Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 6

Capitulo 6: Encontramos Al Dios Maligno Sin Buscarlo. ¿Ahora Qué?

Parte 3

“¡También se llama cadena de codazos porque se trata de múltiples golpes con el codo!” Declaró Mutsuko. “Naturalmente, lo que hay que observar es el familiar estilo de paso de chuangbu que se ve a menudo en Bajiquan. Deje caer las caderas, pivote sobre la parte anterior del dedo gordo del pie de la pierna delantera, deslice el talón hacia adelante y abra las piernas de par en par. En otras palabras, ¡giras mientras estás en posición de caballo! ¡Pero como un solo movimiento, se llama nian yao qie kua!” Mutsuko sonaba muy engreída.

“Por cierto, tengo una pregunta.” Preguntó Yuri, con curiosidad en su voz. “Llamaste al movimiento que Yuichi Sakaki bloqueó al principio como menghu yi pashan, y también llamaste al último movimiento con ese nombre. ¿Pero no eran ambos diferentes?”

“Oh, Konishi, ¿conoces a menghu yi pashan?” Preguntó Mutsuko.

“A pesar de mi apariencia, tengo un gran gusto por los videojuegos. Creo que, en los juegos de lucha, el menghu yi pashan es un golpe de palma.” Yuri realizó el movimiento, imitando lo que había visto en un juego.

“Menghu yi pashan puede cambiar bastante dependiendo de la escuela.” Explicó Mutsuko. “Pero dado que el nombre del movimiento proviene de la forma en que imita a un tigre salvaje escalando una montaña, creo que el movimiento de las garras es la parte más importante. Como si estuvieras haciendo a un lado los ataques enemigos. ¡Pero hay muchas formas de acabar con esto, con la palma o el codo o todo tipo de cosas!”

“¡Deja de ponerte poética sobre los movimientos y lárgate de aquí!” Gritó Yuichi. Se había dado cuenta de que, si la dejaba seguir, nunca terminaría.

“Pero, ¿qué pasa con la…Vasija Divina?” Preguntó Yuri vacilante.

“¡Olvida eso! ¡Dejemos que el tipo que lo quiera lo tome!” Respondió Yuichi. Si algún nuevo enemigo intentaba venir, tal vez irían tras el sacerdote. Era solo una posibilidad, pero tenía que apostar por ella.

***

El equipo de Yuichi se movió apresuradamente, pero realmente no sabían a dónde iban.

Intentaron ir en la dirección que había tomado Yurika, pero ella no había dejado huellas, lo que dificultaba seguir su camino.

“Entonces, ¿cuál es la situación? ¿Sigue la resonancia?” Preguntó Yuichi. Habían sucedido tantas cosas mientras estaban parados allí, que era difícil comprender de inmediato la situación.

“Veamos… creo que primero deberíamos averiguar sobre Takeuchi.” Dijo Mutsuko. “Últimamente ella ha estado actuando de manera extraña. Ni siquiera vino a la escuela el viernes, ¿verdad?”

Aparentemente, en algún momento terminó con algo persiguiéndola y luego se lesionó.

“Pero, ¿cómo la buscamos?” Preguntó Yuichi. Acababa de enterarse de eso sobre Natsuki y no tenía otras pistas.

“¡Ja! ¡Permíteme mostrarte lo que puedo hacer! ¡Ahora estarás en deuda conmigo, Yuichi Sakaki!” Con eso, de repente Yuri desapareció. Su ropa cayó al suelo. Luego se oyó un crujido y un gato de pelaje dorado emergió de debajo.

“¿Eh, también puedes transformarte en eso?” Yuichi se preguntó qué significaba esto para la ley de conservación de la masa, pero no era el momento de preocuparse por eso. Se había visto obligado a aceptar que en este momento esas cosas simplemente existían en este mundo.

“¡En esta forma mi sentido del olfato es muy sensible! No es tan bueno como el de un perro antropomorfo, ¡pero sí es muchos cientos de miles de veces más sensible que el de un humano!”

