Magdala de Nemure (NL)

Volumen 1

Capitulo 5: Que Tu Alma Descanse En Magdala.

Parte 3

Esta chica tenía un destino absolutamente maldito, y aunque las orejas de bestia parecían tan intrigantes, pero después de ver los extraños símbolos en las constelaciones, encontró esas orejas un poco lindas.

Y lo que es más importante, creía firmemente que, si había una espada de oricalco junto con ella, no habría nada más perfecto que eso.

“Ven aquí.”

Kusla extendió la mano, pero este último hizo una mueca cuando ella miró hacia abajo. Detuvo su mano extendida y suspiró.

“Hay que ver.” En serio.

En el instante en que estaba a punto de decir esto, Fenesis se levantó el velo y dijo: “P-Por favor, no me toques.” Su actitud la de una princesa tan noble.

Kusla casi enseñó los dientes mientras se reía, pero ella hablaba bastante en serio. Se movió nerviosamente mientras se ponía el velo y se puso de pie.

“Démonos prisa. Tus superiores deben haber estado esperando bastante tiempo.”

Fenesis asintió y siguió a Kusla fuera de la habitación. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de bajar las escaleras, se detuvo.

“¿Qué es?”

“Bueno… mi equipaje.”

“Sin embargo, podemos morir debido a ese retraso.” Dijo Kusla, pero Fenesis ya lo estaba buscando.

Esto no fue una broma; si alguien mintiera, significaría que tenían que actuar con rapidez. Y Post ciertamente habría sabido que Fenesis estaba en el taller en medio de la noche.

En ese caso, realmente no habría tiempo para dudar.

Una vez que sean asesinados por un grupo entrante, no tendrán la oportunidad de pensar en nada.

Con el corazón angustiado, regresó al dormitorio.

Vio a Fenesis sosteniendo su equipaje en su mano izquierda y algo extraño a su derecha. “Compraré tantos como necesites cuando quieras la próxima vez. Sólo date prisa.”

Fenesis bajó la cabeza con una mirada de enojo en su rostro y corrió detrás con la cabeza metida hacia adentro.

Sostenía una estatuilla de plata de la Santa Madre. “… Pero…”

Y ella murmuró algo. “¿Eh?”

Preguntó Kusla mientras se apresuraban a bajar las escaleras, y Fenesis se quedó momentáneamente sin palabras, antes de que de repente cambiara de tono y dijera:

“Esa fue la primera vez que recibí algo de otra persona.”

Kusla inadvertidamente se detuvo en seco y se dirigió a Fenesis con sorpresa.

Ella se mordía los labios y miraba a un lado, probablemente tímida o algo así. Supongo que lo está haciendo a propósito. Él se preguntó si ese era el caso.

No se sintió cómodo al saber que ella atesoraba algo que él eligió al azar para ella sin cuidado. “Esto.”

“Eh… ¡ah!”

“En realidad, esto no es para ti.” “¿Eh?”

Kusla arrebató la estatuilla de las manos de Fenesis y luego procedió a jugar con ella en sus manos.

“De hecho, luego tenía la intención de usarlo como dinero extra.”

Si uno tuviera que pensar en ello, esto también fue una mala conducta de acaparamiento de dinero.

Si lo que dijo el Coro fue correcto, quizás este fue un pecado más severo. Kusla hizo una mueca cuando sus labios se curvaron hacia arriba, mientras Fenesis le arrebataba la estatuilla de las manos.

“¡Habrá Retribución Divina si arrojas a la Madre al fuego!” Y luego, comenzó a frotar la estatuilla de la Madre con su túnica.

Kusla la ve sin comprender, y no es porque la plata permanezca así de opaca sin importar cómo se frote.

Si no por algo básico.

¿Poner la estatuilla de la Santa Madre en el fuego realmente justifica el Castigo Divino?

Kusla abrió mucho los ojos y volvió a arrebatarle la estatuilla de los brazos. Ignoró sus protestas detrás de él mientras se apresuraba a bajar las escaleras.

Llegó al segundo sótano, y Wayland, quien fue despertado por los pasos, estaba mostrando una mirada de disgusto después de ser golpeado repentinamente con una plancha de fuego.

“¿Qué has estado haciendo desde hace un rato…?” “¡¡WAYLAND!!”

Kusla arrojó la estatuilla de la Madre.

