Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 6

Capítulo 11: Mi Amigo

Parte 3

✰   Pythie Frederica (Tiempo restante: cuatro horas, diecinueve minutos)

Miró su teléfono, lo toqueteó y lo hizo girar, pero por más que esperó, no llegó ninguna llamada.

Había sido consciente de que verían su petición de devolución de la bola de cristal como una amenaza para su seguridad. Su idea había sido presentar esa petición más difícil a primera hora para hacerles reflexionar y luego empezar la negociación desde ese punto, pero había fracasado, probablemente porque odiaban a Frederica más de lo que ella había previsto.

Frederica nunca había imaginado que sería popular, pero tal y como estaban las cosas ahora, podría ser más despreciada incluso que las ratas o las cucarachas. Pukin había matado al padre de Kuru-Kuru Hime; Sonia Bean había matado a Captain Grace; Pukin había controlado mentalmente a Weddin; y Tot Pop había sido la encargada de toda la operación, pero parecía que nadie iba a tenerlo en cuenta.

Estaba sola, sin aliados; todos eran enemigos.

Qué situación tan emocionante. Este es el tipo de cosas que corresponden al héroe de una historia, ¿no?

Aunque colgar una lámina de plástico azul sobre el tejado de este edificio residencial mixto y descansar bajo ella era menos heroico y más patético. Estaba en un callejón sin salida. ¿Debía reconciliarse con Pukin de alguna manera o agachar la cabeza ante el equipo de inspección, diciendo: “No necesito mi bola de cristal, así que, por favor, dejen que las ayude?” Eligiera lo que eligiera, sin su bola de cristal ni el apoyo en el combate, había un límite a lo que podía hacer por sí misma.

En ese momento, su teléfono móvil vibró. ¿Seré capaz de negociar con ellas? Se preguntó, pero cuando miró la pantalla, vio que era un número desconocido el que llamaba. ¿Era una llamada para el propietario original del teléfono? Se sintió decepcionada, pero decidió aceptarla por si acaso y descolgó.

“¿Eres Pythie Frederica?” Una voz aguda se dirigió a ella y Frederica se llevó el dedo corazón a la sien. Era una voz sintetizada o alterada mediante un cambiador de voz. Tampoco era impensable que se tratara de una mascota electrónica tipo hada.

“Sí, soy Pythie Frederica. ¿Quién puede ser?” “Un aliado.”

¿Quién era? ¿Cómo conocían este número? Una voz misteriosa que se saltaba todos los preámbulos para susurrar que era un amigo. Era tan sospechoso y tan del tipo de cosas que le gustaban a Frederica.

“Estoy a punto de darte algunas instrucciones sobre lo que debes hacer, dónde debes ir y cómo debes hacerlo. Sin embargo, te llevaré a hacer algo ilegal.”

“… ¿Eres el patrocinador de Tot Pop?” “Tal vez, tal vez no.”

Si fueran un patrón de la facción revolucionaria, entonces le darían órdenes de una manera más directa. Tenían derecho a hacerlo. Y lo que es más, Frederica no sabía cómo habían averiguado el número de este teléfono. Se lo había robado a un transeúnte. ¿Cómo podrían haber llegado a saberlo?

Este mecenas debía de ser de los que gustan de lo excéntrico y lo teatral. Frederica podía entenderlo. Frederica también amaba lo excéntrico y lo teatral. “Bueno, de cualquier manera, estoy al final de mi cuerda. No tengo muchas opciones.”

“En ese caso, ¿estás lista? Date prisa.”

“Por favor, no me apresures tanto. Sólo estaba temblando por la alegría de por fin haber encontrado un aliado.”

Esta persona estaba tratando de utilizarla. No sólo no tenía derecho a negarse, ya que estaba totalmente acorralada, sino que poco a poco iba sintiendo que sería interesante ser manipulada por esta persona. “¿Debo obedecerle indefinidamente?”

“No diré que indefinidamente. Sólo quiero tu ayuda por un tiempo.” “Hmm.”

“Otra cosa. Las que se negaron seguramente también querrán ser tus amigas.”

***

✰  7753 (Tiempo restante: tres horas, dieciocho minutos)

Pensó que su peinado se estaba deshaciendo, así que se llevó la mano a la cabeza y en su lugar tocó tela. La sensación era diferente a la de su sombrero. En su cabello había restos de un pañuelo; el pañuelo que le había prestado Ripple ya estaba hecho jirones. No podía devolverlo. 7753 no estaba del todo atenta mientras escuchaba a las demás en una discusión seria.

Tras perder a Hana, Mana parecía haberse tranquilizado. Ya no presionaba para que su propio equipo capturara al criminal, ya que su reputación estaba en juego. Se inclinaba por la idea de dejar marchar a los alumnos de la escuela media, ya que sólo eran víctimas, y pedir apoyo, aunque eso llevara más tiempo y aunque no fuera ella quien realizara el arresto.

El grupo de la escuela media, que hasta el otro día debían ser chicas normales y corrientes, discutían con valentía entre ellas.

