Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 6

Capitulo 7: Parece Que, Después de Todo, Las Cosas Se Resuelven A Golpes

Parte 1

Yuichi y los demás habían seguido al felino, Yuri, hasta las profundidades de los túneles subterráneos.

Allí habían encontrado una habitación cerrada por una rejilla, con tres personas adentro. Eran Natsuki, la ‘Asesina Serial de Dioses’ que había tirado a la acera durante las vacaciones de primavera, y el hombre ‘Dios Maligno’ que había conocido antes.

En el momento en que Yuichi vio lo que estaba pasando adentro, decidió que tenía que destruir la rejilla.

“¡Takeuchi! ¡Quítate del camino!” Él gritó.

Podía decir que Natsuki estaba en un estado de trance. Pero, aun así, se movió.

¡Furukami! En un instante, desató el poder que le permitió superar los límites humanos. Empujó hacia fuera con la palma y golpeó la rejilla con todo su poder. Incapaz de resistir su poder, la rejilla se dobló y salió volando.

Yuichi se deslizó dentro.

Corrió hacia Natsuki y la levantó. Natsuki estaba flácida en los brazos de Yuichi, habiendo superado su límite.

Yuichi había ido a salvar a Natsuki por instinto, pero en realidad no sabía qué estaba pasando.

Miró a su alrededor.

Estaba de pie en un amplio espacio en forma de cúpula con un altar en el centro rodeado de braseros. Las paredes estaban cubiertas de murales con lo que parecían letras talladas en ellos. La Asesina Serial de Dioses estaba tirada en el suelo un poco más lejos. Tenía el brazo roto y el pecho hundido. Aún parecía estar viva, pero no podía durar mucho sin tratamiento.

Y luego, estaba el ‘Dios Maligno’.

Estaba de pie frente a Yuichi, a varios metros de distancia, mirándolo confundido. Realmente parecía una persona perfectamente agradable. Era difícil creer que fuera un Dios Maligno.

“Los conocí antes, ¿no?” Preguntó el Dios Maligno. “¿Me seguiste hasta aquí?”

“Por supuesto que no.” Respondió Yuichi. “Solo vinimos aquí para salvar a Takeuchi.”

“¿Se conocen? Ya veo, me sorprendió escuchar que Natsuki asistía a una escuela normal…”

Yuichi miró a Natsuki. Estaba llorando como una niña, aferrada a Yuichi y temblando.

“Tú… ¿qué le hiciste?” Gruñó.

“Lo siento, ¿te debo una explicación?” Preguntó el hombre con indiferencia.

“Dijiste que eras un Dios Maligno o algo así, ¿verdad? ¿Es esto parte de tu guerra?”

“Bueno, ya que eres participante, te contestaré eso: no, esto no tiene nada que ver con la guerra. ¿Eso es suficiente para ti? Me encontré con una pequeña niña fugitiva mientras estaba en la ciudad y quería traerla de regreso.”

“¿Son familia o algo así?” Demandó Yuichi. Si lo fuera, eso no lo arreglaría, pero haría las cosas más complicadas. Había algunos problemas que solo la familia podía entender.

“Podrías pensar en ello de esa manera. Por cierto, la chica que se cayó allí está relacionada de la misma manera, así que no tienes que preocuparte por ella.”

“¡Y una mierda que no!” Gritó Yuichi. “¡Ella puede ser mala, pero si se está muriendo, entonces tengo que llevarla al hospital!”

Yuichi se estaba molestando por la forma laissez faire de hablar del hombre. Era como si viese a través de todo el mundo y mirara todo con desprecio.

“Personalmente, dudo que eso sea suficiente para matarla.” Dijo el hombre con calma. “A fin de cuentas, me contuve. Aparte de eso, ¿qué es lo que quieres? Hasta donde yo sé, simplemente irrumpiste en mi territorio y empezaste a quejarte sin razón.”

“Me llevo a Takeuchi y a esa mujer y me voy a casa. Puedes quedarte aquí y hacer lo que quieras.”

“No, no puedo permitirme eso.” Dijo el hombre con frialdad. “Necesito a Natsuki. Aunque esa mujer de allí… Aki Takizawa, creo. Puedes llevártela contigo.”

“No pedí tu opinión.” Gruñó Yuichi. “Lo voy a hacer, aunque tenga que hacerlo a la fuerza.”

“Hmm, esto realmente es un problema. Preferiría no matarte aquí, pero si insistes, no me vas a dejar otra opción.”

“¿Eso es una amenaza?”

“¿Más como una predicción, supongo? Soy indiferente al respecto.” Parecía que había espacio para la discusión, pero los modales del Dios Maligno eran diferentes a los que habían tenido en el callejón; parecía dispuesto a luchar si llegaba el momento.

Él era fuerte; Yuichi sintió eso en su piel. Algunas personas podrían interpretar esto inconscientemente como malicia, pero para Yuichi, no era nada tan vago.

El tono, la expresión, el porte, la postura, la mirada, la respiración, el pulso del hombre… los evaluó a todos, con calma, y el juicio resultante de su mente fue que este hombre estaba preparado para matarlo.

