Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: La Producción de los Ángeles

Esta historia se sitúa poco antes de que comience el concurso de caramelos mágicos en Proyecto Crianza de Chicas Mágicas.

***

Había un juego para teléfonos celulares llamado Proyecto Crianza de Chicas Mágicas.

Los rumores decían que este juego provocaba milagros y convertía a una de cada decenas de miles de jugadores en una auténtica chica mágica. El elemento de “juego completamente gratuito” —que algunos calificaron como el colmo de la locura para un juego para teléfonos— había permitido sin duda la difusión de tales rumores. Pero era un hecho conocido que los chismes se basaban en avistamientos reales.

La página web dedicada a las extrañas chicas —apodadas “chicas mágicas”— que fueron vistas en Ciudad N bullía de actividad ese día, como siempre. El furioso intercambio de información, que podía ser real o ficticia, continuaba, ya que las publicaciones se sumaban sin cesar a la pila de impresiones y comentarios, al igual que el intercambio de maldades y desprecios con respecto a dicha información.

Los asiduos a esta página web se clasificaban en varios tipos: los que habían sido ayudados por chicas mágicas; los que amaban a los personajes de chicas mágicas; los que se interesaban por las chicas mágicas, así como por los críptidos y los ovnis; los que vivían para trolear; y… las propias chicas mágicas.

“¿Y qué vamos a hacer con esto?”

“Esa es una muy buena pregunta.”

Mina y Yuna Amasato estaban sentadas una al lado de la otra en la mesa de su cocina, acercando sus rostros frente a un smartphone mientras discutían sobre las chicas mágicas.

La mayoría de los gemelos difieren en intereses, principios e incluso en apariencia con el paso de los años, pero Mina y Yuna seguían siendo cercanas, a pesar de estar en la universidad. Les gustaban las mismas cosas, llevaban la misma ropa y parecían dos gotas de agua. Ni siquiera sus padres podían distinguirlas. Siempre habían dado por sentado que elegirían la misma universidad, vivirían en el mismo edificio y harían todo juntas. Si tenían algún problema, siempre lo hablaban entre ellas.

Las dos veían esta charla como una discusión seria, pero en realidad no era más que un interminable círculo de quejas y condolencias, y como mínimo, no era una conversación productiva sobre qué hacer. Las dos habían tenido la vaga sensación de que esta conversación no les estaba sirviendo de mucho, pero de todos modos no era como si pudieran llegar a una solución para su problema. Y si no tenían ideas, lo mejor era dejar que la conversación se prolongara.

Hablar podría llevarlas a algún tipo de idea; además, a Mina le gustaba Yuna y a Yuna le gustaba Mina, así que a ninguna le importaba charlar sin parar.

“Mientras estamos ocupadas preocupándonos por esto, ¡la encuesta de popularidad va a comenzar!”

“¡Ya lo sé! ¡A este ritmo, no podremos ganar el primer lugar!”

“Realmente   me   gustaría   que   tuviéramos   algún   tipo   de   plan impresionante para vencer a todas.”

“Estoy de acuerdo.”

“Pero como, si sólo somos tú y yo, no vamos a ser capaces de dar ninguna idea, ¿verdad?”

“¡Oh! Eres mágicamente genial, Hermana, al entender eso.” “Si fuera así, quizá se me hubiera ocurrido algo.”

“Eres tan mágicamente modesta, Hermana.” “¿Debemos pedir consejo a Ruler?”

“¿Esa vieja histérica? Ni en un millón de años.” “Sí. Pero Fav es inútil.”

“¿Entonces Sister Nana o algo así? ¿O Calamity Mary?”

“Iría con Ruler antes que con cualquiera de ellas. Queremos mantenernos alejadas de esas tipas.”

“Creo que lo más probable es que ‘pedir consejo’ es la forma equivocada de pensar en ello.”

