Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 6

Epilogo: La Chica Mágica Ideal.

Un viento frío sopló en el patio en cuanto entró en él. Mirando hacia arriba, vio que el cielo gris se extendía más y más. Hacía frío incluso con polainas, por no hablar de las medias. En esta época, la feliz Navidad estaba cerca, y en unos pocos días más, sería el Año Nuevo. Pensó que tomar el té en el patio en un día así era bastante estúpido, pero no podía decirlo en voz alta. Al menos, no en esta casa.

Mamori Totoyama se deslizó por el complejo patio sin perderse. Era una cosa extraña, llamar a un patio complejo, pero el patio de esta finca era, en verdad, horriblemente complejo. El administrador había abdicado de la responsabilidad del jardín, y la hija, que había tomado el relevo en su lugar, plantaba los árboles que le apetecían y los podaba con las formas que quería; el resultado era un caos. Un gran oso disecado se mantenía erguido con los brazos abiertos, un gigantesco peón de ajedrez bloqueaba el camino, un libro abierto yacía allí tan llamativamente, y la Victoria Alada de Samotracia se cernía sin cabeza sobre el que transitase. Una vez que Mamori hubo atravesado este laberinto de arbustos, con su falta de toda consistencia salvo “al gusto de la señorita”, llegó a una mesita blanca y redonda.

Allí, el amo de este patio —Kanoe Hitokouji— manejaba un panel conectado a un teléfono mágico. “Llegas tarde, Mamori.”

“De hecho, vine tan rápido como pude.”

Mamori dejó el plato, el té negro y los aperitivos junto al panel en ese orden y, una vez que Kanoe le indicó que tenía permiso, tomó asiento frente a ella. La silla de ratán, que valía tanto como la paga de un año entero de Mamori, había quedado bajo el frío cielo y le helaba sin piedad el trasero.

Kanoe tomó la taza y bebió un sorbo, y luego, sin decir nada, deslizó un sobre de manila por la mesa hacia ella.

“¿Qué es esto?”

“Tu recompensa. Fue hace bastante tiempo, pero hiciste un trabajo para mí. Algunos proyectos relacionados han llegado a una cierta etapa de terminación.”

“¿He hecho algo?”

A un ritmo que iba de una vez cada pocos días a unas cuantas veces cada día, Mamori fue obligada a realizar diversas labores. La hacían participar en travesuras, la convertían en el blanco de las mismas, la hacían trabajar como un perro, le mentían descaradamente, la engañaban y la obligaban a llevar el té negro favorito de la joven al patio estúpidamente frío, pero nunca recibía una recompensa por nada de ello. Kanoe decía: “Sería increíblemente grosero dar dinero en efectivo como agradecimiento por tu buena voluntad.” A Mamori le importaba un bledo que fuera una grosería, pero argumentar en voz alta tal cosa había provocado la ira de las autoridades de la familia Hitokouji.

“Pensé que nunca me daría dinero por mi buena voluntad, señorita.”

“Ya veo, ¿así que tus actividades habituales son de hecho de buena voluntad?”

“Estoy segura de que en su mente, todo lo es, señorita.”

Aunque era imposible que Kanoe no hubiera notado su sarcasmo, sonrió como si no lo hubiera hecho. “Esta recompensa no es de mi parte. Es una compensación oficial del Reino Mágico.”

“¿El Reino Mágico paga dinero?”

“Para ser precisos, te doy una parte por tu trabajo del salario que

recibo de ellos.”

Por la forma en que Kanoe había enfatizado que a la que le pagaban era a ella, puede que su intención fuera hacer que Mamori se sintiera obligada. Por el simple hecho de vivir con la familia Hitokouji a su servicio, como hacían sus padres, Mamori ya estaba ineludiblemente obligada, así que le parecía una locura que le impusieran más obligaciones innecesarias. Había algunas personas en el mundo que, si estabas en deuda con ellas, lo convertían en algo irremediable. Ni siquiera tenía que pensar en ello para saber qué clase de persona era Kanoe.

Mamori tomó el sobre que le había dado Kanoe en la mano y abrió la boca del mismo, confirmando su contenido con los ojos entrecerrados. “… ¿Cuarenta mil?”