No estaba dispuesto a declarar la derrota antes de siquiera luchar, pero sabía que no podía competir mientras protegía a Mutsuko y las demás.

¿Qué tengo que hacer? Se preguntó Yuichi.

Si hubiera estado solo, estaría bien. O podría poner todo en la pelea o podría huir. Pero en su situación actual, eso no sería posible.

Si luchaba, los demás a su alrededor podrían verse envueltos en eso.

Puede que tampoco sea posible tomarlos a todos y correr.

“Supongo que no hay forma de que podamos hablar de esto, ¿eh?” Preguntó Yuichi, a pesar de saber que probablemente era un intento inútil desde el principio.

Sabía que era solo una imagen en su mente, pero a pesar de que este hombre estaba catalogado como ‘Dios Maligno’, parecía extrañamente razonable. Quizás puedan negociar algo.

“Lo dudo.” El hombre se encogió de hombros. “Por ahora no tengo intención de dejar ir a Natsuki, y tú quieres llevarte a Natsuki contigo. No veo ningún margen para el compromiso, ¿no estás de acuerdo?”

Hizo que pareciera imposible, pero al menos estaba abierto al intento.

Tal vez, y, después de todo, podría llegar a él hablando.

“Oye, dijiste ‘por ahora’. ¿Eso significa que la dejarás ir más tarde?” Interrumpió Mutsuko.

“Ya te he dicho mucho, así que no tiene sentido negarlo ahora… Así es. Voy a realizar un pequeño ritual, y cuando esté hecho, estaré feliz de liberarla. Pero una vez que lo haga, no estoy seguro de que vuelva contigo.”

“¿Qué quieres decir con eso?” Preguntó Yuichi. Había algo en la forma en que lo dijo que no parecía estar bien.

“Me pregunto si sabes que el arquetipo del asesino serial adjunto a Natsuki en este momento es Jack el Destripador. Parece que se ha debilitado bastante recientemente, así que estaba pensando en cambiarlo por otro. Es una forma de reforzar su débil instinto asesino. Si hago esto, por supuesto, existe la posibilidad de que su personalidad actual no sobreviva.”

Yuichi hizo una pausa. “¿Eres tú quien convirtió a Takeuchi en una asesina serial?” Sintió una ola de rabia surgir dentro de él. Si el Dios Maligno le había dado la necesidad de matar a Natsuki, eso significaba que estaba siendo obligada a matar contra su voluntad. Yuichi no podía permitir que eso pasara.

“¿Hmm? Creo que podrías estar bajo algún malentendido… ella siempre quiso matar gente. No la forcé a eso. Es fácil hablar de matar gente, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Las personas no están hechas para matar a otras personas. Hay un gran obstáculo psicológico que deben superar. Así que las personas que elijo como sirvientes deben tener el potencial básico para superar ese obstáculo.”

“¡¿Qué estás tratando de lograr?!” Gritó Yuichi.

“Que haya asesinatos, por supuesto.”

Yuichi se quedó mudo por su respuesta totalmente directa. “Bueno, soy un dios de la muerte.” Dijo el hombre. “Sin accidentes

y suicidios, por supuesto… Soy un dios de matar. Todo tipo de asesinatos, desde asesinatos íntimos hasta guerras generalizadas. Las plagas y los virus también caen bajo mi dominio.”

“¿Un dios de la muerte? ¿Cómo Hades o Thanatos?” Preguntó Mutsuko alegremente a pesar de la tensión que se cernía sobre la habitación.

“Hmm, no estoy conectado directamente con mitos como ese. En realidad, me llamo a mí mismo Nergal.”

“¡Del mito babilónico! ¿Pero no tienes una versión del dios sol?”

“Escucha, me llegan muchos fanáticos de la mitología con estas preguntas, así que déjame decirte de antemano que los mitos no tienen nada que ver con nada.”

“Si eres un dios de la muerte, ¿qué estás tratando de hacer? ¿Crear asesinos seriales y enviarlos a matar gente?”

“Mi objetivo es la extinción de la humanidad.” Dijo el hombre. “Pero eso es difícil de lograr todo de una sola vez, por lo que generalmente me veo obligado a recurrir a medidas más mezquinas. Preferiría una pandemia enorme, eso o una guerra nuclear, pero eso es demasiado para que yo pueda manejarlo solo. Estoy limitado en mi alcance hasta que mi cuerpo principal se despierte.”

“Entonces, ¿por qué no andas matando gente tú mismo, sin esconderte en las sombras con asesinos seriales?” Demandó Yuichi.

“No puedo permitirme el lujo de destacar. Si lo hago, desencadenará la aparición de poderosos aliados del bien. Por lo tanto, la forma más eficaz de hacer las cosas es ir reduciendo poco a poco. Acción de base, ¿sabes?”

La extinción de la humanidad. Pandemias. Guerra nuclear. Las palabras que estaba lanzando parecían tan fuera del alcance de la realidad que la mente de Yuichi apenas podía encontrar un equilibrio.