“Oh, sí. Tal vez sea mejor pensar que las vamos a usar.” “¡O explotarlas como esclavos! ¡Eso me gusta!” “Entonces, ¿por qué no ella? La nueva.”

“Oh, ¿la cachorrita que trajo Ruler?”

“Sí, sí.”

“Ohhh, eso me gusta. Entonces hagamos que nos dé algunas ideas.

¡Hagámoslo!”

“Ahora que eso está decidido, juguemos un poco de Momotetsu para celebrar nuestra idea. La que pierda paga la cena para nosotras esta noche.”

“¡Muy bien! En ese caso hoy voy a poner un huevo en mi plato de carne.”

***

Incluso las chicas mágicas, por muy poco mundanas que parezcan, se enfrentan a las relaciones interpersonales como todo el mundo. Cuando alguien adquiere poderes a través del Proyecto Crianza de Chicas Mágicas, lo primero que ocurre es un periodo de instrucción por parte de una chica mágica más experimentada.

Cuando Tama Inubouzaki se convirtió en su alter ego Tama y conoció a otra chica mágica por primera vez, la impresión que se llevó fue: Parece que da miedo. Aunque para Tama, alrededor del 85 por ciento de los primeros encuentros daban miedo. Y después de verlos por segunda o tercera vez, el 99 por ciento de esas personas que daban miedo resultaban ser personas que daban miedo en general.

La cobardía natural de Tama se manifestaba como una personalidad tímida, y eso, unido a su lentitud de pensamiento, hacía que la gente la situara un peldaño por debajo de los demás. Tanto en las clases extraescolares como en la escuela, sus profesores nunca se preocupaban por ella o acababan por abandonarla.

En cuanto a las tareas escolares, era lo peor de lo peor, y en cuanto a los deportes, se situaba en la zona media del nivel inferior. También era peor que la media en dibujo y canto. Era absolutamente terrible a la hora de memorizar. Sus padres la descuidaban, y su hermano y hermana menores hacían lo mismo, tratando a Tama como si no existiera. Sus compañeros de clase en la escuela media sólo la consideraban un recadero o una cabeza extra cuando necesitaban completar un grupo.

La única persona que la había escuchado, su abuela materna, había fallecido seis meses antes a causa de una neumonía aguda. Su abuela había escuchado atentamente los torpes tartamudeos de Tama, dándole a menudo palmaditas en la cabeza y diciéndole: “Eres una chica tan buena, Tama.” Durante el funeral, Tama había recordado lo cálida que había sido su mano. Devastada, había llorado y llorado hasta que no tuvo más lágrimas que derramar.

Fue la muerte de su abuela lo que la llevó a empezar a jugar al Proyecto Crianza de Chicas Mágicas. Con la muerte de su abuela, ya no tenía a nadie que pasara tiempo con ella. Con algunos vagos pensamientos en la cabeza de que tal vez podría escapar de este desastre sin esperanza convirtiéndose en una chica mágica como decían los rumores, Tama se sumergió en el juego, prácticamente aferrada a su teléfono móvil.

Y en unos dos meses, el personaje mascota de Proyecto Crianza de Chicas Mágicas, Fav, vino a hablar con ella.

“¡Felicidades, pon! ¡Has sido elegida para convertirte en una verdadera chica mágica, pon!”

Y así fue como Tama Inubouzaki se convirtió en la chica mágica Tama. Ahora tenía la capacidad de correr por las paredes, aplastar rocas y rodear la ciudad con una serie de continuas volteretas. Sus agudos sentidos le permitían ver a través de la oscuridad de la noche y oír la caída de un alfiler. Tenía una cara y una voz adorables, y unas orejas de perro que salían de su cabeza. Con su capacidad mágica de crear agujeros al instante, podía cavar donde quisiera.

Una vez que Tama hubo comprobado todos sus nuevos poderes de chica mágica, fue llevada a un templo abandonado llamado Ouketsuji en Nishimonzen, donde una chica mágica más experimentada le enseñaría las reglas y le haría comprender su papel.

