Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 5

Capitulo 37: Mi Primer Recado

Parte 3

“¡Oye! ¡Se supone que no debemos lastimar a esa!”

“¡Cállate! ¡¿Quién va a pagar si sigo esa orden y pierdo un brazo,

eh?! ¿Lo harás tú? ¡¿Vas a darme mil monedas de oro y cuidar de mí

para siempre?!” No había nada que pudiera decirse en respuesta a eso.

Era cierto que las posibilidades de que ella le sacara un trozo de brazo y lo dejara inservible no eran nulas. Pero él no quería asumir la responsabilidad personal de eso si ocurría, así que sólo podía encogerse de hombros y observar. Se alegró de que no fuera él quien fuera mordido…

Layette se negó a soltarle el brazo, incluso cuando la golpeó en la

cara y el estómago. Intrigado, el hombre sacó su daga con la mano

izquierda en un arrebato de rabia.

“H-Hey, no…” El otro hombre se movió rápidamente para

detenerlo, pero el hombre de la daga levantó su arma.

Tenía la intención de golpearla con la empuñadura en lugar de con

el filo, pero un golpe con toda la fuerza detrás rompería fácilmente los

huesos de una niña tan pequeña, ya sea su caja torácica o su cráneo.

Bajó su mano izquierda, y… giró hacia el aire vacío.

“… ¿Eh? ¿Qué? Qué…” No había impactado con el cuerpo de la

chica, fallo por completo. Confundido, revisó su brazo izquierdo e

inmediatamente se dio cuenta de por qué.

Su brazo había sido completamente cortado desde el codo, sin que

nada se extendiera más allá. No era de extrañar que su golpe fallara.

… Sí, ahora lo entendía. Tenía todo el sentido.

“¡Gyaaaaaaagh!”

“… ¿Qué estás haciendo?” El hombre se dio cuenta de que algo no

iba bien y se sacudió de encima a Layette cuando ésta soltó su agarre,

entonces gritó y se agarró el codo izquierdo.

El otro hombre retrocedió asustado y sacó su daga.

Allí estaba, con la espada en la mano impecable mientras vibraba a

velocidad supersónica, salpicando motas de sangre a su alrededor. Una

chica joven… o, al menos, lo parecía.

“… ¿Qué… crees que estás haciendo…?” Era una joven vestida

con una armadura de caballero, sonriendo agradablemente. Pero su

sonrisa no llegaba a sus ojos. Mientras su boca formaba una sonrisa,

una emoción diferente emanaba de todo su cuerpo. Era…

Rabia. Odio. Y de nuevo, rabia.

Rabia por el daño que habían causado a su camarada, que también

servía a la Diosa.

Rabia por haber herido a una niña tan inocente.

Arrepentimiento y odio a sí misma por haber dejado que esto

ocurriera debido a su propia estupidez… y rabia.

Miedo y rabia hacia ella misma por traicionar la confianza de la

Diosa, por no cumplir con su deber divino.

Rabia, rabia, rabia, rabia, rabia…

¡Zas…! Crack.

La daga del hombre ni siquiera tuvo la oportunidad de tocarla antes

de que su hoja se hundiera profundamente en su costado. Sus costillas

se rompieron, sus fragmentos se clavaron directamente en sus órganos.

Cayó boca abajo, incapaz de hablar, sólo emitiendo ruidos sibilantes mientras luchaba por respirar.

Francette ignoró al hombre abatido, se acercó al otro hombre que

se agarraba el brazo cortado por el codo, y lo derribó de una patada.

Entonces…

¡Crack! ¡Thud! ¡Crack!

Le rompió las dos rodillas y el brazo derecho.

“¡¡¡Gyaaaaaa!!!” Los hombres caídos no sólo no podían levantarse,

sino que ni siquiera podían retroceder. Al ver esto, Francette saco lo que parecía ser un tubo de ensayo metálico.