Wayland la atrapó perfectamente en la oscuridad y la miró perplejo. “¿Qué es esto? Esto es…

¿plata pura? No… no lo parece. Eso es raro…” La estatuilla se balanceó de lado a lado en las manos de Wayland.

Kusla tenía la firme convicción de que los sentidos de Wayland eran tan agudos como una bestia salvaje.

“¿Exactamente qué es esto?”

Wayland le preguntó sin pensarlo, y una vez que arrojó la estatuilla de la Madre, Fenesis llegó tarde y se estrelló contra Kusla por detrás.

Justo cuando estaba a punto de burlarse de ella por prestar tanta atención a la estatuilla, ella dijo con grandes jadeos:

“¡Hay… gente allá arriba!”

Lo que siguió fue el sonido de la puerta al romperse.

Wayland inmediatamente levantó la pierna, extendió el brazo para agarrar algo y corrió como una liebre que se escapa. Probablemente esto era algo hecho de oro puro, que Thomas había dejado atrás, y como estaba acostumbrado a ser atacado, su primer instinto sería llevarse todos los objetos valiosos con él.

Kusla también quería hacer lo mismo, pero había algo más importante que el dinero. “D-Date prisa y huye. Puedo…”

“Cállate.”

La agarró, la acunó en sus brazos mientras ella mostraba una expresión de llanto y la metió debajo de su axila.

Durante este tiempo, tomó los registros metalúrgicos de Thomas y la estatuilla de la Madre esparcida sobre la mesa.

“¡Es inútil huir!”

Se escucharon gruñidos enojados desde arriba.

“E-Eso es correcto. Para mí es lo mismo sin importar adónde corra.”

Dijo mientras estaba metida en su brazo, pero esto no era una expresión de debilidad.

Porque había sido atacada tantas veces, y sus padres y miembros de la tribu fueron asesinados. “La Santa Madre lo sabe todo.”

Kusla dijo esto deliberadamente con optimismo para calmarla.

Pero si se miraba junto con la estatuilla de la Madre y los registros de Thomas, parecía haber una presencia vil en él.

Los alquimistas lo darían todo por Magdala.

Y aquellos que se atrevieran a mancillarlo no serían perdonados. “Como convertir el plomo en oro.”

“¿Eh?”

“Esta vez estoy convirtiendo el oro en plomo.”

Kusla murmuró, aparentemente maldiciendo mientras perseguía a Wayland. Este último llevaba el equipo que regulaba la rueda hidráulica y abrió la presa que obstruía el flujo de agua.

“Hace mucho frío.”

Wayland dijo estas palabras antes de desaparecer.

Kusla salió de la casa, respirando aire blanco, y miró a Fenesis en sus manos. “Pareces un gato. ¿Tienes algún problema con estar empapada?”

“¿Eh?”

Y Kusla no escuchó su respuesta cuando saltó a la corriente de agua que fluía por el acantilado.

***

Hubo algo llamado divisoria de aguas.

Con ese lugar como objetivo, todos los blancos y negros cambiaban constantemente. La corriente del tiempo era helada, cruel, más que una corriente de agua.

Una vez que uno avanzaba, no había vuelta atrás ni forma de detenerse.

Innumerables personas se sentirían impulsadas por él, e incluso aquellas que lograron ‘nadar’ durante su tiempo en la corriente finalmente morirían de cansancio.

Solo había un puñado que podía permanecer firme, incansable sin hundirse y abrirse camino hacia el océano dorado.

Los alquimistas llamaron a ese océano Magdala.

Ese fue el único objetivo inmutable en medio de las innumerables decisiones de despedida que tomaron una tras otra.

“…”

Solo hubo silencio en esa escena.

Y el sonido helado del agua goteando. “… Tú…”

Lo que encontró esta línea que finalmente fue arrancada de la garganta, fue el sonido de un colapso.

Era el sonido de Kusla, que acababa de levantarse del agua, colapsando. El vientre abultado de Post le impedía ponerse de pie.

“Sigues vivo… ¡ALGUIEN! ¡OYE!”

Post llamó al otro lado de la puerta con una voz más fuerte.

Naturalmente, la razón por la que todavía había alguien esperando en la oficina era porque había noticias del alboroto en el taller.

Sabía que la gente del Coro habría atacado el taller y enviado gente a buscar.

“Pero realmente lograste llegar hasta aquí, eh… el informe dice que parece que el escuadrón de asesinatos del Coro te atacó.”