En contraste con la esponjosa e hinchada Tama y sus orejas de perro, su cola de perro, su capa con capucha y sus guantes de pata, la chica mágica Ruler era elegante y esbelta en todos los sentidos. Llevaba una larga capa, una tiara brillante y zapatillas de cristal, y portaba un cetro de marfil.

Mientras miraba a Tama, hinchada de orgullo, Ruler desbordaba la confianza y la dignidad de una chica mágica acorde con su atuendo de princesa. Tama se encogió automáticamente en sí misma.

“Ahora bien, comencemos con lo que significa ser una chica mágica.” Ruler se lanzó a dar un sermón sobre cómo una heroína no debe hacer esto y debe comportarse así, y Tama observó aturdida el rápido movimiento de los labios de su mentora hasta que, antes de darse cuenta, la explicación de Ruler terminó.

Ruler miró a Tama a los ojos y le preguntó: “¿Lo entiendes?” “… Lo siento, la verdad es que no.”

“¡Idiota ESTÚPIDA! ¡Imbécil! ¡Escucha cuando la gente te habla!” Gritó Ruler, repentinamente furiosa. A Tama se le llenaron los ojos de lágrimas y se encogió aún más.

Una vez terminada la minuciosa reprimenda, Ruler suspiró. “Bueno, los idiotas como tú son bastante comunes. Por eso he hecho esto.” Sacó un folleto que parecía una guía para una excursión escolar. Era una pila de impresiones grapadas con un dibujo de Ruler, con el bastón en alto, en la portada. El diseño era muy agradable estéticamente, y la ilustración era lo suficientemente buena como para ser confundida con el trabajo de un dibujante o ilustrador profesional de manga. Encima de la ilustración, el título estaba escrito en un tipo de letra grande y cómico.

“El Camino para ser una Chica Mágica.”

“Lee esto y entenderás cómo debemos ser. Lo único que tienes que hacer es recordar todo lo que digo, pero la gente con poca memoria como tú es bastante común. Y el papel de un gobernante es dirigir a las masas ignorantes…”

Ruler comenzó a hablar de nuevo, pero Tama sólo fingió escuchar mientras abría el folleto. Se estaba mareando con sólo mirar las líneas y líneas de caracteres diminutos. “Um…”

“¿Hmm? ¿Qué pasa?”

“No puedo leer la mayoría de estos caracteres kanji… y hay muchas palabras que no entiendo…”

“¡Ignorante! ¡Simplona! ¡Cabeza de chorlito!” Ruler arremetió contra ella como una tormenta, y el templo que las rodeaba gimió bajo sus viles y furiosos gritos. Con una vena en la sien y los hombros agitados por la dura reprimenda, Ruler tomó el folleto de Tama y lo abrió. “¿Y? ¿Qué kanji no sabes leer? ¿Qué palabras no conoces?”

“Um…”

“¡Deprisa; dilo de una vez! ¡No me irrites más de lo que ya estoy!” “U-Um… este… y estas…”

El único sonido en el silencioso y abandonado templo era el crujido del lápiz de Ruler al moverse. Hombro con hombro, las dos se enfrentaban al folleto. Tama señalaba los kanji y Ruler escribía una grafía fonética.

Una vez que la última página estuvo llena, Ruler empujó el folleto hacia Tama. “¿Todo bien? ¿No hay quejas?”

“Oh, sí. Um… no hay quejas. Muchas gracias.”

“Entonces asegúrate de recordarlo todo. Asegúrate de hacerlo. Si no lo haces, me enfadaré.”

Tama miró a Ruler con los ojos entornados. Su mentora parecía increíblemente segura e imponente mientras se cruzaba de brazos y daba un pequeño hmph.

“Ruler… señora.” “¿Qué?”

“Um… eres muy amable.”

