Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 4

Capítulo 10: El Sr. Dragón se da a la Fuga

“¿Dónde podría estar Shadow?” Por más que corrimos por el castillo, no había ni rastro de él. ¿Podría estar escondido en algún lugar? El castillo era bastante grande, y aún no habíamos revisado todos los rincones. Incluso nuestra casa tenía habitaciones ocultas, una biblioteca sellada y una fuente secreta conectada con el Reino Oscuro.

“¿Qué hacemos?” Dijo Olivia. “Estoy segura de que Shadow se siente muy impotente en este momento.”

“Supongo que lo que podemos hacer solos tiene un límite.”

Nos devanamos los sesos buscando una solución. Normalmente, en una situación así, la Reina Oscura o alguno de nuestros amigos nos ayudaría, dándonos una pista o inspirándonos. Yo era un dragón y Olivia una Alumna del Rey increíblemente guapa y con talento. Pero aún había muchas cosas en las que no éramos buenos.

“No hay suficiente gente…”

“O tal vez, no hay suficiente energía…” Ambos nos desplomamos, descorazonados.

En ese momento, sentí algo en la espalda, cerca de donde estaba sentada Olivia. Una ligera brisa había agitado el pelo de mi melena.

Era muy, muy tenue, pero parecía que soplaba un viento procedente de algún lugar del castillo.

“¿Eh?”

“¿Qué pasa, papi?”

“¿Acabas de estornudar, Olivia?” “No.”

“¿Bostezaste?”

“¡He dicho que no!” Replicó, golpeándome con rabia la nuca.

Aunque, sinceramente, lo sentí como un masaje. “¿Entonces qué era ese viento…?” “¿Viento?”

“Sí, sentí algo de viento hace un segundo… Oh, ahí está otra vez.”

Esta vez fue mucho más fuerte. Olivia también parecía haberlo sentido y de repente se animó.

“Papi, conozco este viento.” “¿Oh?”

“Del Bosque Chirin… ¡Son las sílfides!” En cuanto Olivia dijo su nombre, las pequeñas hadas del viento llegaron volando por el pasillo. Después de todo, ¡eran las sílfides! “¡Eso significa que Lena y la Srta. Martell también están aquí!”

“¡Vaya! ¡Han llegado hasta aquí porque pueden volar y no tienen que tocar el suelo!”

“¡Twee! ♪” Las sílfides se agruparon alegremente alrededor de Olivia, que les dio unas palmaditas en la cabeza.

“Tee jee, ¡gracias por venir! Nos sentíamos un poco mal porque nos quedamos atascados.”

“Twee. Twee! ♪” Las sílfides también bailaban delante de mí nariz.

Supongo que eso significaba que nos habían tomado cariño.

“¿Eh?” De repente me di cuenta de que oía una voz en el viento, que venía con las sílfides.

“¡Heeey! ¡Dragón Ancianoooo! ¡Oliviaaaaa!” Era la voz de la Reina Oscura.

“¡La Srta. Maredia está aquí!” Su voz era llevada por el viento. Parecía que las sílfides la traían hasta aquí para nosotros. Aunque no podíamos usar magia en el castillo, parecía que nadie podía detener el viento.

“¡Eh, puedo oírlos!”

“¡No podemos encontrar a Shadow en ninguna parte, no importa donde busquemos!”

“Umm…”

“¡Es Lena!”

“… Uhh…” No acostumbrada a hablar sólo con su voz, Lena estaba un poco perdida, así que la Reina Oscura le echó una mano.

“¡Dice que esas pequeñas sílfides harán lo que les digas, así que puedes pedirles que te ayuden a buscar a Shadow!”

“¡¿En serio?! ¡Gracias, Lena!”

“… De nada…”

“¡Hah! ¡Lena pensó en este brillante plan ella sola!” “¿Entonces por qué suenas tan orgullosa, Marie?”

Las sílfides nos llevaron el habitual ir y venir entre Luca y la Reina Oscura.

Podía sentir cómo se me calentaba el corazón. Olivia y yo no estábamos solos. Esa sola constatación me hizo sentir que podíamos hacer cualquier cosa. Y definitivamente no podía dejar que la determinación de Olivia de salvar a Shadow se marchitara. Eso es lo que sentía, muy fuertemente.

“¿Están todas en un barco?”

“En efecto. La pequeña elfa nos buscó por todo el continente y no encontró ni una brizna de hierba por ninguna parte. Clowria desembarcó para investigar, pero se desmayó tras caminar un rato.”

“¡¿Qué?! ¡¿Está bien?!”

