Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 4

Capítulo 9: El Sr. Dragón se Escabulle

Tras recorrer el larguísimo túnel, salimos al dormitorio de un niño. La entrada al túnel estaba oculta tras una estantería que se podía deslizar hacia un lado. La habitación estaba llena de peluches, libros ilustrados y juguetes, todos ordenados. Todos los objetos de las estanterías parecían viejos y desgastados, pero estaba claro que todo se había colocado con sumo cuidado. Quizá los pocos objetos que había en las estanterías estaban allí porque eran más importantes para él.

“Así que aquí es de donde escapó Shadow.” Me pareció interesante que pudiéramos decir fácilmente que era de Shadow basándonos en las cosas que había en la habitación. Sin embargo, me pareció un poco extraño, ya que no lo conocíamos desde hacía mucho tiempo. No había libros que parecieran similares a los que le gustaban a Olivia, pero en su lugar había pequeños dragones de peluche y maquetas de barcos aquí y allá.

“Parece que este lugar no me hace toser.” Dijo Olivia con expresión aliviada mientras se bajaba de mi espalda. Parecía que el continente no te robaba magia si no tocabas el suelo de fuera. Supongo que el túnel nos había llevado por debajo de la muralla hasta el castillo. Sin la ayuda de ese slime, entrar no habría sido fácil. No pude evitar sentirme agradecido por aquel misterioso encuentro.

“Shadow no está aquí, ¿eh?” “Supongo que se fue a otra parte.”

La cama estaba vacía, pero todavía un poco caliente. Tal vez Shadow había estado durmiendo aquí recientemente.

“¿Fue al baño?”

“Esperemos que eso sea todo…”

Esperamos allí un rato, pero no había señales de que volviera. “… Tal vez sea el número dos…”

“Hmm…” También era posible que estuviera en su pequeña forma de dragón y hubiera encontrado otro lugar donde esconderse y dormir. “Echemos un vistazo.” Sugerí. Estando en mi forma humana sería mucho más fácil echar un vistazo, así que decidí transformarme.

“¿Eh…?”

Por alguna razón, estaba atascado en mi forma de dragón. No importaba cuántas veces lo intentara, no podía transformarme. Podía agrandarme o encogerme tanto como quisiera, pero no podía cambiar de forma por completo.

“Hmm, este lugar es bastante extraño.”

“Yo tampoco puedo usar magia.” Dijo Olivia.

Parecía que, como Vandilsen había pasado tanto tiempo trabajando en este lugar, funcionaba con principios diferentes a los del mundo exterior.

Bueno, supongo que me quedaré así.

Sombra no parecía estar en esta habitación, así que lo mejor sería encontrar a Vandilsen lo antes posible. Quería reunirme con él y averiguar por qué había robado las Reliquias. También quería saber para qué pensaba utilizarlas y por qué Shadow nos había pedido que lo detuviéramos.

“Vamos, papi.” Olivia habló, su voz mucho más enérgica que de costumbre.

“¿Olivia?”

“Esta habitación… Se siente muy sola.” “¿Sola?”

“Sí.” Asintió Olivia. “Shadow siempre ha estado aquí, pero… los juguetes y los libros están todos cubiertos de polvo.”

“Oh, ahora que lo mencionas…”

Parecía que los objetos no se habían tocado en años. Los libros viejos estaban descoloridos hasta el punto de que ya no se distinguían las palabras ni las ilustraciones. Con sólo mirarlos se notaba que las páginas estaban descoloridas no sólo por el paso del tiempo, sino porque habían sido muy queridos y leídos innumerables veces. Al fin y al cabo, llevaban mucho tiempo en esta habitación.

“Shadow nunca sonrió mientras estuvo con nosotros, ¿verdad?” Dijo Olivia.

“Sí. Yo también lo noté.”

“Pensé que quizá estaba intranquilo porque se había perdido, así que intenté pensar en formas de hacerlo sentir mejor. Me divertí mucho yendo a pescar y probando la almeja, pero él no sonreía en absoluto.” Olivia parecía a punto de echarse a llorar.

No llores, Olivia. No es culpa tuya en absoluto. Lo conocimos por casualidad…

“Estar solo suena realmente aterrador.” “Olivia…”

“Shadow voló sobre el mar él solo. Eso debe haber sido realmente aterrador. Sé lo que es eso.”

Así fue. En aquel frío día de hace tanto tiempo, Olivia había desafiado sola el profundo bosque para llegar hasta mi santuario. Creyendo la cruel mentira que le habían contado, que era hija de un dragón, había venido en mi busca.

“Tampoco sonrió cuando su padre vino a buscarlo. Han estado viviendo juntos aquí todo el tiempo, ¿verdad? Sólo ellos dos… Entonces, ¿por qué no estaba feliz de volver ver a su padre?”

