Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: Establecimiento Del Equipo De Chicas Mágicas

Parte 2

✰  Tepsekemei

Mei tenía una cantidad increíblemente limitada de recuerdos y experiencias. Incluso si aprendía algo nuevo, se sobrescribía rápidamente, sin dejar nada que valiera la pena. E incluso los recuerdos que le quedaban tampoco eran muy claros. Olvidaba inmediatamente todo lo que no era útil para su vida cotidiana, porque no lo necesitaba.

Cuando se dispersaba, eso era literalmente todo lo que hacía. Otra persona podría mirarla y creer que estaba sumida en sus pensamientos, pero Mei no pensaba ni reflexionaba, pues sabía que era un desperdicio hacerlo.

Habiendo dado por sentada esta falta de actividad mental, convertirse en una chica mágica fue un exceso de libertad para Mei. Todo en el mundo era deslumbrante y brillante. Podía interpretar las intenciones de los demás y utilizar los mismos métodos para comunicar su propia voluntad. Sus miembros se movían con libertad y ligereza. Podía saltar, brincar, girar los brazos, doblar las piernas, hacer cualquier cosa.

Lo mejor de todo es que podía volar. Si pensaba: Quiero ir para allá, quiero ir allí, era libre de hacerlo. Nadie podía detenerla.

Mientras los demás mantenían una conversación que ella no podía seguir, Mei siguió investigando sus nuevas habilidades. Podía moverse rápidamente, era fuerte y podía volar. Se llevó la mano al estómago. No tenía hambre crónica, ni una sensación de inanición que no desaparecía por mucho que la alimentaran. No sentía que tuviera que expulsar ningún residuo. También había desaparecido todo el deseo sexual.

Ya veo, pensó. Así como había ganado muchas cosas, también había perdido muchas. Eso debía significar que no había recibido este cuerpo gratuitamente, sino que lo había adquirido a cambio de otra cosa que ahora había desaparecido. Después de esta consideración, se sorprendió de ser capaz de formar tales pensamientos. Podía sumar y restar.

En general, todo esto era divertido. Incluso en esta habitación había muchos objetos interesantes. Mientras jugaba con esto, tocaba aquello, mordía, golpeaba, rodaba y, en general, jugueteaba, la conversación continuaba.

Mei dijo que quería seguir siendo una chica mágica y descubrió que las demás también lo hacían. Parecía que las chicas mágicas eran especiales. Aunque no sabía muy bien qué hacer con el orgullo resultante, decidió que se quedaría con esta gente. Según la pequeña humana con alas, debían vencer a esos “magos malvados” o no podrían conservar sus poderes. Mei pensó que eso sería muy aburrido. Antes de convertirse en una chica mágica, su mundo siempre había sido pacífico y su vida fácil, pero ahora que conocía este nuevo mundo, no quería volver atrás.

Al salir, aprendió aún más. Las chicas mágicas tenían habilidades llamadas magia. Mei podía convertirse en uno con el aire. Al fundirse con la atmósfera, podía volar a través de ella. Y parecía que también podía hacer mucho más con ello.

Se quedó absorta, escuchando al humano con alas que les daba instrucciones a todas, y entonces se dio cuenta de que la humana arcoíris estaba observando a Mei. La humana arcoíris le habló. “¿Estás aburrida?”

“¿Por qué?”

“Oh, parecía que lo estabas.”

Mei, por supuesto, no lo estaba. Nunca había experimentado nada tan divertido e interesante en toda su vida. Pero la humana arcoíris había dicho que parecía aburrida.

Todas las demás chicas mágicas cambiaban las formas de sus caras mientras hablaban en voz alta para comunicarse. No miraban los anos ni chocaban las cabezas. Mei no intentaba cambiar la forma de su cara. Tal vez eso había sugerido que estaba aburrida.

Una vez formulada esta hipótesis, Mei intentó cambiar la forma de su propia cara ante la humana arcoíris. Supuso que solo eso no sería suficiente, así que también intentó hacer un sonido: “¡Ja-ja-ja-ja-ja-ja!”

Eso debería dar la sensación de que estaba disfrutando como es debido. Pero la humana arcoíris movió la cabeza de un lado a otro y dijo: “Lo siento.” Y luego retrocedió. Eso no parecía un reconocimiento de que Mei se estaba divirtiendo. Las otras chicas mágicas también miraban a Mei. Se dio cuenta de que no había conseguido la reacción que quería.