“Por supuesto. Es una poderosa caballero, ¡así que está perfectamente bien!”

No lo sabía con certeza, pero parecía que ellas también estaban teniendo dificultades. ¿Estaba realmente bien? Esperaba que no estuviera herida.

“De todos modos, vinimos hasta aquí, pero ni siquiera podemos bajar del barco. Si así es como le va a un Darkin, no hay forma de que dejemos ir a las niñas humanas… Pero…” La Reina Oscura vaciló. “Pero aquí todos estamos preocupados por ti, ¿sabes? No tenemos ni idea de qué hacer…”

¡Srta. Reina Oscura!

Hace un rato, ni siquiera salía de su habitación, y ahora estaba preocupada por nosotros.

“Oh, en ese caso…” Les envié un mensaje a través de las sílfides, describiendo brevemente nuestro encuentro con el slime y el atajo. También les conté que no podíamos usar magia en el castillo.

“Haugh, ya veo. Así que si podemos llegar dar con ese atajo,

¿podremos entrar en el castillo?” La Reina Oscura lo meditó un poco. “Muy bien. Déjanos eso a nosotras. Tú concéntrate en encontrar a Shadow y las Reliquias. Parece que las cosas se están poniendo muy peligrosas por allí.”

“¿Eh?” ¿Peligrosas?

La Reina Oscura continuó, con voz seria.

“Hace un rato, sentí una respuesta mágica que parecía lo suficientemente grande como para volar todo el continente. ¡Fue super perturbador!”

Parecía que no teníamos mucho tiempo.

“¡Twee! ♪” Las sílfides hicieron una pose, como diciendo: “¡Déjanoslo a nosotras!”

Ahora todos estaban con nosotros. Definitivamente encontraríamos a Shadow y las Reliquias.

“¿Aquí?”

“¡Twee! ♪”

Las sílfides asintieron con énfasis. El viento podía escabullirse por cualquier parte del castillo, así que podían registrar cada rincón mientras volaban literalmente por él como una brisa. Pero a lo que finalmente nos llevaron…

“Esto es sólo una pared.” Realmente parecía una pared normal.

“¡Twee, twee! ♪” Resoplaron las sílfides, como si les molestara que no les creyera, y empezaron a darme puñetazos en el hocico. Estas pequeñas hadas eran realmente despiadadas.

“Lo siento. Hay una habitación secreta aquí, ¿no?”

“¿Tal vez es como la biblioteca de la Srta. Maredia?” Reflexionó Olivia.

Hace mucho tiempo, un grupo de héroes humanos había sellado la biblioteca de la Reina Oscura, llena de sus grimorios favoritos (y también de sus mangas preferidos). Yo había roto accidentalmente el sello y la había abierto de nuevo. A Olivia le gustaban mucho los libros, así que se había encariñado con el lugar.

“En ese caso…”

Intenté tocar la pared, igual que había hecho con la puerta de la biblioteca entonces. Podía sentir una enorme cantidad de magia arremolinándose tras ella. Puse la punta de una de mis gruesas garras en la pared. Mis garras también tenían mucha magia. Un sello hecho por humanos volaría por los aires en un instante. Ni siquiera me di cuenta cuando los atravesaba. ¡Eso debería ser más que suficiente para este muro!

“… ¿Eh?”

No funcionaba.

“¿Qué hacemos, papi?”

“Uhh, la verdad es que no quiero… ¿pero tal vez debería intentar echarle fuego?”

“¿Fuego?”

“¡Sí! ¡Retrocede un poco!” No podía transformarme en mi forma humana, así que tal vez también tenía problemas para usar toda mi fuerza. Pero no debería haber tenido problemas usando mi fuego.

“¿Eh? ¿Qué?”

Con un saludable boom, una columna de fuego apareció sobre la pared, pero eso fue todo. No era tan fuerte como de costumbre. Era como si hubiera intentado encender leña para cocinar y me hubiera encontrado con que el tronco estaba empapado.

“Bueno, eso no es bueno…” Volví a sumirme en mis pensamientos. “¿Papi…?”

“Twee…” Olivia y las sílfides me miraron con preocupación.

Shadow estaba al otro lado de este muro, y también las Reliquias.

En ese caso… “Olivia.”

“¿Sí?”

“Umm. ¿Podrías apartar la mirada un segundo? Y también tápate los oídos.”

“Uhh… Bien.”

Tras dudar un momento, Olivia asintió y se apartó. Las sílfides seguían mirándome, aunque algunas habían imitado a Olivia y se tapaban los ojos y los oídos. Parecía que cada una tenía su propia personalidad.

