Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 5

Capitulo 39: Negociaciones

Parte 3

Por supuesto que lo hizo. ¿Quién iba a imaginar que una niña de la

nobleza obligaría a los guardias reales a dejar entrar a sus doncellas en

una reunión con el rey? En cualquier caso, al conde y a Mariel se les

indicó que tomaran asiento, así que cada uno se sentó.

Francette y yo nos colocamos detrás de Mariel, por supuesto.

Francette probablemente estaba pensando en que tardaría un momento

más en desenvainar su espada y cortar a un oponente desde una

posición sentada.

… ¡No, no vamos a cortar al rey! Seríamos criminales buscados…

De igual forma la espada estaba en mi Caja de Objetos.

“… Lo que les ocurrió a tus padres y a tu hermano fue realmente

trágico. Eran grandes aristócratas, y personas tan maravillosas…”

Obviamente, el rey no lo decía en serio, ya que el Conde Maslias

nos había dicho que el rey apenas se había relacionado con el difunto

Vizconde Raphael. Probablemente se habían visto cuando el Vizconde Raphael asumió por primera vez la jefatura de la casa y durante ceremonias importantes, pero era dudoso que el rey recordara siquiera los rostros de los nobles inferiores. Dicho esto, a Mariel seguramente no le importaba recibir esos comentarios, aunque supiera que sólo eran halagos.

Mariel bajó la cabeza en silencio. Intercambiaron bromas durante

algún tiempo, y el rey pasó finalmente al tema principal.

“Aunque seas una mujer joven, tu decisión de suceder a tu padre, y

de proteger tu dominio y su gente, es muy encomiable… ¿Pero no es

una carga demasiado pesada para tus hombros? Me gustaría proponer

una idea. ¿Qué te parece si me convierto en tu cuidador y te protejo de

la chusma que quiere hacerte daño?”

Aquí vamos…

Pero la Casa Raphael, junto con su casa madre, la Casa Maslias,

estaban bajo la facción liderada por el Marqués Cedric, que estaba

separada de la familia real y del templo, más parecida a una facción de

comerciantes.

… En otras palabras, el rey estaba tratando de cazarla delante del

líder de la facción a la que pertenecía la Casa Raphael. Tal vez se

imaginó que Mariel era una joven inocente que no cuestionaría la

autoridad de un rey, y que saltaría ante la oportunidad de tener una

figura tan poderosa a su espalda. Pero ya esperábamos que esto

sucediera.

Mariel respondió: “Estoy increíblemente agradecida por sus

amables palabras, Su Majestad… Sin embargo, debo rechazar

humildemente su oferta. El Conde Maslias, cuya casa ha sido la casa

madre de la Casa Raphael durante generaciones, ya es mi cuidador…”

Era la respuesta obvia. Mariel no le debía nada al Marqués Cedric,

pero era imposible que hubiera traicionado al Conde Maslias. El rey

no sabía mucho sobre la relación entre Mariel y el Conde Maslias, pero tal vez era consciente de que ella no daría la espalda a su casa madre o a su facción tan fácilmente. El rey, por tanto, siguió con su siguiente ataque sin dudarlo.

“Entonces, ¿qué dices de casarte con mi hijo?”

… Ni siquiera estaba escuchando la respuesta de Mariel… De

hecho, el rey pretendía ignorar sus intenciones e imponer su propia

agenda por la fuerza. La estaba despreciando como si no fuera más que

una noble de clase baja, y estaba ignorando por completo a Cedric, que

era un marqués, aunque menor.

“Su Majestad, la Vizcondesa Raphael acaba de perder a su familia,

y…”

Aunque era el rey con quien hablaba, el Marqués Cedric no podía

dejar pasar un comportamiento tan prepotente y desconsiderado. Sin

embargo, cuando intervino, el rey simplemente fingió que el marqués

no existía. El rey intentó continuar, pero…

“Su Majestad, creo que sus hijos son el príncipe heredero, que tiene cuarenta y ocho años, y su hermano, el segundo príncipe, que tiene cuarenta y cinco? Y por lo que sé, ambos ya están casados… ¿Es esto una invitación a ser amante, tal vez?” Preguntó Mariel con una sonrisa… pero su sonrisa no llegó a sus ojos.

