Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 6

Capítulo 12: La Chica Mágica Que Llevas Dentro

Parte 3

✰  Weddin (Tiempo restante: cuarenta y ocho minutos)

La magia de Weddin no funcionaba, y ahora que Tepsekemei estaba encerrada en esa bola de arcoíris, básicamente todas las partes de su estrategia se habían venido abajo. El conducto de escape de la tienda de pollo frito seguía funcionando, traqueteando como si estuviera a punto de romperse, y Frederica y Weddin, que estaban escondidas bajo la sábana que habían colocado allí, se quedaron en silencio, mirando la bola de cristal.

Rain Pow saltó de un edificio con la esfera de arcoíris encogida en sus brazos. Dejando atrás la ciudad en ruinas, corrió por encima de los edificios de la carretera. La escena de la bola de cristal se reflejaba gracias al cabello de Tepsekemei, por lo que cambiaba según su posición.

“¿A dónde va…?”

“Si se lleva la esfera con ella, entonces debe significar que tiene la intención de hacer algo con Tepsekemei dentro de ella. Por ejemplo… Ah, sí. Incluso Tepsekemei no saldría indemne si Rain Pow la empujara contra la barrera o algo así, ¿verdad?”

“¡No…! Entonces, por favor, ¡date prisa y róbale esa esfera!” “Sí, sí, entendido.”

Frederica hundió su mano izquierda en la bola de cristal, y ésta salió detrás de Rain Pow mientras corría. La mano de Frederica se detuvo justo detrás de la espalda de Rain Pow, pero en el momento en que estaba a punto de tocar la esfera, un arcoíris se arqueó hacia sus dedos. Frederica retiró la mano al instante. La sangre brotó del dorso de su mano, dejando una mancha roja en su mejilla.

“La intuición de un asesino es algo aterrador. Incluso con los oídos tapados, esto es lo que consigues. Estás en desventaja cuando tu oponente te espera. Con cosas así, aunque intente hacer contacto con ella a través de mi bola de cristal, sólo me derribará.”

Rain Pow se detuvo un momento y miró a su alrededor antes de juzgar que no habría otro ataque, y luego retomó su carrera, saltando de edificio en edificio.

“¿Puedo sugerir algo?” Sugirió Frederica con cierta reserva.

Weddin no soportaba su actitud cortés.

“Rain Pow no está corriendo a toda velocidad. Nos dice que la persigamos, como si dijera: A este paso, Tepsekemei va a morir, así que si no les gusta, vengan por mí.”

Dentro de la bola de cristal, Rain Pow corría, deteniéndose de vez en cuando para mirar el aire. Sabía que la observaban a través de la bola de cristal. ¿Las estaba desafiando?

“¿Qué hacemos? ¿Darnos a la fuga? ¿O nos quedamos aquí?” Sin decir una palabra, Weddin salió corriendo.

Agitando sus faldas, Frederica la siguió. “Eres un poco lenta, Weddin. ¿No podrías correr un poco más rápido?”

“Es la segunda vez hoy que alguien me dice eso.” Weddin daría todo lo que tenía para hacer esto bien. Ella no iba a tener remordimientos sobre esto. Ella salvaría a Tepsekemei y al pueblo. Como líder, tenía que hacer eso.

***

✰  Kuru-Kuru Hime (Tiempo restante: cuarenta y cinco minutos)

7753 le dio una clase completa.

Kuru-Kuru Hime podía controlar un máximo de doscientas sesenta cintas. Podía ajustar el ancho de cada cinta individual dentro de un rango de la más pequeña fracción de un centímetro a cincuenta centímetros. La velocidad de liberación de sus cintas era más rápida de lo que Kuru-Kuru Hime podía mover su propio cuerpo. 7753 había explicado que sería capaz de bloquear los ataques de Pukin si se concentraba únicamente en la defensa.