“Eso es una pequeña exageración, ¿no?” Preguntó. “Pero aparte de eso, ¿qué vamos a hacer? ¿Ir tras Maruyama?”

“No, volveremos en la dirección de donde ella vino. Encontraremos el lugar donde vio a Takeuchi herida y rastrearemos a Takeuchi desde ese sitio.”

“Suena bien. ¡Vamos!”

Yuri, ahora convertida en una gata, se alejó. Yuichi y Mutsuko corrieron tras ella.

***

Natsuki y Aki habían huido bajo tierra. Habían descendido por una alcantarilla, ido a través de las alcantarillas y luego siguieron aún más profundo. Las dos mujeres habían caminado por los pasillos subterráneos que habían sido un elemento fijo del subterráneo de la ciudad de Seishin durante mucho tiempo.

Los pasillos de piedra no estaban llenos de aguas residuales, por lo que era mejor que viajar por las alcantarillas. Aun así, las paredes estaban resbaladizas y llenas de insectos de aspecto extraño, por lo que el lugar difícilmente podría llamarse sanitario.

Las paredes eran levemente luminiscentes en algunos lugares, por lo que, si bien el área era muy tenue, había suficiente luz para seguir moviéndose.

Natsuki recordó lo que había sucedido en la isla Kurokami durante sus vacaciones de verano. No era exactamente como la nave espacial, pero la atmósfera era similar.

La razón por la que estaban llegando tan lejos era para deshacerse de los persistentes perseguidores. Los sirvientes sin vida que Alberta había dejado en la superficie seguían deambulando. Se movían de tal manera que la gente normal no se daría cuenta de que estaban allí, pero a medida que pasaba el tiempo, las cosas se volvían más sospechosas. No podían seguir las órdenes para siempre, así que aparentemente estaban llegando a sus límites.

Por desesperados que estuvieran, si encontraban a Natsuki, probablemente harían lo que fuera necesario para traerla en el acto. No quería pensar en lo que les podría pasar a los espectadores inocentes si eso sucediera.

Las cosas se calmaron una vez que estuvieron bajo tierra, pero Natsuki todavía estaba arrastrando los pies. Ella había sido herida por sus encuentros con estos enemigos. Se sentía especialmente patética porque Aki estaba ilesa.

“¿Es cierto que ya no matas, Natsuki?” Preguntó Aki.

“Sí. Por eso soy así…” Natsuki se reprendió en silencio por lo débil que se había vuelto.

“Hmm, pero ¿eso realmente importa?” Preguntó Aki. “No he matado a nadie desde esta primavera.”

“Pero mataste a alguien hace un momento.”

“Oh, matar a asesinos seriales no cuenta. Estoy segura de que Yuichi me perdonará por matar a alguien como ella.”

“Usted… Señorita Takizawa. ¿Cuál es su conexión con Yuichi?” Exigió Natsuki.

Por lo que sabía Natsuki, ella era la única asesina serial con la que Yuichi estaba involucrado. No había oído nada sobre él conociendo a otros asesinos seriales desde que se conocieron, y si hubiera conocido a uno antes de conocer a Natsuki, no se habría sorprendido tanto por su existencia.

“Aki. Llámame Aki.” “Ok, Aki. ¿Entonces?”

“Traté de matarlo, pero él me sacó.” Dijo Aki. “Fue una gran sorpresa. No me di cuenta de que había alguien tan fuerte ahí fuera. Y estoy segura de que se lo estaba tomando con calma.”

Entonces sonaba como si realmente hubiera peleado con Yuichi… y Yuichi había ganado.

Lo que significa que él también se lo estaba tomando con calma…

Recordó la vez que había peleado con Yuichi. Ella había pensado que había sido una pelea cerrada, pero tal vez él no había tenido que tomarla en serio para nada.

“Después de eso, de repente, todo parecía tan tonto.” Dijo Aki. “¿Es esto lo que llaman amor a primera vista? Mi corazón latía como nunca antes. Nunca me había sentido así…”

No sonaba exactamente como amor. Ella terminó por interpretar su confusión al perder como amor.