Sí, por supuesto que ya habíamos investigado un poco sobre los

parientes del rey. Un “príncipe” podía ser de mediana edad, o incluso

un anciano si el rey había vivido lo suficiente. No es que todos los

príncipes fueran jóvenes y guapos. Es lógico que algunos de ellos sean tipos calvos con barrigas cerveceras…

Entonces noté que el dedo índice derecho de Mariel se doblaba

como si tirara de una cuerda invisible.

¡Whoa, está loca! Creo que puedo ver una vena que salta en su

sien… Entonces, ¿supongo que vamos a hacer esto?

No, no pensé que las explosiones fueran una buena idea cuando se

trata del rey. Podría causar un golpe de estado o algo así…

“Esta es una gran oferta, ¿no? Así serás un miembro de la familia

real y…”

¡Pang!

“¡Gaaah!”

El rey se tambaleó de dolor, su ministro y su guardia lo miraron,

congelados y sin palabras…

Quiero decir, por supuesto que reaccionarían así. Un cuenco de

metal acaba de aterrizar en la cabeza del rey de la nada…

Estábamos en el interior, así que no había nada más que el techo

sobre nosotros. Sólo aire vacío. No había forma de que algo así pudiera

caer. Es decir, a menos que una diosa estuviera involucrada…

Por supuesto, me aseguré de tener mucho cuidado al dejar caer este

recipiente de metal. Suelen ser bastante duros y pesados. En aquellos

sketches de comedia de antaño, las cubetas de metal eran de aluminio

o de un material más blando, la persona que recibía el golpe llevaba

pelucas especiales con una fina capa de metal, y se hacían intrincados

cálculos al dejarlas caer para asegurarse de que el ángulo fuera el

correcto, así que había todo tipo de precauciones. Y luego está Celes,

que dejó caer ese cubo de madera sin pensarlo mucho…

¡Sí, estoy hablando de aquella vez que secuestraron a Layette!

De todos modos, como se trataba de un anciano, me aseguré de

utilizar una palangana de metal hecha de aluminio superfino, que no

podía utilizarse para su propósito debido a su peso ligero ysu suavidad.

Había unas cuantas gotas de poción en su interior, lo que me permitió

conjurarlo como “recipiente”.

Su aspecto y el sonido de su impacto fueron bastante notables, pero

no debió doler demasiado.

“Qué…”

El rey se quedó boquiabierto, mirando el cuenco de metal mientras

repiqueteaba en el suelo.

Entonces…

“¡D-Desapareció!”

Sí, lo guardé en mi Caja de Objetos. No quería que se convirtiera

en un objetivo de su adoración como el Cuenco Sagrado o algo así.

“…”

Entonces, después de que pasara un tiempo en silencio, Mariel dio

rienda suelta a su movimiento especial, el que había ensayado tantas

veces.

“Oh, Diosa, por favor, espera un poco más antes de elegir destruir

el palacio real después de asesinar a la familia real y a sus ministros…”

Dijo Mariel, juntando las manos y mirando al cielo en un ángulo de

treinta grados mientras pronunciaba la oración.

Era el mismo movimiento que había hecho en la casa del conde.

Entonces…

“¡Gyaaaaaa!”

Dentro del caos, miré al Marqués Cedric y vi una sonrisa serena en

su rostro. Parecía que había llegado a una conclusión… O tal vez era

la expresión de un hombre que simplemente se había rendido, o que

había decidido dejar de pensar…

Pero el caos se calmó tan abruptamente como había llegado, y el

rey y sus ministros se levantaron de sus sillas y bajaron la cabeza.

Pensé que incluso acabarían frotándose las narices en el suelo, pero supongo que no…

“Me disculpo. Perdona mi descortesía… Y, por favor, ¡calma la ira

de la Diosa en nuestro nombre!”

Era inaudito que el rey bajara la cabeza ante una simple vizcondesa,

y nada menos que una menor de edad, pero no buscaba el perdón de

Mariel, sino de la diosa a su espalda. Así que estaba completamente

bien.