“No, son cuarenta y cinco mil yenes.”

Creo que estoy bien con esto, se encontró pensando, posiblemente como resultado de sentirse congelada. “Por cierto, sobre esa conversación. Una vez más, ¿qué tipo de trabajo hice? Me da miedo aceptar dinero sin saber lo que hice.”

“Has modificado esas gafas para mí, ¿no?” “Oh… ¿eso? Eso fue hace tiempo, ¿no?”

La función de transmisión era una cosa, pero Mamori había detectado el hedor de la criminalidad tanto en la función de borrado de registros como en la función de transmisión que interfería con la recepción del teléfono mágico. Recordó que se había sentido incómoda y se preguntó qué pretendía hacer Kanoe con ello.

“Tu magia ha crecido, Mamori. Me ha ayudado a progresar en varios aspectos.”

“No la usarás para nada malo, ¿verdad?” “¿Por quién me tomas?”

“Me preocupa porque es usted, señorita.”

“¿Por qué crees que una buena chica mágica como yo haría algo malo? Estos macarrones están bastante buenos. Definitivamente tienes que probar algunos, Mamori.”

Mamori se comió uno de estos recomendados macarrones de un solo bocado. El sabor estuvo genuinamente delicioso. “¿Qué está leyendo, señorita?”

“Un informe de un subordinado.”

“Eso me recuerda que te ascendieron de nuevo el mes pasado,

¿verdad? ¿Así que es un nuevo subordinado?”

“No, este es un informe sobre una subordinada anterior. Ella trabajaba bajo mi supervisión directa.”

“Huh.”

“Tuve que hacer una reestructuración. Ella me ayudó con eso.” “Incluso el Reino Mágico hace ese tipo de cosas, ¿eh? Es un mundo

duro ahí fuera.”

“Definitivamente, supuso algunos recortes en nuestra plantilla, pero no hubo una reducción de la organización en el sentido operativo. Fue una reestructuración en el sentido original de la palabra. Ella fue muy útil para el Departamento de Recursos de Chicas Mágicas en el pasado, pero una vez que me hice cargo, su papel se volvió innecesario. Un hada saliendo a través de un arcoíris… ¿No es poético?”

“¿Lo es?”

“De repente hay que hacer mucho más. Es toda una lucha.” “No parece que lo estés pasando mal en absoluto.”

“Pero así es. En mi posición actual, debo manejar el equilibrio de poder entre los departamentos con bastante delicadeza.”

“¿Ah, sí?”

“Por ejemplo, está el Departamento de Diplomacia. ¿Por qué tienen que ser tan duros? No sé si es la tradición o qué, pero debo hacer que dejen pronto esas técnicas anticuadas de enviar a un especialista en violencia para presionar a otros departamentos.”

“Bien.”

“Aunque últimamente parece que las tornas han cambiado, ya que ese as de las investigaciones criminales del Departamento de Inspección consiguió meter la pata… El equipo de diplomacia no debería haber pensado en tratar de aprovechar los puntos débiles de los otros departamentos. Incluso pusieron una barrera gigante para capturar vivo al culpable, ¡y qué grandes pérdidas sufrimos todos por ello! Me dicen que fueron manipulados por información falsa que les filtró un informante. Qué tontería. Bueno, seguro que las cosas estarán tranquilas con ellos durante un tiempo.”

“Ya veo.”

“Ah, sí, y hablando de incidentes, también hubo esa gran fuga de la prisión. Eso llevó a que cierto departamento fuera expuesto por la vil acción de usar convictos para su trabajo sucio.”

“Wooow.”

“También era, de hecho, un departamento que ha sido antagónico con nosotros en Recursos de Chicas Mágicas. Así que muchas cosas se han vuelto más fáciles, como resultado.”

“Eso suena bien… ¿Pero qué pasó con los convictos fugados? Eran criminales serios, ¿no?”

“El equipo de inspección del Departamento de Inspección se ocupó de dos de los tres sin incidentes. Es decir, los mataron. No pudieron simplemente detener a los criminales, pero parece que el par eran villanos increíblemente notorios de fama histórica, así que diría que el equipo de inspección hizo un buen trabajo allí. Parece que su jefe de equipo pronto será elogiado públicamente por ello.”

