Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: Establecimiento Del Equipo De Chicas Mágicas

Parte 1

✰  Postarie

Tatsuko Sakaki había sido tímida e introvertida desde que era joven. Cuando la eligieron para formar parte del Comité de Limpieza del

Festival Cultural, en el que se vería obligada a trabajar junto a personas con las que nunca había hablado, se preguntó cómo se las arreglaría. Pero su amiga y compañera de clase Kaori también fue elegida, lo que supuso un gran alivio. Tatsuko se alegró de tener a alguien que se uniera a ella en los lloriqueos de “¡Awww, en serio!” y “Esto es una mierda”. Cuando pensó en tener que dirigirse a la sala de preparación de ciencias sola y temblando, la presencia de una compañera le tranquilizó el corazón.

Al dirigirse a la reunión, pasaron junto a los suplentes del club de tenis de mesa haciendo flexiones en el pasillo e ignoraron el sonido de la banda de música ensayando. Al poner la mano en el pomo de la puerta de la sala de preparación de ciencias, Tatsuko comprobó que no estaba cerrada. Era la primera reunión del comité de limpieza, y Tatsuko había salido antes para asegurarse de no hacer esperar a los alumnos mayores. Hubiera sido mejor que llegara antes de que el profesor abriera la sala, pero parecía que ya había gente.

La habitación estaba teñida de la luz carmesí del atardecer, y dentro había una chica sentada en una silla. “¿También están en el comité de limpieza?” Preguntó.

“Tú también, ¿eh?” Respondió Kaori.

Tatsuko dejó le dejo la conversación a ella, prácticamente escondiéndose detrás de Kaori mientras las escuchaba hablar.

Unos minutos después, la puerta de la sala de preparación se abrió ruidosamente. Otras dos estudiantes mayores se unieron al grupo. Una de ellas era lo suficientemente famosa como para que incluso Tatsuko supiera quién era.

Umi Shibahara. Su cabello, recogido en una coleta, estaba teñido de un tono más claro de lo permitido por la escuela, y había algo de descuido en su forma de llevar el uniforme. Era conocida gracias a las dudosas historias de sus hazañas: Decían que no podían medir su fuerza de agarre porque había aplastado el dinamómetro de mano en su puño y que una vez había entrado en una oficina de la yakuza para golpearlos a todos en solitario. Dejando de lado la veracidad de estas historias, no era el tipo de persona con la que uno quisiera involucrarse.

Tatsuko había asumido que todos los estudiantes habían sido elegidos para esto contra su voluntad, pero parecía que no era el caso de Umi.

“Fue como, ya sabes, quiero decir, como, ¡podía oler una aventura!” Estaba muy emocionada. ¿Pero qué quería decir con que podía ‘oler una aventura’? La suposición normal sería que se trataba de una broma. Pero si Umi hablaba en serio y Tatsuko se reía, podía ver que la cosa acabaría muy mal. Así que se limitó a dejar pasar el comentario con una expresión ambigua que podía tomarse de cualquier manera.

Tatsuko prefería hablar con los alumnos mayores que con sus propios compañeros. Si se mostraba tímida al hablar con un compañero de clase, la despreciaban por ello. Pero si hablaba con una alumna mayor, a veces lo interpretaban como una deferencia. El problema aquí era que una de esas chicas mayores era famosa en la escuela por su carácter salvaje, y Tatsuko no sabía qué tipo de actitud podría encender su mecha. Mantener ese comportamiento vago y sin compromiso le ponía de los nervios.

El tono carmesí del atardecer se desvanecía, y ya un marrón rojizo oscuro empezaba a iluminar los rostros de las chicas mayores. Ahora era invierno. El sol se pondría pronto. Al comprobar la expresión de Umi, Tatsuko vio que miraba con inquietud alrededor de la zona, como si esperara algo.

No estaba a punto de hacer un escándalo, ¿verdad? Si era el tipo de persona que decían los rumores, entonces estaba destinado a suceder. Tatsuko siguió esperando con el estómago revuelto por la ansiedad que se acumulaba en el ambiente, y fue entonces cuando se abrió la puerta de la sala de preparación.

Era la profesora. Tatsuko también la conocía: La Sra. Nozomi Himeno. No daba clases de primer año, pero aun así era difícil ignorarla. Era del mismo tamaño que los alumnos… sobre todo los de primer año. A pesar de tener probablemente más de veinte años, tenía un aspecto inusualmente joven, como el de una chica. Si llevara un uniforme, probablemente no tendría problemas para mezclarse con los estudiantes. Su aspecto, que desafiaba su edad, le había valido el apodo de Monstruo, algo que incluso un extraño como Tatsuko conocía.