“¡C-Cállate! No hay necesidad de eso.” Ruler se sonrojó hasta la punta de las orejas. Resoplando furiosa, cuadró los hombros y salió. Su larga capa se deslizó por el suelo y dejó un rastro de polvo a su paso.

Tama la vio partir con la cabeza inclinada. Su impresión de Ruler había pasado de parecer aterradora a ser definitivamente aterradora, pero también sospechaba que era un tipo de terror ligeramente diferente.

“¿Es realmente una buena persona?”

Pero tuvo la sensación de que tampoco era eso. Con la cabeza todavía inclinada, Tama dudó, incapaz de expresar la idea con palabras.

Después de eso, Ruler convocó a Tama a Ouketsuji en cada oportunidad.

Bajo las instrucciones de Ruler, Tama realizó tareas como la limpieza de todo el templo y la reparación de las zonas dañadas. Tama tampoco era la única que estaba allí en esos momentos: los ángeles gemelos también estaban con ellas. Este par —Minael y Yunael, que habían sido presentadas como los Peaky Angels— obedecían a Ruler sin quejarse ni resoplar. Por su parte, Tama las consideraba un conjunto con Ruler.

Dos días antes, los Peaky Angels habían pedido ver a Tama.

***

“Queremos ser populares. Populares.” “Eso es exactamente lo que no somos, ¿eh, Hermana?”

Habían quedado en la azotea del edificio de la estación de tren. En cuanto Tama llegó, los ángeles gemelos comenzaron a despotricar contra ella. Las dos no decían más que “Ajá” y “Ajá” cuando Ruler estaba presente, y Tama nunca había imaginado que gritarían por algo, así que se sorprendió.

Los Peaky Angels parloteaban de un lado a otro, sin dejar que Tama dijera nada. “Así que conoces esa página web, ¿verdad?” “Como que está lleno de nada más que artículos sobre Snow White.”

“No son más que cosas que hizo la ‘chica mágica de blanco’.” “¿Qué pasa con eso? ¿Hay más de una como ella o algo así?”

“Hay muchos avistamientos de ella.” “No podemos aceptar esto.”

“Sólo una décima parte de las cosas son sobre nosotras, aunque seamos dos.” “Es raro, ¿verdad?”

“Así que pronto habrá una encuesta de popularidad.” “En la página web.”

“Si vamos a ser chicas mágicas y todo eso, queremos ser populares.” “Obviamente, ¿no?”

“Así que hicimos un montón de cosas para tratar de ser populares.” “Eres tan mágicamente genial, Hermana.”

Minael y Yunael le contaron a Tama que habían ideado un plan para aumentar su popularidad mediante multi cuentas. Minael había utilizado su propio teléfono mágico para crear un hilo sobre cómo había sido salvada por los ángeles gemelos, mientras que Yunael había utilizado su propio teléfono mágico para publicar una respuesta de simpatía: “¡A mí también me salvaron! ¡Esos ángeles eran tan lindos!”

Esta estratagema de utilizar los teléfonos de ambas para despertar el entusiasmo por los Peaky Angels se vino abajo por una complicación imprevista: Aunque cada uno de las gemelas tenía su propio teléfono, acabaron apareciendo identificaciones idénticas en los tablones de anuncios.

“¡Tenemos     dos    teléfonos    diferentes!     ¡¿Por    qué    nuestras identificaciones son iguales?!” “¡¿Acaso ambas somos un conjunto?!”

“Cuando nos quejamos de esto a Fav, ¡no se molestó en absoluto!

Sólo dijo: Oh, ¿en serio?” “¡Danos un respiro!”

Por su transparente estratagema, se rieron de ellas, fueron trolleadas y expulsadas de los foros. Su siguiente idea fue utilizar sus antiguos teléfonos normales para rehacer el plan, pero todo el alboroto les había quemado ese puente. Cualquiera que sacara a relucir los ángeles gemelos sería tratado como una multi cuenta.