“¿Y el otro?”

“Parece que la última logró escapar. Aunque, bueno, he oído que era la menos importante de las tres.”

“¿Ah, sí?” ¿Se dio cuenta Kanoe de que las respuestas de Mamori eran deliberadamente monótonas?

“Mamori, no me estás escuchando, ¿verdad?” Aparentemente sí lo hizo.

“Está hablando en términos tan vagos, señorita, que no tengo ni idea de lo que está hablando. Básicamente me entra por un oído y me sale por el otro, y nada de eso se queda en mi cabeza.”

“Ya lo sé. Te lo digo precisamente porque eres así.” “¿Por qué molestarse?”

“No podría hablar de esto con alguien que entienda lo que digo y lo recuerde, ¿podría hacerlo ahora?”

“Por favor, habla de esto con alguien que entienda lo que dices y lo recuerde.”

“Espero que llegue el día en que pueda hablar con alguien así. Una vez que el Reino Mágico se vuelva un poco más decente, y una vez que llegue a la posición en la que pueda promulgar reformas, y una vez que las chicas mágicas sean algo más que personas para ser utilizadas.”

Mamori estaba a punto de decir: “¿Otra vez esta charla?” Pero cuando vio la mirada de Kanoe, cerró la boca. Su expresión era seria, no burlona, una mirada que Kanoe rara vez mostraba en su rostro.

“… ¿Qué es?”

“Oh, nada.” Kanoe sacudió la cabeza, y volvió a su habitual actitud distante. “Por supuesto, no he estado sentada aquí esperando una ganancia inesperada. Me sitúo donde parece que las cosas van a funcionar, luego trabajo las cosas con moderación, manipulo, conecto, galvanizo, insto a la acción intentando prevenir deliberadamente, y ajusto bien las cosas para obtener buenos resultados. E incluso después de lograr mis objetivos, no me desentiendo, asegurándome de lidiar con las secuelas…”

Una gota de agua rebotó en la mesa redonda con un plop. Las gotas de lluvia golpearon su nariz, sus manos.

“Agh, en serio. Vayamos dentro ahora. Nos dará un resfriado si nos mojamos con este frío.” Dijo Mamori.

“En ese caso, entremos, miau.”

“¿Por qué tienes que terminar tus frases con eso? Es espeluznante.” “¡Espeluznante! Eso es muy bonito. Creo que es lindo.”

***

El suelo era de hormigón y el techo tenía manchas de agua. El techo goteaba cuando llovía mucho, haciendo que la habitación estuviera húmeda, incluso en los días soleados. No se podía decir que fuera un entorno apropiado para una persona herida, pero siendo una fugitiva, no estaba en condiciones de pedir lujos.

La habitación era austera, y el mobiliario se podía contar con los dedos: una cama, un escritorio, persianas, un lavabo, una estantería y los residentes. El escritorio de acero oxidado estaba en el centro de la habitación, y al abrir el cajón más grande se veían filas de frasquitos. Dentro de ellos había polvos de colores empaquetados.

Sacó una vieja balanza del segundo cajón, una más pequeña, y la puso encima del escritorio. Agarrando unas pequeñas pesas con unas pinzas, las colocó en un lado, y a continuación, vertió la medicina de uno de los frascos pequeños en el otro, ajustando la balanza hasta que estuviera uniforme. Comprobó la balanza y luego vertió el polvo en un mortero. Repitió el proceso unas cuantas veces más.

Del tercer cajón hacia abajo, sacó una botella de plástico sin etiqueta y vertió el líquido translúcido que contenía en el mortero. Lentamente, con cuidado de no derramar, molió y trituró el contenido del mortero con el pilón hasta que no sintió más fricción del polvo áspero.

Al cabo de una hora, una medicina líquida y espesa que brillaba con un color verde metálico estaba lista.

“Vamos, es la hora de tu medicina.” Se dirigió dulcemente a la chica que yacía en la cama.

La chica negó con la cabeza, con una expresión inmóvil. “Odio la medicina.”

“Ya, ya, no te hagas la dura. Esto es por tu salud.” Frederica entrecerró los ojos y se sentó en la cama.