“¡Layette! Es la poción de Lady Kaoru. Bébetela.” Pero Layette

negó con la cabeza.

“¡Dales a los otros! ¡Estaré bien!” Desde el punto de vista de

Francette, su primera prioridad era proteger a Layette, su segunda

prioridad era proteger a Layette, y su tercera prioridad era proteger a

Layette. Sólo se molestaría en ayudar a algunos huérfanos que no

conocía si tenía tiempo de sobra.

A pesar de su aspecto actual, Francette estaba en la segunda mitad

de la treintena y tenía una personalidad bastante seca e intensa… O tal

vez sólo era fiel a sus órdenes como caballero y sierva de la Diosa.

Mientras no afectara a su misión, incluso ayudaría a los extraños que

lo necesitaran… Probablemente.

Pero por ahora, tenía que dar prioridad a su objetivo número uno,

que era proteger y tratar a Layette.

… Y sin embargo, la propia Layette quería que se ayudara a sus

amigos en lugar de a ella, y tras una cuidadosa inspección, no parecía

estar tan mal. Su respiración era estable y podía comunicarse con

normalidad. Esos eran signos de que no sufría ninguna lesión grave,

como roturas internas o huesos rotos que se clavaban en órganos

vitaleso venasgruesas,así queprobablemente no corría ningún peligro

inmediato.

Y algunos de los niños que habían recibido puñetazos y patadas

seguían allí completamenteinmóviles.No se podía negar la posibilidad

de rotura de órganos y lesiones permanentes.

Por no hablar de que, si les ocurriera algo, Layette se culparía a sí

misma y cargaría con ese trauma durante el resto de su vida. Francette

no sólo necesitaba proteger el cuerpo físico de Layette, sino también

su corazón. Era natural.

Y así, se metió los dedos en la boca e hizo un fuerte silbido hacia

un árbol diferente al que había estado escondida.

¡Piiiiiiiiii!

Un cuervo que había estado descansando en la rama del árbol voló,

dando vueltas sobre la cabeza de Francette. Francette hizo una señal,

una “X” con ambos brazos, y el cuervo huyó hacia el centro de la

ciudad. El cuervo era un mensajero que Kaoru había dejado con

Francette, por si acaso ocurría algo, y le había enseñado tres simples

señales.

Una vez que Francette confirmó que el cuervo había volado, asintió

hacia Layette. A pesar del dolor por el puñetazo que recibió en la cara,

y de la fatiga en la mandíbula y los dientes por morder tan fuerte como

pudo, trató de que no se notara y forzó una sonrisa incómoda.

Francette fingió no notar su esfuerzo y se apartó de Layette,

caminando hacia los otros niños. Despertó a un niño inconsciente, le

forzó la boca con el dedo, abrió el recipiente metálico y vertió su contenido en la boca del niño. A continuación, Francette se dirigió a otra niña gravemente herida pero aún consciente, abrió otro recipiente de pociones y lo presionó suavemente contra su boca.

“Esto es una medicina. Bébelo.” A pesar de su confusión, la joven

pareció darse cuenta de que Francette no era una enemiga y se lo bebió

como le habían ordenado.

“… No duele…”

“¿Cómo…?”

Los chicos que habían tomado las pociones estaban sentados con la mirada perdida, incapaces de procesar lo que estaba pasando.

Había cuatro niños más tirados en el lecho del río, pero Kaoru sólo

había suministrado a Francette dos pociones de emergencia. No había

nada más que pudiera hacer.

“¡Luce, trae madera para las tablillas y algo para atarlas! Iré a

buscar agua.”

“¡Lo tengo! ¡También necesito que encuentres algunas hierbas que

puedan detener la hemorragia alrededor del río!”

“¡En marcha!” Los dos chicos habían recuperado el sentido común

y se lanzaron a la acción.

… Parecía que los niños huérfanos eran mucho más útiles que

Francette…

“Entonces… ¿Qué pasó…?”

