sea más difícil para él retractarse…”

“¡¿Eh?! Vamos, realmente no crees que lo hará, ¿verdad? ¡Fue sólo de labios para afuera! ¡Fue todo teatro de jefe final, del tipo: ‘lo sé todo, estoy detrás de todo esto, yo soy el autor intelectual’, por lo que ahora nunca nos dejarás ir, ¿no?!”

“¡¿Que acabo de decir?!” Gritó Yuichi.

“Tú ganas. Cumpliré mi promesa.” Dijo finalmente Nergal, estrangulando las palabras. Quizás estaba hirviendo de ira en el fondo, pero si era así, lo escondió bien.

“Dijiste que te mantendrías alejado de Takeuchi.” Le recordó Yuichi. “Que nos dejarías salir de este lugar a salvo. ¿Estás de acuerdo con todo eso?”

“Sí, estoy de acuerdo. A fin de cuentas, un dios no puede romper una promesa.” Nergal parecía haber recuperado la calma, ya que no había frustración en sus palabras. “¿Pero podrías complacer mi curiosidad? Me enorgullezco de poder ver y esquivar los ataques que me atacan incluso a la velocidad del sonido. Entonces, ¿cómo lo hiciste? ¡¿Exactamente qué me hiciste?!” Claramente estaba tratando de actuar con calma, pero su incredulidad se filtraba en sus palabras.

“Fue Tongbeiquan, pero probablemente podría haberte golpeado con cualquier cosa.” Dijo Yuichi. “Los ataques tienen que ver con el tiempo. He luchado contra mi parte de monstruos sobrehumanos, y me ha llevado a darme cuenta de una cosa… no importa cuál sea el monstruo, no son diferentes de los humanos. Eso también va para ti.”

“¿Yo? ¿Humano?” Nergal pareció abiertamente sorprendido; aparentemente, nunca había esperado que lo llamaran de esa manera.

“Cómo decirlo… No excedes el ámbito de lo que los humanos pueden imaginar, supongo.” Dijo Yuichi. “Tienes procesos de pensamiento y reacciones humanas. Es por eso que la lógica de las artes marciales funciona contigo. Tienes los mismos puntos ciegos en la percepción que los humanos. ¿Tiene sentido?” En otras palabras, la velocidad realmente no importaba. Todo era cuestión de tiempo.

La gente pensaba en la conciencia como algo continuo, pero en realidad no lo era. No era analógico, sino digital, lleno de lagunas… puntos en blanco en la atención de una persona, instantes en los que no eran conscientes de nada.

Solo tenía que sentir ese momento y atacar. Entonces, si se movía en esa fracción de segundo, parecería que había desaparecido.

Fue fácil de decir, pero menos fácil de lograr. La mayoría de la gente no pudo identificar los puntos ciegos en la conciencia de una persona.

Sin embargo, había técnicas en las artes marciales clásicas que lo hacían posible, y Yuichi había usado una extensión de ‘energía auditiva’ para este propósito.

“¡Bueno! ¿Por dónde entraste? Si quiere sacarnos a salvo, ¡debes indicarnos la salida!” Declaró Mutsuko.

Nergal todavía parecía un poco estupefacto por la explicación de Yuichi, pero hizo lo que le pedían y les dijo cómo volver a la superficie. Fue por la entrada opuesta a la que habían entrado.

“Está bien, ¡entonces, vamos a casa!” Declaró Mutsuko.

“Me parece bien, pero seguro olvidaste aquello para lo que vinimos aquí en un principio…” Dijo Yuichi.

Salieron a la ciudad para encontrar la gran presencia maligna; se habían topado con él de inmediato, y luego había comenzado la resonancia; el héroe, Yurika, había aparecido y les había dicho sobre el peligro en el que estaba Natsuki; había aparecido un tengu; Yurika se había escapado; llegó un sacerdote y golpeó al tengu; Yuichi había golpeado al sacerdote; luego Yuri se convirtió en un gato y los ayudó a rastrear el olor de Natsuki.

“Así que nuestros objetivos eran encontrar el ‘gran mal’ y Takeuchi.” Resumió Yuichi. “Supongo que nos las arreglamos para hacer eso.”