Estaba la chica cuya amiga había sido asesinada delante de ella, y la profesora de japonés cuyo padre había sido asesinado. Habían sido engañadas por Toko, con una traidora entre ellas. Había otra chica allí que había sido capturada por los prisioneros fugados y podría haber sido asesinada en cualquier momento. A pesar de que, comprensiblemente, podrían haber sido aplastadas sólo por sus propias circunstancias, estaban hablando juntas, diciendo, qué tal si hacemos esto, qué tal si hacemos aquello. Discutían sobre todo ello, no sólo por su propio bien, sino por el de todos.

Hana había sido asesinada, apuñalada en el pecho. Aunque a 7753 le había quedado claro, incluso sin mirar a través de sus gafas, que Hana ya había llegado a su límite, todavía había intentado luchar, hasta el momento en que se desplomó.

Archfiend Pam había ayudado a Hana a escapar, y luego la habían matado. Si sólo hubiera pensado en sí misma, no habría considerado también la seguridad de Hana. Había actuado en consideración a otra persona y había sido asesinada.

7753 apretó con fuerza el trozo de pañuelo en su palma. Ahora Ripple también estaba muerta.

7753 estaba viva. Había estado obedeciendo diligentemente las instrucciones de su jefa en todo. Estaba guardando información que debía compartir en su corazón, guardando silencio, sin decírselo a nadie. Porque eso era lo que su jefa le había dicho que hiciera. ¿Por qué estaba obedeciendo a su jefa? Estaba vendiendo su alma por un cheque. Esa era la naturaleza del trabajo. No podía luchar contra eso.

7753 apretó con fuerza los jirones de la bufanda de Ripple. En sus gafas, se mostraban mensajes uno tras otro.

Incluso los otros departamentos están susurrando que el Departamento de Diplomacia se está descarrilando.

Además, hay rumores de que ya han dispuesto el arma de destrucción masiva y piensan utilizarla mientras la barrera esté levantada.

Si Funny Trick dice que te ayudará a escapar, entonces hazlo. Quedarse quieto no logrará nada.

Eres personal de Recursos de Chicas Mágicas, no un luchador, un inspector o un asesino.

¿Quién podría culpar a un no combatiente por huir?

Estoy a punto de ir a una reunión de emergencia, así que no podré responder durante un tiempo.

En la reunión, comprobaré si es cierto que pretenden utilizar un arma de destrucción masiva.

Si es así, haré todo lo posible por impedirlo, pero no puedo dar garantías.

Así que tu prioridad principal debe ser escapar.

Escapar a través de la magia de Funny Trick. El Departamento de Diplomacia pretendía utilizar un arma de destrucción masiva. Entonces, ¿qué pasaría con Ciudad B? No dejarían nada. El Reino Mágico destruiría toda la ciudad para matar a un asesino. Seguro que lo harían pasar por una catástrofe natural y utilizarían la magia para alterar los recuerdos y los registros del suceso con el fin de convertirlo en la verdad. Eso era lo que hacía el Reino Mágico.

Si 7753 no dijera nada, nadie tendría que saberlo. Nadie la culparía.

Desde el observatorio, podía ver toda la ciudad. Sólo era una parte de Ciudad B, pero aun así, era demasiado para que 7753 la abarcara en su campo de visión. Es mucha gente, para ser una zona rural, pensó.

¿Hoy volvía a haber ancianos colgando sus líneas de pesca en el estanque? ¿Cómo estaba la pesca? Había querido probar a ir al salón de belleza. ¿La razón por la que había tantos callejones enredados aquí era porque antes había sido una ciudad castillo? Había muchas tiendas en el centro con las persianas bajadas. El salón de pachinko frente a la estación era especialmente grande. Había farolas rotas, asfalto agrietado y barandillas dobladas. No tenía más que malos recuerdos aquí, en esta ciudad destartalada, deprimida y en declive, donde todo estaba roto.

La orden de su jefa de huir no podía estar equivocada. Ya no tenían a nadie aquí que pudiera luchar. Estaba la maga, Mana, la especialista de Recursos de Chicas Mágicas, 7753, y las cuatro novatas que acababan de convertirse en chicas mágicas. No importaba cómo lucharan, no iban a ganar. Lo mejor era escapar de esta ciudad, abandonarla.

7753 apretó con fuerza el trozo de tela y se llevó el puño a la frente.

¿Qué debería hacer? Debería dejar de pensar en esas cosas y hacer lo que le habían dicho. Si se opusiera a su jefa, dejaría de tener un empleo seguro. No volvería a cobrar su sueldo y la echarían al mundo sin magia, sin nada. Si siguiera obedeciendo órdenes, podría permanecer en esta posición fácil donde nadie la culparía.

La tela tocó su frente y se agitó con el viento.

¿Cuándo se había convertido su vida en esto? ¿Cómo podía pensar en quedarse callada por el bien de su próxima paga cuando tanta gente iba a morir? Esto no es lo que hacen las chicas mágicas. Tampoco se trataba de ser una empleada. Se trataba de ser una basura podrida.

Kotori Nanaya había admirado a Cutie Healer en la escuela primaria. Había declarado a todo el mundo que ella también se convertiría en una linda chica mágica justiciera de corazón fuerte, al igual que Cutie Healer.