“Um, bueno, verás…”

“¿Qué ha pasado aquí…?” Kaoru había venido corriendo a toda

velocidad tras recibir el mensaje de emergencia y una llamada para que

se movilizara. Y…

Ella daba miedo. Kaoru era aterradora. Especialmente la mirada en

sus ojos…

“¿Qué te dije, Franceeette…?”

“¡¡Um, yo, lo siento mucho!!” Dijo Francette, disculpándose

desesperadamente.

Aunque no pudo evitar que la naturaleza la llamara y sólo fue por

unos minutos, la culpa fue suya por apartar la vista de la persona a la

que debía proteger y desplazarse a un lugar donde no podía reaccionar

de inmediato.

Gran parte de la culpa la tenía Kaoru por no haber tenido en cuenta esta situación y, por tanto, no haber preparado a alguien para que vigilara con ella por turnos, pero Francette no era alguien que pudiera echar la culpa a otras personas, y menos a una Diosa. Así que Kaoru siguió reprendiéndola, enfureciéndose en cuanto vio la escena del incidente.

“¡Kaoru! ¡Date prisa y dale a Layette una poción!”

“¡Ah!”

Debería haber sido el curso de acción obvio, pero ni siquiera se le

pasó por la cabeza a Kaoru hasta el recordatorio de Emile. Parecía que

había perdido completamente la calma.

“¡Layette, bebe esto!”

Todavía había cuatro huérfanos heridos, pero ahora que Kaoru

estaba aquí, el número de pociones no era un problema. Si Layette

empezaba a discutir para llegar primero a los otros, sólo perdería más

tiempo. Supuso correctamente esto por la personalidad de Kaoru y la

situación actual, y bebió la poción que le entregaron sin discutir.

“Gracias a Dios… Entonces, ¿por qué…?”

“¡Antes de hablar, los otros también necesitan pociones!”

“¿Eh? ¡Bien, lo tengo!”

En cuanto Kaoru vio a Layette en el suelo con las mejillas

hinchadas y lágrimas en la cara, no pudo ver nada más en su campo de

visión. Ni siquiera los otros huérfanos, el saco de carne que luchaba

por respirar o el gusano que se arrastraba por el suelo…

“Entonces, ¿qué pasó aquí?” Preguntó Kaoru en voz baja. Había

dado pociones a cada uno de los huérfanos y se sentó ante los niños

estupefactos, así como ante el saco de carne y el gusano que aún

estaban en el suelo, tratando de evitar que su rabia se reflejara en su

rostro.

Es tan aterradora…

Francette y Layette habían explicado la situación a Kaoru, y ella había decidido escuchar al gusano. Es decir, el hombre al que le habían rebanado la mano izquierda, seguida del resto de sus miembros. El saco de carne no estaba en condiciones de hablar…

“Entonces, ¿quién te puso en esto,qué estabas haciendo y por qué?”

“…”

Su cara estaba contorsionada por el dolor y el miedo, pero parecía

que no tenía intención de hablar sólo porque una niña intentara

intimidarle.

“Ya veo…” Kaoru buscó en el bolsillo de su pecho y sacó un poco

de sal. La sostuvo en su mano, sacó su mano del bolsillo, entonces…

“¡Ahí!” La lanzó a la herida expuesta del hombre en su brazo

izquierdo.

“¡Gyaaaaaaagh!”

¡¡¡Eeek!!! Francette, Layette y los huérfanos se estremecieron ante

el diabólico acto.

Emiley Belle no se inmutaron. Para ellos, cualquiercosa queKaoru

hiciera era justicia. Cualquier cosa que hiciera era innegable. Por no

hablar de que estaban tranquilamente enfadados por la paliza que

recibieron los huérfanos, así como por el daño que recibió Layette, ya

que la veían como su querida hermana pequeña. Para ellos, los

huérfanos más jóvenes que ellos eran como sus hermanos pequeños.

Kaoru recogió del suelo el brazo izquierdo del hombre.