“Sí.” Dijo el hombre. “Por cierto, no tienes ninguna Vasija Divina alojada dentro de ti, pero como eres un participante en la guerra, supongo que puedo decirte esto… Si las reúnes a todas, tendrás un deseo concedido, pero voy a destruir a toda la humanidad.”

“¿Eh?” Preguntó Yuichi, sorprendido.

“Bueno, ¿qué esperabas? Revivirás a un Dios Maligno que anhela la matanza de toda la humanidad. En el momento en que me despierte, entraré en acción.”

“¡Eso no tiene sentido! ¡Lo haces sonar como si fueras el dios mismo!”

“Soy su encarnación. En el hinduismo, me llamarían avatar. Mi cuerpo real se dividió en muchas partes y se selló, y en su lugar voy aquí y allá urdiendo mis tramas. La guerra es uno de esos planes.”

“Por cierto, ¿sabías que el término ‘avatar’ para describir a tu personaje en un videojuego se refiere a lo mismo?” Preguntó Mutsuko emocionada.

“¡A nadie le importa!” Gritó Yuichi.

“Ahora… te he complacido un poco, pero ¿ahora qué? Tengo mucho tiempo libre, pero eso no significa que pueda quedarme aquí para siempre…” Dijo el hombre.

“Vamos a recuperar a Takeuchi.” Repitió Yuichi, endureciendo su determinación. “Sin importar lo que cueste.”

Yuichi le entregó a Natsuki a Mutsuko.

“¡No te preocupes por nosotras, Yu! ¡Podemos manejarnos solas!” Le informó su hermana mayor.

Decidió confiar en ella. No podía apartar por completo a las chicas de su mente, pero tampoco podía permitirse el lujo de desviar demasiada atención hacia ellas.

También estaba preocupado por la Asesina Serial de Diosas, que se derrumbó en el suelo… pero tenía que ponerla más abajo en su lista de prioridades.

“Puedo ver que tienes muchas ganas de luchar… así que lamento decirte esto, pero no va a ser un gran duelo.” Dijo el Dios Maligno de forma casual. “La brecha de poder entre un dios y un humano que no hace uso del poder de una Vasija Divina es un poco demasiado amplia, creo.”

“¿Y qué?” Yuichi miró a Nergal. Sabía que su oponente era fuerte, pero esa no era la razón por la que no podía luchar contra él.

“Hmm, me tienes en un aprieto.” Dijo Nergal. “No me gusta meterme con los débiles, ya ves… Oh, lo sé. ¿Por qué no jugamos un juego? Si ganas, te dejaré ir. Permitiré que salgas ileso de este lugar y que Natsuki permanezca como está. Incluso haré la promesa de no volver a perseguirla nunca más.”

“Qué generoso de tu parte.” Espetó Yuichi. “Está bien, lo que sea.

Nombra el juego.”

Yuichi estaba feliz de saltarse la pelea, pero estaría en problemas si las reglas fueran algo que no pudiera manejar.

“Veamos… lo haremos simple. Si me tocas, ganas.”

“¿Eso es todo?” Yuichi se sorprendió, por un momento, por lo simple que era. Pero luego lo reconsideró rápidamente. Era demasiado sencillo; tenía que haber algún truco detrás.

“Los límites del juego se limitarán a este altar, de hasta cinco metros de altura en forma de cúpula.” Dijo Nergal. “Y para que no sea para siempre, establezcamos el límite de tiempo en diez minutos. Si pierdes, los mato a todos. ¿Cómo suena eso?”

“Suena genial.” No sonaba muy diferente a una pelea real, pensó Yuichi. Nunca había sido tan ingenuo como para pensar que podía perder y aún escapar con vida.

“Aun así, incluso entonces, probablemente no tendrás ninguna oportunidad, así que te daré una ventaja.” Dijo Nergal. “No usaré ninguna de mis manos. ¿Cómo suena eso?”

Nergal se cruzó de brazos, sugiriendo que tampoco los usaría. Por supuesto, eso también significaba que tenía la intención de atacar de alguna manera.

“Haz lo que quieras.” Dijo Yuichi. Entonces, comencemos el juego ahora.

Con eso, Yuichi lentamente comenzó a caminar hacia el Dios Maligno.

***

El hecho era que Nergal no creía que el chico tuviera ninguna posibilidad contra él.

Cuando hablaba en serio acerca de moverse, podía moverse más rápido de lo que el ojo humano podía percibir. Podía simplemente correr dentro del límite durante diez minutos y ganaría. El chico parecía anticipar algún tipo de laguna en las reglas, pero no necesitaba recurrir a tanta mezquindad; sus propias capacidades físicas le permitirían ganar fácilmente.

En su esencia, Nergal era un dios que disfrutaba jugando con los humanos. Si solo hubiera querido tener a Natsuki con él, podría haberlos matado a todos. La razón por la que se había tomado la molestia y el tiempo para hablar con ellos, e incluso para ofrecer el juego, era simplemente para jugar con ellos.

Era una forma divertida de matar el tiempo, ver a un humano tonto intentar desesperadamente inventar un plan y, finalmente, morir desesperado.