“De acuerdo.”

Yo era un dragón. Había pasado gran parte de mi vida durmiendo y dando paseos por las montañas. Pero no siempre había sido así. En realidad había sido bastante travieso en mi juventud. Una vez incluso cavé aquel enorme agujero en el suelo por accidente, porque aún estaba medio dormido. Así que entendí que cuando los dragones realmente iban a por todas…

“¡Rrrraaaaagh!”

Éramos muy, muy fuertes. Hice que mi cuerpo creciera más. En un instante, había crecido tanto que ya no cabía en el pasillo, así que me encogí un poco. Y entonces, balanceé mi cola con toda su fuerza.

“¡¡¡Yah!!!”

Mi cola se estrelló contra la pared.

Mucho tiempo atrás, cuando había llevado a Olivia de vuelta a su pueblo, en un arrebato de ira, le había dado una pequeña patada a la tosca construcción que ella solía llamar hogar. La choza había saltado por los aires. Eso fue justo después de decirle que yo sería su papá.

A partir de ese momento, me di cuenta de que tendría que tener cuidado. Con mi fuerza, podía resolver casi cualquier problema con un puñetazo, una patada o un movimiento de mi cola. No había casi nada que no pudiera romper. Sin embargo, si Olivia me veía hacer eso, y si se daba cuenta de que se podía usar la fuerza para salir airoso de cualquier situación… Pensé que sería una muy mala lección para una pequeña niña humana.

Pero… “¡¡¡Hah!!!”

Con un fuerte golpe y el repiqueteo de las piedras, el muro se derrumbó.

“¡Perfecto!”

Sin embargo, situaciones como ésta requerían fuerza bruta. La pared se había derrumbado totalmente por mi golpe.

“¿Eh? ¿Qué?” Con los ojos y los oídos tapados como le había pedido, prácticamente pude ver cómo le salía el signo de interrogación de la cabeza. Era una niña muy obediente y seguía mis instrucciones al pie de la letra.

“Bien, ya puedes mirar Olivia.” Le dije en voz baja mientras la protegía de los trozos de la pared rota.

“Está bien… ¡Whoa, la pared está rota! ¡Es increíble, papi!”

“Ja, ja, ja…” Parecía que realmente no había visto lo que había hecho. Menos mal. La fuerza bruta podía resolver muchos problemas, pero Olivia aun no necesitaba aprender eso.

Olivia saltó de nuevo a mi espalda. Ahora podíamos seguir avanzando. A través de las nubes de polvo, pudimos ver a un hombre y una pequeña figura tumbada en una cama…

Y seis joyas brillantes.

***

Con una expresión tensa en el rostro, Maredia dio su primer paso en el Continente Muerto—

“¡Waaah, da demasiado miedo!”

—o mejor dicho, no lo hizo.

“Sí, parece que incluso alcanzar el atajo del que nos hablaron será difícil de lograr antes de que estemos exhaustas…”

“¡Haugh! Clowria, ¿está bien que andes por ahí?”

“Sí. Pude recuperarme, gracias a la magia curativa de la Srta.

Phyllis.”

“Huh. Bastante impresionante, para un elfo.”

“Lo es. Mucho más que cierta Reina Oscura, que está demasiado asustada para siquiera tocar el suelo.”

“Guh…”

La pareja había venido a ayudar a Olivia. Después de enterarse de que la tierra del Continente Muerto succionaba la magia y la fuerza vital de cualquiera que la pisara, habían decidido que las niñas tendrían que quedarse en el barco. Pero no podían dejarlas allí solas, así que Phyllis y Esmeralda se encargaron de vigilarlas. Ellas ya estaban acostumbradas a cuidar a las niñas, así que habían sido las opciones obvias. Así que, naturalmente, las únicas que podían desembarcar eran las dos darkin.

“Ugh… Tal vez podríamos hacer un descanso…”

“Podría transformarme en mi forma de halcón y llevarte en tu forma de gato si quieres.”

“¡Es perfecto!” Maredia hizo una pose. El plan estaba decidido.

“¡Mientras ustedes dos se dirigen hacia allá, el resto de nosotras trataremos de encontrar otra forma de ayudar a Olivia!” Dijo Daisy.

“¡Precisamente!” Luca gritó enfáticamente. “¡Tenemos que pensar en un plan para derrotar a un monstruo enorme, en caso de que aparezca uno!”

“Bueno, con el padre de Olivia cerca, no tenemos que preocuparnos por eso…”

“Aun así…”

Todas estaban de acuerdo.