Mientras tanto, los avistamientos de Snow White seguían aumentando.

“Así que, a este ritmo, las cosas se van a poner muy mal, ¿sabes?” “Realmente mal.”

“Snow White va a ganar por goleada.” “No es bueno.”

“Pensamos en dar una conferencia de prensa.” “Pero aparentemente, si revelas que eres una chica mágica, tienes que renunciar.”

“También pensamos en votar varias veces por nosotras mismas.” “Pero si nos vuelven a pillar, probablemente nos expulsen del sitio.”

“¿Tienes alguna buena idea, Tama?” “¿La tienes?”

“Somos amigas, ¿verdad?”

“Tienes que tener buenas ideas, ¿verdad?”

Los ángeles gemelos se acercaban cada vez más, hasta que la espalda de Tama tocó la barandilla de hierro. Al sentir el frío metal en su espalda, Tama pensó: Realmente no entiendo lo que quieren de mí, pero entiendo que cuentan conmigo.

Cuando Tama había sido una chica normal, ni una sola persona había confiado en ella. Puede que algunos se burlaran de ella o se enfadaran, pero nunca nadie había querido su ayuda. Como mucho, la gente sólo le había pedido que fuera a comprar zumo o que les llevara la mochila de camino a casa.

Desde que se había convertido en una chica mágica, eso había cambiado. La gente le daba las gracias. La gente la miraba con gratitud. La incomodidad y la vergüenza le daban ganas de retorcerse, pero se sentía feliz, lo cual era agradable. Ayudar a la gente hacía que Tama se alegrara profundamente de haberse convertido en una chica mágica. Ahora podía entender, sólo un poco, por qué los que salían en la tele iban por ahí haciendo tantas cosas por los demás.

Y ahora, había otras dos chicas mágicas que confiaban en Tama. Pensaban en ella como una más del grupo. Una de ellas. Amigas. Tama había compartido un vínculo profundo y cariñoso con su abuela, pero ella había sido familia. Tama nunca había tenido amigos ni había formado parte de algo más grande. Por primera vez en su vida, alguien la llamaba parte del grupo y, además, había dos de ellos que dependían de ella.

Los ángeles revoloteaban y agitaban sus alas, con expresiones serias.

“Um… uh… ¿Podrían trabajar muy duro ayudando a la gente?”

“¡Ya estamos trabajando duro!” “¡Snow White está haciendo trampa de alguna manera!” Parecía que no apreciaban su respuesta.

“¿Qué hay de… pedir consejo a Ruler?”

“¡De ninguna manera! ¡No quiero tener que lidiar con una vieja histérica!” “¡Es tan molesta!”

“Si alguna vez tenemos la oportunidad, haremos que nos la pague con intereses.” “Me encantaría ver la expresión de su cara.”

“Probablemente se vería muy ofendida.” “Totalmente mortificada.”

“¡Es horrible! Un día, quiero bajarle los humos.” “¡Sí, es tan engreída!” Las dos soltaron sin esfuerzo un torrente de improperios hacia Ruler. Tama había supuesto que hacían lo que decía Ruler porque les gustaba, pero parecía que no era así.

Tama se sintió un poco triste. “Um… si le piden consejo… creo que las escuchará, sin embargo…”

“¡De ninguna manera!” “¡Olvídalo!” Evidentemente, no querían pedir la ayuda de Ruler, fuera como fuera. Tama tenía el presentimiento de que si insistía más en esa sugerencia, se convertiría en el blanco de su ira, así que cerró la boca.

Independientemente de lo que los dos ángeles pensaran del silencio de Tama, la presionaron para que respondiera. “¿Se te ocurre algo? ¿Se te ocurre algo?” Le preguntaron mientras le tiraban de las mangas y le sujetaban las manos. Tama era una estudiante de escuela media, y Minael y Yunael tenían el tamaño de niñas; Tama era más grande, pero como la superaban en número dos a uno, la forma en que la acorralaban daba bastante miedo. Mirando de cerca, Tama pensó que las dos no parecían ni siquiera parpadear, lo que las hacía aún más aterradoras.