Prácticamente habían ignorado la guerra, pero todavía sentía, personalmente, que habían hecho lo suficiente por un día.

Yuichi miró a Mutsuko. Natsuki parecía haber recuperado su presencia de ánimo lo suficiente como para pararse sobre sus dos pies, así que Yuichi se acercó a la mujer caída. Ella todavía estaba viva, pero un brazo estaba roto, al igual que sus costillas. No se veía bien.

Yuichi tiró a la mujer sobre su espalda. No estaba seguro de cuán digno de confianza era el Dios Maligno, pero todo lo que podía hacer, por ahora, era creer que cumpliría su promesa y se mantendría alejado de todos ellos.

Nergal permaneció justo donde estaba.

Yuichi se dirigió a la salida, y Mutsuko y Natsuki lo siguieron. Yuri estaba a sus pies, en forma de gato.

“Sakaki… ¿realmente estoy libre de él?” Natsuki, alcanzándolo, preguntó como si todavía no pudiera creerlo.

“Eso parece, asumiendo que cumple su promesa. ¿Crees que lo hará?”

“Creo que lo hará.”

“Ya veo.” Dijo Yuichi. “Eso suena bastante bien para mí.”

“Pero tampoco sé qué hará con las partes que no prometió.” Ella agregó.

“Bien, eso es cierto. Todavía podría suceder algo más, pero nos ocuparemos de eso cuando lleguemos.”

“Sí… pero gracias por venir a salvarme.” Yuichi se sonrojó un poco ante su reacción inusualmente honesta.

“Yuichi…”  La  mujer que  estaba  cargando habló débilmente.

Parecía haber despertado.

“¿Estás bien?” Preguntó. “En realidad, probablemente no deberías hablar ahora. Tu pecho estaba gravemente herido.”

“Estoy bien, esto no es…” Se interrumpió con una tos, salpicando sangre los hombros de Yuichi. “Lo siento, Yuichi. Moriré pronto, ¿de acuerdo?”

“¡Oye! ¡No hables! ¡No mueras por eso!” Él gritó.

“Correcto. Si no te importa, a mí no me importará.” Su voz era notablemente clara para alguien con un pulmón aplastado, y también parecía notablemente alegre.

“Bueno, quiero decir, me importa un poco, pero está bien…” Dijo Yuichi. “Ahora, Takeuchi. ¿Cuál es tu conexión con esta persona? Aunque creo que puedo deducirla…”

Parecían ser compañeras asesinas seriales, pero dudaba en decir eso en voz alta.

“Aki Takizawa.” Dijo Natsuki. “Una ex asesina serial. Ella es un tipo de monstruo reclutable, y desde que la convertiste, ella me salvó.”

“Bien.” Dijo. “No entendí todo eso, pero si salvaste a Takeuchi, te estoy agradecido.”

No sabía cómo habían resultado las cosas de esa manera, pero si Natsuki decía que la mujer la había salvado, entonces, como su compañero de club, Yuichi sintió que debía agradecerle a la mujer.

“Yuichi… ¡oh, puedo morir feliz!” Dijo Aki con emoción extática.

“¡Te dije que no murieras! ¡Te llevaré al hospital de una amiga!”

Yuichi planeaba llevarla al Hospital General Noro, donde trabajaba el padre de Aiko. Dado que el padre de Aiko lo conocía, probablemente sería flexible, y dado que el hospital estaba dirigido por vampiros, el hecho de que el paciente fuera una especie de monstruo no debería representar un problema.

“Sabes, la promesa era que nos dejaría salir de este lugar a salvo,

¿verdad? No crees que nos atacará en el momento en que salgamos de la habitación, ¿verdad?” Preguntó Mutsuko mientras llegaban a la salida.

“Eso sería bastante triste. ¿Crees que lo haría?” Yuichi miró hacia el centro de la habitación. Nergal estaba ahí parado y no parecía dispuesto a hacer nada en absoluto.

“No lo creo. Creo que tiene una especie de orgullo divino.” Dijo Natsuki después de pensarlo un momento.

Si Natsuki lo dijo, probablemente fuera cierto. Ella conocía al hombre mejor que ellos, después de todo.

Mientras mantenía su atención enfocada en lo que había detrás de él, Yuichi salió de la habitación.