“El poder de convertir a los enemigos derrotados en aliados…” Murmuró Natsuki.

“¿Qué?”

“Muchas personas a las que Sakaki ha derrotado en el pasado al final terminaron convirtiéndose en sus aliados. Yo incluida.”

“Ya veo. ¿Tiene tantos?”

Parecía haber un matiz extra detrás de las palabras de Aki, y Natsuki se preguntó si no había elegido mal sus palabras. Aki no había hecho nada especialmente extraño hasta ahora, pero incluso entre la raza loca que eran los asesinos seriales, era vista como la más peligrosa de todos. Parecía tener afecto por Yuichi, y era completamente factible que pudiera ver a otras mujeres que lo querían como enemigas.

“¿Qué? ¿Porque tienes miedo? ¿Crees que le haré algo a los otros aliados de Yuichi?” Aki era muy observadora y aparentemente hábil para leer las emociones de los demás. Quizás esto se debió a su experiencia al buscar personas felices y matarlas. “No te preocupes. No haré nada de eso. Creo que podrías tener una idea equivocada sobre mí.”

“No, por supuesto que no…” Natsuki no podía ser tan honesta como quería. Pero de todos modos Aki probablemente vio a través de ella.

“No haré nada que haga que Yuichi me odie.” Dijo Aki, como si fuera obvio. “Después de todo, quiero gustarle. ¿Hace falta decirlo?”

Aki estaba confundiendo a Natsuki en lo diferente que era a lo que había imaginado. La verdad era que, todo este tiempo, ella no había sido más que amigable con Natsuki. No había ni rastro de la caprichosa y violenta asesina serial de la que habían hablado los rumores.

“Pensé que cuando te gustaba alguien, actuarías como una completa yandere.” Dijo Natsuki. “Atando a la persona y tratando de quedársela para usted…”

“No sé mucho al respecto, pero cuando escuché la palabra ‘yandere’ en el pasado, nunca la entendí.” Dijo Aki. “Una yandere es una persona que solo se preocupa por sí misma, ¿verdad? No se preocupan por la otra persona en absoluto. Es difícil creer que su comportamiento se deba a un afecto genuino.”

Las dos continuaron caminando al azar por los pasillos. En la encrucijada, eligieron el camino en el que sintieron menos signos de vida. Fue en parte porque algunas cosas incognoscibles también anidaban en estos caminos subterráneos. Al parecer, no buscaron intrusos agresivamente, pero era mejor evitar toparse con tales cosas si uno podía evitarlo.

“Este camino lleva a alguna parte, ¿verdad?” Preguntó Natsuki.

“Probablemente. También es mi primera vez aquí. Pero es mejor que estar en la superficie, ¿verdad?”

“Sé que es tarde para preguntar, pero ¿por qué me salvaste?” Preguntó Natsuki. Si la propia declaración de Aki sobre sus motivos era de creer, era para agradarle a Yuichi. Pero no había tenido ninguna razón en molestarse para salvar a Natsuki.

“Recibí la orden de él para capturarte.” Dijo Aki. “No tengo sirvientes como los demás, y cuando fui al último lugar donde habías estado, allí encontré a Yuichi. Pensé: ¡Esto debe ser el destino!”

Aquellos que recibieron poder de él y se convirtieron en sus siervos, a menudo recibieron de él revelaciones divinas de principios rectores y órdenes. La transmisión era unidireccional, por lo que no había necesidad de seguirlas, pero quienes creían en él ciegamente seguirían sus órdenes al pie de la letra.

“Como me di cuenta de que tú y Yuichi eran amigos, pensé: Tengo que salvarla.”

“¿No podrías haber hablado con Sakaki sobre eso?” Preguntó Natsuki. “Habría sido tu oportunidad de cooperar con él.”

“Pero… me sentí tan tímida…” Aki miró hacia otro lado, sus mejillas se sonrojaron.