Las lágrimas empezaron a rodar por sus ojos. Un dormitorio infantil vacío, en un castillo que se alzaba en medio de un páramo yermo, donde sólo vivían ellos dos.

“Sí, ya veo lo que quieres decir.”

Ah, así son las cosas, pensé. Era exactamente lo contrario de nuestra situación. Vivíamos como una familia de cuatro en una montaña llena de verdor. No éramos sólo Olivia y yo. También teníamos a la Reina Oscura y a la Srta. Clowria. Olivia también tenía a sus compañeros de clase, y yo incluso había hecho amistad con un compañero padre.

Hace poco, la habitación de Olivia en nuestra casa estaba muy desordenada. Los libros rebosaban de las estanterías y los recuerdos y peluches estaban esparcidos por el suelo. Olivia decía que no podía tirar ninguno. Todos guardaban recuerdos preciosos para ella, así que tenía que conservarlo todo, hasta la piedrecita más pequeña. Le había sugerido que convirtiera una de las habitaciones del castillo en un Museo de la Memoria, pero ella y la Reina Oscura habían suspirado como si yo no hubiera entendido nada. Por fin empezaba a entender por qué.

“Vamos a salvar a Shadow. Nos pidió que detuviéramos a su padre… No sé qué podemos hacer, pero al menos podemos estar a su lado.”

“De acuerdo.” Olivia se secó las lágrimas y sacó el Origen Perdido de su bolso. “Por favor, dinos dónde están las Reliquias.”

En respuesta a su voz, un grueso haz de luz… ¡no brilló en absoluto! ¿Cómo?

“¿Hm?”

“¿Eh? ¿Qué pasa?”

“Oh, ¿quizás es porque no puedo usar magia aquí?” “¡¿Qué?!”

No podíamos usar magia dentro del castillo. Probablemente algo estaba absorbiendo toda la magia del lugar y llevándosela a otra parte.

Eres bastante bueno, Vandilsen.

“Pero aún tenemos que encontrar a Shadow.” “Sí… En ese caso, no tenemos otra opción.” Olivia y yo asentimos mutuamente.

***

“¡Heyyyyy! ¡Shaaaaadooooow!” “¡Eh, Shadow! ¡¿Dónde estás?!”

Gritamos en voz alta mientras buscábamos por todo el castillo. Era una forma muy sencilla de encontrar a un niño perdido. Correr por el castillo en mi forma de dragón sería un poco duro, pero incluso con Olivia a cuestas, podría caminar sin demasiados problemas. Vandilsen podría encontrarnos primero, pero cruzaríamos ese puente cuando llegáramos a él. Ahora mismo, encontrar a Shadow era nuestra máxima prioridad. Sentía firmemente que teníamos que hacerlo, pasara lo que pasara.

***

Vandilsen contempló satisfecho su colección de joyas resplandecientes.

“Sí, esto es perfecto.”

Su amado hijo dormía en una cama cercana. Rodeándole estaban seis de las Siete Reliquias Supremas. Los molestos preparativos para el Ritual de la Estrella Fugaz se habían completado. Por fin podría aprovechar las enormes reservas de energía mágica de las gemas.

Hace mucho tiempo, cuando era un mago inexperto, había deseado vivir tanto como Shadow. Todo aquello había sido un error. El ritual había terminado robando la magia de Shadow para mantener su propia vida, y había hecho que Shadow fuera incapaz de madurar hasta convertirse en adulto. Por supuesto, al ser el último dragón, había nacido en un entorno totalmente diferente al de los dragones ancianos de antaño, y ya había sido débil desde su nacimiento.

“Con esto, finalmente serás libre de mi maldición, Shadow…”

Cabía la posibilidad de que el ritual condujera a la propia muerte de Vandilsen, pero lo había aceptado. Con la magia de las Reliquias, podría fortalecer el cuerpo de Shadow. Shadow finalmente sería capaz de envejecer. Vandilsen había pasado mucho, mucho tiempo exprimiendo cada gota de vida de este continente. Pero todo eso terminaría hoy.

“Estaremos juntos para siempre.” Sonrió Vandilsen con dulzura. La próxima vez que Shadow abriera los ojos, todo habría terminado. Sin duda sería feliz.

Pero entonces, algo llamó su atención.

“¡Heyyyyy! ¡Shaaaaadooooow!” “¡Eh, Shadow! ¡¿Dónde estás?!”

Vandilsen frunció el ceño. Las voces le sonaban de algún modo familiares, pero no conseguía ubicarlas. No recordaba dónde las había oído antes. ¿Eran los secuestradores que había encontrado en aquel barco?

Qué desagradable. Nadie más tenía derecho a llamar así a Shadow.