Y justo en ese momento, una feroz estocada vino hacia ella desde atrás, y tal como le habían dicho, la desvió con sus cintas mientras sus pies tocaban el suelo. Pukin aterrizó tras ella, con una expresión desagradable en su rostro. ¿Estaba disgustada porque su ataque había sido evitado por alguien a quien había supuesto que podría derribar de un solo golpe, o sospechaba?

Pukin hizo un giro completo y atacó de nuevo, y esta vez, Kuru- Kuru Hime formó un escudo con sus cintas para bloquearlo. No pudo contrarrestarlo. Pukin se movía con una rapidez espantosa, y Kuru- Kuru Hime tenía las manos llenas para seguirle el ritmo. Hizo una señal a las chicas que estaban detrás de ella, tocando sus dedos medio e índice juntos y doblándolos dos veces. Si parecía que podía encerrar a Pukin por la fuerza, entonces solicitaría su cooperación. Si no, les diría que se quedaran atrás. Ella había señalado la última instrucción. Si las otras chicas venían a ayudar, ella no podría defenderlas. Si Pukin las atacaba en su lugar, serían golpeadas.

Kuru-Kuru Hime se protegió con su escudo, e incluso cuando Pukin la ensartó con una serie de fintas, logró evitar la cadena de ataques y saltar hacia atrás. Pukin era más fuerte de lo que 7753 había previsto. Kuru-Kuru Hime atrapó, bloqueó y desvió sus ataques, pero Pukin era tan fuerte que incluso el bloqueo de un solo golpe la hizo temblar hasta los huesos. Esto no iba a funcionar. Sus cintas eran lo suficientemente rápidas, pero su cuerpo no podía seguir el ritmo. Finalmente, sería superada.

Kuru-Kuru Hime deshizo algunas de sus cintas y las hizo resbalar por todo su cuerpo. Las afinó y afiló sus puntas, apuñalando cada parte de su cuerpo con ellas.

Una gota roja goteaba de su mano. La sangre fluía de alguna vena perforada. Su cara también estaba mojada, y probablemente no de sudor. Era sangre. No porque ninguno de los golpes de Pukin hubiera conectado. Sabía que si la golpeaban aunque fuera una vez, se acabaría el juego.

Pukin saltó de un árbol, pateando el que tenía el tronco más grueso para ir a por la espalda de Kuru-Kuru Hime. Kuru-Kuru Hime siguió ese movimiento. Ahora, en lugar de sus músculos, utilizó sus cintas para mover cada parte de su cuerpo. Golpeó el empuje de Pukin con un látigo de cintas y bloqueó con su escudo de cintas. Los huesos de sus piernas hacían un desagradable crujido. Todavía no se habían roto.

El dolor le sacudía el cuerpo. Pero aun así, ahora podía seguir el ritmo de Pukin. Tenía que resistir el dolor. No podía dejar de moverse. Tenía que hacerlo. No había ninguna otra chica mágica en su grupo que pudiera seguir la velocidad de Pukin.

Habían confirmado la posición de la barrera de antemano. En una pelea normal, llevarla hacia ella sería una opción. Pero no podían tener una pelea normal, no en esta situación. Todo lo que Kuru-Kuru Hime estaba haciendo era apenas lograr evitar ser asesinada.

Su visión estaba teñida de rojo. ¿Se le había metido sangre en los ojos, o le sangraban los ojos? Su cuerpo no tenía lo necesario para mantener la velocidad. Pukin se detuvo. Sus cejas se juntaron mientras miraba a Kuru-Kuru Hime. ¿Sospechaba de ella por haberse herido a sí misma? Le dijo algo a Kuru-Kuru Hime en inglés, pero fue demasiado rápido, y ella no pudo entenderlo.

Pero aunque no pudiera entenderlo, estaba agradecida de que Pukin hubiera hablado. Le dio un respiro. Reunió las cintas de su brazo izquierdo en forma de cono y las hizo girar a gran velocidad. Podía repeler la espada de Pukin con este taladro. Lo lanzó contra Pukin, pero tropezó y el taladro se clavó en el suelo.