“Sabes, todavía podría usar mis pociones para poner este brazo de

nuevo. A fin de cuentas el corte fue bastante limpio. Pero si la

superficie del corte se estropea…” Con eso, tomó la daga que estaba

al lado del brazo y la hizo girar en la superficie del corte.

“¡Para, nooooooooo!” Entonces le despegó algunas uñas y le dio

un par de puñaladas rápidas…

“¡Para, no, para!” Por mucho que dañara el brazo cortado, no había

forma de que él sintiera realmente el dolor. Entonces, ¿por qué estaba

entrando en pánico?

… No había nadie allí pensando eso. Los rostros de los huérfanos

habían perdido el color y todos se estremecían de miedo o se

encorvaban y vomitaban.

“Ahh… Puede que no sea posible volver a colocar esto con lo

cortado que está…”

Mientras seguía hurgando con la daga…

“¡Espera, para! Por favor, arréglalo, vuelve a colocar mi

brazooooo!”

Kaoru continuó sin siquiera responder…

“¡Hablaré! ¡Te diré lo que sea! Vuelve a colocar mi brazo, ¡por

favor!”

“… Entonces, ¿alguien te contrató en la capital y te dijo que

secuestraras a Layette porque podía ser utilizada contra mí para seguir

órdenes y era la más fácil de capturar de los que estaban cerca de mí,

su costo de alimentación no sería muy alto y sería fácil de vender una

vez que hubieras terminado con ella?”

“¡Sí!” Respondió el hombre con seriedad, ya que su brazo se había

vuelto a unir a su cuerpo. Sin embargo, no se había curado

inmediatamente a su estado original. Sólo se había utilizado una

poción menor que lo curó gradualmente y luego lo aseguraron con una

férula y vendas. Si se mantenía en esta posición, se volvería a unir

correctamente, pero un movimiento en falso y podría caerse de nuevo.

“Hm, ya veo…” Dijo en un tono plano y sin emoción.

Al oír esto, los huérfanos pensaron que tenían razón al suponer que

Kaoru y los demás no se preocupaban por Layette.

“Hmm, ya veooooooooo…”

Temblor…

“Hmmmmm, ya… veoooooo…”

“¡¡¡Gyaaaaa!!!”

Los niños rompieron a llorar al instante al ver la cara de Kaoru.

Algunos se mearon encima. Los dos supuestos secuestradores se

habían puesto pálidos, con la cara contorsionada por el shock.

El hombre con las costillas rotas y sus órganos dañados había sido

tratado con una poción curativa, pero las propias costillas seguían

como estaban. Un simple puñetazo podría forzar sus costillas hacia sus

órganos, por lo que ni siquiera podría oponer resistencia a los niños.

Kaoru le había explicado que la poción no era más que un potente

analgésico y que sus órganos habían estado bien en primer lugar, pero

que debería ser capaz de darse cuenta de que sus propias costillas

estaban rotas.

“Hablemos un poco más de eso, entonces, ¿podemos…?”

Asentir, asentir, asentir, asentir…

Una hábil espadachina que ejerce un poder absoluto. Una joven

despiadada con un aura inexplicablemente intimidante. Y un chico y

una chica que parecían ser jóvenes cazadores que ni siquiera se

inmutaron ante su brutalidad, con una mirada de fanatismo en sus ojos.

Por no hablar del grupo de huérfanos que no dudaban en matarlos con

los trozos de madera y las piedras que tenían en sus manos.

Un movimiento en falso y estarían muertos.

Intento de asesinato y secuestro…

Con tantos testigos, sus cadáveres podrían ser entregados a los

guardias por una buena recompensa, y ni siquiera serían interrogados.

No había ninguna razón para que esta gente tuviera piedad de ellos. La

única recompensa potencial por mantenerlos con vida era que les

ahorraría la molestia de transportar sus cadáveres, y podrían obtener

un poco de moneda extra por venderlos como esclavos judiciales.