Tama sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas y apartó la mirada. Desde lo alto del edificio de la estación se veían muchas cosas: gente, gente y más gente caminando a paso ligero por la calle, un árbol de ginkgo meciéndose con la brisa, automóviles entrando y saliendo del aparcamiento de un salón de pachinko, las grandes vallas publicitarias digitales frente a la estación. En la pantalla, una famosa ídolo que Tama reconoció estaba cantando y bailando.

Algo se le pasó por la cabeza. Fue un destello de perspicacia, posiblemente el primero en su vida. Gritó: “¡Podrían hacer un vídeo promocional!”

***

La competición en la encuesta de popularidad estaba llegando a su punto álgido.

Estaba la chica mágica de blanco, que contaba con un número abrumador de avistamientos, y luego estaban los ángeles gemelos, cuya popularidad se disparó de repente cuando alguien subió a un sitio de streaming un vídeo titulado “Dos ángeles en vuelo tomados de la mano.” El apoyo y los votos de los fans de ambas lo convirtieron en una competición reñida que durante mucho tiempo fue objeto de debate en el sitio.

El apoyo a la chica mágica de blanco fue tan amplio como arraigado, y al final alcanzó el primer puesto por un pelo, mientras que los ángeles gemelos obtuvieron un frustrante segundo puesto.

Oh, los Peaky Angels seguro que se desquitarían con Tama. Gritarían que habían perdido por culpa de su estrategia. Creyendo en lo más profundo de su corazón que así sería, Tama arrastró sus pesados pies hasta la parte superior del edificio de la estación, donde debían reunirse. Allí fue recibida por los ángeles, que parecían sorprendentemente alegres.

La pareja extendió sus manos. Minael tomó la derecha de Tama, mientras que Yunael tomó la izquierda, y estrecharon ambas manos vigorosamente. “¡Wahoo! ¡Bienvenida, amiga!” “¡Hemos quedado segundas, segundas! ¿Has visto la página web?”

“Oh, sí.”

“¡Nos han hecho muchos cumplidos!” “Ese gran plan del video realmente funcionó, ¿eh?”

Aunque lo habían llamado “vídeo promocional”, sólo había sido un simple proyecto filmado por Tama con una cámara de vídeo casera y editado por Minael y Yunael en su computador. Con Tama obligada a ser operadora de cámara por primera vez, el proceso de filmación había estado lleno de fallos: caídas, quedarse sin batería y cometer errores con la cámara. Sin la estabilización de la imagen, nunca habrían conseguido montar el vídeo.

“¿E-Eso creen?”

“Y Fav dijo: Eso no es técnicamente romper las reglas, pon.” “¡Esta vez sí se la jugamos!”

Parecían contentas. Tama respiró aliviada.

“Bien, entonces juguemos un poco de Momotetsu de celebración en nuestro escondite.” “¡Sí, vamos!”

“¿Eh?”

“Tenemos un escondite que daría un susto hasta a Ruler, la primera vez que lo vea.” “Sí, sí.”

“¿Eh? ¿Eh?”

“Si pierdo, te invito a cenar mañana.” “¡Genial!” “¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?”

Cada uno de los ángeles se agarró a uno de los brazos de Tama y se elevó en el aire con ella a cuestas. Se podría pensar que, al volar tan juntas, sus alas chocarían entre sí, pero subieron en espiral sin ningún problema. La multitud que caminaba por debajo se redujo aún más. Los vientos eran fuertes en las alturas, y Tama no podía soportar abrir los ojos. Era aterrador, pero también en cierto modo divertido.

“Bien, entonces. Un juicio de diez años, ¿no?” “Sin impedimentos.”

Parecía que Tama aún tenía mucho que aprender.