La chica estaba cubierta de vendas. Frederica las apartó para comprobar las heridas de la chica y sonrió, al ver que estaba mejor que el día anterior. Aunque este lugar era insalubre y carecía de instalaciones médicas adecuadas, las chicas mágicas eran fuertes y tenaces. Estaban hechas así.

El único defecto de esta medicina de lujo que hacía Frederica era que, por naturaleza, era difícil de tragar. Así que Frederica sumergió un cuentagotas en el mortero para aspirar un poco de medicina, luego empujó la mandíbula de la chica hacia arriba y colgó el cuentagotas sobre ella para metérselo en la boca. Se lo administró lentamente, gota a gota, para que no se le atascara en la garganta. Una vez que terminó con la cantidad de la primera porción, continuó durante una segunda y una tercera hasta que el contenido del mortero se agotó. La chica estaba tan linda con la boca abierta como un pajarito esperando ser alimentado.

“Ya puedes cerrar la boca.” “Sí, ama.”

Frederica levantó el torso de la chica, pasó los dedos por su cabello y lo peinó. Su largo cabello negro era brillante y suave. Se sentía tan bien deslizándose entre sus dedos, y reflejaba el brillo de las luces fluorescentes de manera tan hermosa.

Mientras pasaba su mano derecha por el cabello de la niña, con la izquierda le acariciaba el ojo izquierdo.

“Eso hace cosquillas.”

“Por supuesto que sí. Lo hago para hacerte cosquillas.”

El ojo izquierdo de la chica estaba cerrado por una gran y profunda cicatriz de espada, y le faltaba el brazo izquierdo por debajo del codo. Esas partes no iban a ser curadas por la medicina especial de Frederica.

Bueno, está bien.

Con su pañuelo de motivo de partitura, Frederica le limpió la medicina de los labios a la chica.

La chica —Ripple— tuvo suerte. La magia de su oponente no había tenido la intención de matar desde el principio, y su ataque no había apuntado a los órganos vitales de Ripple. Cuando perdió el conocimiento y cayó en el agujero, volvió a su forma humana, por lo que su cuello se enganchó en un saliente de la pared del agujero a medio camino, y se salvó de caer al fondo. Además, Frederica, que en un principio tenía la intención de huir de inmediato, se había centrado en ver cómo terminaba la batalla, por lo que había podido recuperar rápidamente a Ripple y atenderla de urgencia.

Tuvo suerte de estar viva. Sin cualquiera de estos factores, Ripple habría muerto.

Frederica había llevado a Ripple, que oscilaba entre la vida y la muerte, al hospital local, diciendo que era otra baja. Entonces adquirió la espada de Pukin y la utilizó en Ripple, para hacerle creer que tenía una vitalidad y una capacidad de recuperación increíbles, con el fin de llamarla de vuelta de las puertas de la muerte, y luego se la llevó con su bola de cristal. Desde entonces, Ripple ha estado bajo el cuidado de Frederica.

Ripple había crecido enormemente desde la última vez que se habían visto, hacía ya bastante tiempo. Frederica suponía que Ripple tenía menos potencial que Snow White, pero superó sus expectativas para convertirse en una buena chica mágica que haría sentir orgulloso a cualquiera. Seguramente era algo cercano al ideal de Frederica.

Frederica había obtenido la espada que había robado a Pukin, y había obtenido a Ripple, inconsciente. Combinando esas dos cosas, podía crear su chica mágica ideal.

Frederica le sonrió. “Tus heridas se han cerrado en gran parte. Mañana podrás levantarte de la cama.”

“¿De verdad? Me alegro mucho.” Su expresión no cambió, y su voz también era monótona. Frederica estaba usando la herramienta de otra chica mágica, así que quizás la había ajustado mal. Sin embargo, parecía que Ripple no mentía al decir que se alegraba, y era lindo, por lo que era.

“Vas a estudiar un poco para convertirte en una chica mágica.” “¿Qué es una chica mágica?”

“Oh, bueno… Es alguien como yo, supongo.” “¿Puedo ser como usted, ama? Me encantaría.”

“Y me alegro de que digas eso. Trabajemos juntas para convertirte en la chica mágica ideal.”

-FIN DEL VOLUMEN 6-