“¿Ya han empezado?” Preguntó la profesora. “No, todavía no.”

“Entonces empecemos. Es un poco temprano, pero eso sólo significa que terminaremos rápido.” La Sra. Himeno se sentó en una silla, haciendo que una de las chicas mayores se levantara.

Era la chica que había entrado primero en la habitación. Una sola trenza gruesa le caía por la espalda y sus gafas rojas con montura de plástico reflejaban el sol poniente. Parecía una representante de clase. “Soy Musubiya, de la clase 2-D, y presidiré esta reunión por ahora. Muchas gracias por reunirse hoy aquí para esta reunión del Comité de Limpieza del Festival Cultural. Ahora bien, antes de decidir cómo se repartirán los roles, vamos a presentarnos…”

“Así que por fin están todas aquí.” Dijo una voz de ningún lugar en particular, interrumpiendo la reunión. Sonaba aguda y juvenil, como la de un niño, una que generalmente no se oye en una escuela media. Tatsuko y las chicas mayores echaron un vistazo a la sala, pero no había niños pequeños por ninguna parte.

“Todas ustedes tienen el potencial mágico más fuerte de todos en esta escuela. Quiero que usen sus talentos para salvarme… Por supuesto, se lo agradeceré. Convirtiéndolas a todas en chicas mágicas.” Una pequeña y redonda bola de luz cayó del techo. Por un instante, Tatsuko se tensó, pensando que la bombilla estaba cayendo. El orbe luminoso flotó lentamente hacia abajo y se alejó del techo, atenuándose a medida que descendía. Cuando se posó sobre la mesa, se había convertido en una luz blanca y pálida. Dentro había un muñeco de medio metro de altura. “Encantado de conocerlas. Me llamo Toko. Como pueden ver, soy un hada.”

Todas se callaron, con los ojos fijos en la criatura. No era un muñeco. Se movía. De su boca salían palabras. Su musculatura y sus movimientos no eran artificiales. Su expresión también estaba llena de vida. Pero era evidente que no era humano. Estaba envuelto en luz, con alas translúcidas, como las de un insecto, que le salían de la espalda, y era imposible que un humano midiera sólo medio metro.

“Como pueden ver, todas tienen la capacidad. Puedo alimentar ese talento y convertirlas en chicas mágicas de pleno derecho. Por favor, acepten esta oferta y sálvenme. Me persiguen magos malvados.”

De repente, consciente de que había estado conteniendo la respiración todo el tiempo, Tatsuko soltó un ufff. Intentaba comprender lo que estaba ocurriendo y lo que estaba oyendo, pero era inútil. Se notaba que estaba confundida. Mirando a un lado para ver qué pensaba Kaori de todo esto, chilló.

Allí encontró a una extraña mujer sentada. Llevaba un traje espantosamente chillón y extraño. Era el tipo de prenda cegadora y llamativa que sólo se ve en la alta costura, el circo, los eventos de cosplay, el anime, el manga o los videojuegos. Las dos coletas que colgaban a ambos lados de su cabeza eran un hermoso ombré. Sus guantes brillaban en siete colores diferentes, y su extravagante ropa dejaba al descubierto bastante piel. Estaba coronada con un halo prismático que flotaba sobre su cabeza, y otro halo más grande flotaba sobre su espalda. También había otros alrededor de los tobillos. Como accesorios, desafiaban completamente la realidad. Tanto si los colgaba con hilo como si los sujetaba con alambre, todos estaban en el aire.

Tatsuko gritó, y los hombros de la elegante dama se movieron mientras miraba a Tatsuko. Su rostro era hermoso, y tan surrealista que causaba tanto impacto como su ropa. Rápidamente, la confusión se extendió por su perfecto rostro. “… ¿Tsuko?”

Tatsuko entró en pánico y soltó la manga de la chica, asustada por el hecho de haberla sujetado en primer lugar. Sus dedos deberían haber estado apretando la manga de Kaori mientras se escondía detrás de ella.

Por la razón que fuera, en algún momento, había acabado agarrando la manga de esta chica desconocida por métodos desconocidos.

“¿Eres Tsuko?” La chica parecía confundida. Y Tatsuko también estaba confundida por su pregunta. ¿Cómo podía saber esta desconocida el apodo de Tatsuko? ¿Y dónde había ido Kaori? Miró a su alrededor.