“Entonces no debes volver a hablar de matrimonio ante mí nunca

más. Nunca debes inmiscuirte en mis asuntos ni decir nada sobre mí a

mi casa madre ni a nadie más. Y nunca debes involucrarte con la Casa

Raphael por ninguna razón… oh, eso es, a menos que se trate de

proporcionarapoyo, monetario o de otro tipo, mejorar mi título, u otros

temas tan beneficiosos…”

¡Whoa, Mariel acaba de lanzar algunas líneas fuera del guion!

Tiene mucho valor para alguien con una cara tan bonita…

En cuanto al rey, asintió repetidamente como un juguete roto, sin

pensar siquiera en negarla…

¡Muy bien, misión completada!

Durante un tiempo se mantuvo unaconversación inofensiva y luego

nos dispersamos.

El rey y sus hombres se quedaron helados de miedo ante la idea de

que todo podía acabar con un comentario mal elegido. Las tornas

habían cambiado tan drásticamente que era difícil saber de qué lado

estaba la chica.

Lo peor era la sonrisa pícara de Mariel mientras hacía comentarios

políticamente    arriesgados    para    provocar   al   rey,  sabiendo

perfectamente lo que pasaba por su cabeza.

… ¡Me estás asustando!

Y así, el día terminó sin problemas. Mañana iba a ser el evento

principal.

No, para Mariel, ayer fue la escaramuza preliminar, hoy fue el

evento principal, y todo lo que ocurra a partir de mañana no es más que

terminar algunos asuntos pendientes. Pero proporcionar apoyo a

Mariel no era más que una misión secundaria para nosotros. Nuestro

objetivo principal era otra cosa…

Sí, estábamos aquí para descubrir a los que habían ido tras Layette.

Y mañana, dejaríamos la mansión del Conde Maslias para alojarnos en

una elegante posada y así poder hacer lo nuestro.

Ahora que Mariel había terminado su ronda de saludos, encabezada

por el Marqués Cedric, se reuniría con otras casas nobles,

independientemente de la facción, y se relacionaría con las casas

mercantiles en su calidad de jefa de la Casa Raphael y no como hija

amada de la Diosa. Era demasiado pedir a las otras partes que

acudieran a esas reuniones mientras estuviéramos en casa del Conde

Maslias, así que decidimos irnos.

Y, por supuesto, todos vinieron a visitarnos.

Aristócratas de la facción de Mariel. Aristócratas de otras

facciones. Políticos. Militares de alto rango. Comerciantes.

Sacerdotes. Especuladores y estafadores. Y personas que parecían

gente normal en público, pero que en realidad eran los jefes de

organizaciones criminales…

Ya había previsto que las cosas se descontrolarían rápidamente con

gente influyente que se abriría paso para concertar reuniones en cuanto

nos trasladáramos a la posada. Por eso nos quedamos en casa del

Conde Maslias, pero seguramente ya se había corrido la voz de los

incidentes en la mansión del conde como se llame y en el palacio real.

Ya había informado a varios grupos de las condiciones y

procedimientos para reunirse con Mariel, así que ya había reducido la

selección de personas que esperaban verla. Así, supuse que las cosas

no se volverían demasiado caóticas.

Los que habían oído hablar de la “frustración de la Diosa”

probablemente no dirían nada que cruzara ninguna línea, y los que eran

devotos o ya estaban bien informados sabrían cuidar sus lenguas.

Pero cualquiera que supusiera que Mariel era sólo una niña que se

aprovechaba de la pura coincidencia, o una chica normal que por

casualidad había sido salvada por la Diosa, o una niña ingenua de la

que se podía sacar provecho con un poco de charla suave… bueno,

podrían intentar hacer un movimiento. Y ese noble que trató de fingir

una crisis sólo para lanzarse al rescate probablemente también vendría.

Y lo más importante… estaba casi segura de que quien había

ordenado el ataque a Layette se pondría en contacto con nosotros de

nuevo. Por eso, para nosotros, este era el “evento principal”…

“Gracias por todo. Me aseguraré de devolverte tu amabilidad algún

día…”

Con eso, Mariel y el resto de nosotros salimos de la mansión del

Conde Maslias. El conde nos despidió con una sonrisa.

Aunque estaba asustado por el incidente de la Misteriosa Explosión

en la Casa del Conde y el Misterioso Cuenco de Metal en el Palacio

Real, del que se enteró por el Marqués Cedric, parecía entender que

Mariel era una chica normal y corriente y que no pasaría nada malo

mientras no se la obligara a hacer algo contra su voluntad. Había

actuado un poco incómodo con Mariel durante un tiempo, pero ahora

había vuelto a su comportamiento habitual de abuelo.