Los subordinados, que se habían apresurado hacia abajo desde el pasillo, se sorprendieron al ver a Kusla.

Este último se agarraba el pecho y lo miraba con expresión de dolor.

Saltó al canal, en medio del gélido frío, donde hasta el aliento se volvía blanco, se agachaba por unos impulsores de las ruedas hidráulicas, se escapaba de sus perseguidores y llegaba a este lugar.

“Dense prisa y consigan algo para que se limpie el cuerpo. Y también denle un poco de vino caliente.”

Los subordinados asintieron apresuradamente en respuesta al gruñido de Post y se lanzaron al pasillo.

Kusla continuó apretando su pecho mientras usaba su otra mano para levantarse. “… ¿Qué hay de los otros dos?”

“…”

Kusla negó con la cabeza.

Al ver esto, Post frunció el ceño y negó con la cabeza. “Maldita sea. ¡¿Cómo puede suceder esto?!”

Golpeó su escritorio con el puño. Kusla apoyó la espalda en la pared y miró a Post mientras exhalaba humo blanco.

“Ellos… fueron demasiado… rápidos…”

“Sí. No pudieron luchar contra las fuerzas de frente, y gastaron una gran cantidad de dinero en criar a estos despreciables canallas sigilosos. Nos han engañado, ¡maldita sea!”

Post gritó por un momento, solo para calmarse repentinamente, frotarse los ojos y murmurar. “Pero si son capturados… esto será malo.”

El Coro tenía como objetivo los registros metalúrgicos de Thomas y también había planeado eliminar a los Alquimistas de los Caballeros.

Sería muy problemático si capturaran tanto a Fenesis como a Wayland. “E incluso prendieron fuego al taller. ¡Increíble!” Escupió Post.

Kusla abrió los ojos con sorpresa. El taller que Thomas dejó atrás fue quemado… un taller en el que un alquimista había apostado su vida cuando lo construyó fue quemado en cenizas.

Se estremeció, no por el frío, sino por la furia.

“No pudieron encontrar las pruebas y simplemente las quemaron todas para destruirlas.” “E-Eso es.”

Su cuerpo se estremecía, ya sea por el frío o por la ira, y apenas apretó los dientes cuando dijo: “Pero tenemos un as de nuestro lado.”

“¿Qué es?”

Post miró a Kusla.

Kusla también le devolvió la mirada a través de su flequillo goteando. “El contenido del pergamino…”

“… El pergamino. ¿El que entregaste?”

“Sí. Ese mismo, Su Excelencia… el que intentamos recuperar por nuestra parte.” Post abrió la boca y luego rodó sobre la mesa.

Su gran mano estaba agarrando el hombro de Kusla y lo levantó. “¿Es verdad lo que dijiste?”

“S-Sí.”

“¿Qué está escrito dentro? ¿Es algo que puede resentir al Coro?” Aparentemente estaba a punto de estrangular a Kusla. “¡CUÉNTAME LO QUE ESTÁ ESCRITO!”

Kusla pensó en cómo el taller de Thomas se había convertido en polvo y el arrepentimiento hizo que casi se echara a llorar.

“Espero el perdón de Dios. Alguien tiene como objetivo quitarme la vida. Me están obligando a confesar algunos delitos falsos que ha cometido el Cuerpo de Equipaje…”

“¡…!”

“Le ruego a Dios que los perdone, que los perdone por sus horribles pecados.” Al escuchar las palabras de Kusla, Post se dio la vuelta y se tambaleó hacia atrás.

“Esto es lo que el Sr. Thomas dejó atrás con todas sus fuerzas… probablemente lo estaban espiando antes de que lo mataran, y resistió la presión, solo para ser asesinado al final… Su Excelencia, es realmente la protección de Dios que le hiciese llegar el pergamino. El viaje del Sr. Thomas a Magdala fue…”

“… Ahh, sí.”

Post se tambaleó hacia atrás, respiró hondo y estiró la espalda. Corrió hacia la pared con un movimiento inesperadamente ágil para un hombre de su tamaño.

Luego abrió un gabinete y dijo: “¿Quién sabe sobre esto?” “Wayland…, si es que todavía está vivo y yo.”

“¿Eso es así?”

Post respondió brevemente.

“Su Excelencia, sin embargo, todavía podemos llegar a tiempo. Usemos ese pergamino para revelar la verdad…”

“Qué pena.” “… ¿Eh?”