Una pirata y una maga de escenario se señalaban mutuamente y gritaban. Ambas no eran menos hermosas que la chica que se sentaba junto a Tatsuko. Una bailarina adornada con cintas temblaba, con la cara blanca como una sábana. Y por alguna razón, también había una chica vestida de novia, y una bailarina de estilo árabe flotaba en el aire (¡!) y las observaba desde cerca del techo.

De repente, Tatsuko miró sus propias manos y brazos. Sus dedos eran largos. No eran sus manos. La ropa que llevaba tampoco era su uniforme escolar. Miró su reflejo en el cristal de la ventana, y le devolvió la mirada una simpática versión de un repartidor postal que había visto alguna vez en alguna película clásica. Al igual que las demás, sus rasgos eran perfectamente impecables. Cuando se acarició suavemente la cara, la repartidora postal también se tocó la suya.

“¿Ahora lo entienden? Son chicas mágicas, con todos los talentos que conlleva el título. Son las únicas que pueden alejar a los magos malvados que se acercan a este pueblo.”

Tatsuko escuchó atentamente todo lo que dijo el hada. Pero nada se le quedó grabado.

***

✰  Captain Grace

Había mucha gente que juzgaba a Umi Shibahara como una alborotadora sin ley.

Sin embargo, la frase no la describía con exactitud. Podía ser violenta, y a menudo ignoraba las reglas, pero esas eran sólo las consecuencias de su naturaleza. En el fondo, Umi Shibahara era una aventurera, y todo lo que hacía era seguir los deseos que rezumaban de ella.

Ella quería emoción. Quería emociones. Quería ver lo que nunca había visto antes. Quería hacer lo que nunca había hecho antes. Tiene que haber cosas increíbles en el mundo que Umi aún no conoce.

Deseaba ser un personaje de una historia. No le importaba si el objetivo era encontrar un tesoro o golpear a los malos. Mientras hubiera una gran aventura que vivir, eso era suficiente para ella.

Ya sea por buena o mala suerte, la ciudad natal de Umi estaba rodeada sólo de montañas. Cuando era muy pequeña, iba literalmente a correr por las montañas y los campos, hasta que se perdió una vez en el jardín de infancia y ya no la dejaron salir. Fue entonces cuando aprendió varias técnicas de escape, como arrancar el tatami para quitar las tablas del suelo, empujar las tablas del techo o saltar por la ventana del segundo piso a la rama de un árbol que crecía en el jardín. A partir de entonces, había cultivado una serie de virtudes: la fuerza de espíritu para no desanimarse nunca, ni siquiera cuando la regañaban sus padres; el ingenio creativo necesario para hacer escapadas; las habilidades de supervivencia que había aprendido en la naturaleza; la capacidad física para enfrentarse a las bestias; y así sucesivamente. Todo ello le llevó a este punto.

Sí, hasta este mismo momento. En la escuela media, junto con Kayo Nemura, su amiga de la infancia y compañera constante, Umi había buscado continuamente la aventura.

Mientras todos los demás se habían sumido en el caos, Umi era diferente. Siempre había soñado con la aventura, y  su fuerza, su experiencia y, sobre todo, su pasión se habían ido acumulando durante todo este tiempo, así que ésta era la situación que siempre había estado esperando. Cuando uno está preparado para cualquier cosa, afronta las cosas con una mentalidad diferente a la de aquellos que carecen de cualquier preparación para una situación tan extraña. Además, había tenido una premonición. Estaba casi segura de que algo iba a ocurrir antes de que terminara la reunión del comité de limpieza de ese día.

“¡¿Qué está pasando?!” “¿Qué diablos es esto?” “¿Un h-hada?”

“¿Esto es una broma? ¿Dónde está la cámara oculta?”

Con una mirada de reojo hacia las demás y su conmoción de pánico, Umi se esforzó por controlar la situación. Intentó agitar ligeramente una mano. Apretó el puño. Respiró y volvió a exhalar. Dio un pequeño salto. Había cambiado, hasta la misma estructura de su cuerpo. Era fuerte y estaba llena de energía. Incluso se sentía como si pudiera noquear a una ballena de un solo golpe.

A pesar de su excitación, su mente estaba en calma, silenciosamente encendida.

Comprobó su reflejo en el cristal de la ventana. Una espada colgaba de su cintura. Empujó la empuñadura hacia arriba con el pulgar para sacar de la funda la hoja de unos dos nudillos. La espada curva de un solo filo brillaba con intensidad. Era el arma de un pirata. Con sólo tocarla ligeramente con el pulgar, le salió sangre. Estaba afilada. Era real.

