Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 6

Capítulo 9: Con El Archienemigo Entre Las Llamas

Parte 3

✰  Pythie Frederica (Tiempo restante: diez horas, veinte minutos)

Cuando Pukin había insistido en que fueran a salvar a Sonia, Frederica había accedido en apariencia. No tenía ningún deseo sincero de salvar a Sonia. Lo que quería era derrotar a Archfiend Pam. Frederica juzgó que para eliminar a Archfiend Pam, la chica mágica más poderosa dentro de la barrera y también el mayor obstáculo en su situación actual, era mejor que Sonia fuera su noble sacrificio. Por lo tanto, Frederica no debía intervenir para salvar a Sonia, sino que debía apuntar al momento en que Pam estuviera acabando con Sonia, cuando la atención de Pam estuviera más concentrada, para tomar a Archfiend por sorpresa. Si las tres atacaran a la vez, tendrían una oportunidad de ganar.

Déjame a mí las ordenes, había asegurado Frederica a Pukin, y ella había retrasado deliberadamente el ataque. Luego, con el pretexto de salvar a Sonia, se precipitó, sabiendo que era demasiado tarde.

Todo había funcionado a la perfección, o debería haberlo hecho. Con una sincronización perfecta, habían tomado a su oponente desprevenido y habían impedido que Archfiend Pam utilizara las cuatro alas al máximo, de modo que incluso si bloqueaba el primer ataque, le faltarían dos alas, o en otras palabras, tendría que evadir físicamente sus dos ataques y tener éxito en ambas ocasiones. Todo lo que tenía que hacer Frederica era atacar como distracción, mientras que el golpe de Pukin sólo tenía que rozarla para ser fatal.

Pero Pam se había adelantado a Frederica. Incluso con todo el vasto conocimiento de Frederica, no había sido consciente de las alas quinta y sexta de Pam. Un as en la manga para cuando surgiera la necesidad, supuso Frederica.

Pam evitó los ataques de Frederica y Pukin con sus alas ocultas, y luego puso al humanoide negro sobre Frederica, lo que le impidió ayudar a Pukin. Pero incluso mientras la situación se deterioraba hasta llegar a una mayor desesperación, Frederica estaba arrebatada. Este plan, concebido por una sucia chica mágica como Frederica, que implicaba sacrificar a un aliado para acabar con un oponente, había sido demolido. Esto fue exactamente lo que hizo que Pam fuera Archfiend.

Incluso cuando fue lanzada hacia atrás por el ala de Pam y se estrelló contra la pared del agujero, Frederica se sintió embriagada… y entonces lo vio: ese arcoíris que aparecía de repente. Por alguna razón, arcoíris afilados se clavaban en Archfiend Pam.

Su embriaguez se evaporó y fue devuelta a la realidad. ¡El cuerpo, los brazos, las piernas, la cabeza y el cabello de Archfiend Pam! Todos ellos se dispersaron con un enorme chorro de sangre. Las llamas se desvanecieron, y Sonia ya era menos que cenizas. Pukin había desaparecido, dejando rastros de su sangre. Frederica parpadeó. No tenía tiempo para estar aturdida.

Saliendo a toda prisa del agujero, se encontró con tres chicas.

Una de ellas iba vestida de forma que recordaba a una repartidora de correos y se sujetaba las rodillas, temblando.

Una de ellas, que llevaba un arcoíris a la espalda, lucía una sonrisa de satisfacción.

La última… estaba tirada en un charco de sangre. Su transformación se había deshecho, y su característica guitarra brutal también había desaparecido.

Frederica se dio cuenta de lo que acababa de pasar. Su grupo había sido de almejas. Mientras todas ellas habían estado escarbando en el barro del pico del correlimos, el pescador había llegado. Mientras las almejas y el correlimos se enzarzaban en una lucha, el pescador las cosechó todas.

Una pequeña hada salió volando de la ropa de la chica del arcoíris. Lo que debería haber sido una cara tan bonita se convirtió en una fea sonrisa, sorprendentemente similar a la de la chica del arcoíris.