“Es muy lamentable, pero Thomas fue un hombre excepcional.” “¿Su Excelencia?” Preguntó Kusla.

Post agarró algo que dejó escapar un sonido metálico y se dio la vuelta. “Ese pergamino ya no está en este mundo.”

“… Eso es lo que pensé.”

Clavó una plancha de fuego en la mano de Post cuando este se dio la vuelta y lo presionó contra el gabinete con fuerza excesiva.

“¡¿?!”

“El próximo dolerá.”

Kusla dijo, sacó una herramienta escondida en el bolsillo de su pecho y la golpeó contra la pierna de Post. Era una varilla de metal afilada, unida con un clavo largo que era tan grueso como el dedo de un adulto.

“¡¡¡¡¡¡!!!!!!”

“Sí. Duele tanto que no puedes llorar ahora. Sin embargo…”

Suelo Kusla sacó un martillo y lo golpeó contra los dedos de la otra pierna.

Post fue incapaz de sostener su cuerpo, y cayó al suelo, siendo su brazo perforado lo único que se levantó torpemente.

“¡Estoy furioso hasta el punto de las lágrimas!”

Arrojó el martillo a un lado y sacó la espada corta de su cintura. Algunas personas habían llegado al pasillo y Kusla las miró.

Esta gente había venido hasta este pueblo en su misión de cazar a Post. Deberían haber estado acostumbrados al derramamiento de sangre, pero al ver tal escena, se quedaron sin aliento. Incluso se les podía ver flaquear.

Quizás su expresión en ese momento era realmente tan aterradora. Kusla los ignoró y se volvió hacia Post.

“El contenido del pergamino de Thomas era mentira. No sé lo que escribió.” “¡…!”

“Pero puedo adivinar qué es. De esa estatuilla de plata de la Madre y la línea del ‘Perdón de Dios’.”

“¡!”

Kusla sopló sobre la hoja que estaba más fría que la gélida noche, y entrecerró los ojos ante ella. La superficie borrosa se limpió rápidamente; era un metal fino, pero estaba lejos del oricalco.

“Pones hierro en la estatuilla de plata de la Madre para compensar los números y acaparas la riqueza. Pero ordenaste que las retiraran del mercado porque Thomas dedujo que algo andaba mal.”

Post estaba sudando mientras jadeaba con fuerza, mirando a Kusla, y no tenía intención de responder.

Kusla lo miró con frialdad, pensando que no importaba.

Este hombre había cruzado innumerables campos de batalla como miembro de los Caballeros y finalmente llegó a esta posición. Era difícil imaginar que él personalmente hablaría.

“Cuando refinamos metales, usamos plomo para eliminar las impurezas, pero a veces, veremos qué mineral hay y usamos plata en ciertas situaciones.”

¿Ese Thomas quería poner las estatuillas de la Madre en el fuego? Los artículos de plata estaban prácticamente llenos de impurezas y, en este punto, si los Caballeros habían afirmado que era plata pura cuando la vendieron, podrían ahorrarse la molestia de refinarlas.

Pero ¿esto enfurecería a Dios?

Como precaución, Thomas le mencionó esto a un miembro del Coro, pero desafortunadamente, Thomas se enteró. Los hombres del Coro estaban investigando a Post en secreto, pero Thomas no sabía que Post estaba usando las estatuillas de la Madre para aumentar su riqueza y bajó la guardia.

Al final, fue asesinado.

Cayó en una trampa y fue asesinado, solo porque no sabía algo. Este fue el camino que recorrieron los alquimistas.

Pero a pesar de que sabían que existía este camino, tenían que continuar hacia su objetivo, Magdala.

“No sé qué razones tienes para obtener un beneficio tan personal.” Kusla susurró y se encogió de hombros.

“Cada uno tiene su propia Magdala, así que no quiero preguntar por qué acumuló tanto dinero. Me parece impresionante que tuvieras el sentido común de empujar al Magdala que otros tienen al pozo sin dudarlo. Incluso si hubiera sido un viaje tranquilo, te encuentro realmente impresionante después de llegar hasta aquí, como un hombre que busca a Magdala, claro.

Los ojos redondos de Post vieron el movimiento de la espada que se sostenía en un apretón inverso.

“Así que no te diré que mueras o algo así.” Murmuró Kusla. Que tu alma descanse en Magdala.

Kusla bajó la espada corta.