El hada había dicho que se convertirían en chicas mágicas. Umi parecía estar vestida como una versión femenina del Capitán Garfio de Peter Pan, pero el término “chica mágica” tenía más sentido para las otras caras presentes.

“¡Muy bien!” Umi alzó un puño. Todas las demás parecían estar asustadas y confundidas mientras la miraban, pero a ella no le molestaba. “Has dicho chicas mágicas, ¿verdad?”

“Sí. Todas ustedes tienen talento mágico. Son las que pueden vencer a los magos malvados.”

“Hmm…”

El hada les dijo que sus enemigos la habían perseguido desde el Reino Mágico hasta aquí. Los magos malvados iban a desordenar el mundo humano si las chicas no hacían nada, así que tenían que alejar a esa gente de alguna manera. El hada les habló largo y tendido sobre esto, pero Umi ignoró sus palabras de forma casual.

“Así que sólo tenemos que luchar contra estos magos malvados y ganar, ¿verdad?” Umi sólo pretendía confirmar qué era lo que debían hacer, pero parecía que el hada interpretaba su pregunta como un cuestionamiento del sentido de participar.

“Si luchas contra ellos por mí, podrás transformarte en chica mágica cuando quieras. Ese es mi agradecimiento.” El hada enumeró los méritos de cooperar, y luego comenzó a explicar lo que supondría su premio para todas ellas. “Las chicas mágicas son mucho más fuertes y rápidas que los humanos normales, y cada una tiene su propio poder mágico.”

Hubo un parpadeo en el espacio y una dispersión de alguna sustancia desconocida. Umi sintió un peso en sus manos, y cuando miró hacia abajo, sostenía un dispositivo con forma de corazón. En su pantalla aparecía algo.

“Ese es un teléfono mágico que sólo las chicas mágicas pueden usar. Sus nombres e información personal están todos escritos ahí.”

“Estás muy preparado para esto.”

En el dispositivo que le había dado el hada ya aparecía algo que parecían los datos personales de Umi. En la pantalla aparecía una simpática capitana pirata de anime y, junto a ella, un texto.

“Captain Grace.” Ese debía ser su nombre. “Utiliza un barco mágico que puede ir muy rápido sobre el agua.” Probablemente su magia.

“Oye, Kayo.” Dijo Umi. “¿Qué tipo de magia tienes?” De reojo, echó un vistazo al teléfono mágico de la chica mágica con temática de mago de escenario. Se llamaba ‘Funny Trick’ y su habilidad era ‘cambiar dos objetos ocultos cualesquiera’.

“Um… ¿Eres Umi?” Preguntó Kayo. “¿No se nota?”

“¡No, para nada! ¡No tengo ni idea de lo que está pasando aquí!

¡¿La tienes, Umi?!” “Entiendo lo esencial.”

“¡Lo esencial no es suficiente! ¡¿Cómo puedes aceptar todo esto?!”

“Te lo dije, ¿no? He tenido un presentimiento sobre esto desde la mañana. Por cierto, tus mallas son muy sexys.”

“¡Eso no tiene nada que ver con esto!” El hada cortó la conversación de Umi y Kayo, volando en el aire para aterrizar sobre el escritorio de rodillas. “¡Por favor! ¡Sálvenme! ¡Y no sólo a mí! ¡Salven al mundo!” Gritaba. Tal vez su paciencia se había agotado por completo, porque estaba empezando a actuar de forma histérica.

“Claro, lo haré.” Por supuesto que Umi lo haría. La aventura que había estado esperando había llegado.

La cara del hada estaba llena de alegría. “¿De verdad? Gracias.” “¡Umi!”

“Cállate, Kayo.”

“¡No me digas que me calle!”

Umi ya no podía lidiar con Kayo. Sonrió al hada. “De todos modos, Kayo y yo te ayudaremos.”

“¿Por qué también estoy involucrada en esto?”

Otra chica interrumpió los lamentos de Kayo. “E-Espera un momento, Shibahara… ¿Eres tú, verdad?”

“Sí, soy Shibahara. Espere, ¿es usted Monst—la Sra. Himeno?”

La bailarina de las cintas agitó violentamente las manos en señal de indignación. Seguía pareciendo tan joven como antes de la transformación.

Kayo inclinó la cabeza y dijo: “Vamos, Sra. Himeno. Por favor, hágala entrar en razón.”

“¡Esa no es forma de hablarle a tu profesora! No entiendo muy bien todo esto, ¡pero una pelea con magos malvados es un asunto serio!