Si tengo otra oportunidad, lo haré un poco mejor la próxima vez, pensó Mei.

Ser una chica mágica era realmente difícil pero, al mismo tiempo, interesante.

***

✰  Captain Grace

Los profesores, como los padres, eran un obstáculo molesto. Siempre intentaban interponerse en sus hazañas.

¡Este acontecimiento totalmente irreal y fantástico estaba ocurriendo justo delante de ellas! Umi estaba completamente desconcertada de que la Sra. Himeno pudiera decir algo tan carente de espíritu aventurero. Un hada voladora que venía a otorgarte un poder mágico no era algo que la gente pudiera experimentar más de una vez en la vida. De hecho, para la mayoría, no ocurriría en absoluto. Incluso si ella era su profesora, ordenarles que se deshicieran de este golpe de suerte era más que arrogante. Umi no podía aceptarlo en absoluto.

¡La aventura estaba esperando, justo ahí! Lo más educado era correr hacia ella hasta que los pulmones se rindieran.

Afortunadamente, el hada, Toko, era mejor con las palabras de lo que parecía. Al ofrecerle a la profesora la posibilidad de elegir entre perder sus recuerdos y volver a la normalidad, o luchar junto a sus alumnas como chica mágica, la había convencido. Ahora nada se interpondría en la aventura de Umi.

Aunque a regañadientes, la Sra. Himeno aceptó, y todas siguieron las instrucciones de Toko, preparándose para su contraataque dirigiéndose hacia donde interceptarían a sus oponentes.

Toko eligió una intersección a unos cien metros de la escuela, en dirección a las montañas. Desde ese punto no se veían tiendas ni instituciones, excepto la escuela. Aparte de unas pocas casas, lo máximo que tenía esta zona era un estacionamiento. Aunque la carretera era bastante ancha, estaba en muy mal estado, con grietas grandes y pequeñas que atravesaban el asfalto. Era por la tarde, pero había pocos peatones o vehículos pasando por allí. Aun así, el número era superior a cero.

“Aquí es donde lucharán contra los magos malvados.”

“Pero si luchamos aquí, ¿no nos verá la gente?” Preguntó Umi. “¿No se supone que la magia es generalmente un secreto?”

“Lo es, pero esta es una situación de emergencia. Cuando las cosas están tan mal, después se juega con la memoria de los testigos. Estará bien mientras podamos retirarnos antes de que vengan la policía y los bomberos.”

Según Toko, los magos malvados podrían ser capaces de detectar la presencia de las chicas mágicas. Por eso Umi y las demás tuvieron que destransformarse e ir a esconderse. Cada una de ellas fue dirigida a un escondite donde volvieron a la forma humana y esperaron pacientemente. Después de conocer sus maravillosos poderes, volver a ser humanas para esperar la pelea hizo que Umi se sintiera bastante incómoda. Al mirar a su alrededor, vio que Funny Trick —Kayo Nemura— también parecía ansiosa, mientras miraba el semáforo. Además, había estado inquieta durante todo el trayecto, mirando en el cubo de la basura junto a la máquina expendedora, saltando al menor ruido, tensándose cada vez que pasaba un vehículo. Actuaba de forma extremadamente sospechosa.

Umi agarró a Kayo con firmeza por la cabeza y la levantó de un tirón. “Escucha. No tiene sentido esconderse si vas a asomar la cabeza por los arbustos.”

“Lo siento.”

“Entiendo que estés preocupada. Pero ahora mismo, tenemos que creer en Toko.”

Umi miró el smartphone que tenía en la mano. Aun no les habían avisado.

Toko había desaparecido de su posición en lo alto del semáforo. Sin embargo, sólo era invisible y seguía allí, con un teléfono mágico a su lado. Cuando llegara el enemigo, ella daría la orden a todas. Ese era el plan.

Umi y Kayo se escondían en el matorral de lilas bajo el semáforo. La representante de clase y la profesora utilizaban un automóvil en el aparcamiento como cobertura, mientras que las dos de primer año se escondían a la sombra de un muro de bloques de cemento alrededor de una casa en venta. La chica que parecía una bailarina de danza árabe estaba aparentemente a cubierto en una zanja. A Umi le impresionó que se atreviera a esconderse en un lugar así.