Su reacción parecía inapropiada por provenir de una mujer adulta, pero Natsuki decidió no decir eso en voz alta. No quería provocarla innecesariamente. Todavía no había comprendido completamente lo que Aki encontraría aceptable.

“¿Por qué no seguiste sus órdenes?” Preguntó Natsuki. “Si eres su sirviente, pensé que con mucho gusto lo habrías hecho.”

“No me preocupo por él. Me ofreció poder, así que lo tomé. No le importa si vivo de la manera que quiero, así que lo hago.”

“Eso es extraño.” Dijo Natsuki. “Entonces, ¿por qué vino tras de mí?”

Si eran libres de hacer lo que quisieran, podría haber dejado a Natsuki sola. Sin embargo, había enviado perseguidores tras ella y trató de capturarla viva.

“No lo sé.” Aki se encogió de hombros. “Puede estar relacionado con el hecho de que te has vuelto casi humana de nuevo. Te envidio en ese sentido…”

Su malicia aumentó por un momento, luego se dispersó. Mientras sus violentas emociones permanecieran, probablemente no había forma de que Aki pudiera volver a la normalidad.

Por el momento, Natsuki había perdido casi por completo sus ganas de matar. En ese sentido, había una clara diferencia entre ella y Aki.

“Creo que mientras no mate a nadie, Yuichi podría aceptarme.” Aki sonaba verdaderamente inocente y optimista. “Después de todo, han logrado ser amigos normales desde que te reformaste.” Continuaron caminando hacia adelante.

Continuaron por los pasillos subterráneos que parecían idénticos, y justo cuando Natsuki comenzaba a ponerse nerviosa, salieron a un espacio abierto.

Era una sala en forma de cúpula, probablemente de unos 50 metros de diámetro. En el centro había lo que parecía un altar de piedra y unos braseros ardían brillantemente a su alrededor.

“Oye.” Había un hombre de pie sobre el altar.

Natsuki y Aki inmediatamente intentaron retroceder, pero descubrieron que era imposible. El camino hacia atrás ahora estaba bloqueado por una rejilla.

“No pueden huir después de llegar tan lejos.” Dijo el hombre.

Era el hombre que había conocido de camino a la escuela. El hombre que más que nadie Natsuki quería evitar.

“¿Cómo…?” Ella comenzó.

“¿Cómo te encontré? El metro es mi territorio. Elegiste el lugar equivocado para escapar.”

Natsuki miró a Aki. Se preguntó si la había engañado. Pero Aki también se sorprendió al verlo. Ella no debe haber sabido que él estaría aquí.

“Si me preguntas cómo llegué aquí… hay ruinas como esta en todo el mundo, y ocasionalmente las uso.” Dijo el hombre. “Este altar fue usado para venerarme, después de todo, así que conozco todas las entradas y salidas.”

“¡¿Qué estás haciendo?! ¿Por qué me estás siguiendo?” Exigió Natsuki.

“Intento mantenerme al margen de mis seguidores. Creo que deberías ser libre de hacer lo que quieras. Por eso, no suelo vigilar quién está haciendo qué y dónde. Pero eso es solo mientras no olvides tu deber. No puedo tenerte ahí fuera sin matar gente. Ya no hay tanta gente en su línea de trabajo como solía haber.”

Era el dios de los asesinos… el dios de la muerte, la guerra y la plaga. Todo lo que le había dado a la humanidad fue un desastre. Todo lo que quería era la muerte. Y así, fue venerado por asesinos seriales.

“¡Si quieres un sirviente, busca a alguien más!” Dijo Natsuki acaloradamente.

“Una vez que se decide algo, es una tontería intentar cambiarlo de forma tan sencilla. Aunque si mueres, eso probablemente forzaría mi mano…” El hombre saltó del altar. “Pero es misterioso. ¿Por qué estás tan decidida a rechazarme?”

El joven comenzó a caminar hacia Natsuki. Su aura divina ahora se podía sentir claramente, tal vez porque ya no tenía necesidad de reprimirla.

