Magdala de Nemure (NL)

Volumen 1

Epilogo: Un Cierto Día De Invierno Despejado Y Ventoso

El tiempo estaba despejado, pero un poco ventoso.

Se pararon en un acantilado, donde la vista era excepcional, y pudieron divisar el mar, y miraron descuidadamente hacia atrás, a los restos del incendio.

“Parece que la mayoría de los registros no están realmente quemados~. Menos mal que esa vez hice una copia extra en pergamino.”

Mientras los dos alquimistas, Kusla y Wayland observaban, los soldados desplegados por el consejo de administración de la ciudad estaban haciendo un trabajo de centinela en el taller que Thomas dejó atrás.

Sin embargo, la mayor parte de la construcción estaba hecha de piedra, e incluso si había una quemadura masiva, no parecía ser tan grave.

Además, como había dicho Wayland, parecía que la mayoría de los registros no se habían quemado.

El pergamino, incluso cuando se arroja al fuego, no se quema fácilmente. Incluso hubo un caso en el que hubo un incendio masivo en el sótano de un monasterio, y la gente aún logró rescatar pergaminos, carbonizados a lo largo de los bordes, incluso cuando las piedras se derritieron.

“Pero ¿no es una lástima~? Después de poner tanto esfuerzo en escribirlos todos, se acabó después de un chapuzón en el agua.”

“…”

Al escuchar esto, Kusla bajó la cabeza abatido.

Tenía los registros metalúrgicos de Thomas cuando saltó al canal, y estaban todos hechos jirones a causa del agua. En este punto, era prácticamente imposible leerlos.

Parecía que Post se había ocupado de los pergaminos, pues supuso que los originales revelaban sus malas acciones. Debido a esto, los logros de Thomas seguirían siendo un misterio eterno.

“¿Y luego? ¿Hizo algo el cuartel general de los Caballeros?”

Kusla dio un paso adelante y pateó un fragmento de piedra mientras preguntaba. “Actuaron según la voluntad de Dios.”

“¡¿Eh?!”

“Debido a que no lo mataste, Kusla, la decisión sobre Post y las consecuencias probablemente se volverán realmente complicadas~. Parece que ha dado muchos de sus activos en todas partes, y ahora puedo ver a esos tipos corriendo atropelladamente.”

Wayland se rió malvadamente, pero Kusla no tenía ningún interés en las acciones frenéticas de los que estaban en lo alto.

“Pero hay buenas noticias. El reemplazo dice que lo más probable es que le ordenen reconstruir este taller. Y como recompensa por pescar a Post, he ordenado un montón de cosas y él cumplirá con eso. ¿No es bueno~?”

“…”

Kusla siguió adelante y Wayland lo alcanzó. “¿Y luego?”

“¿Hm?”

“¿Y luego?”

Kusla repitió su pregunta.

Wayland simplemente le dio a Kusla una mirada en blanco, y luego, ‘oh Dios’, miró al cielo. “¿Hm? Vamos, habla con claridad.”

“Oye.”

Kusla se dio la vuelta para patear a Wayland, solo para que este último se apartara felizmente. Soplaba el viento y una nube de polvo bailaba.

“¿No deberías ser tu quien pida su propia recompensa~?” Wayland movió el cabello largo, sopló sobre sus ojos, a un lado, y continuó: “Esa es tu propia Magdala, ¿no es así~?”

Parecía que había escuchado la conversación. Ante tal meticulosidad, Kusla solo pudo suspirar profundamente por dentro, y se detuvo frente al cuartel general del Cuerpo de Equipaje. Luego se aclaró la garganta y dijo:

“Si te atreves a hacerle algo, te mataré.” “Pero ¿y si ella ya ha confiado en mí?”

Wayland replicó y esquivó otra patada de Wayland.

La gente a su lado, viviendo en el mundo normal, pasaba, completamente abrumada por las secuelas del caso de Post y el interminable trabajo diario. Le dieron al grupo de Kusla una mirada extraña mientras pasaban pavoneándose, pero al dúo no le importó mientras continuaban hacia el edificio afiliado ubicado cerca del patio de la Sede.

El centinela, al ver a Kusla y Wayland, llamó a la puerta. Allí apareció un clérigo flaco, que ese día montaba a caballo.

Los ojos grises de su rostro lleno de arrugas mostraban una firme convicción en su religión. “¿Qué quieren?”

Este hombre probablemente no se sometería sin importar cómo fuera coaccionado, y continuaría viviendo bajo las enseñanzas de Dios, incluso después de la muerte.

Pero Kusla levantó el pecho y le devolvió la mirada con casi arrogancia, antes de decir: “Estamos pensando en contratar a un ayudante adicional en nuestro taller.”

La tierra de Magdala que buscan los alquimistas.

Esa era la razón por la que apostarían tontamente sus vidas. “… Tontos.”

El hombre con túnica de Clero les abrió un camino.

Con una Hermana, que había estado esperando adentro, abriendo el camino, Kusla llegó a una habitación.

La puerta se abrió y había una habitación luminosa con sus ventanas de vidrio abiertas. Si no se asumiera que hay una pista en esto, no se le llamaría alquimista.

Kusla extendió la mano desde la puerta y dijo:

“Es momento de que irnos.”

La Fenesis de color blanco puro suspiró suavemente en medio de la luz del sol y tomó esa mano.

“No se puede evitar.” Aparentemente estaba diciendo esto. La chica maldita y el alquimista completamente despreciado.

Fue un interludio que sucedió en un cierto día de invierno despejado y ventoso.

-FIN DEL VOLUMEN 1-