Incluso entonces, siempre existía la posibilidad de que priorizaran

la seguridad de los huérfanos y optaran por matarlos a golpes como

ejemplo para cualquiera que intentara algo similar. Tenían que rendirse

por completo, mostrar remordimientos y esperar misericordia. Esa era

la única manera de que esos dos se salvaran… o mejor dicho, de que

sobrevivieran.

“Así que todavía no sabemos quién está detrás de todo esto…”

Tras seguir interrogando a los dos hombres durante algún tiempo,

los entregamos a las autoridades. Nos dijeron que obtendríamos

nuestra parte de la recompensa y los beneficios de la venta como

esclavos judiciales en una fecha posterior.

Por supuesto, ese dinero debía destinarse a los huérfanos.

Entregarles semejante suma sería casi una garantía de que serían

robados por matones u otros huérfanos, así que había que buscar una

buena solución, pero…

Como le había dicho a Belle que llamara a Roland durante el interrogatorio, la conversación con el agente se desarrolló sin problemas. El único valor que tenía la existencia de Roland era que facilitaba las conversaciones con las partes externas. Tenía que demostrar su utilidad aquí, o no tendría sentido mantenerlo.

Como Francette estaba fuera en sus propias tareas (protegiendo a

Layette), Roland había dejado a Emile y a Belle para que me

custodiaran y se fue a pasear solo. Se quejaba de haber perdido su

momento de gloria, pero la culpa era suya por no estar allí. ¿Por qué se quejaba conmigo? Y aunque se apresurara a acompañarme, su momento de brillar habría pasado hace tiempo.

En cualquier caso, era evidentemente un aristócrata rico se mirará

como se mirará, y tenía la apariencia de un espadachín algo capaz.

Tenerlo cerca suponía una gran diferencia a la hora de hacer un

informe, en comparación con un montón de niños y jóvenes menores

de edad que lo hacían por su cuenta.

Lo mejor era aprovechar cualquier cosa que fuera conveniente.

Y así, terminamos de ocuparnos de los huérfanos y de entregar a

los criminales y nos fuimos a casa, a la Tienda de Conveniencia

Belle…

“Bueno, supongo que quien los empleó no tendría motivos para

contarles todo…”

Francette tenía razón; quien manejaba los hilos no haría algo así.

Pero era probable que se tratara de algún delincuente desechable

contratado por alguien del palacio real, un aristócrata o uno de los mercaderes que aún sospechaba de mí o no se había enterado de la nueva información sobre mi color de cabello y ojos. Querían conectar conmigo para hacer una petición o amenazarme. Utilizarían mis habilidades, el valor de mi nombre y mi conexión con Celes para ascender en el escalafón.

… Eso estaba bien. Eso en sí mismo no era un problema.

Tanto si eran lo suficientemente inteligentes como para no dejarse

engañar por la información falsa, como si ni siquiera tenían acceso a

dicha información o simplemente querían aprovecharse de mí,

probablemente estaban trabajando desesperadamente para mantener a

sus propios subordinados, dependientes y dominios. Eso estaba bien.

… ¿Pero los que pretendían hacer daño a Layette? Están acabados.

“… Los aplastaré.”

“¿Sí?” Preguntó Francette, con voz chillona.

Emile y Belle asintieron sin decir nada, y Roland se limitó a

encogerse ligeramente de hombros.

Esas eran sus reacciones habituales. En efecto, era como de

costumbre…

Ese día por la noche, una empleada doméstica vino a comprar a la

tienda Belle y se fue a casa. Al pagar, dejó una moneda de plata y un

pequeño papel.

“Tienes una citación de un aristócrata en la capital real. Declinar

no es una opción, ya que viene del líder de una facción bajo el mando del Conde Maslias de tu casa madre. Debes reunirte con él para discutir algunos asuntos que te serán explicados.”

“… Justo a tiempo. Bien, hagamos esto…”

Sonrisa…