Dejemos todo eso a la policía. Como mínimo no es algo que deban hacer estudiantes de escuela media.”

“Hasta la profesora ha aceptado esto por alguna razón…” Murmuró Kayo, agarrándose la cabeza. ¿Por qué estaba tan descontenta?

El hada levantó la cabeza y rebatió los comentarios de la chica de las cintas. “No tenemos más tiempo. Nuestros enemigos ya están cerca. Y la policía no podrá vencerlos. Sólo las chicas mágicas pueden.”

“¡No puedo dejar que los estudiantes se dediquen a una tarea tan peligrosa!”

“¡Y te digo que si no los detienes ahora, el peligro será aún mayor!” “¡Vamos, hagámoslo! Será totalmente divertido.”

“¡Shibahara!”

“Personalmente, creo que cualquiera que no intente salvar a un hada tan linda tiene algunos problemas, como ser humano. Ella está pidiendo nuestra ayuda, así que deberíamos hacerlo. En eso consiste el poder de las chicas mágicas, ¿no?” Umi tiró de la manga de la chica del vestido de novia y miró fijamente a los ojos de la chica del disfraz de arcoíris. “Si no lo hacemos ahora, nos lo perderemos por completo. Y aunque no todas lo hagan, Kayo y yo nos la arreglaremos solas. Pero también podrían unirse a nosotras, ¿no? ¡Vamos, hagamos esto, hagamos esto! ¡Sé que lo pasaremos bien!”

“No me importaría unirme.” La chica del vestido de novia se levantó. Incluso tenía una vela cuidadosamente encendida y un ramo.

“Pensé que esto podría ser una broma, pero esta hada está claramente viva, ¿no? Al parecer, lo que dijo sobre sus increíbles poderes no es mentira.” Sacó una moneda de diez yenes —probablemente utilizada en algún experimento— que había quedado en el plato metálico de la parte delantera de la estantería. Utilizando sólo los dedos índice y corazón, la apretó para mostrar a todos que podía doblarla. “Estaba empezando a aburrirme de estudiar para los exámenes de ingreso. Poderes como éste nos abrirían nuevos caminos, ¿no es así? He decidido que vale la pena el riesgo.”

“¡Yo también!” La chica que llevaba el arcoíris a la espalda levantó la mano derecha. “¡Yo también lo haré! ¡Siempre he querido algo así! Tú también lo harás, ¿verdad, Tsuko?”

La chica cartera que estaba a su lado miró nerviosa a su alrededor y luego asintió vacilante.

“Mei también lo hará.” Al oír una voz desde arriba, Umi miró al techo. Había una chica flotando con las piernas cruzadas en el aire, vestida con un traje muy revelador como el de las bailarinas de Las Mil y Una Noches. “Mei quiere ser una chica mágica.”

“¡Bien!” Dijo el hada. “¡Me gustan esas respuestas! ¡Así que vamos a animarnos y a vencer a esos magos malvados!”

“¡¿Es que nadie me escucha?! ¡¿Cómo pueden aceptar esta situación?!” Gritó Kayo.

“¡¿Por qué responden tan rápido?! ¡Tómense otro momento para considerar lo peligroso que es esto!” La chica de las cintas golpeó la mesa, y sus rizos rebotaron como resortes enrollados.

El hada salió despedida de la mesa y fue atrapada por la chica del arcoíris. Por desgracia, una de las patas de la mesa se había roto por el centro, lo que hizo que se inclinara hacia un lado.

“Si insistes absolutamente en echarte atrás…” Todavía en las manos de la chica del arcoíris, el hada se volvió para mirar a la chica de las cintas. “Entonces borraré tus recuerdos y haré que te olvides de esta transformación. No puedo permitir que ninguna de ustedes se lo cuente a la gente. Tengo que mantener todo lo relacionado con la magia en secreto.”

“No puedes simplemente…”

“Usted es profesora en esta escuela, ¿no es así? Entiendo el deseo de una profesora de proteger a sus alumnos. No sé mucho sobre el mundo humano, pero eso es lo que hacen los profesores, ¿no?” La expresión del hada parecía de algún modo más madura. Quizá fuera la iluminación del atardecer. “Entonces lucha junto a ellas. O bien tus recuerdos se borrarán y volverás a tu estilo de vida normal por tu cuenta, o lucharás contra los magos malvados junto a tus alumnas. Ya casi están aquí. No soy sólo yo la que está en problemas, es el mundo entero. Por favor. Sálvame.”