Habría jurado que antes se veía el sol poniente, pero ahora estaba cubierto por unas nubes negras, espesas y tenebrosas. Era noviembre. Ahora que habían recuperado su forma humana, sentía frío, como si fuera a congelarse por quedarse quieta. Acomodó el cuello de su chaqueta y se abrazó a sí misma. Inhalar directamente el viento frío hizo que le picara el interior de la nariz. Frunció el ceño por molestarse por algo tan trivial como la temperatura. Si algo tan insignificante la estaba afectando, necesitaba una mayor capacidad de concentración.

Este era su primer combate real como chica mágica novata. ¿Era eso lo que la ponía nerviosa? Alargó la mano hacia la espada que colgaba de su cadera, pero su mano se deslizó por el aire. Recordó que no se había transformado y volvió a fruncir el ceño.

“¿Qué pasa?”

“Nada. Si tienes tiempo para preocuparte por mí, entonces preocúpate por ti.”

Kayo parecía estar inquieta. Siempre lo hacía cuando estaba con Umi. Pero normalmente Umi sonreía y decía: “Te estoy proporcionando algo de entretenimiento, así que está bien.” Y eso era todo. Pero cuando la propia Umi se mostraba incómoda, esas débiles justificaciones no se sostenían.

Oh. Ahora lo entendió. Umi no había sentido esto en tanto tiempo, había olvidado lo que era. No era miedo, sino una premonición. Algo se acercaba, algo que amenazaría su vida, incluso ahora que tenía el poder de Captain Grace. Su intuición había actuado así en múltiples ocasiones, y eran los instintos que los animales seguían para evitar el peligro. Pero Umi reconoció el peligro y se enfrentó a él. Reconocer su presencia era suficiente.

Preparémonos para esta aventura. Umi comenzó su rutina para afrontar el peligro, respirando larga y superficialmente. Relajó los sentidos en el fondo de su mente. Esto era algo que los demás nunca entendían, aunque ella intentara explicárselo. Tensó los nervios y los pequeños detalles dejaron de importar. Exhaló todo el aire de su cuerpo. Cuando sus pulmones se vaciaron, se obligó a respirar una vez más. Aunque estaba tumbada en un matorral en el que soplaba un viento frío, su cuerpo se calentó.

Silenciosamente, la excitación creció en su interior. Ya no estaba irritada, ni siquiera mirando a la inquieta Kayo.

“… Ya vienen.” La voz de Toko provenía del smartphone de Umi; habían estado conectados en una llamada todo este tiempo. El timbre de su voz era el mismo, sólo que significativamente más bajo. Las dos palabras conllevaban un cosquilleo de ansiedad.

Todavía no podían transformarse. Umi miró a lo largo de la carretera desde la espesura para ver una camioneta blanca rodando por la carretera. No había más gente ni vehículos. Comprobó la señal junto a la carretera, y decía que el límite de velocidad era de cincuenta kilómetros por hora. La camioneta circulaba a unos ocho kilómetros por debajo de ese límite. Disminuyó aún más la velocidad y, a unos veinte metros del semáforo, se detuvo en el arcén.

Su estómago gorgoteaba. El sudor de su cuello le caía por las axilas. El matorral de lilas se balanceaba con el viento y las altas hierbas se agitaban. Kayo tragó saliva. Los sentidos de Umi captaban cada pequeño detalle. Su concentración era total. Una vez procesado todo, se centró en la camioneta. Sonriendo sólo con los labios, pensó: No está mal.

La puerta de la camioneta se abrió y alguien salió del interior. Llevaban un abrigo con capucha que ocultaba su rostro y su expresión. Bajo este frío cielo, llevaba unas zapatillas de deporte de una marca conocida sin calcetines.

“Toko.” Era la voz de una mujer joven, pero tenía un tono amenazante. Se dirigió al hada oculta como si fuera visible.

Toko respondió con un tono casual y burlón. “Has tardado más de lo que pensaba.”

“¿Quieres que esto te duela, o vendrás tranquilamente? Escoge lo que quieras.”

Ajá, parece ser un tipo malo, sin duda.

“No me gusta ninguna de las dos opciones.” Toko se reveló. Esa fue la señal.

Umi, ahora la chica mágica Captain Grace, sacó su espada mientras salía de un salto. Detrás de ella, pudo oír a Kayo destrozando el camino de cemento mientras corría. La profesora, la representante de clase y las dos alumnas de primer año salieron de su escondite en el mismo instante. Todos se habían transformado. La bailarina árabe serpenteó hacia el cielo antes de descender para seguir a la camioneta.