“¡Lo hicimos! ¡Archfiend Pam y otra chica están muertas! No sé quién era, pero debía ser fuerte si estaba luchando contra Archfiend Pam. ¡Eso significa que nos hemos librado de dos chicas fuertes!

¡Excelente!”

“No estoy segura de que esté realmente muerta. Pero al menos he eliminado a Archfiend Pam.”

“Sí, sí, ¡seguro que lo hiciste! Ha sido una victoria supergenial. Ahora eres la número uno en mi ranking mental de chicas mágicas de las que quiero recibir abrazos, ¡Rain Pow!”

“Prefiero no abrazarte, Toko.”

Las dos se agarraron el estómago y se rieron.

“Ahora sólo está esa que se escapó. Y una de los hijos de Cranberry estaba allí, ¿verdad?”

“Oh, no creo que sea un gran problema. Luché con ella un poco, y no era tan fuerte.” La chica del arcoíris le dio a la repartidora de correo un fuerte empujón con el pie. La repartidora se cayó, mirando con ojos asustados. “Incluso me las arreglé para vencer a este peso muerto yo sola.”

“¡No esperaba menos de ti, Rain Pow! Así que no hay problemas,

¿eh?”

“Si algo es un problema, supongo que sería la que se escapó y esta otra.”

Las dos miraron a Frederica, que ahora no tenía aliados. No tenía una bola de cristal con la que usar su magia, así que tendría que hacer las cosas usando sus palabras. Tenía que escapar de este aprieto, ya fuera a través de la negociación o la persuasión. “Tengo una sugerencia.”

“Y no lo escucharé.” En el momento en que Frederica abrió la boca, fue derribada. “Te mataré. Eso es todo. Lo haré rápido, y luego también mataré a la que huyó.”

No era alguien a quien se pudiera convencer. Y a juzgar por la situación, parecía que huir también sería difícil. Sin su bola de cristal, la chica del arcoíris era demasiado para Frederica. Estaba demasiado gastada para girar y esquivar continuamente el arcoíris mientras corría, y además, estaba bastante herida.

Frederica miró a la chica que estaba derrumbada en un charco de sangre. Era su alumna. Había sido la alumna número uno de Pythie Frederica, alguien que podía hacer amistad con cualquiera.

Al darse cuenta de que Frederica estaba mirando el cuerpo, la sonrisa de la chica del arcoíris se hizo más grande. “Me habría ahorrado tiempo si hubieras sido tú la que estuviera fuera del agujero. Ha sido culpa mía.”

El hada sonrió a la vez. “Nunca hubiera pensado que acabaría matando a Pythie Frederica. ¿Por qué estás aquí? ¿No te arrestaron? Hey, Rain Pow, ésta es muy famosa.”

Frederica se observó a sí misma objetivamente y se sorprendió. Estaba enfadada porque habían matado a Tot Pop. Pythie Frederica utilizaba a cualquiera en aras de sus objetivos y su placer; la ética y la compasión eran menos que basura para ella, y al final de todo, había sido encarcelada por esto pero aun así nunca había cambiado sus costumbres. Había liberado a dos monstruos, Pukin y Sonia, y también se sentía satisfecha por ello.

Otra parte de ella, más calmada, observaba su propia ira y odio desde la distancia. Qué sorprendente que incluso alguien como yo pueda sentir ira, observó con frialdad mientras avanzaba, sin que sus pies se despegaran del suelo.

Las sonrisas de los dos contrincantes se desvanecieron, y los arcoíris de varios tamaños, muchos, flotaron alrededor de la chica mágica. Parecían llenar todos los espacios. Frederica ya sabía lo filosos que eran.

La chica del arcoíris silbó. “Mira, Toko. Ella va a luchar en serio.”

“Eso es decepcionante. Estaba deseando ver cómo esa convicta fugada rogaba por su vida.”

“Uno pensaría que alguien con un nombre como Pythie sería más

lamentable, ¿no? Parece que no se da cuenta, ¿verdad?”

Frederica avanzó, habiéndose resignado a que no podría ganar esto sin su bola de cristal.