No pasó nada.

Caminaron un poco más hasta llegar a una escalera, la subieron y después de subir un rato llegaron a una puerta. Se abría a una sala de calderas con muchas tuberías expuestas.

Desde este lado, la puerta parecía una pared, y una vez que la cerraron, no había forma de ver cómo abrirla nuevamente.

“¡Es como una puerta de un solo sentido en un calabozo!” Gritó Mutsuko.

“¿Estás segura de que está bien que estemos aquí?” Preguntó Yuichi inquieto.

“¿Qué opción tenemos?” Ella respondió. “¡No había otra salida!” Parecían estar debajo de un hotel.

Evitando las miradas de los empleados, finalmente llegaron al vestíbulo, donde por fin pudieron tomar un respiro. Pero Aki todavía estaba gravemente herida, Yuichi estaba cubierto de sangre y tenían un gato con ellos.

No podrían quedarse aquí por mucho tiempo.

Yuichi se dirigió directamente a la salida, pero luego, desde la salida, apareció un chico de aspecto familiar.

Era Hiromichi Rokuhara.

Parecía que se había ido solo después de separarse de Nergal. Entonces, ¿qué podría estar haciendo aquí? Justo cuando Yuichi se preguntaba sobre eso, sonó su teléfono.

Yuichi bajó a Aki y contestó el teléfono.

“¡Oye! ¿Exactamente dónde has estado?” Gritó la voz del otro lado. “¡Has sido imposible de alcanzar durante horas! ¡Fui a la estación y no encontré a nadie allí! ¡¿Cómo te atreves a abandonarme?!”

Fue Chiharu. Era natural que no hubiera podido alcanzarlos; sus teléfonos móviles no habrían tenido señal bajo tierra.

“Sí, estuvimos bajo tierra por un tiempo.” Dijo Yuichi. “¿Qué está pasando?”

“¡La resonancia ha comenzado de nuevo!”

La resonancia no terminaría hasta que algo estuviera ‘resuelto’. Se detuvo por un tiempo después de que el sacerdote derrotó al tengu.

“Eso lo explica.” Dijo Yuichi. “Este tipo es un anfitrión de Vasija Divina, ¿verdad?” Nergal había dicho que Hiromichi tenía una Vasija Divina.

Hiromichi se acercó.

“No tienes la intención seria de luchar contra nosotros aquí,

¿verdad?” Preguntó Yuichi. Estaban en el vestíbulo de un hotel con bastantes personas dentro. No sabía qué tipo de poder tenía Hiromichi, pero si luchaban aquí, podría resultar en graves bajas humanas. “¿Nergal te guio aquí? Aunque creo que todavía deberíamos estar a salvo…”

Tal vez había pensado que no sería un problema ir tras ellos una vez que estuvieran en la superficie.

Hiromichi caminó hacia Yuichi, y luego, permaneciendo fuera de los límites de su espacio personal, le lanzó una mano.

Yuichi no sintió ninguna amenaza en el movimiento. La trayectoria de su mano no se acercaría a golpearlo, por lo que ni siquiera tuvo que esquivarlo. Se dio cuenta de que Hiromichi no estaba escondiendo nada en su mano, y el movimiento tampoco parecía ser una finta para preparar otro ataque.

Por lo tanto, Yuichi lo ignoró.

La mano de Hiromichi barrió el aire frente a él. De repente, Yuichi se sintió mareado y fue asaltado por un poderoso sentimiento de pérdida.

“¡Yu!” Gritó Mutsuko, quizás sorprendida por el momento de pánico de Yuichi.

Su visión se oscureció por un momento, y cuando regresó, estaba borrosa y difícil de enfocar. Pero incluso cuando se dio cuenta de que Hiromichi debió haber hecho algo, los sentidos internos de Yuichi le dijeron que nada había cambiado.

Un momento después, su vista se estabilizó y Yuichi notó que algo era diferente. Algo extraño.

Más bien, no fue extraño.

Lo que había sucedido antes era extraño y ahora era normal. Se habían ido esas molestas palabras que le mostraban los roles de las personas en la vida.

Hiromichi sonrió.

En ese momento, Yuichi se dio cuenta de lo que había sucedido. El Lector de Almas se había ido.