Hablando de eso, el Marqués Cedric había mantenido su expresión serena tras abandonar el palacio real, como si se hubiera librado de un

espíritu que lo poseía. Parecía que había vuelto a ser el anciano

relativamente humilde y gentil que era antes, después de renunciar a

su ambición de utilizar a Mariel para ascender en el mundo.

La noticia del incidente en el palacio real probablemente no se

extendería demasiado, pero la misteriosa explosión en la casa del conde tenía que ser conocida entre los nobles de la facción como mínimo. Algunos de ellos podrían tratar de pedir favores sólo por estar en la misma facción que Mariel, pero dudaba que trataran de ponerse demasiado agresivos.

En cuanto al resto de los nobles, Mariel podía trabajar con los que

le fueran útiles y rechazar a los que no lo fueran. Todo eso dependía

de la Vizcondesa Mariel von Raphael, la jefa de la Casa Raphael.

Nuestra reserva en la posada había sido organizada por el Conde

Maslias. Era una suite de cinco habitaciones, incluido un salón donde

podíamos celebrar reuniones, por lo que se adaptaba perfectamente a

nuestras necesidades. Dos de las habitaciones eran dormitorios; uno de

ellos era para la señora y la otra para los sirvientes. Cada habitación

tenía cuatro camas.

Mariel, Layette, Francette, Belle y yo nos alojamos en la habitación

de la señora. Roland, Emile y los dos criados de la Casa Raphael se

alojaban en la otra. La habitación sólo para mujeres estaba un poco

llena, pero Layette dormía en mi cama, así que no era un gran

problema.

Tuvimos que dividir a los chicos y a las chicas, ya que no había

manera de que Francette se separara de mí mientras estaba en territorio

extranjero, y no había manera de que yo prescindiera de Layette… Eso

no dejaba otra opción. El resto de los sirvientes estaban en otras

habitaciones más baratas. Puede que fuera una posada de lujo, pero

también había habitaciones para los criados y los guardias.

Nos trasladamos a la posada, descansamos y tuvimos algunas

reuniones por la mañana, y luego almorzamos y dormimos una siesta

para prepararnos para la próxima batalla de la tarde. Dicen que no se

puede luchar con el estómago vacío, y que hay que descansar después

de comer. Cualquier refrán que se haya transmitido desde los tiempos

antiguos tiene sentido. No puedes equivocarte si sigues uno.

Me tomé un buen y largo descanso después de la comida, pero como habíamos tomado la merienda bastante temprano, las reuniones de Mariel con los huéspedes comenzaron a primera hora de la tarde. El personal de la posada ya sabía que tendríamos muchos invitados, ya que el Conde Maslias se había asegurado de comunicarlo al reservar las habitaciones. Al tratarse de una posada de alto nivel, muchas personas influyentes y famosas la visitaban a menudo, por lo que estaban acostumbrados a este tipo de cosas. Por eso tenían una suite como la nuestra.

Según el conde, los miembros del personal de la posada habían dicho que era un honor que la hija de la Diosa se alojara en su posada y que no debíamos dudar en pedir cualquier cosa, por lo que

seguramente se pondrían de nuestra parte si estallaba algún tipo de

discusión con un visitante. Incluso si ese visitante era alguien de alto

estatus.

Sin embargo, era natural que la posada protegiera a sus huéspedes

de pago, a menos que fueran delincuentes o algo así. ¿Qué clase de posada de alto nivel vendería a sus huéspedes ante la autoridad? Y si le hacían algo así a Mariel, me aseguraría de que se arrepintieran.

De todos modos, nuestras reuniones con los invitados habían

comenzado…

Los primeros en pasar parecían ser de unafamilia noble. Alparecer,

llevaban haciendo cola desde el amanecer. Habíamos avisado

previamente de que Mariel recibiría visitas aquí a partir de la tarde.

Algunos de los sirvientes se habían alojado en esta posada desde que

llegaron de la capital, así que probablemente podríamos haber

empezado a recibirlos desde primera hora de la mañana si hubiéramos

querido, pero…