La chica del arcoíris agarró a la repartidora por el cuello y le susurró al oído: “Hey, Tsuko, luego vas a ser mi rehén más tarde. Así que, por ahora, no te mataré. Pero si intentas huir, te mataré antes de que me encargue de esa vieja bruja de ahí. ¿Entendido?” Ella no estaba realmente tratando de mantener su voz baja. Probablemente sólo quería amenazar a la chica. El hecho de que incluso Frederica pudiera oírla lo demostraba.

Con la cara pálida, la repartidora movió la cabeza de arriba abajo varias veces. La chica del arcoíris sonrió y lanzó a la repartidora hacia atrás.

***

✰  Hana Gekokujou (Tiempo restante: diez horas, quince minutos)

El dolor en su cuerpo estaba disminuyendo, aunque lentamente. Comprendió que sus heridas se estaban curando más rápido de lo que su capacidad natural de recuperación hubiera permitido. Además, poco a poco iba ganando energía. Hana se sentó y se llevó la mano a la oreja derecha de conejo. Estaba espléndidamente cortada por la mitad.

“Deberías quedarte acostada.”

“No, estoy bien. Y más aún, tumbarse en el cemento en esta época del año es un frío glacial. Eso por sí solo es suficiente para chupar mi energía.” Ella rió un ‘ja-ja’. Sentía que había pasado mucho tiempo desde la última vez que se había reído a carcajadas. Había estado sinceramente preparada para la muerte, pensando en privado en una muerte heroica que no causara problemas o en terminar consigo misma si era capturada. Si el rescate de esa situación era posible, entonces cualquier cosa lo era.

Hana se tocó de nuevo la oreja derecha de conejo. Después de todo, estaba realmente cortada.

¿Volverá a crecer?

Si no volvía, eso podría dificultar un poco las cosas. Una oreja medio cortada tenía demasiada pegada. Hacer que la gente desconfiara de ella en el primer encuentro limitaría su trabajo, como ocurrió con Ripple. Hana estaba segura de que Ripple era una persona bastante buena, pero su aspecto era intimidante, y daba una impresión bastante extrema. Bueno, poner en primer plano el contraste entre su aspecto y su personalidad podía ser una opción. Le hubiera gustado preguntarle a Ripple sobre eso.

Mientras Hana se preguntaba qué había pasado con Ripple, miró en la dirección en la que había salido corriendo. El callejón desembocaba en una gran carretera y llegaba a un callejón sin salida en una relojería con las persianas bajadas. Hana no pudo ver nada más allá. Seguía creyendo que Archfiend Pam resolvería las cosas por sí misma. Sentía una absoluta seguridad en ese punto, como la que siente un feto hacia su madre. ¿Pero qué hay de Ripple? Ella no se había involucrado en ese ataque, ¿verdad?

Con la curación de sus heridas, Hana empezaba a sentirse lo suficientemente bien como para poder preocuparse por los demás. Agudizó el oído, centró su atención en la dirección que había tomado Ripple y detectó unos pasos que se dirigían a toda velocidad hacia ellas. No era Ripple; sus geta de un solo diente hacía que sus pasos sonaran únicos.

Para cuando el pensamiento la golpeó, ya podía ver al enemigo. Era la chica mágica esgrimista que había estado con Frederica, la que había llamado “Su Excelencia”. En su mano derecha, sostenía un estoque desnudo, y en la izquierda, su estómago. Sangraba horriblemente por la cara, y su cabello naranja estaba teñido de rojo. Su nariz estaba aplastada de forma espantosa, y su expresión era la de un demonio, con los dientes apretados al aire.

Hana se levantó y empujó a Mana y a 7753 al suelo.

Pukin parecía sorprendida. Parecía que no había esperado encontrarse con ellas aquí. Por su expresión y sus heridas, Hana pudo saber que estaba huyendo de algo. ¿Archfiend Pam? ¿O Ripple? En ese caso, podrían acorralarla. Pukin estaba desesperada. No le sobraba energía para matarlas, y huir sería su prioridad número uno. Pero si Hana se ponía delante de ella, la apartarían de un golpe. Hana tampoco estaba totalmente preparada.