***

En el mar, incluso el mayor de los barcos no parecía más que una pequeña hoja. Sólo una de esas hojas flotaba ahora en el océano, atravesando el agua y dirigiéndose hacia el este a una velocidad endiablada. El barco era arrastrado por una cuerda a una velocidad que asombraba. La tripulación no aparecía por ninguna parte, pero Maredia estaba de pie en la cubierta, temblando bajo su gorra de capitana.

“Haugh, ¡¿desde cuándo las tortugas pueden nadar con tanta velocidad?!”

Esmeralda estaba a su lado, con los brazos cruzados y una expresión triunfante en el rostro. “Esa no es sólo la velocidad de una tortuga, Darkin. Mira.”

“¡Soy mucho más veloz que tú!” “¡Ho ho ho, no perderé contra ti!”

Con su estilo de natación, Luca estaba haciendo pleno uso de su especialidad de magia acuática para nadar por el océano. Aunque, más que nadar, ¡parecía que estaba esprintando por la superficie del agua!

“¡Dragón de agua, cuya sangre corre por mis venas! ¡Ahora es el momento de mostrar tu verdadero poder!”

“¡Esta vieja tortuga no perderá contra gente como tú!”

Normalmente, tardarían días en llegar al Continente Muerto, situado en el extremo oriental del mar. Pero a este ritmo, parecía que iban a llegar en cuestión de horas.

“Menos mal que tenemos un barco de tan alta categoría.” Dijo la joven noble Daisy.

“Si hubiéramos esperado a que el reino nos diera uno, habríamos tardado años. Realmente merece la pena tener dinero y autoridad,

¿verdad?” Comentó la joven joyera, Ruby.

“Puedes dejarme a mí cualquier combate cuerpo a cuerpo. También me encargaré de la exploración.” Anunció la pequeña soldado Iriya.

“Y no se puede luchar con el estómago vacío, ¿verdad? ¡La cena está aquí!” Declaró Kate, la querida hija del chef real.

“Yo también… ¡Lo haré lo mejor que pueda…!” Lena estaba actuando como una reportera de guerra, utilizando la misma pluma y el mismo papel que le habían dado fama y popularidad en la academia. Las sílfides del Bosque Chirin estaban con ella, así que todas podían seguir oyéndose perfectamente, sin importar el tipo de viento con el que estuvieran lidiando.

Tras enterarse de que Olivia había salido a salvar a un nuevo amigo, sus compañeras de clase se habían reunido inmediatamente para ayudar. Eran todas las preciosas amigas de Olivia, encabezadas por la Directora de la Academia Real Femenina Florence, la mismísima Phyllis, que permanecía a su lado con una sonrisa.

“Parece que el futuro de nuestro reino se ha reunido en un solo lugar, ¿verdad?” Se rio entre dientes.

“Madre, ¿de verdad está bien que yo también viniera?”

“Por supuesto, Seraphy.” Su querida hija también estaba con ella. Era la joven jardinera cuyo amor por las plantas había fundado toda una nueva rama de estudios mágicos. “He oído que toda la vida vegetal en el Continente Muerto se ha marchitado y ha fallecido. Estoy segura de que tus habilidades serán inestimables para averiguar la causa y la cura.”

“¡Madre…!”

Por suerte, ninguna de ellas sufría mareos.

A medida que se acercaban al continente del lejano este, las mascotas que Vandilsen había mantenido durante tanto tiempo — desde sirenas hasta calamares gigantes y ballenas— les habían asaltado, pero no habían sido rival para los poderes combinados de todos los que iban a bordo del barco. El barco siguió adelante, impertérrito.

“¡Haugh! ¡Hombres, no bajen la guardia!”

“¡No somos hombres, Marie!” Gritó Luca desde delante del barco al oír la voz de Maredia. “¡Todas somos damas!”

“Haugh… Eso no suena a pirata en absoluto.”

“Yo también pensé en sacar el tema antes.” Se rio Clowria. “Pero tampoco somos piratas, mi Señora.”

En cierto modo, el ambiente a bordo del barco era tenso y relajado a la vez, a medida que se acercaban al Continente Muerto. Todos tenían un objetivo: ayudar a Olivia y a su padre.

“Aunque, sospecho que tal vez no necesitaban que viniéramos en absoluto…”

“Eso está mal, Srta. Phyllis.” En una rara muestra de independencia, la estudiante de honor Daisy levantó la voz. “Estamos aquí porque queremos ayudar a nuestra amiga.”

“Cierto. Qué confiable de tu parte.” Phyllis rio entre dientes.

“¿Srta. Phyllis?”

“No es nada. Olivia es realmente una gran Alumna del Rey, ¿no?”

Con la larga vida que tienen los elfos, había visto a muchos humanos ir y venir, así que había algo que podía entender mejor que nadie.

La persona más fuerte del mundo es la que tiene amigos de confianza.

Una fuerte brisa marina siguió a su barco hasta la orilla.