Pukin lanzó un grito de guerra.

Kuru-Kuru Hime estaba de rodillas con la espada de Pukin yendo hacia ella. Usando toda su fuerza, Kuru-Kuru Hime tiró de la cinta que había atado a un árbol detrás de ella de antemano, saltando hacia ella para evitar la espada. Pero su postura seguía siendo un desastre. Pukin preparó su estoque para un nuevo golpe, y Kuru-Kuru Hime triplicó el tamaño de su escudo, blandiéndolo con fuerza.

Kuru-Kuru Hime no iba a ser la atacante en este escenario. Ella era el señuelo y la ayuda.

Excavada por el taladro y abanicada por el gigantesco escudo, la fina tierra se expandió en el aire.

***

✰  Pythie Frederica (Tiempo restante: cuarenta y un minutos)

En el momento en que Rain Pow se fijó en Frederica y Weddin, dejó de correr, se dio la vuelta y se dirigió en su dirección. La predicción de Frederica de que había estado corriendo para que las siguieran no se había equivocado.

En lo alto de un edificio, las tres chicas mágicas se enfrentaron.

Frederica evadió varios arcoíris, luego metió a Weddin en su bola de cristal, la sacó de nuevo y la metió una vez más, todo para salvarla de los arcoíris. La presencia de Weddin impedía a Frederica luchar.

Con Weddin en brazos, Frederica bajó de un salto del edificio y pateó una ventana para entrar. Pasó entre los aturdidos y silenciosos residentes, atravesando la habitación para saltar por la ventana del otro lado y deslizarse entre los arcoíris que se arqueaban hacia ella.

Frederica había presenciado los ataques de Rain Pow varias veces, y poco a poco empezaba a entender cómo operaba. Manifestaba arcoíris, enviándolos por el cielo con velocidad y fuerza. Como su uso como armas requería un tiempo de espera, Rain Pow no podía generarlos para realizar ataques instantáneos, y eso significaba que Frederica podía evadirlos. El problema era que había muchos, y como venían hacia ella desde todas las direcciones, era toda una tarea esquivarlos a todos. Además, la carga adicional de sujetar a Weddin obligaba a Frederica a una situación de la que no podía escapar.

Si todo lo que tenía que hacer era huir, podía lograrlo. Pero no había manera de que ella pudiera atacar. La matarían si lo hacía. Si quería luchar con Rain Pow, necesitaría proyectiles del nivel de Ripple. Frederica sólo podía usar una mano, ya que siempre tenía su bola de cristal en la otra; no duraría ni cinco segundos contra Rain Pow.

“Me gustaría preguntarte algo, Weddin.” “¿Qué es?”

“¿Cuál es tu mayor prioridad: salvar tu vida o derrotar al enemigo?” “El enemigo.” Respondió Weddin al instante.

Era el tipo de respuesta que a Frederica le gustaba escuchar. Sus mejillas se relajaron en una sonrisa. “Para derrotarla, debo llevarte a un lugar peligroso. ¿Te parece bien?”

“¿Tu qué crees?”

“Para derrotarla, debes confiar en mí. Seguramente ya me debes odiar, ¿no?”

“Te odio, pero confiaré en ti.”

“¿Cómo puedes confiar en mí? No soy la clase de persona en la que deberías confiar. Seguro que vas a sufrir por ello. No avalaré en absoluto esa decisión.”

“No puedes mentirme, ¿verdad? Lo prometiste.” Respondió Weddin, sonriendo con descaro.

***

✰  Funny Trick (Tiempo restante: treinta y ocho minutos)

Para que Funny Trick activara su magia y moviera algo, ambos objetos debían estar fuera de la línea de visión de todos, aunque fuera por un mínimo instante.