***

Después de volar un rato, Maredia y Clowria cayeron al suelo. Confiando en que las sílfides las guiarían hacia adelante, Clowria había terminado por golpear una roca con una de sus alas, haciéndolas caer. Una vez que tocaron el suelo, se transformaron de nuevo en sus formas normales.

Este era el Continente Muerto, un lugar donde ni siquiera un dragón podía mantener su forma humana. Clowria no tenía ninguna posibilidad por sí misma, por lo que se quedó acurrucada en el suelo en su forma normal.

Las dos darkin suspiraron derrotadas. No tenían otra opción. Tendrían que intentar volver al barco. Pero mientras pensaban eso…

“Jejeje… ¡¿Deseas más poder?!”

Una voz que sonaba malvada pronunció una frase que sonaba apropiadamente malvada. Era una voz con la que las dos estaban bastante familiarizadas.

“¡¿Padre?!”

“¡Así es! Soy yo, el Emperador Oscuro Thanatos.” Era el padre de Maredia, Thanatos, el emperador de los Darkin y el gobernante del Reino Oscuro.

“Y pensar que la niña profetizada para unir el Reino Humano y el Reino Oscuro se arrastra por aquí.” Se burló.

“Haugh…”

“Ejem, Padre… ¿No mencionaste el otro día que la relación con tus hijos ha sido tensa todos estos años porque actúas así?”

“¡Exacto! ¡Decidimos en esa reunión familiar que dejaríamos de hacernos los geniales y de dejar lugar a malentendidos!”

“¡Oh, no! ¡Tenía la oportunidad de una escena de entrada épica, así que lo olvidé por completo!” Exclamó Thanatos.

Los hermanos de Maredia miraron fijamente a Thanatos, y el soberano del Reino Oscuro sintió las miradas de desaprobación de (tres de) los Cuatro Grandes Reyes del Reino Oscuro.

“¿Por qué está aquí, Padre?”

“Martell nos informó de lo que estaba pasando. Las sílfides dijeron: ‘Marie y sus amigas están en graves problemas’.”

“¡Haugh, P-Padre! ¡No me llames así!” Thanatos sonrió satisfecho.

“¡Si me dicen que mi hija está en problemas, es mi obligación como Emperador correr en su ayuda! Especialmente si otro padre también está en apuros.” Con una floritura de su capa, un gran número de darkin aparecieron de repente detrás de él. “Por suerte, esta tierra ha sido absorbida. Como no tiene energía mágica que la proteja, ¡nuestro ejército puede pisar el Reino Humano por primera vez en mil años!” Thanatos soltó una carcajada diabólica, propia de un emperador malvado. Naturalmente, estaba mucho más acostumbrado a ese comportamiento que Maredia. Después de todo, había tenido mucho más tiempo para practicar.

“¡Vamos, Maredia! Camina, corre, vuela a tu destino.” “¿H-Haugh…? ¿Pero cómo?”

“¡Esta es la respuesta de los Darkin!”

El ejército de Darkin pasó corriendo junto a Maredia y Clowria… y luego cayó de bruces. La mitad de ellos se arrojaron al suelo, mientras que la otra mitad parecía haberse desplomado por el drenaje de su magia. El primero de ellos había caído inmediatamente delante de Maredia y su familia.

“¿Qué…?”

“¡Vamos! ¡Sube sobre nuestros cadáveres y alcanza la victoria! ¡Y qué si seguimos vivos!”

En resumen, si las dos damas no podían tocar el suelo, no tenían por qué hacerlo. Les estaba diciendo que pasaran por encima de los cuerpos de los soldados Darkin.

“¡¿Quééééééééééé?! Es la cosa más estúpida que he oído nunca.”

“¡Las estrategias abrumadoras a veces requieren estupidez!” Incluso algo tan ridículo dicho con tanta confianza era de alguna manera convincente. “¡Ahora vete!”

“Haugh…”

“¡Dale mis saludos a Olivia y al Dragón Anciano!”

“¡P-Pagaré esta deuda, Padre!” Maredia echó a correr, dejando a una desconcertada Clowria a su paso.

“G-Gracias, Sir Thanatos.” “¡Clowria!”

“¿Sí?”

“Por favor, cuida de ella por mí.” “… Por supuesto.”

Maredia y Clowria. Cada una llevaba un anillo que representaba a la otra, aún centelleante en sus dedos. Al verlas correr sobre los cuerpos de los Darkin caídos, Thanatos esbozó una sonrisa de satisfacción.