7753 se quitó las gafas.

“Todas… Hay algo que no les he contado.” Se armó de valor y agarró el pañuelo. No podía volver a ser como era. Al menos, quería ser una chica mágica que no avergonzara a Ripple, ni a Hana, y tampoco a Archfiend Pam. “La gente dice que el Departamento de Diplomacia está desbocado ahora que han perdido a Archfiend Pam, que se suponía que era su arma definitiva. Hay susurros de que… si no podemos atrapar a los criminales antes de que se deshaga la barrera, podrían desatar un arma de destrucción masiva en esta ciudad.”

Todo el mundo la miraba. Ya había pasado el punto de no retorno.

Les devolvió la mirada a todas.

En algún lugar, un faisán estaba llamando. Antes de que su largo grito cesara, Mana se puso lentamente en pie. “Nuestros teléfonos mágicos no funcionan. ¿Cómo has encontrado esta información?”

“Recibí el mensaje de mi jefa, a través de mis gafas.” “… ¿Qué?”

“Cuando te conté esa información sobre el grupo de Pukin, cuando te dije que estuvieras atenta a Archfiend Pam, y cuando te sugerí que trabajáramos juntas, todo eso se hizo por orden de mi jefa.”

Mana se lanzó hacia delante y agarró a 7753 por el cuello. Alguien ahogó un grito.

“¡Eres un verdadero pedazo de mierda! ¡Hana murió confiando en ti, y todo fue un desperdicio!”

7753 devolvió la mirada a Mana, que aún la agarraba por el cuello. Era el momento en el que 7753 más se enfadaba con ella. “Lo siento.”

“¡No quiero oír disculpas!”

Siguiendo a Mana, la chica del vestido de novia se puso de pie. “Espera, ¿qué quieres decir? ¿Un arma de destrucción masiva?”

“Su plan es destruir toda la ciudad y al asesino con ella.”

“¡Por favor, no seas absurda! ¡¿Qué clase de tonterías estás diciendo?! ¡¿Qué demonios?! ¡¿Quién te crees que eres?!”

Con una mirada como si estuviera atrapada entre el llanto y la risa, o tal vez realmente estaba llorando, después de todo, Funny Trick murmuró: “No entiendo lo que esto significa.” Sosteniendo su cabeza. Kuru-Kuru Hime estaba pálida, aturdida hasta el silencio.

Weddin gritó: “¡¿No se supone que son el Reino Mágico?! ¡¿No se trata de sueños y fantasía?! ¡¿Qué tan estúpidos son todos ustedes?!

¡¿Cómo pueden arrastrarnos a todos, y luego reventarlo todo cuando no funciona?! ¡Quienes terminamos arrastradas a esto no estamos de acuerdo con nada de eso! Somos chicas mágicas, ¡¿no es así?! ¡Chicas mágicas! ¡Se supone que somos más amables y lindas que nadie!

¡Todos ustedes son escoria! ¡Pukin, y Frederica, y también el Reino Mágico! ¡Nunca debí hacerme fan de las chicas mágicas! ¡No son más que auténtica basura!” A mitad de su discurso, Weddin empezó a llorar y a temblar entre sollozos. Mana, que había estado tan furiosa, se mordió el labio y bajó la mirada. 7753 apretó con más fuerza el trozo de pañuelo.

Mana soltó lentamente el cuello de 7753. “Tienes razón. Todos somos basura. Tanto los demás como yo… Ya me imaginaba que la ayuda externa trabajaba en beneficio de sus propios departamentos. Si quieren jugar a la política desagradable, adelante.” Las palabras de Mana eran autodespectivas y también resignadas. Decía que ella misma había sido una idiota por haber confiado alguna vez en el 7753. Eso golpeó mucho más fuerte que el hecho de que le gritaran. “Había pensado que estabas extrañamente informada, pero no me imaginaba que tuvieras un artilugio así.”

“… Lo siento.”

“Te dije que no te disculparas. Me molesta que no hayas dicho nada hasta ahora, pero no es que tu consejo fuera desventajoso. Y francamente nos ayudó en algunos aspectos. Así que diré que estamos a mano.”

“… De acuerdo.”

“Pero no te metas en mi camino otra vez. De aquí en adelante, es mi trabajo. 7753, llévate a la gente de la escuela media y sal de esta ciudad. Yo me encargaré de los malos.”

7753 la miró fijamente como preguntando: “¿De qué estás hablando?” Mana miraba directamente a 7753, con los ojos llenos de determinación. Tenía la firme intención de arreglárselas de alguna manera, aunque no había forma de que pudiera hacerlo.

“¡No hay manera de que lo hagas!”

“No tenemos más tiempo. Aunque pidiéramos refuerzos ahora, no sabemos si llegarían antes de que se deshaga la barrera. Le pediré a Frederica que coopere. Entonces sacaré a todas, incluyendo a Funny Trick. Y luego atraeré a Frederica, y las dos resolveremos algo. Lo lograré de alguna manera, incluso si tengo que morir en el proceso.”