Solo sentirla había causado que el cuerpo de Natsuki se bloqueara. Sintió náuseas.

Fue asaltada por un impulso de querer confesar todo.

“Parece que Jack el Destripador, a quien puse dentro de ti, se ha debilitado mucho.” Dijo el hombre. “Probablemente debido a los rumores de su identidad que salen a la luz… La fuerza de Jack el Destripador proviene de ser desconocido, e incluso si los rumores son falsos, tener esa identidad en las noticias es un problema en sí mismo.”

Solo su acercamiento, paso a paso, fue absolutamente aterrador para ella. En algún momento, su cuerpo había comenzado a temblar. Ella no podía detenerse. Era como si su cuerpo no fuera el suyo.

“Así que te prepararé uno nuevo, y luego estarás bien. Se está

muriendo de ganas por volver a matar gente.”

Intencionalmente, quizás, el avance del hombre fue lento. Natsuki no pudo hacer nada más que gritar. No podía hacer nada más en este momento.

“Me entristece verte tan asustada de mí… ¿o estás recordando algo?”

Ella estaba recordando.

Pero todo lo que podía recordar era miedo. Su cuerpo recordaba lo indefenso que siempre había estado contra él.

El hombre continuó acercándose. Todavía estaba lejos, pero el miedo de Natsuki había llegado a su límite.

Fue entonces cuando Aki saltó hacia adelante.

Natsuki solo podía mirar y encogerse de miedo, pero Aki, al parecer, aún podía moverse.

Pero, ¿de qué serviría?

Le devolvió el golpe a Aki fácilmente. Él solo la había rozado con su mano mientras ella cargaba, sin embargo, eso solo fue suficiente para romper el cuerpo de Aki tanto que ni siquiera podía moverse. El brazo que había usado para protegerse estaba roto. Tenía las costillas aplastadas y se había caído al suelo a bastante distancia.

La propia voluntad de Natsuki se estaba rompiendo. Parte de ella quería correr; parte de ella quería contraatacar; parte de ella quería suicidarse. Como resultado, no podía moverse. Todo lo que podía hacer era quedarse donde estaba.

Probablemente ya había terminado. Natsuki efectivamente ya había muerto una vez cuando se convirtió en una asesina serial. Sus recuerdos de antes eran confusos. No podía recordar mucho de esa época. Lo que significaba que sus recuerdos y personalidad actuales eran igualmente transitorios; serían destruidos y rehechos de nuevo. Renacería como una asesina serial más poderosa y despiadada.

Ella no podía aceptar eso.

Puede que no fuese la mejor persona, pero aún estaba haciendo todo lo posible. Había comenzado a pensar que tal vez podría vivir una vida normal. Pero estaba perdiendo la voluntad de resistir.

Había terminado en el momento en que se habían encontrado aquí. El hecho de haber logrado escapar la primera vez había sido pura suerte.

Al final del día, una vida ordinaria pedía demasiado. Su yo actual desaparecería y renacería de nuevo como asesina serial. Ahora era inevitable. No había forma de escapar.

Sus piernas se tambalearon. Se encontró incapaz de ponerse de pie. Estaba perdiendo todos sus sentidos. Ya ni siquiera podía decir dónde estaba. Podía sentir lágrimas corriendo lastimosamente de sus ojos, pero pronto, incluso ese sentimiento se volvió insensible.

Su visión se estrechó; los sonidos desaparecieron. Todo parecía haberse ido muy lejos. “¡Takeuchi!”

Pero una voz que Natsuki no debería haber podido escuchar la había alcanzado.

“¡Quítate del camino!”

La voz hizo que Natsuki recobrara la conciencia. Siguiendo las instrucciones, se movió hacia un lado.

Se escuchó un sonido ensordecedor. La rejilla se dobló y luego salió volando de sus bisagras con un estruendo. Pasó volando junto a Natsuki, esparciendo escombros a sus pies.

Natsuki se dio la vuelta.

Había llegado Yuichi Sakaki.