Pensó en lo que debía hacer. Tenía ante sí una crisis. ¿Podría moverse? Aunque sus heridas se habían curado un poco, aún estaba lejos de estar totalmente recuperada. Todavía no podía dar una pelea decente. Así que una vez que Pukin entrara en su radio de acción, Hana pondría en marcha sus sentidos. Con esas heridas, si Hana agudizaba el sentido del dolor de Pukin, ésta se derrumbaría, incapacitada por la agonía. Entonces Hana podría dejar que Archfiend Pam o Ripple acabaran con ella.

Hana vio a Pukin acercarse con un solo movimiento. Destrozó el hormigón, dejando una huella limpia a su paso. Tanto su puñalada como su paso eran espantosamente rápidos. Pero si se trataba de una competición de velocidad, Hana no era menos.

En el momento en que el enemigo entró en su área de efecto, Hana activó su magia. De tú a tú y contra Pukin, no había necesidad ni razón para que se contuviera. Agudizó el sentido del dolor de Pukin hasta el límite, pero el empuje de Pukin no se detuvo. Hana se deslizó por debajo de la espada de Pukin, recibiendo un corte superficial en su oreja de conejo, pero de alguna manera se las arregló para evitar un golpe directo.

Ella sabía que había activado su magia. Pero Pukin no había reaccionado, sino que se limitó a apuñalar directamente con su espada. A continuación, Pukin giró con otra estocada, y el inesperado ataque abrió el hombro derecho de Hana, que cayó de rodillas.

La mano izquierda de Pukin alcanzó su daga en la funda. Cuando estaba a medio desenvainar, Hana se levantó un paso más rápido, golpeando a su enemigo en la mandíbula con el talón de la palma. Pukin se resistió, pero Hana puso todo el peso de su cuerpo para golpear la parte posterior de la cabeza de Pukin contra la pared.

Pukin emitió un suave gemido mientras se deslizaba por la pared. Hana presionó el centro de su propio pecho con una mano y la sangre caliente brotó entre sus dedos. La daga de Pukin se clavó en ella hasta la empuñadura.

Hana soltó la mano del pecho, y la sangre se derramó de forma aún más dramática, tiñendo su kimono de rojo, goteando por dentro de su ropa hasta los muslos. Apretando el puño, se lo llevó a la cara. Miró a Pukin como si dijera: “Ahora, esto es serio.” Ella no podía caer todavía. Archfiend Pam o Ripple vendrían pronto. Tenía que aguantar de alguna manera, hasta entonces.

Al mirar la cara de Pukin, se fijó en el leve corte que le cruzaba la mejilla. Hana estaba bastante segura de que un corte de la espada de Pukin haría que su magia le hiciera algo a esa persona. Teniendo en cuenta cómo había actuado la chica del vestido de novia, probablemente se tratara de un lavado de cerebro o de una subordinación. Pukin sabía cuál era la magia de Hana y por eso se había cortado a sí misma con su propia espada antes de cargar con algo que la resistiera. Se había obligado a creer que el dolor era otra cosa. Tenía que ser algo así.

Hana ya no podía usar su magia, pero no dejó que se le notara en la cara. Con una expresión serena que decía: “Esta sangre no es nada”, dio un paso adelante.

Pukin apuntó con su espada a Hana, pero cuando escuchó un sonido como el de un vehículo que se estrellaba en la dirección por la que había corrido, hizo una mueca. Con un chasquido de la lengua, Pukin se marchó, con la capa ondeando tras ella mientras corría. Todo el acontecimiento pasó en sólo unos segundos de tiempo.

Hana se apoyó en la pared del edificio del callejón. 7753 y Mana se levantaron y se aferraron a ella, las dos llorando. El calor que le ardía en el pecho se fue apagando poco a poco. El frío se extendió por todo su cuerpo, infectando sus pensamientos, y su mente también se volvió confusa.

No habían conseguido acorralar a Pukin. Pero si Mana y 7753 estaban a salvo, al menos había conseguido cumplir su papel de guardiana, y con ello se sintió ligeramente satisfecha mientras su conciencia se desvanecía.