Debía conocer de antemano las posiciones de los dos elementos a intercambiar. Creo que está allí o debería estar allí no eran suficientes.

El alcance de su magia era de unos cincuenta metros. Sin embargo, uno de los objetos tenía que estar cerca, a una distancia no superior a un metro.

Funny Trick había estado observando todo el tiempo. No se le permitió parpadear.

Siguió con la mirada la lucha de espadas entre Kuru-Kuru Hime y Pukin, esperando su señal. Bajo su capa, escondía una bomba de humo que había recibido de Mana. Sólo tenía que usarla en el momento adecuado. Esta idea de usar su magia, que 7753 le había instruido, era francamente horrorosa, pero después de haber visto la ciudad destruida, la gente muerta, y a Pukin luciendo tan alegre al respecto, ese horror se había disipado.

Kuru-Kuru Hime estaba siendo empujada hacia atrás. No pudo contrarrestar ninguno de los golpes de Pukin. Además, estaba sangrando. Estaba escupiendo sangre, aunque no había recibido ningún golpe, y su traje de bailarina estaba manchado de rojo.

Ambas figuras se movían tan rápido, que Funny Trick tenía que concentrarse al máximo para apenas mantener el ritmo. No podía apartar la mirada. Sus ojos tenían que estar fijos en la cara de Pukin.

Pukin le dijo algo a Kuru-Kuru Hime, y Kuru-Kuru Hime coloco sus cintas en forma de punta y las hizo girar. Talló en el suelo, y justo cuando Pukin atacó, aprovechó ese momento para abanicar con fuerza el suelo que había cavado. Funny Trick observaba la cara de Pukin. Pukin parpadeó por reflejo para protegerse los ojos del polvo que se levantaba a su alrededor.

Ahora. En el momento en que Pukin parpadeó, Funny Trick activó su magia.

Cambió lo que había detrás del párpado de Pukin por la bomba de humo que tenía en sus manos.

Funny Trick levantó su capa y el globo ocular de Pukin salió rodando de debajo de ella hasta el suelo.

Pukin gritó y se llevó la mano al ojo, e inmediatamente ese punto de la cara explotó. El humo salió de su cabeza. El adorno de plumas blancas revoloteó por el cabello de Pukin, arrastrado por el viento, y cayó.

Era sólo una bomba de humo, pero tenía la suficiente fuerza como para volar los dedos. Si la hicieras estallar en la cuenca del ojo de una persona… En otras palabras, por el cerebro, sería fatal, incluso para una chica mágica. Incluso para Pukin.

“Lo hicimos… ¡Lo hicimos!” Funny Trick gritó exultante, y Kuru- Kuru Hime cayó con un thump sobre su trasero, con los hombros agitados.

Con los brazos colgando a los lados, Pukin cayó sobre su rodilla derecha, e inmediatamente se levantó, empujando hacia adelante con su espada.

Kuru-Kuru Hime no había previsto el ataque. El estoque la apuñaló en su garganta indefensa, y Funny Trick no logró esquivar la daga que le lanzaron, que acabó golpeándola en el pecho.

¿Qué ha pasado? La sangre —y algo más importante— fluía desde el lugar donde se clavó la daga. Pukin arrancó su estoque de la garganta de Kuru-Kuru Hime, bañándose en las salpicaduras. Fue entonces cuando Funny Trick lo vio: la cara de Pukin, la zona que rodeaba su ojo derecho, había volado por los aires. Había desaparecido por completo.

—¿Por qué…? ¿Cómo…?

Funny Trick agarró la daga. La sangre no se detenía. Se tambaleó sobre unas piernas inseguras y, sin poder recuperar el equilibrio perdido, volvió a caer al suelo.

¿En serio? ¿Terminaría así? No. No había terminado. Umi Shibahara nunca se rendiría. Así que su compañera tampoco lo haría nunca. Agarrándose el pecho, Funny Trick se arrastró por el suelo.